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"En esta noche sin ti, me siento vacío."
― Starry Night (Mamamoo)
Abrió las puertas de ingreso del Hospital en par en par y corrió por el ancho pasillo hacia la Recepción, donde le preguntó a la enfermera a dónde habían trasladado a las víctimas del accidente en el que HeeSeung estaba presente.
Ni bien le dijo, corrió por los pasillos y subió las escaleras hasta el tercer piso, empezando a caminar a la habitación 3-1.
―¿Estás listo?
―Sí, NamJoon. ―lo observó y su vista pasó a la puerta que dividía a los tres.
SeokJin suspiró y abrió silenciosamente la puerta, encontrando a HeeSeung recostado en la cama con una intravenosa conectada al brazo y con un pequeño trozo de gasa colocado en la frente.
Con una mano en su pecho y la otra sosteniendo fuertemente el colgante que NamJoon le dio, avanzó por la habitación hasta colocarse al lado de HeeSeung y sentándose en la silla colocada al lado de la cama.
Su Astro sólo los observaba desde el marco de la puerta sin decir ni hacer nada; tal vez no conocía a HeeSeung, pero era una persona especial para SeokJin y haría lo que sea con tal de ver a SeokJin feliz, si es que eso le costaba su alma.
Las estrellas viven miles de millones de años y, si la estrella es más grande, su periodo de vida será más corto. Desgraciadamente, para NamJoon, su vida acabará en muy poco tiempo porque es el Astro más grande de los otros y ya ha vivido muchísimos años; una información que no quiere revelarle al único humano que lo hizo sentir más vivo que siempre.
Cuando salió de sus recuerdos, observó a SeokJin tomando la mano de HeeSeung, mientras éste recién despertaba y le sonreía.
Y NamJoon sonrió mientras lloraba.
―Oh, Hyung. ¿Es él? ―señaló a la puerta y SeokJin volteó, sin encontrar a NamJoon en la puerta
―¿Q... quién era?
―Su Astro. ¿No dijo eso?
Quería afirmarle y decir: Sí, tienes razón; lo es. Pero recordó lo que NamJoon le dijo y respondió: ―Oye, tú sabes que hay días en los que estoy loco.
―O sea, ¿eso fue producto de su imaginación?
―Jaja, sí. Qué loco, ¿no?
―Disculpe señor, pero debemos hacerle unos exámenes al paciente. ―interrumpió una enfermera que entró con una libreta que reposaba en su brazo.
―Bien. ―y observó a HeeSeung.
―Oiga, voy a estar bien. ―con la ayuda de la señorita, HeeSeung se subió a la silla de ruedas y le retiraron la intravenosa, trasladándolo por el pasillo y perdiéndolo de vista entre los demás pacientes que andaban recorriendo el lugar. HeeSeung, antes de perder de vista a su Hyung, miró atrás y se despidió de él, sonriéndole y alzando una mano.
SeokJin hizo lo mismo y, segundos después, ya no lo vio. Y bajó su vista hacia el colgante, colocándoselo en su cuello y empezando a sobajearlo con sus dedos por los nervios de no encontrar a su Astro.
―Ay NamJoon. ¿En dónde estás?
―¿Me buscas?
El chico alzó la vista rápidamente y lo observó de pie, frente a frente. No lo pensó dos veces y corrió entre el personal para saltar a sus brazos y darle un gran abrazo.
―¿Dónde estabas? ¿Por qué te fuiste sin decirme nada? Me tenías preocupado... ―lo observó y desenredó sus piernas del torso de NamJoon rápidamente―. Bueno, es que te fuiste repentinamente y... sí, me asusté por eso y...
―¿En serio te he preocupado?
―Sí... ¡Digo...! No. Pero un poquito.
sonrió― Gracias por llamarme, SeokJin. ―alzó la mano en señal de despedida y se fue por el pasillo, desapareciendo entre las personas.
El otro sonrió y llevó su mano al pecho, sintiendo su corazón latir con fuerza.
