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𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟥。

PESADILLA.

Eran las tres de la mañana para cuando despertó. Una pesadilla, de ésas que no tienes constantemente, de aquellas que te molestan la noche entera.

Tomó el teléfono para asegurarse que la hora era la correcta y éste vibró un par de veces sobre su pecho cuando lo dejó caer sobre él. Uno de los mensajes era de Nathan, los otros, de Rolf.

Mientras respondía los mensajes, un suave golpeteo en su puerta lo hizo enderezarse. Se removió en la cama y dejó el celular a un lado.

ㅡ¿Sí...?

ㅡDoble D, soy yo ㅡmurmuró alguien, del otro lado de la puerta.

ㅡ¿Eddy?

ㅡSí, cabeza de calcetín, soy yo.

ㅡBien. Ya voy.

Se puso de pie y giró la llave, dos veces, dando un suave golpecito en la puerta antes de girarse y meterse en la cama. Eddy entró en la habitación y entrecerró la puerta, caminando hasta la cama, para terminar sentándose en una esquina pequeña.

Doble D se acomodó entre sus almohadas y sus sábanas, en el medio de la cama. Le sonrió al alfa, aunque éste mirara los dedos de una de sus manos jugar con los dedos de la otra.

ㅡ¿Tuviste una pesadilla? ㅡpreguntó, sin recibir más que un movimiento extraño de cabezaㅡ, ¿quieres dormir aquí, cómo cuando éramos niños?

ㅡNo ㅡrió, bajitoㅡ. Creo que... en realidad... una de mis pesadillas está sucediendo ahora mismo. Una horrible pesadilla que viene persiguiéndome desde siempre, supongo.

ㅡ¿Quieres hablar de ello?

Negó: ㅡ¿Por qué hiciste ése trato? ㅡlevantó la vista, mirándole.

ㅡNo me quedaría de rodillas, viendo cómo pintaban una pared completa de rojo contigo, Eddy ㅡrascó su narizㅡ, ¿por qué quieres hablar de ésto ahora?

ㅡTuve una pesadilla... una muy fea.

ㅡ¿Qué sucedió?

ㅡTodo es normal... hasta que te veo arriesgando tu vida y libertad completas sólo por protegerme... yo no ㅡabrió la boca, mirándole por un segundoㅡ... realmente no merezco vivir.

ㅡYa golpeé a Ed por decir la misma mierda que tú. ¿Éso es lo que viniste a buscar?, ¿un golpe?, ¿ah? ㅡpreguntó, señalándole acusatoriamenteㅡ; ¿quieres que te golpee?, ¿éso es lo que quieres?

ㅡLo siento... pero, tengo razón.

ㅡ¿Por qué hablas tanta basura? ㅡchasqueó la lengua, fregando sus ojitos con sus manos.

ㅡLamento que tengas que hacer ésto sólo por protegerme.

ㅡNos ㅡdijo, fuerte y claroㅡ. Proteger-nos. A los tres. A Ed, a ti, a mi.

ㅡ¿Cómo te protegerá ésto a ti también?

ㅡ¿Bromeas? Kevin es un mafioso, ¡uno de los mafiosos más importantes de Peach Creek!, ¡del país, me atrevo a decir! ㅡrió, bajitoㅡ. Además... imagínate, si hago los favores que él necesita... tú no lo sabes, pero él me dará dinero. Mucho dinero. Todo el que necesite ㅡambos se miraronㅡ. Nos dará dinero, mucho. Todo el que pueda pedirle.

ㅡ¿Lo haces... por el dinero? ㅡpreguntó, confundido.

ㅡNo ㅡfrunció el señoㅡ. No, bueno... no principalmente, éso... el dinero no significa mucho ㅡse encogió de hombrosㅡ. Sé que la idea no te gusta... a Ed tampoco, y a mi tampoco me agrada mucho, pero... es lo único que tenemos ahora.

ㅡNo es la única opción.

ㅡLo es para mantenerte vivo ㅡsus ojos volvieron a juntarse con los del alfaㅡ. No me odies, por favor... tengo que hacer ésto por nosotros.

ㅡNo te odio... despues de todo, no podría ㅡrascó su cabezaㅡ. ¿Cuándo te vas a encontrar con él de nuevo?

ㅡEl próximo viernes, seguro.

ㅡ¿Vas a seguir con tu trabajo?

ㅡPor supuesto.

ㅡ¿Te están vigilando?

ㅡ¿Ahora mismo? No lo sé... pero, tal vez si lo hagan pronto.

ㅡ¿Y qué pasa con nosotros?

