𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟧。
MAL PLAN.
ㅡBuenas... noches ㅡmurmuró, extendiendo su mano al hombre frente a élㅡ. Un gusto, mi nombre es Eddward.
Tenía que fingir. Pretender que jamás lo había visto. Después de todo, él no le había visto verle por la ventana... ¿o sí?
ㅡBuenas noches, Eddward; mi nombre es Jhonny ㅡsaludó, con una sonrisa ladinaㅡ. Gusto en conocerte al fin. La última vez que me reuní con Kevin, él no ha dejado un segundo de hablar de ti.
Un leve sonrojo se esparció por las mejillas y la nariz del omega, pero hacía todo lo posible para no demostrarlo, o al menos que no se notase tanto... no le gustaban mucho ése tipo de halagos, pero no podía evirar sonrojarse al respecto.
ㅡ¿Podrías hacerme compañía por unos minutos? ㅡpreguntó, separándose un poco más de la barra.
ㅡOh, bueno ㅡmiró a su lado, pero el alfa ya no estaba ahíㅡ... e-está bien.
Confiaba en que los amigos de Kevin no fueran a hacerle daño... es decir, ¿Jhonny, realmente, no estaba fuera de su casa para asegurarse de que estuviera bien?, ¿no se había fiado de que algún día pasaría, que alguien enviado por Kevin, le investigaría u observaría todos sus pasos? Ya lo sabía, y ya se lo esperaba... pero, ¿por qué alguien cómo Jhonny?
Su cabello blanco no ayudaba mucho a esconderse, y ésos ojos eran demasiado extraños cómo pasarlos desapercibidos una vez que te los encuentras.
Persiguió al albino por los pasillos, riendo de sus chistes y hablando de cosas sin importancia. Había perdido el camino, incluso lo que estaba haciendo... al llegar a aquella habitación, recordó con quién estaba y lo que tanto miedo le daba que ocurriera.
Kevin tiene la vida de su hermano menor en la palma de su mano, e incluso, con un simple chasquido de dedos, podría mandarlo a matar. ¿Qué podía provocar una cosa así? Qué el omega hiciera algo que al alfa no le gustara.
Algo cómo (según Eddward) arruinarle la fiesta.
ㅡ¿Sabes por qué te he arrastrado conmigo hasta aquí? ㅡpreguntó, cerrando la puerta detrás de sí mismo.
ㅡNo, pero agradezco que me haya alejado de tanto ruido ㅡle sonrió, intentando mantenerse sereno.
ㅡHúm, ¿sabes? Eres demasiado agradable cómo para estar con un alfa enojón y amargado cómo Kevin ㅡrió leve, acercándoseleㅡ, ¿por qué estás con él?
ㅡHice... un trato con él ㅡaclaro su gargantaㅡ. Si el señor Dorm no le comentó sobre nuestro trato, entonces no creo que yo sea el adecuado para hablar.
ㅡ¿Por qué no? Tú eres la otra parte del trato, ¿o no? ㅡse acercó, tomándolo sorpresivamente de la cintura.
El albino escondió la cabeza entre el cuello y hombro del omega. Eddward intentaba separarse de él, sin ningún éxito. Estaba temblando un poco, Jhonny besaba su hombro, subiendo hasta su cuello lentamente. Si él, un alfa puro, llegaba a morderle aquella parte débil del cuello, lo marcaría.
Y, para los alfas, marcar a un omega; significa que éste se quedará a su lado por el resto de su vida. Los omegas pueden llegar hasta morir si un alfa lo marca y luego lo abandona.
Frocejeó con el alfa, hasta que lo golpeó en el estómago con su codo, haciéndole morder la lengua en el proceso. Se escapó de su agarre mientras el alfa se retorcía y gruñía en el suelo.
ㅡ¡A-Aléjese de mi!
ㅡ¡Maldito omega! ㅡle gruñó entre dientes.
ㅡ¡Estoy c-con Kevin, n-no con usted!
