Suyo
La luz de un nuevo día se hizo presente, Jimin se levantó y frotó sus ojos, tenía mucho sueño, la noche anterior apenas y había logrado conciliar el sueño, aún podía creer que había hablado con el rey por horas, y que esté le permitió ver su rostro sin temor a morir, se sentía eufórico.
Aunque nadie debía de enterarse, su plática con el rey sería su secreto. Con eso en su cabeza, se preparó para comenzar sus tareas del día, justo cuando terminaba de andar su hanbok unos suaves toques en su puerta la detuvieron.
—Señora buen día —saludó al ver a la sangui principal del rey y que era la misma que mandaba sobre todos los demás empleados del palacio.
—No se qué bien hiciste en tu vida pasada hijo, pero está te está comenzado a favorecer —le dijo la mujer en tono serio pero lleno de alegría.
—¿A qué se refiere? —preguntó Jimin confundido.
La sangui entró a la habitación y cerró tras de ella.
—El rey ha ordenado que seas ascendido, a partir del día de hoy dejas de ser un simple sirviente, serás llevado a los aposentos reales y servirás en exclusiva al rey, a partir de este momento, nadie tiene permitido tocarte, ni hablarte, si el rey no lo permite. A partir de ahora le perteneces solo a él.
La comprensión de lo que estaba sucediendo golpeó a Jimin, el rey… el rey lo acababa de convertir en su concubino.
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El palacio bullía ante la novedad, nunca antes un hombre se había convertido en concubino, y mucho menos aspirar al trono, pero también sabían que si Jimin había sido elegido por el mismo rey algo especial había en él y no debían discutirlo jamás.
Después de ser trasladado a la que sería su nueva habitación, y cambiado por una ropa más fina y elegante, Jimin fue llevado a las habitaciones reales, esa noche sería su primera noche con el rey.
Decir que estaba nervioso era poco, no sabía qué esperar o que esperaba el rey de su parte, pero sí sabía que su corazón estaba más que complacido de haber sido elegido, algo que nunca pensó que sucedería.
Cuando entró a los aposentos del rey quedó maravillado de lo hermosa que era, pero también de lo cálida, el rey se encontraba sentado al frente suyo, la mesa estaba servida, pero se puso de pie al verlo, nuevamente no llevaba su máscara y eso de alguna forma lo hacía sentir especial, sabía que poco eran los que lo veían si ella y ser uno de esos pocos era increíble.
—Espero que tus habitaciones sean de tu agrado —comenzó diciendo poniéndose muy cerca suyo y un escalofrío recorrió su cuerpo.
—Yo… si, gracias mi señor
—Jungkook —dijo de pronto y Jimin no supo qué hacer.
—¿Qué?
—A partir de hoy puedes llamarme por mi nombre cuando estemos solos, así como yo podré llamarte por el tuyo —dijo de forma dulce y el corazón de Jimin dió un vuelco.
—Sí señ… Jungkook —dijo ganándose la aprobación del rey.
—Ahora comamos, después hablaremos —ordeno y Jimin asintió.
La cena fue tranquila, hablaron de algún par de cosas triviales y los nervios de Jimin aumentaban a cada segundo, para cuando el último plato fue recogido y Jungkook se puso de pie y extendió su mano para llevarlo hasta la cama, no sabía cómo debía de actuar.
—Tranquilo, para esto no hay reglas, además solo es algo que sabremos tú y yo. Pero primero hablaremos, ¿sí?
Jimin asintió incapaz de poder articular palabra.
—Jimin se que tú aceptarás cualquier cosa que venga de mí por ser el rey, pero no quiero que confundas las cosas, ayer cuando hablamos en el claro, hubo algo en tí que me hizo sentir tranquilo y en paz, todo tú tienes una luz que mantiene a raya mi oscuridad, eres un ángel que de forma egoísta he tomado solo para mí. Sabes que mi deber es dar un heredero, pero te prometo que no habrá nadie por encima de tí —le dijo y Jimin se sentía flotar.
Por ley no podía ser rey eso era absurdo, debía de haber una reina, pero Jungkook estaba declarando que no la habría, solo sería él, debía tomar a alguna concubina pero jamás sería más que él mismo.
—Jungkook, no sé si lo merezca, yo no soy tan perfecto como dices, y además las leyes dicen que debe de haber una reina —dijo aún negándose a aceptar que la vida le estuviera sonriendo de tal manera.
Jungkook sonrió por segunda vez frente suyo y acunó su rostro entre sus manos.
—Las leyes las hago yo mi pequeño ángel de luz —le dijo antes de tomar sus labios en un beso sellando así su juramento, y reclamando su poder sobre él, ahora le pertenecía a Jeon Jungkook.
✨✨✨
Recuerden que la historia está ambientada en la era Joseon y no es mpreg, estoy tratando de mezclar la realidad con la fantasía, así que no quiero quejas porque Jimin no será oficialmente rey y solo será un concubino, y que Jungkook se acostara con una mujer por un hijo, ok.
Ahora porque aquí también se aprende las Sangui eran las damas de la corte de mayor rango y tenían autoridad sobre todos los empleados de la corte, es decir una ama de llaves de la antigüedad jejeje.
Dato sacado de San Google.
También les adjunto una imagen de Jimin para que se den una idea de como luce.
Nos leemos bellezas ...
Besitos 😘😘😘
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