-------- ≪ °✾° ≫ --------
Pasó el tiempo y HeeSeung se fue recuperando exitosamente, SeokJin se encargó de pagarle sus tratamientos y firmó los papeles que le correspondían. Y podría decirse que el chico tiene doble vida.
Por las mañanas se la pasaba todo el día con HeeSeung, hablando de cosas triviales y revelando datos curiosos de cada uno. Mientras que por las noches se la pasaba al lado de NamJoon, un chico-estrella que tiene buenos gustos musicales, lee, escucha a su Enana Negra y lo hace sentir feliz.
―Abre la boca.
―No voy a comer eso. ―apartó su vista de él y observó a la calle.
―Anda, es rico. Pruébalo. ―le acercó la cuchara llena de miel con ajo.
―Comer esto no estaba en mi contrato. ―tomó un sorbo de café.
―Ah, ¿así que soy un contrato para ti?
―Me refiero a que los dioses no me dijeron de esto.
―Bueno, yo recién descubrí mis gustos por esto. Prueba. ―acercó más la cuchara.
―¡No! ―se cruzó de brazos y apretó los labios.
―Niño malcriado.
―¡¿Me llamas niño?! ¡¿Y encima malcriado?! ―se levantó del asiento―. ¡Yo no he pasado 7 mil millones de años ayudando a las personas a sanar sus heridas del corazón para que tú vengas a decirme Niño Malcria...! ―y sintió cómo un artefacto de metal con miel y ajo estaba dentro de su boca; después, sólo los alimentos estaban siendo digeridos por la boca.
―Bon appetit.
NamJoon puso muchas caras de asco mientras se sentaba y, de un momento a otro, estaba evitando botar lo que SeokJin le había dado de comer.
―Vas a tener que pasártelo, tarde o temprano. ―se llevó una cucharada más.
NamJoon sintió que vomitaría, pero tal como dijo SeokJin, se lo tragó. Y para calmar ese sabor, bebió toda la taza de café que tenía al frente.
―Es rico, ¿verdad? ―le sonrió.
―No... no lo es.
―¡Ay! No seas un niño quejumbroso.
―Te quiero llevar a la playa. ¿Sí? Quiero perder este sabor que me sigue atormentando.
―Te acepto lo que la playa, pero... ¿sabor que te atormenta? Es rico ―sacó su billetera y colocó el dinero en la mesa―. Te espero allá. ―y salió de la cafetería.
―¿Qué? Debes venir conmigo. ―se levantó rápidamente y lo persiguió.
Cuando al fin pudo alcanzarlo, lo tomó de la mano y empezaron a caminar hasta llegar a su destino, mientras hablaban de la vida de SeokJin.
―Quiero conocer a tus padres. ―y el chico se detuvo.
―¿En serio?
―Sí, quiero hacerlo...
―No. No puedes. ―apretó su mano.
―Pero... ¿por qué no?
―Porque ellos... ambos...
―No me lo digas. Ya tengo idea de lo qué pasó. Se ve en tus ojos. Lo siento mucho. ―extendió los brazos y SeokJin empezó a acercarse lentamente a él, hasta abrazarlo y llorar en su pecho.
Mientras NamJoon masajeaba su espalda, se transportaron a la playa y lo soltó, para tomarlo de la mano y avanzar hasta la orilla del mar.
―Llegamos.
El chico de grandes labios se limpió los ojos y suspiró sonriendo; se metió al mar con lentitud y empezó a jugar con el agua. NamJoon lo observó desde la arena y se sentó en ella, sonriendo porque su Enana Negra empezaba a cambiar de color y pronto ser una Enana Blanca.
Verlo le gustaba más que a una noche repleta de estrellas, el tiempo que pasaba al lado de él lo había hecho sentir como un humano; nunca creyó que pensaría esto, pero ¿cómo sería vivir como humano sin tener que esconderse de los demás?