Cuando el alfa levantó la vista, el omega volvió a chillar y escapó rápidamente de la habitación. Estando en los pasillos, para no provocar escándalos, comenzó a caminar a paso rápido, mensajeando a Kevin, contándole rápidamente lo que había ocurrido (sin muchos detalles) y diciéndole que queria irse a casa.
Sin pensarlo, caminó hasta la puerta y salió por ella, mientras sus ojos se encontraban con los del delta. Se aferró a sus brazos en cuanto estuvo cerca de él.
ㅡQuiero irme a casa, Rolf.
ㅡ¿Está bien?, ¿qué pasó ahí adentro? ㅡpreguntó, apretándolo entre sus brazos.
ㅡSólo quiero irme a casa, por favor ㅡle miró, con ojos llorososㅡ. O fuera de éste lugar, sólo llévame lejos.
ㅡ¿Cree poder esperar en la mansión? No puedo llevarlo a su hogar hasta que el señor Dorm me lo pida ㅡel omega asintió muchas vecesㅡ. Bien, vámonos. La camioneta está en el estacionamiento de aquí al lado.
Una vez dentro, le explicó a paso lento lo que había sucedido dentro de la habitación. Le enseñó el mensaje que le había mandado al alfa y, notó las dos palomitas azules respaldeciendo al final de cada mensaje. No podía evitar sentirse mal por ello. A Rolf le hervía la sangre.
Sabía lo que estaba ocurriendo.
ㅡ¿Un omega? ㅡrió el albino, aquella nocheㅡ. En ésa jerarquía sólo hay mujeres, no hombres.
ㅡTe digo que es un omega, que es un hombre y que, además, tiene nuestra edad ㅡel pelirrojo suspiróㅡ. Juro que he sentido el aroma de millones de omegas en éstos últimos años, incluyendo algunos hombres, y ninguno se compara al aroma que tiene él.
Kevin estaba tan inmerso en sus pensamientos, que ni escuchó el alboroto que sucedía afuera. Jhonny se acercó a la ventana y corrió un poco la cortina, justo cuando dos personas golpeaban a otra que estaba subiéndose al portón de la mansión, intentando bajarlo de ahí.
ㅡ¿Puedes ㅡllamó la atención del alfa, mirándolo de reojoㅡ... decirme cómo se ve él?
ㅡUh... claro ㅡse incorporó en su asientoㅡ. Tiene, uh... su cabello es negro, y bastante largo... sus ojos ㅡfrunció el ceño y luego negó levementeㅡ, sus ojos son cómo dos pequeños zafiros. Ugh, no puedo recordar nada más, discúlpame ㅡfrotó su rostro con ambas manos.
ㅡMhh ㅡmurmuró, cerrando la cortinaㅡ. Me imagino, no te preocupes. ¿Por qué me llamaste tan urgentemente? Mis vacaciones aún no han terminado.
ㅡNo confío en él ㅡlevantó la vista de un vaso con alcohol, mirándole directo a los ojosㅡ. Vive junto a dos alfas que llama "hermanos"... los ama, demasiado, diría yo.
ㅡ¿Y si realmente son hermanos? ㅡel albino se cruzó de brazos.
ㅡNo lo creo. Tampoco creo que sea posible ㅡsuspiró, frotando sus sienesㅡ. Oye, ¿hacemos algo el viernes? Le invité a salir, para conocernos mejor y tratar de ver sus intenciones.
ㅡVamos a hacer una fiesta ㅡel albino se encogió rápidamente de hombrosㅡ. Ya sabes... tal vez podamos averiguar si es igual al resto de los omegas que hemos conocido antes.
"Los omegas que hemos conocido antes" era un sinónimo para todas aquellas mujeres omegas que, al ver el poder que se cargaban los dos alfas, intentaban seducirlos de todas las formas que pudieran. Siempre eran más mujeres, que hombres. Amaban ver sus caras cuando les decían que eran gays.
Ninguno de ellos dos pensaba en cómo todo se les escaparía de las manos en tan poco tiempo. De pie en la oficina de Kevin, Eddward se adelantó unos pasos y se dejó caer en el sofá, intentando con todas sus fuerzas no romperse a llorar.
ㅡAh, estás aquí ㅡdijo el pelirrojo, después de cerrar la puerta detrás suya.
