016
El centro comercial bulle de vida, un hervidero de risas, pasos y voces entrelazadas que se pierden en el aire perfumado de cafeterías y tiendas de ropa.
Mis amigas y yo caminamos en un pequeño grupo, como si fuéramos un séquito; Venecia a mi izquierda, y Sienna a mi derecha, con sus ojos afilados como cuchillas, repasando a cada persona que pasa frente a nosotras. Detrás vienen Allegra, siempre cargando un café helado sin importar la temporada, y Emma, demasiado ocupadas discutiendo si el vestido plateado que acaban de comprar será suficiente para la fiesta del viernes.
Mis dedos rozan el borde de una bolsa de papel. Dentro está la blusa de satén azul que encontré en oferta hace apenas veinte minutos, pero lo que realmente me entusiasma es el simple hecho de estar aquí. Con ellas. Juntas, como siempre.
Me siento casi normal, casi libre. Sin la presión constante de las carreras, de mi familia, de las expectativas. Pierre no está en mi cabeza. Bueno, no del todo.
—Scarlett, ¿vas a quedarte ahí soñando despierta o vas a ayudarme a decidir? —Sienna se detiene frente a un escaparate y me mira, impaciente. Su ceño fruncido es tan suyo que no puedo evitar sonreír.
—¿Decidir qué? —pregunto, aunque no estoy segura de que importe. Sienna rara vez acepta consejos, pero siempre pide opiniones.
—Es obvio, Scarlett. Estos tacones o aquellos. —Señala dos pares casi idénticos, ambos negros, ambos altos, ambos intimidantes.
—El de la derecha. Pero con ese vestido que compraste el otro día. No los combines con el rojo. —Allegra no espera mi respuesta, pero como siempre, tiene razón.
—Ugh, sí, el rojo queda demasiado intenso. —Sienna asiente, aunque pone los ojos en blanco. Es su manera de aceptar sugerencias.
Estoy a punto de agregar algo cuando una presencia familiar electriza el aire. Lo siento antes de verlo. Esa conexión intangible que siempre me alerta de su llegada.
Giro la cabeza y ahí está. Pierre. Alto, despeinado, su chaqueta de cuero colgada descuidadamente sobre el brazo. Avanza hacia mí como si el resto del mundo no existiera.
Mi corazón se acelera un poco, pero lo mantengo bajo control. No quiero parecer demasiado obvia, aunque probablemente ya sea tarde para eso.
—Bueno, si es mi novia favorita en todo el mundo. —La voz de Pierre resuena con una confianza que siempre me desarma.
Antes de que pueda decir algo, me envuelve en un abrazo y presiona sus labios contra los míos. Es breve, suave, pero lleno de intención. Mis amigas silban en broma detrás de nosotros.
—Hola, Pierre. —Mi voz suena tranquila, pero internamente estoy tratando de mantenerme firme. Su efecto en mí siempre es como una montaña rusa, y en lugares públicos es peor.
—¿Nos vas a saludar o solo tienes ojos para Scarlett? —bromea Allegra, cruzando los brazos. Su tono es ligero, pero noto algo en su mirada. Algo que cambia cuando Charles aparece detrás de Pierre, con las manos metidas en los bolsillos y una sonrisa que no logro descifrar del todo.
—Oh, hola, chicas. —Charles levanta una mano a modo de saludo, y su mirada se encuentra con la de Allegra. Es como si todo se detuviera por un segundo.
Allegra lo observa con una mezcla de desafío y algo más vulnerable que rara vez deja ver. Charles, por su parte, parece encantado con la atención.
—¿Qué haces aquí? —pregunta Allegra con una voz más aguda de lo habitual.
—Lo mismo que vosotras, supongo. Aunque si me lo permiten, puedo invitarles a cenar esta noche. A todas. —Charles sonríe, y su mirada incluye incluso a Sienna, Venecia y Emma. Es amable, carismático. Y calculador. Siempre lo es.
—Oh, eso suena increíble. —Venecia es la primera en responder, claramente más entusiasmada que el resto. Emma asiente también.
—Yo no puedo. —La voz de Sienna corta el aire como un cuchillo. Todos la miramos, sorprendidos. —Ya tengo planes. —Sus palabras son firmes, pero hay algo en su tono que me hace sospechar. Luego lo entiendo. Porque Max acaba de aparecer detrás de Charles, como si el destino decidiera que esto era un escenario de telenovela.
Max. La debilidad de Sienna. Su "casi algo", como ella lo llama. Aunque los demás sabemos que es más complicado que eso.
Él la mira directamente, sus ojos oscuros llenos de preguntas sin respuesta. El cuerpo de Sienna se tensa visiblemente, pero no se da la vuelta.
—¿Planes? ¿Con quién? —La voz de Max es suave, pero hay una carga en ella que es imposible ignorar.
Sienna no parpadea. —Con Simón. Vamos a cenar. —Su declaración deja a todos en silencio. Incluso Pierre, que estaba ocupado jugando con uno de mis mechones de cabello, se detiene para observar.