Cerró los ojos por un momento y recordó todos los instantes que pasó al lado de él. Toda la semana en la que HeeSeung se iba recuperando, siempre observaba a SeokJin sonreír y correr a abrazarlo para ir a la playa y pasar toda la noche juntos.
―¡Ey! ¿Quieres venir? ―SeokJin le sonrió.
―No, estoy bien. Ya me debo de ir. ―se levantó de la arena.
―¿Tan temprano? Recién son las 2:15 de la madrugada.
―Por esa razón. En la mañana debes ver a HeeSeung y a su familia.
―Oh, cierto. Entonces, ¿qué te parece si esta vez yo te espero en la playa?
―Sí, sería buena idea. ¿Te llevo? ―lo abrazó por la cintura.
―Jaja, por favor.
SeokJin lo abrazó fuertemente y NamJoon se encargó de transportarlo al interior de su apartamento.
―Bueno, llegamos... ¡Wow! Tu apartamento es muy bonito.
―¡Ja! Aunque sólo son unos muebles, escritorio, cocina... Bueno, lo básico para vivir, ¿no crees?
―Supongo. Veo que te gusta el rosa.
―Antes lo ocultaba con el rojo. Siempre me molestaban por gustarme ese color; pero desde que conocí a HeeSeung, ese muchacho me hizo cambiar de pensamientos y ahora me siento orgulloso de que me agrade el color ese. Jeje.
―Jaja, es algo divertido y único. Ya debo de irme.
―Aish, cómo quisiera que te quedes todo el día conmigo.
―Igual yo. Adiós. ―alzó la mano y desapareció en un destello de luz azul.
―Bye~ ¡Ay! Lo amo demasiado. ―saltó de felicidad y derramó lágrimas de felicidad.
-------- ≪ °✾° ≫ --------
―Hyung, ya debe de dejar de venir. Apuesto a su salario ha bajado y usted está demasiado cansado.
―¿Desde cuándo me tratas con mucha formalidad? ¿Qué mosco te picó?
―Ninguno, sólo espero una araña para ser Spiderman.
―No, no lo serás. Y ¿cómo vas con tu tratamiento? Ahora te desplazas en muletas.
―Voy mejor... ―se quedó en silencio por unos segundos―. Gracias, mi familia también está mejor. ―dijo con sarcasmo.
―Jaja, ya, no te enojes. Por cierto, ten. ―le extendió un taper.
―Oh, ¿qué es? ―lo abrió y casi grita por la sorpresa que le dio SeokJin―. Hyung, gracias.
―De nada, Amante del Ramen.
―Es que es rico.
―Je, en tu habitación dejé más PARA TU FAMILIA, comparte con ellos, ¿me dejé entender?
―¡Señor, sí señor!
―Ah. Ya me debo de ir. Saludas a tu familia de mi parte, ¿sí?
―Bueno. Cuídese mucho.
SeokJin salió del hospital y caminó hasta la playa para esperar a NamJoon y poder regalarle lo que le llegó a comprar.
Antes de visitar a HeeSeung, pasó por una joyería y compró una pulsera con una estrella en ella. Esa noche tenía planeado darle la pulsera de manera tierna, primero iba a invitarlo a bailar y, durante esa sesión, le pondría la pulsera y lo abrazaría por la espalda, confesándole todo lo que siente por él.
Tal vez sea algo cursi, pero realmente quería decirle lo que siente por él y decirle lo que le transmite cuando está a su lado.
Cuando observó su reloj, se apresuró y empezó a correr porque no quería llegar tarde a su cita especial.
Llegó a la playa y se sentó en la arena a esperarlo, mientras revisaba su reloj desesperadamente y se fijaba en el mar.
Hasta que sintió una gota caer sobre su nariz, alzó la vista al cielo y observó las nubes estar sobre Seúl, amenazando con llover.
―¡Oh, vamos! ¡¿Es en serio?! ―se sentó amargadamente y volvió a ver su reloj―. Tranquilo SeokJin, calma. No te desesperes, quizás ocurrió algo. Esperaré hasta las 9 y 18.