Cabello desordenado, corbata suelta y el saco doblado sobre su antebrazo. Parece que alguien si tuvo algo de diversión.
ㅡDijiste que podíamos irnos cuando ya no quisiera estar ahí, ¿dónde estabas cuando quise irme? ㅡpreguntó, respirando un par de veces.
ㅡLo siento, estaba bailando ㅡcolgó su saco y caminó por el lado del escritorio de roble.
Su espalda baja estaba apoyada en el borde del escritorio, usándolo cómo apoyo para cuando se inclinó frente al omega. La ligera sonrisa que se cargaba, poco a poco desaparecía. Aquel otro alfa, con el que había planeado todo, había dejado un chupón rosado sobre los hombros de su omega. No le había gustado, ni un poquito en absoluto.
A sabiendas del peliblanco (quién le había dicho por teléfono que nada había ocurrido) aquel moratón que aparecía sobre su hombro, no era de él. Sí, claro, él no había nacido ayer.
ㅡ¿Quien te hizo éso? ㅡpreguntó, con una voz queda y grave, casi en un susurro, mientras acariciaba el moratón de su hombro.
ㅡNadie ㅡsusurró en respuesta, removiéndose levemente en su asiento.
Estaba asustado.
ㅡDime quién te hizo éso ㅡdemandó, con el rostro empezando a fruncírseleㅡ, ahora mismo.
ㅡNo fue... nadie, lo juro ㅡmurmuróㅡ. Lo traigo así desde casa, sólo que tú no lo viste.
ㅡ¿Fue un alfa, entonces?
ㅡ¿Acaso éso... es algo malo? ㅡpreguntó, levantando una de sus manos, acariciando la zona enrojecida de su hombro.
ㅡ¿La marca o que un maldito alfa haya querido marcar tu preciosa piel? ㅡpreguntó, entrellando una de sus manos contra el escritorio, haciendo saltar un poco al omegaㅡ. ¿Quién te hizo éso?, ¿quieres que te obligue a decírmelo? ㅡpreguntó, al borde de perder la pacienciaㅡ. ¿Fue uno de los chicos que te presenté?, ¿uno de los chicos que estaban con Jhonny?, tal vez; ¿fue... Jhonny?
El omega volvió a quedarse quieto, mostrando que su labio inferior se movía casi de forma desenfrenada. Cómo cuando tienes mucho frío, cómo cuando estás tartamuedeando... cómo cuando estás por llorar.
El alfa lo tomó de los brazos y lo levantó del pequeño sofá, sentándose en él. Empujó al omega, haciendo que termine sentado en sus piernas. A horcajadas de él... es decir, con sus dos piernas a los lados de la cintura del alfa.
Es decir, cómo jamás pensó estar sentado sobre un alfa.
ㅡ¿Quien te hizo éso? ㅡpreguntó nuevamente, con la voz más suave que pudo escapársele de sus labios.
Quería saber qué iba a decirle el omega. Quería saber si no le mentiría. Quería saber si podía confiar en él. Quería saber que Eddward no era cómo el resto de los omegas que había conocido, porque, de otra forma... tendría que quitarlo de su camino.
ㅡSi ㅡmurmuró, sin poder mirar al alfaㅡ. F-Fue Jhonny. Pero, le juro que intenté alejarlo de mi ㅡsu garganta se sentía ligeramente secaㅡ. No... tengo mucha fuerza en los brazos, así que... me costó un poco alejarlo ㅡsu labio comenzó a temblar levemente otra vez, tenía miedo de morir ahí mismoㅡ. L-Lo lamento.
Los finos labios del pelirrojo se pegaron a su piel, justo dónde aquella pequeña marca rosada pasaba a ser rojiza. Los suaves quejidos del omega casi le arrancan una sonrisa.
Eddward ya no sabía si prefería morir habiendo tenido una buena vida, en ése mismo momento... o justo ahora, cuando un gemido pequeño escapó de sus labios.
