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El chico caminaba entre las bancas y la hierba que había afuera del hospital.
Su mirada pensativa no estaba fija en un punto en específico, su mirada se notaba perdida.
De nuevo aquel tic se apoderaba de sus manos, haciéndole morderse las uñas hasta llegar a la cutícula, dándose cuenta de esto solo hasta sentir una ligera punzada de dolor.
–¡Bu!.–gritó delante suyo, haciéndole caer al piso debido al susto. De nuevo aquella molesta risa se hizo presente en sus oídos. Hoseok refunfuño y se levanto sin ánimos y sin humor para aquél tipo de broma tonta y pesada.
–Te agradecería que dejaras de seguirme todo el tiempo, ¿Qué eres, un acosador?.
El más bajito hizo un puchero, el cual solo logró que Hoseok hiciera una mueca de asco gracias a esto.
–¿Por qué haces esa cara? La gente suele decir que soy lindo.
–Esa gente está ciega.–dijo.–Ahora quítate de mi camino.
–¿Qué pasa? ¿Acaso Jung Hoseok ya no quiere ser mi amigo?.
El nombrado se giró para mirarlo, sus ojos estaban tan abiertos que juraba que podrían salirse de su lugar. El contrario solo rió ante aquél gesto.
–¿Cómo es qué sabes mi nombre completo?.–preguntó, por dentro sentía temor pero no dejaría que el otro lo notara.
El chico no dijo nada. Metió su mano en uno de sus bolsillos y de ahí sacó un celular con una linda funda púrpura con un montón de stickers de figuras coloridas.
Hoseok no lo podía creer, ese era su celular. Le arrebató el teléfono de las manos tan rápido como pudo, encendió la pantalla y ahí estaba, una foto del chico frente a él como fondo de pantalla.
–¿¡Qué te sucede maldito psicópata!?.–gritó con molestia.–¡Es mi celular! ¡No deberías tenerlo y mucho menos hacer lo que te plazca con él y sacar mi información!.
La mirada de Jimin era neutra, no mostraba ningún tipo de expresión.
–Lo tiraste cuando te encontré donde las máquinas expendedoras, lo recogí y pensé en dar un vistazo.
Mentira, eso no era más que una mentira descarada. Su célular estaba en el bolsillo de su chaqueta, la cual tenía cierres en ese lugar, era simplemente imposible que se cayera.
Jimin le causaba miedo. No importaba que no le haya hecho nada, eso no significaba que el temor dentro de él creciera cada vez que se lo encontraba.
Por ésta razón prefirió no reclamarle nada más.
Sonrió mostrando sus hoyuelos en la parte superior de sus mejillas.
–Gracias.–dijo.–Pero aún así no debiste haber espiado en mi teléfono.
Jimin se encogió de hombros.–Como sea.–dijo con aquél tono de voz sin gracia que causaba que su temor aumentara un poco más.–Por cierto, vi unas cuantas fotos tuyas en la galería, tienes un lindo pecho aunque no me quejo de tu bello torso.
El rostro de Hoseok se volvió rojo, tan rojo que parecía que se prendería en fuego en cualquier momento. Giró sobre sus talones y se fue lejos de aquél chico, aunque este no hizo lo mismo ya que se encontraba siguiéndolo todo el camino.
–¿Podrías dejar de seguirme?.–exclamó con molestia.–Déjame en paz.
–Se mío, Hoseok.
–¿Qué?.
Cuestionó con incredulidad. El chico se acercó más a él, dejando sus rostros a escasos centímetros.
–Se mío, Hoseok.–repitió.–Un chico tan hermoso como tú, solo puede pertenerme a mí.
Los ojos de Jimin se convirtieron en medias lunas, aunque su sonrisa seguía siendo más una especie de mueca. Hoseok se sentía acorralado y creía que se iba a echar a llorar en cualquier segundo.
Unos pasos rápidos se escucharon a lo lejos, acompañados de una gruesa voz llamándoles.
–¡Hobi! ¡Olvidaste tu cartera en la cómoda de la habitación!.–Gritó Taehyung en la lejanía.
Hoseok aprovechó esto para dar una patada en la entrepierna del más bajo, mientras que de su mochila sacaba un frasquito de gas pimienta, el cuál roció en los ojos del otro.
Tomó la cartera de la mano de Taehyung mientras murmuraba un "Jodido acosador" al chico que yacía de rodillas en el piso. Se alejó sin más, despidiéndose de su amigo.
–Maldito hijo de puta.
–Bueno, eso te pasa por acosar a las personas, Jiminnie.
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