❨𝟎𝟏❩┊❛ that cloudy night
📆 SEPTIEMBRE 17, 2019
🌸 OUTER BANKS - CONDADO DE KILDARE
📍 CASA DE JULIET
˖⋆࿐໋ 🎧 𝖆 𝖑𝖊𝖆𝖕 𝖔𝖋 𝖋𝖆𝖎𝖙𝖍 🌊 ✩°。⋆⸜ ˙✧˖
La tormenta rugía con furia sobre Kildare, como si el cielo estuviera desahogando toda su cólera sobre la pequeña isla. Las calles brillaban bajo la luz tenue de los faroles, reflejando los charcos que se acumulaban en los adoquines, y el viento cortante llevaba consigo un frío que calaba hasta los huesos. Juliet sentía que ese día era un reflejo perfecto de su estado de ánimo. Al llegar a casa y encontrarla vacía, experimentó una efímera sensación de alivio. No necesitaba explicarle a nadie lo terrible que había sido su día ni lidiar con las preguntas habituales de su madre. Todo lo que deseaba era perderse en el silencio de su habitación, lejos del caos exterior.
El clima había sido un recordatorio constante de su mal humor. Desde la mañana, el frente frío había traído consigo nubes densas y una lluvia incesante que no daba tregua. El viento silbaba entre las casas, sacudiendo los árboles y haciendo que las ventanas vibraran. Juliet salió más tarde del trabajo de lo usual, después de aceptar cerrar el turno cuando su compañera pidió salir antes. Aunque en ese momento no le pareció gran cosa, el fastidio se acumuló rápidamente cuando, al intentar asegurar el candado de la puerta, este se atoró. Después, como una cruel broma del destino, un coche pasó a toda velocidad junto a la acera, lanzándole un chorro de agua que la empapó completamente.
Para cuando llegó a su hogar, con el cabello pegado a su rostro y la ropa húmeda adherida a su piel, la paciencia de Juliet estaba al borde del colapso. Mientras cerraba la puerta tras de sí, el sonido de la cerradura hizo eco en la casa vacía, y la soledad, que en un principio había parecido reconfortante, comenzó a pesar. Su pecho se sentía apretado, como si el estrés y la frustración del día formaran un nudo imposible de deshacer.
Caminó directamente a su habitación, ignorando el goteo que sus zapatos mojados dejaban en el suelo. Mientras conectaba su teléfono para cargarlo, revisó las notificaciones. La conversación grupal con sus amigos estaba activa como siempre. John B discutía sobre surfear al día siguiente, y Pope protestaba por la idea con sus habituales argumentos lógicos. Sin embargo, lo que llamó su atención fue la actitud inusualmente distante de JJ. Había respondido únicamente con dos mensajes breves, algo completamente ajeno a su personalidad. Él solía ser el alma de esas conversaciones, especialmente cuando se trataba de bromear con John B o retarlo a hacer algo imprudente.
El ceño de Juliet se frunció. Algo no encajaba. Apagó la pantalla y sacudió la cabeza, intentando convencerse de que probablemente JJ estaba cansado o distraído. Decidió no darle mayor importancia por el momento. Se dirigió al armario, sacó una manta gruesa y suave, y la extendió sobre su cama. Planeaba tomar una ducha caliente y refugiarse bajo las mantas hasta que el sonido de la lluvia la arrullara.
Mientras se acomodaba en la cama, un ruido inesperado la sobresaltó. Golpes en la puerta principal resonaron, apenas audibles bajo el murmullo constante de la tormenta. Sus padres no regresaban hasta las 11:30 de la noche, y el reloj apenas marcaba las 9:15 pm. Frunciendo el ceño, se levantó con cautela, el eco de sus pasos en el suelo de madera llenando el vacío de la casa.
Cuando abrió la puerta, se encontró con una figura que le resultaba dolorosamente familiar. JJ estaba de pie bajo la lluvia, empapado de pies a cabeza. Su chaqueta de cuero colgaba de sus hombros como un peso muerto, y su cabello rubio estaba completamente pegado a su rostro. Sus ojos, generalmente llenos de chispa y travesura, ahora estaban apagados, llenos de una tristeza que Juliet no podía entender.
— JJ, pensé que no nos veríamos hasta mañana en casa de John B — murmuró Juliet mientras se apoyaba en la puerta y se apartaba para dejarlo entrar. Pero cuando notó que él no tenía intenciones de hacerlo, frunció el ceño, preguntándose qué le sucedía internamente. La luz del porche iluminaba a JJ, resaltando las gotas de agua que caían de su cabello rubio, cada una de ellas pareciendo acentuar el peso de lo que estaba por decir.