ㅡ¿Te gusta que te besen en el cuello? ㅡcuestionó el alfa, sin quitar sus labios del cuello del omegaㅡ. Me gusta... siéntete libre de aferrarte a mi, si es lo que quieres.
Mierda, si que lo quería.
Sus manos temblorosas se aferraron al cuello del alfa, sintiendo las manos del pelirrojo acariciarle la espalda. Unos dientes rozaron su manzana de Adán para cuando levantó la barbilla al techo. El pelirrojo dejó el lado derecho del cuerpo del omega, para concentrarse en el izquierdo. Sin notarlo, el omega dejó caer su cabeza para el otro lado y estiró su hombro hacia abajo, dándole más acceso al pelirrojo. Los pocos, pero húmedos, besos del pelirrojo le hacían sentir menos estresado. Relajado.
Un gemido corto y quedo escapó de los labios del omega, cuando el alfa apretó sus brazos alrededor de su cuerpo, atrayéndolo más al suyo.
Mientras dejaba un último beso, pensaba en que no podía tener sexo con él ahora mismo... o llevar ésa sesión de besos a otro nível. Porque, ya saben, perdería su oportunidad.
Y Kevin jamás desperdicia sus tiros.
Su espalda quedó presionada contra el respaldo negro del pequeño sofá, viendo al omega aún temblando sobre él. Aquellos besos habían sido suficientes para dejarlo hecho un manojo de nervios.
ㅡ¿Quieres quedarte... a dormir en la mansión? ㅡpreguntó, con una leve sonrisilla y la respiración algo agitada.
ㅡNo quisiera ㅡsuspiró, mirándole directo a ésos ojos arrogantes, pero hermososㅡ... molestarte.
ㅡNo me molestaría dormir junto a ti.
A Edd le pasaron veintiún mil cosas por la cabeza, escenas dónde se le veía (extrañamente) disfrutando de aquella corta frase.
Bajó la vista a sus ropas: ㅡNo tengo más ropa que ésta, ¿con qué voy a dormir? Tal vez sea mejor que vaya a casa...
ㅡSé que te llevas bien con Rolf ㅡmiró a una esquina de la habitacionㅡ, y también sé que eres muy puro y suave, cómo para ir y levantarlo de su sueño, sólo porque quieres irte a casa. Ya sabes ㅡlevantó su vista al omegaㅡ... el pobre no duerme mucho.
ㅡBueno, y... ¿dónde voy a dormir? ㅡpreguntó.
ㅡMi mansión, es cómo tu nueva casa ahora. Todo lo que pidas, se te dará sin excepciones ㅡpuso sus manos sobre sus rodillas, acariciando hasta sus muslosㅡ. ¿Quieres una cama para ocho personas? Será tuya ㅡacarició hasta su cinturaㅡ. ¿Quieres almohadas que contengan plumas? Las más suaves serán para ti ㅡlo elevó un poco, hasta que ambos estuvieron de pieㅡ. ¿Quieres tener compañía para dormir? ㅡsus labios rozaron su oídoㅡ; sólo llámame.
Los mayordomos que golpetearon en la puerta, hicieron que el alfa se separara lentamente de él. Arrastró al omega hasta la puerta, tomándolo de la cintura y, cuando la puerta se abrió, lo empujó levemente hasta la salida.
ㅡÉstos dos buenos hombres te llevarán a una habitación, te darán una pijama cómoda y un par de pantuflas para tus bonitos pies ㅡle sonrió, antes de cerrar la puerta de su "oficina".
El omega, silenciosamente, cerró la boca y bajó la vista a sus pies, dejándose llevar por aquellos dos jóvenes hasta la habitación que Kevin le había dicho, no sabiendo bien a dónde se dirigían; pero confiando en los dos mayordomos de la mansión ciegamente.
Kevin, apoyado en la puerta de su oficina, pensaba en cómo diablos alguien cómo ése maldito omega le había dejado tan... idiota. Pensando en aquellos ojitos oscuros, medio llorosos, que le rogaban en silencio por más besos...
Aquella piel erizada que le llamaba tanto la atención...
Aquellos pequeños suspiros y gemidos que salían de sus labios...
Y aquella erección que había provocado en él.
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