—Simón, ¿eh? —Max esboza una sonrisa que no llega a sus ojos. —Bueno, qué suerte tiene. Espero que la cena sea... interesante.
La tensión entre ellos es palpable, como un campo eléctrico que amenaza con explotar. Yo quiero intervenir, pero no estoy segura de qué decir. Por suerte, Allegra toma la iniciativa.
—¿En serio vas a cenar con Simón? —pregunta, levantando una ceja. Su tono es casual, pero todas sabíamos de su cita.
—Sí, en serio. —Sienna no pestañea. Pero yo sé lo que nadie más parece notar. La forma en que sus manos aprietan la correa de su bolso. La forma en que evita mirar directamente a Max.
—Bueno, entonces parece que no todas podrán venir a cenar con nosotros. Una lástima. —Charles habla de nuevo, como si intentara aliviar la tensión. Pero sé que también está observando. Analizando. Charles siempre observa más de lo que deja ver.
—Yo estoy dentro. —Venecia sonríe ampliamente, claramente ignorando todo el drama que se desarrolla a su alrededor.
—Emma y yo también. —Allegra parece demasiado casual al decirlo, pero noto que su mirada sigue a Charles, quien simplemente asiente con aprobación.
Pierre me mira, sus ojos cuestionándome. —¿Y tú, jolie? ¿Vienes o prefieres que hagamos algo tú y yo solos?
—No, vamos con ellos. —Le doy un apretón rápido en la mano. —Ya tuvimos nuestra cita el sábado. Además, tengo que quedarme con las chicas.
El grupo comienza a disolverse. Sienna se despide rápidamente, diciendo algo sobre que debe alistarse para su "cena" y sale corriendo. Max la observa alejarse, y por un instante, parece que va a seguirla, pero se detiene. No estoy segura de si eso es bueno o malo.
—¿Te gusta la idea? —Charles está frente a Allegra, sonriendo con esa sonrisa suya, la que siempre parece una promesa y una amenaza al mismo tiempo.
—No me des órdenes, Charles. —Allegra cruza los brazos, pero no se mueve. Sus palabras son firmes, pero su tono tiembla ligeramente.
Emma, Venecia y yo intercambiamos miradas, pero nadie dice nada. Es su momento. Su batalla. Y aunque Allegra jamás lo admitirá, lo quiere a él tanto como él la quiere a ella.
Pierre vuelve a inclinarse hacia mí, sus labios tocando mi oído. —¿Estás bien con todo esto?
Asiento. Porque lo estoy. Porque, a pesar de todo, este caos es parte de nuestra normalidad.
Mi mirada recorre a mis amigas, a los chicos que giran en sus órbitas, y pienso que, al final, este es solo otro día en nuestras vidas. Caótico. Intenso. Pero nuestro.
La mesa del restaurante está perfectamente iluminada, con una luz tenue que da al lugar un aire sofisticado, aunque el ambiente es ruidoso y lleno de vida. Las conversaciones a nuestro alrededor parecen mezclarse en un zumbido agradable mientras el camarero deja una botella de vino en el centro.
El grupo está reducido, pero no menos animado. Sienna y Max no están, y todos lo sabemos. No hace falta decirlo; su ausencia flota como una sombra que ninguno de nosotros menciona directamente.
Charles se sienta a un lado de la mesa, con Allegra frente a él. Venecia está a mi derecha, charlando animadamente con Emma, y Pierre a mi izquierda, su mano descansando sobre mi rodilla, un gesto tan familiar que me relaja al instante.
Me llamará "jolie" al menos tres veces antes de que termine la noche; lo sé porque es lo que siempre hace cuando estamos rodeados de amigos. Y yo le responderé con "mon cœur", porque esas palabras nuestras son pequeñas anclas en el caos.
—Bueno, esto es algo diferente, ¿no? —dice Charles, inclinándose hacia la mesa mientras sirve vino en nuestras copas. Su tono es ligero, pero algo en su mirada dice que está buscando algo, midiendo nuestras reacciones.
—¿Diferente cómo? —pregunta Venecia, arqueando una ceja mientras juega con la servilleta en su regazo.
—No sé. Sin Max y sin Sienna aquí, se siente... más tranquilo. —Charles sonríe de lado, y aunque la observación podría haber sido casual, siento que Allegra se tensa ligeramente frente a él.
—Tranquilo no es la palabra que usaría—Venecia se ríe, y suena genuina. —Es solo que falta el drama de siempre. Aunque no estoy segura de que eso sea malo.
Pierre suelta una pequeña risa, inclinándose hacia mí. —Parece que nos han dejado a cargo de la diversión esta noche, jolie. ¿Estás lista para el desafío?
—¿Alguna vez no lo estoy, mon cœur? —respondo con una sonrisa que sé que le encanta, porque su mirada se suaviza y aprieta ligeramente mi rodilla.