ㅡ¿A que te refieres?

ㅡNuestra relación ㅡdijo Ed, en el umbral de la puerta. Eddy le había hecho señas para abrir la puerta con cuidado mientras el omega estaba jugueteando con sus dedosㅡ. La que tenemos contigo... y la que, seguro, tendremos que tener con el otro alfa.

ㅡNuestra relación será la misma que hace años atrás, ¿por qué preguntas?

ㅡNos interesa aún más saber cómo va a estar nuestra relación con tu nuevo alfa ㅡmurmuró Eddy.

ㅡ¿Quieren que hable con él? Puedo hacer éso ㅡcomentó el omega, pasando miradas de un alfa al otro.

ㅡ¿Estaremos bajo vigilancia? ㅡpreguntó Ed.

ㅡNo tengo la menor idea sobre éso... ¿por qué quieren saberlo? Hablaré con él mañana, ¿está bien? ㅡrascó sus ojitos nuevamenteㅡ. ¿Hay alguna razón por la cuál estemos los tres despiertos, a la misma hora y en el mismo lugar, hablando de un tema muy específico?

ㅡOh, lo sentimos... ya nos vamos...

ㅡEsperen, oigan ㅡel omega apretó las sabanas, viendo a sus hermanos en la piertaㅡ. La cama es un king size, ¿por qué no dormimos los tres juntos? Ya sanen... cómo en los viejos tiempos ㅡsonrió.

Los alfas se miraron y luego saltaron a la cama. Eddward quedó en medio, Eddy tomó el lugar de la derecha (cerca de dónde se encontraba la ventana) y Ed el lugar de la izquierda (cerca de la puerta). Un suspiro cansado acompañó la suave risita de Doble D.

ㅡMe duele saber que dormirás con otro alfa ㅡsonrió de lado Ed, ponuendo una de sus menos sobre su pecjoㅡ. Agh, mi corazoncito...

ㅡOh, vamos... saben que siempre serán mis alfas favortios ㅡse levantó un poco y besó la mejilla de su hermanoㅡ. Pero, lásrima por ustedes, sufrirán mucho.

ㅡ¿Cómo es que eres un omega tan malo? ㅡrió su hermano.

El primero en dormirse fue Ed, quién tenía una de sus manos entrelazadas con la mano de Eddward. Un poco después, el omega soltó su mano y el alfa se dió media vuelta. Eddy seguía despierto, skn ganas de hablar y con un poco de rabia encima. Eddward, a su lado, le observó por unos minutos.

Se hizo de una de las manos de Eddy y la pasó por debajo de su cabeza, apoyando su mejilla sobre su pectoral cuando el alfa se acomodó. Eddy sólo pudo aguantar un par de lágrimas, mientras que el omega le abeazaba el torso con una sonrosa inocente, sin saber lo aue realmenre ocurría en el corazón de su hermano, aún así lo estuviese escuchando.

La mañana siguiente, el omega estaba solo en su habitación. Luego de un rápido baño y un corto desayuno; salió corriendo directo a su trabajo en el café.

El día no había sido tan doloroso cómo otros. Mientras caminaba o corría de un lado al otro, tomando órdenes o llevándolas a sus mesas, se olvidaba poco a poco del alfa. No era cómo si pudiese sacárselo de encima, pero trabajar lo alejaba de su cabeza.

Con el corazón lleno de alegría y una súper sonrisa cómo siempre, se acercó a una de las mesas y dejó una taza de café cortado con unas galletas de chocolate.

ㅡSu órden, señor. ¿Desea algo más?

ㅡPor el momento no, muchas gracias ㅡasintió un par de veces, dejando su celular a un lado.

Eddward sonrió una vez más al cliente, el cuál (cuando vió su café y galletas) esbozó una gran sonrisa satisfecha. El omega era uno de los mejores trabajadores de aquel café. Presente en todo momento, es bueno con el inglés y los turistas, siempre sabía qué decir e incluso era poético al hablar sobre las cosas que traía la carta, aunque varias de ésas cosas fuesen súper simples cómo "tostadas con mantequilla".

Usualmente atendía a las mismas personas... clientes que siempre pedían por Eddward en específico, o lo llamaban con la mano cuando lograban captar su atención.

Estaba satisfecho y encantandísimo con su trabajo.

Mañana tendría la mañana libre. Entraba al trabajo a las tres de la tarde. Los pisos estaban limpios, al igual que la cocina y todos los repuestos ya estaban en sus lugares. Todo listo para sus compañeros de la mañana. La puerta se abrió junto a un suave tintineo.