Y, tal como lo dijo, esperó. Empezó a llover y se cubrió con su terno.
El tiempo pasó lentamente y SeokJin empezó a entristecerse; realmente quería verlo.
―NamJoon, ¿dónde estás?
La hora sobrepasó el tiempo que él estableció y no había rastro alguno de NamJoon. Empezó a desesperarse.
―Generalmente vienes a las 9 de la noche ―observó su reloj y éste indicaba las 9:45―, y ya pasó mucho tiempo ―abrazó sus piernas―. ¿En dónde estás?
Tocó el collar que NamJoon le regaló y empezó a frotarlo pues, era la única manera en la que podía llamarlo sin usar un teléfono. Lo frotó 4 veces y volteó a ver en todos los lugares, pero no había nadie.
El frío empezó a golpear el cuerpo del chico y, a cada instante, empezó a debilitarse. Retiró su terno de la cabeza y se lo colocó, sin importar que la lluvia le siguiera cayendo en la cabeza y el cuerpo. Abrazó sus piernas y empezó a cantar en silencio, mientras lo seguía esperando.
El tiempo pasó, al igual que la lluvia; SeokJin seguía dormido en la arena con el collar en manos, hasta que una pequeña ráfaga de viento lo hizo despertar, se frotó los ojos y observó una silueta en frente de él.
―¿Na... NamJoon?
―No.
―¿Quién es... quién eres?
―El Astro Mayor. ―pero era más joven de lo que aparentaba; rostro de porcelana, cabello castaño con mechas rubias, ropa demasiado casual, alto y delgado, pero con una actitud seria y fría.
―¿Sabes dónde está NamJoon? ―se levantó rápidamente.
―Penalizado.
―¿Qué?
―Es cierto que nosotros, los Astros, nos encargamos de llenar el vacío del corazón de un humano, pero hay varias maneras para hacerlo, y amar a uno de ustedes no es la opción.
―¿Volverá?
―Si dejas de amarlo, sólo lo verás para despedirte de él. Su tiempo ya está llegando a su fin. ―con las manos en su espalda, se dio la vuelta y se alejó de él.
―Dejar... ¿de amarlo? ―cuando alzó la vista hacia el Astro Mayor, éste había desaparecido.
SeokJin no le hizo caso y empezó a caminar por toda la playa, buscando con la mirada a NamJoon; gritó por todas partes y no hubo respuesta, sobajeó el colgante y su Astro no apareció; y poco a poco empezó a creer en lo que le han dicho.
Pero no se dio por vencido; siguió y siguió, aunque sus esfuerzos fueron en vano.
Agarró la pulsera que estaba en la arena y se fue a su apartamento con un aura decaída y triste.
Abrió la puerta de su hogar, dejó la pulsera en la mesa y fue a su habitación a descansar de todo lo que le ocurrió esta noche, mientras empezaba a llorar por la inasistencia de NamJoon y la explicación a todo esto, quedándose dormido de tanto llorar.
-------- ≪ °✾° ≫ --------
―Hyung, ¿se encuentra bien?
Y con la mirada en el suelo, le respondió: ―Estoy bien.
―No, no lo está ―lo tomó de los hombros―. ¿Qué pasó? ¿De qué está así?
―Tranquilo ―lo observó a los ojos y sonrió, mientras una lágrima caía por su mejilla―, estoy bien. No te preocupes por mí.
―Venga, siéntese ―lo ayudó a sentarse en su cama―. Cuéntelo, por favor. Así se sentirá mucho mejor.
―HeeSeung ―empezó a llorar con más fuerza―, tengo que dejarlo.
―¿A... a quién?
Puso sus manos en su rostro y lloró desconsoladamente, abrazó sus piernas y lloró sobre ellas. HeeSeung se levantó con sus muletas y cerró la puerta de su habitación junto con las ventanas y cortinas, luego volvió a sentarse al lado de su Hyung y lo abrazó.
―Tranquilícese, por favor. Me duele verlo llorar porque recuerdo a Sunoo llorando frente a sus padres difuntos.