Es un momento simple, pero suficiente para recordarme que, sin importar qué tan caótica sea nuestra vida, siempre tengo esto. A él.
Mientras el camarero deja los primeros platos en la mesa, Charles toma la palabra de nuevo, dirigiéndose esta vez a Allegra.
—¿Y bien? ¿Has decidido si el vestido plateado es lo suficientemente elegante para el viernes?
Allegra lo mira, y por un momento parece que está considerando no responder. Pero luego se inclina hacia atrás, tomando su copa de vino con una expresión despreocupada. —Creo que ya lo sabes, Charles. Siempre elijo bien.
—Eso no lo pongo en duda. —Charles le sonríe, pero hay algo en su tono que me hace sentir como si estuvieran teniendo una conversación completamente diferente a la que estamos escuchando. Venecia lo nota también, porque me da un leve codazo debajo de la mesa.
—Bueno, ¿y ustedes? —interviene Emma, como si intentara aliviar la tensión que amenaza con formarse. Mira a Pierre y a mí con curiosidad. —¿Ya tienen planeado qué harán el viernes?
Pierre responde antes de que yo pueda decir nada. —No lo sé. Dependerá de *jolie*. Ella siempre tiene las mejores ideas.
Ruedo los ojos, aunque sonrío. —No exageres. Probablemente terminemos en algún restaurante pequeño, o tal vez viendo una película. Nada tan emocionante como lo que ustedes planean. —Lanzo una mirada a Venecia, que ya está asintiendo, probablemente pensando en la fiesta que lleva días mencionando.
La conversación fluye con facilidad durante los siguientes minutos. Hablan de la fiesta del viernes, del nuevo restaurante que abrió en el centro, incluso de las series que todos están viendo. Pero a pesar de la ligereza del momento, hay algo debajo de la superficie que no deja de atraer mi atención. Allegra y Charles están en una especie de burbuja propia. No se están ignorando, pero tampoco están realmente comprometidos con el resto de nosotros.
—¿Qué piensas, Allegra? —pregunta Charles de repente, y su voz corta el aire. No sé si lo ha hecho a propósito, pero todos giramos la cabeza hacia ella.
Allegra levanta la vista de su plato, sus ojos encontrando los de Charles con una expresión que no logro descifrar del todo. —¿Sobre qué?
—Sobre lo que Venecia estaba diciendo. ¿El lugar con la música en vivo? —Charles le sonríe, como si estuviera desafiándola a negar que estaba escuchando.
Ella lo piensa por un momento, luego asiente. —Podría ser divertido. Aunque dudo que sea mi estilo.
—Tal vez deberías probar cosas nuevas. —La respuesta de Charles es rápida, pero no hay malicia en su tono. Solo algo que parece... personal.
Venecia, siempre perceptiva, decide intervenir antes de que esto se convierta en algo más. —Bueno, no creo que sea tu estilo tampoco, Charles. ¿O me equivoco?
Él se ríe suavemente. —Tal vez no, pero siempre estoy dispuesto a sorprender.
Pierre, que ha estado observando en silencio, se inclina hacia mí otra vez. —¿Qué opinas, jolie? Creo que esto está tomando un rumbo interesante.
—No me hagas caso. —Le sonrío, aunque internamente sé que tiene razón. Allegra y Charles siempre han tenido una dinámica complicada, pero esta noche es más evidente que nunca.
Los platos principales llegan, y la conversación vuelve a temas más ligeros. Allegra y Emma comienzan a hablar de moda, Venecia cuenta una historia sobre su última clase de yoga, y Pierre se une a la conversación con un comentario sarcástico que hace que todos nos riamos.
Por un momento, me permito relajarme. Esto es lo que más amo de estas cenas. Por caótica que sea nuestra vida, siempre encontramos momentos como este. Momentos en los que todo parece encajar.
Cuando la cena termina, salimos del restaurante en pequeños grupos. Venecia y Emma están discutiendo sobre a dónde ir a tomar un último trago, mientras Pierre me rodea con su brazo, manteniéndome cerca.
—¿Lo pasaste bien? —me pregunta en voz baja, su mirada cálida mientras me mira.
—Sí, mon cœur. Fue una noche interesante. —Le sonrío, apoyando mi cabeza en su hombro mientras caminamos.
Miro hacia atrás un momento, observando a Allegra y Charles, que caminan un poco más atrás. Su conversación parece tranquila, pero hay algo en su lenguaje corporal que me hace preguntarme si esta noche ha sido tan ligera para ellos como lo fue para nosotros.
Venecia se vuelve hacia mí, su sonrisa iluminando la noche. —Bueno, ¿a dónde vamos ahora?
Y, como siempre, me dejo llevar. Porque, al final, lo que importa no es a dónde vamos, sino con quién estamos.
Dedicación a este capítulon a: siisi_03 ya que, este capitulo está desde el punto de vista de Sienna en su libro y de Scarlett
aquí ❤️
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