ㅡLo siento, señor, ya cerramos ㅡsonrió, volteándose.

ㅡOh, ¿llegué muy tatde? ㅡpreguntó, quitándose las gafas negras.

"Reconocería aquellos ojos dónde fuese", se dijo a sí mismo, con una sonrisa. Estaba tan fascinado con la clase de hombre que se imaginaba que era Rolf, que no dejó de pensar en él en toda la noche.

ㅡ¿Rolf? ㅡrió bajito, dejando de lado aquel pequeño trapo.

ㅡEl mismo.

ㅡ¿Qué haces por aquí, tan tarde?

ㅡEl señor Dorm me envió a traerle unas cosas ㅡrió bajito al gruñido bajo de Eddㅡ. Y, si no has limpiado la máquina de cafés, quisiera uno.

El delta se acercó a él y dejó dinero sobre la barra, sacando un par de monedas luego para ponerlas en el jarro de las propinas.

ㅡUn café simple, enseguida ㅡsonrió, tomando el dinero y dejándolo dentro de la caja.

ㅡSé que las cámaras están encendidas, pero, ¿te molesta si me quedo aquí? ㅡpreguntó, apoyando sus brazos sobre el mostrador.

ㅡClaro, no hay problema ㅡdijo, poniendo la taza bajo la máquina. Segundos después, volteó con el ceño fruncidoㅡ, ¿cómo sabes...?, ¿las cámaras...?

ㅡSoy muy observador.

ㅡObservador.

ㅡEstuve esperando afuera, en realidad ㅡrió bajito, recibiendo un par de galletas en un plato pequeñoㅡ, había mucha gente aquí dentro. No quería incomodarte.

ㅡOh, está bien... si alguien me pregunta, puedo decirles que estamos saliendo ㅡse volteó y dejó el café cerca de las manos del deltaㅡ. No creo que pregunten mucho después de éso... no a muchos les importa, sin ánimos de ofenderte.

El delta negó, metiendo la cuchara en la taza.

ㅡUn omega y un delta, juntos, eh ㅡfrunció un poco el señoㅡ. Puedes decir que soy tu hermano mayor.

ㅡMucho mejor ㅡasintió rápidamente, haciéndose de una botella de aguaㅡ. Dijiste... que tu jefe tenía algo para mi, ¿lo trajiste o tengo que ir a la mansión? ㅡpreguntó, mientras luchaba abriendo la botella.

ㅡEstá aquí ㅡquitó los brazos del mostrador y se inclinó para tomar algo del suelo, pasándole una bolsa despuésㅡ. Me dijo que lo consideres cómo un regalo, así que posiblemente esté envuelto.

ㅡAh, ya veo ㅡmurmuró, tomando la bolsa entre sus manosㅡ. ¿Te... molesta si lo abro a solas?

ㅡOh, claro que no ㅡbebió un sorbo de su caféㅡ. Es regalo, no mío. Y yo tampoco lo compré, así que está bien.

ㅡBien, muchas gracias... no me gusta mucho abrir regalos frente a la gente ㅡrió bajito, dejando la bolsa junto a su mochila.

ㅡOh, una cosa más que sé de ti ㅡsonrió, tomando una de las galletas para llevársela a la boca.

ㅡ¿Quieres saber algo más? Puedo compartirte lo que sea.

ㅡ¿Por qué hiciste ése trato? ㅡlevantó la vista y le vió morderse la mejillaㅡ. Sólo me sorprende, puedes no responder si no te sientes cómodo.

El omega movió las manos, restándole importancia al comentario y a sus acciones; ㅡHice un trato para mantener a mi hermano con vida... a éste hermano, a otro más y a mi mismo.

ㅡOh, ¿tenemos más hermanos? ㅡelevó las cejas, bajando su taza de café al mostradorㅡ. ¿Son ésos dos chicos con los que llegaste a la mansión la primera vez?

ㅡSí. Eddy es el "sinvergüenza" que hacía tratos con Kevin, y Ed es el más alto ㅡhizo señas con sus manosㅡ. Ambos son alfas.

Rolf asintió bebiendo lo último de su taza de café; ㅡSi soy sincero contigo, creo que ha sido una buena elección. Bueno, dependiendo del trato que hayan hecho, pero sigue siendo una buena elección.

ㅡPues... muchas gracias ㅡrió bajito, llevándose la taza consigo.

ㅡAntes de irme ㅡsonrió, cuando ambos estuvieron fuera de la tiendaㅡ, Kevin me dijo que se reunirán el viernes, ¿puedo llevarte hasta su lugar de encuentro?