¿Por qué siempre soy yo el que debe de sufrir? ¿Por qué la vida me hizo alguien tan débil? NamJoon, te necesito. Por favor. Cúrame esta herida que me está haciendo sufrir.
Ya no tenía ganas de nada, ya no quería seguir fingiendo estar bien; cuando pudo estar mejor de tanto llorar, no pudo evitar contarle sobre NamJoon. Al principio, HeeSeung se molestó porque le había mentido, pero después siguió escuchando la historia que SeokJin le contó y entendió porqué le debía ocultar a todos que existía NamJoon.
El tiempo pasó, al igual que el momento para las visitas de los pacientes; SeokJin se levantó de la cama, se despidió de Hee y salió del hospital con dirección a la playa, aún tenía esperanzas de encontrarlo.
Cuando pisó la arena, se dejó caer de rodillas y empezó a llorar en silencio.
Alzó la vista al cielo y gritó: ― ¡¿Por qué te lo llevaste?! ¡¿No ves que estoy muy solo?! ¡Sólo quiero alguien en mi vida, una persona que me ame y no me deje como el desgraciado de Han TaeJin! ―y lloró más fuerte―. ¡NamJoon, te necesito!
―Llorar no hará que vuelva.
Bajó rápidamente la mirada y observó al mismo tipo de las noches anteriores.
―¿Qué quiere? ¿Dinero? ¿Ropa? Ya deje de molestarme, ¿no ve que él no está acá? Si hubiera estado a mi lado, no estaría viéndome así.
―Ay, los humanos. Son tan... ciegos...
―Ciego usted, porque no sabe qué es amar, no sabe cuán feliz es un humano que recibe amor por parte de otra persona. Y eso es lo que yo quiero ahora...
―E interrumpen a los demás. Debiste haberme dejado terminar de hablar. Aish ―pasó sus dedos por sus cabellos―, lloras desconsoladamente cada noche y siempre llevas contigo esa simple pulsera. Huh, tus llantos son honestos, nunca en mi larga vida he visto a un humano llorar por alguien que realmente ama. ¡Fiu! Anda y háblale rápido, que su vida va a acabar dentro de unos minutos. ―se agarró la nariz con sus dedos y se dio la vuelta.
SeokJin trató de procesar lo que le dijo. ¿Va a acabar su vida?
―¿Su vida... terminará?
―Sí, ya no tengo tiempo.
Volteó y lo observó de pie mientras dejaba deslumbrar sus lindos hoyuelos que lo caracterizaban, corrió hacia él y saltó a sus brazos, llorando sobre su hombro.
―¿Por qué te fuiste todos estos meses? ¿No sabes que he llorado demasiado por ti?
―SeokJin...
―¿Es cierto? ¿Morirás?
―Jin... yo soy el único Astro que ha vivido por millones de años, y mi luz se está apagando. Tú has sido mi primera y única misión que me encargaron, y no me arrepiento de nada.
―Quiero que te quedes conmigo, por favor.
―Yo también quisiera, pero me estoy apagando. ―y tal como lo dijo, empezó a desvanecerse, aunque no sea muy notorio.
―¿Irás a algún lado? ―y recibió como respuesta a NamJoon señalando el cielo lleno de estrellas―. ¿Ya no... bajarás como un humano?
―No, ya no. Lo siento.
―Respóndeme una pregunta... bueno, dos preguntas antes de irte. ¿A dónde te ibas todos los días?
―Al cielo. Tenemos prohibido estar en la Tierra mientras el sol alumbre el lugar que nos asignaron. ―sonrió inocentemente.
―NamJoon... ―agachó la mirada de vergüenza―. Yo... ¿Yo te gusto?
Tomó las manos del contrario y las puso sobre su pecho.
―¿Lo sientes? ¿Sientes mi corazón latir?
―Sí... ―habló en un hilo de voz.