Pasaron solo unos segundos para que el ambiente se volviera incómodo. JJ permanecía en el mismo lugar, respirando rápidamente, y Juliet pudo ver la duda en su mirada, pero también la determinación de lo que estaba por venir. El viento soplaba con más fuerza, haciendo que la puerta se moviera ligeramente en sus bisagras, creando un sonido chirriante que solo añadía más tensión a la escena.
— Terminamos —, fue lo que dijo de sopetón y con firmeza, dejando a Juliet completamente sorprendida. La palabra resonó en su mente como un trueno, y el silencio que siguió se sintió como el ojo de una tormenta, cargado de una calma tensa y expectante.
Miró a JJ con los ojos cristalinos, sintiendo la repentina sensación de querer llorar. Parecía como si él se hubiera quitado un gran peso de encima al decirlo, lo notó por la relajación en sus hombros. Y por la seguridad que reflejaba su mirada, Juliet pudo deducir que había estado pensando en cómo decirlo durante todo el trayecto hacia allí. El sonido de la lluvia parecía amortiguar el dolor de sus palabras, pero no lo suficiente como para impedir que el corazón de Juliet se rompiera un poco más con cada segundo que pasaba.
— ¿Por qué? — preguntó Juliet en un murmullo, luchando contra la inesperada oleada de lágrimas. Su voz era apenas un susurro, cargado de incredulidad y desesperación. Sentía como si el suelo se desmoronara bajo sus pies, y la única persona que podía sostenerla acababa de dejarla caer.
— Porque...— JJ realmente no sabía qué decir, como si todas las posibles respuestas se hubiesen borrado de su mente. — Es lo mejor — fue lo único que logró decir. Su voz era firme, pero Juliet podía ver la lucha interna reflejada en sus ojos. Sabía que esas palabras no eran suficientes, que no podían explicar el dolor que sentía.
— Lo mejor...— ironizó Juliet. — ¿Lo mejor para quién? ¿Para ti? —. Juliet realmente no entendía por qué él la estaba dejando. ¿Había cambiado algo sin que ella se diera cuenta? La frustración y la impotencia la consumían, haciéndola sentir pequeña e indefensa frente a la tormenta emocional que se desataba dentro de ella.
— Solo... tú sabes —murmuró JJ, visiblemente molesto mientras se pasaba la mano por el cabello y cerraba los ojos. — No tengo que explicarte el porqué, simplemente se acabó. — Fue lo último que dijo antes de dar media vuelta y bajar las escaleras. Cada paso que daba parecía resonar en el vacío que dejaba en el corazón de Juliet, y el sonido de la moto alejándose se sintió como el clímax de una tragedia.
Juliet simplemente observó cómo JJ se marchaba en su moto. No podía comprender cómo una sola frase fue suficiente para hacerla llorar. No importaba cuántas veces le preguntara a JJ por qué, él nunca le daría la respuesta que ella deseaba. Así que solo le quedaba conformarse con el silencio, el cual en momentos como ese desearía que no existiera. Esa noche, cuando pensó que nada podría empeorar, todo lo contrario sucedió. No solo perdió a su ahora exnovio, sino que con el paso de los días también perdería a aquellos que consideraba sus mejores amigos.
Juliet pasó el resto de la noche intentando buscar refugio en las mantas que la abrigaban y protegían de los monstruos que acechaban afuera de su habitación por las noches. Cada lágrima que caía parecía mezclarse con la lluvia que golpeaba su ventana, creando una sinfonía triste que reflejaba su estado de ánimo. Se sentía sola, perdida en un mar de emociones que no podía controlar. Cada rincón de su habitación le recordaba a JJ, a los momentos felices que habían compartido, y a la promesa de un futuro que ahora parecía tan distante e irreal.
El viento seguía aullando afuera, y Juliet se acurrucó más bajo sus mantas, intentando encontrar consuelo en la calidez que le ofrecían. Cerró los ojos, intentando bloquear el dolor, pero cada vez que lo hacía, la imagen de JJ de pie bajo la lluvia, diciéndole que todo había terminado, volvía a aparecer. Sentía como si su mundo se desmoronara, y no tenía idea de cómo recoger los pedazos.
Las horas pasaron lentamente, y Juliet finalmente se quedó dormida, exhausta por el llanto y el dolor. Pero incluso en sus sueños, la tormenta continuaba, recordándole que, a veces, la vida puede ser tan implacable como una noche nublada y tormentosa.
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