ㅡOh, sería maravilloso si lo hicieses tú.

Mientras cerraba la puerta y se subía a la camioneta del delta, las imágenes del alfa de cabellos pelirrojos y ojos verdes se le venían a la cabeza... quería morir. Sus sueños de formar una familia con alguien que realmenre ame, tener un hogar en dónde todo sea sano y saludable para él y su pareja, ¡y los niños!; quería cachorros que fuesen tan hiperactivos que no podrían parar de jugar en toda la tarde, y que fueran súper-inteligentes cómo él.

Todo se iba a la mierda cuando sentía su teléfono nuevo vibrar sobre su pecho o en su pantalón, y saber que había alguien que estaba dándole órdenes mientras intentaba seguir con su vida. Todo se iba a la mierda cuando pensaba en Kevin.

Estaba cansado... no, estaba agotado.

ㅡBuenas noches, ya regresé ㅡdijo, cuando la puerta se cerró tras de sí.

ㅡBuenas noches, cariño ㅡsonrió Ed, abrazándole de la cintura por unos minutosㅡ. Hueles a tostadas.

ㅡDelicioso, ¿verdad? ㅡrió, acomodándole los cabellos.

ㅡHice café, ¿quieres?

ㅡSí, por favor ㅡsuspiróㅡ. Realmente necesito uno ahora mismo.

ㅡ¿Día duro, verdad? ㅡrió bajito, caminando a la cocina.

ㅡOye ㅡgritó, mientras se recostaba en el sofá grande, mirando el techoㅡ... ¿y Eddy?

ㅡFue a buscarte ㅡcontestó, desde la cocina.

Todo quedó en silencio por unos minutos; ㅡ¿Dónde?

Ed regresaba de la cocina con dos tazas grandes de café; ㅡAl café.

Eddward se reincorporó en el sofá, sintiéndose inquieto. Ed dejó las tazas y le miró. Cuando los ojos del alfa y el omega se conectaron, ambos aguantaron sus respiraciones.

ㅡEd, ¿dónde fue Eddy?

ㅡA buscarte. Fue al café.

ㅡ¿A cuál café, por el amor de Dios, si ambos saben que los matones del jefe Dorm están dando vueltas por ahí?

ㅡCarajo...

ㅡ¡Mierda, Eddy! ㅡgruñó el omega, levantándose de golpe, dándole un golpe a la mesaㅡ; ¡lo voy a asesinar!

ㅡ¿Dónde crees que pueda estar? ㅡpreguntó el alfa, poniéndose un saco.

ㅡ¿Donde más, sino en la mansión Dorm? ㅡabrió la puerta y ambos salieron por ellaㅡ. Sabía que había una muy buena razón por la cuál no nos hayan vendado los ojos cuando nos llevaron la primera vez.

El camino en la camioneta fue lo suficientemente rápido hacia la mansión. Podía equivocarse... tal vez Eddy estaba ahogando penas en un bar, o volando muy alto gracias a algunas drogas que pudo conseguir por ahí, o comprano otra caja de cigarros en la tienda a un lado de su trabajo de medio tiempo.

Pero, verlo colgado del gran portón negro de la mansión Dorm, arruinó todas las posibilidades de una buena disculpa con su cerebro. Había pensado bien, después de todo... aunque su corazón se negase a creerlo.

Cuando lograron bajarlo a los golpes de ahí arriba, Eddward sólo pudo decir una sóla cosa; ㅡMételo al maldito auto.

ㅡVamos, amigo ㅡmurmuró, arrastrándolo a la camioneta.

Miraba el suelo entre el portón y la calle de piedra, sobreescuchando la conversación que tenían los alfas.

ㅡEddward... ¿él está en casa? Tengo que ir a buscarlo al trabajo, ¿ya son las ocho? ㅡpreguntaba, agarrándose de la camiseta de Ed.

ㅡDoble D está en casa, tú no te prepcupes. Ya fui yo a buscarlo al trabajo, está tomando un baño en casa ㅡle tranquilizaba el más alto.

Levantó la cabeza hacia el portón y, luego, a la mansión. Tan lejana y tan grande, pero que pronto tendría que acostumbrarse a llamarle "hogar". El pequeño brillo de una habitación con las lucen encendidas en la esquina superior derecha, mucho más lejana a él y casi rozando el cielo estrellado...

La cortina se movió mucho más rápido que sus pensamientos, y se volteó a la camioneta con el último alarido del viento helado golpeándole la cara.

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