―Es porque me descontrolo cuando te veo. SeokJin ―lo abrazó por la cintura―, gracias por hacerme sentir un humano. Eres lo mejor que me ha pasado.
SeokJin sonrió con lágrimas en sus ojos y rodeó su cuello. NamJoon sintió un movimiento en su muñeca y se separó rápidamente de SeokJin, observando el curioso artefacto que tenía cerca de su mano.
―Wow, esto... esto es muy bonito... Oh, vaya. ¿Por qué me siento así? ¿Qué... qué es lo que siento?
―Emoción. Estás emocionado porque la persona que te gusta te dio un regalo. Porque te di una pulsera.
―SeokJin ―lo observó―, prométeme que no llorarás en noches como ésta, porque estarías llorando al frente mío. Y quiero que disfrutes de estas noches, te estaré vigilando desde allá arriba.
―Lo prometo.
NamJoon pasó su brazo por la cintura del otro y lo apegó más a él, lo abrazó y le dio un beso. SeokJin entrelazó su mano con la de su Astro y se centró en el beso que ocurría entre los dos.
El reloj de una Iglesia cercana marcó las 12 y NamJoon empezó a desaparecer. Hubo otra campanada y el chico se iba desvaneciendo. A la tercera campanada, NamJoon apartó sus labios de los de SeokJin y sonrió por última vez, para desaparecer por completo de su vida.
El otro se tapó el rostro rápidamente y empezó a llorar fuertemente mientras caía en la arena y volvía a sufrir como lo hacía todas las noches desde que él se fue.
-------- ≪ °✾° ≫ --------
Los días, semanas y meses transcurrieron de manera lenta, estaba a tan sólo unos segundos para que la partida de su Astro sea de un año. Pisó la arena y se sentó sobre ella, para echarse más cómodamente.
―¿Aquí lo vio por última vez?
―Sí.
―¿Y cómo sabe que fue a esta hora que él partió?
―Sólo escucha.
HeeSeung se quedó en silencio y colocó sus brazos bajo su cabeza, imitando a SeokJin. Y el reloj de esa iglesia marcó las 12; HeeSeung observó de reojo a su Hyung y éste estaba llorando en silencio.
―Él dijo que no llore en noches como éstas, ya que estaba llorando frente a él...
―Lo sé, es que... no puedo evitar sentirme mal cada noche de estrellas.
HeeSeung decidió no hablar más, observó el cielo y cerró los ojos, pero los abrió rápidamente cuando sintió una botella caer sobre su rostro.
―Voy a matar al tipo que... ¡Oh! Hyung, esta botella es para usted. ―le extendió el objeto.
―¿Uh? ―se sentó y se percató en el interior de ésta, una hoja con el nombre de SeokJin en ésta.
Abrió la botella y dejó caer la hoja que, más bien, era una carta. Y empezó a leerla.
―¿Qué dice? ¿De qué trata?
SeokJin suspiró con felicidad y le entregó la carta para que la lea.
―Uy, entonces... mejor me retiro. Lo espero en el auto, ¿le parece? ―y, sin recibir una respuesta, se levantó velozmente y se dirigió al vehículo.
SeokJin se levantó rápidamente y empezó a buscar con la mirada al causante de la carta en la botella.
HeeSeung estaba observando todo y casi pegó un grito cuando lo vio.
―Hola.
Volteó rápidamente y lo abrazó, rodeando sus piernas en el torso del contrario. Al parecer, se le concedió una oportunidad de ser feliz y, aunque ésta oportunidad decía que sólo podía verlo una vez al año, ya no lloraría por su ausencia.
―La llevas puesta. ―sonrió.
―Tú también.
―Es que no pude olvidarte. ―dijeron a la vez.
Cuando unieron sus labios, HeeSeung encendió las luces altas y bajas del auto y la sombra de la pareja se reflejó en el agua, sacó su celular y tomó varias fotos. Al fin conoció al chico que hacía suspirar a su Hyung.
Y los tres sonrieron, porque, por un momento, podrán ser más felices que los días del pasado.
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