🪷 | 𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 4
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𝓛𝓪 𝓒𝓸𝓷𝓬𝓾𝓫𝓲𝓷𝓪 𝓕𝓪𝓿𝓸𝓻𝓲𝓽𝓪
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"Cartas de esperanza"
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Una semana después (T/n) había empezado a acostumbrarse a su nuevo estilo de vida y entorno. Pero no significa que estaba feliz de estar ahí. Seguía estando triste, casi todas las noches lloraba, pero lloraba en silencio. Sólo para desahogar su dolido corazón que no soportaba estar lejos de su tierra, padres y amigos.
Formó una linda amistad con Akiko. La veía como una hermana mayor, a veces la regañaba por cosas que no tenía que hacer ahí, pero sin tono grosero. Akiko fue la única que la consoló todas las veces que se sentía mal. Y la apoyó en la idea de escribirles cartas a su familia.
Justo ahora estaba con la chica pelinegra, quién le ayudaba a escribir. En los últimos días, escribió una carta para dos destinos: Sus padres y Tanjiro.
-Puedo saber... ¿Quién es ese Tanjiro Kamado? -miró a la (c/c) sonriendo coqueta, haciendo que (T/n) se sonrojara.
-Un... Un amigo de la infancia. -contestó con la cara rojita.
-Un amigo muy, muy especial? -dijo alzando una ceja con tono juguetón. (T/n) tomó aire y suspiró.
-Lo amo desde hace años... Pero nunca me he confesado, no creo que él corresponda mis sentimientos. -apretó sus labios. -Pero él me dijo que vendría a buscarme! Estoy segura que lo hará! -sonrió con brillo en los ojos.
-Aww, eso es muy lindo. Yo creo que ese chico sí te ama, pero... Está muy difícil que te saque de estás murallas. Aún así, si tienes la oportunidad no dudes de mi complicidad. -le guiñó un ojo y (T/n) soltó una risita.
-Yo creo que la carta está terminada. ¡Quedó perfecta! -exclamó Akiko leyendo la carta por encima, (T/n) asintió en señal de acuerdo.
-Ahora sólo tenemos que esperar a que llegue Yoriko-sama.
Pasó un poco más de hora y media en el que ambas chicas esperaban. El harén estaba bastante tranquilo, con algunas voces que se escuchaban.
-¿Tú no quieres escribir una carta a alguien? -dijo (T/n) y Akiko la miró de reojo.
-Recuerda que te dije que me trajeron al palacio de niña, creo que tenía seis años... Dicen que vengo de Hakuba, es un pueblo bastante frío... No recuerdo ni siquiera los rostros de mis padres. No tengo a nadie. -finalizó con la mirada baja, pero luego la subió para mirar a (T/n). -Pero ahora los dioses me regalaron una hermanita menor. -esbozó una linda sonrisa.
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Al cabo de un poco más de una hora fue que llegó al harén su administradora. Apenas la vieron entrar Akiko le dió la señal a (T/n) para que fuese con ella y fue lo que hizo.
Ésta estaba hablando con otras chicas del harén cerca de la puerta de entrada. Se acercó a ella tímidamente.
-Yoriko-sama... Puedo hablar con usted?
La mujer la miró unos segundos. Luego le dijo a las demás chicas que se retiraran para dejarlas conversar solas.
-¿Qué necesitas, niña?
-Quisiera pedirle un favor... -le mostró las cartas y se las extendió. -¿Podría mandar estas cartas a mi familia? -esperó paciente una respuesta.
-Mmm, claro. Dámelas. -tomó las cartas ojeando el sobre por fuera. -Pero te recomiendo que empieces a olvidarte de tu familia y antigua vida. Ahora le sirves a la familia imperial, y te quedarás aquí. -dijo con voz tesa.
(T/n) no supo qué responder al principio ante lo dicho. Sabía que debía acostumbrarse a esa vida, pero no pensaba quedarse. Tenía que huir de ahí, o al menos esperar a Tanjiro. Por lo pronto le reconfortaba hacerle saber a su familia de su estado.
Murmuró un "Gracias" sin ganas. Y se retiró a su lugar nuevamente.
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El tiempo que (T/n) pasaba en el harén se sentía mil veces más lento que cuando vivía en su pueblo. Eso de estar encerrada todos los días en una gran habitación junto a otras chicas, no poder salir a ninguna parte ni por el baño porque estaba literalmente detrás de la habitación la estaba frustrando mucho. El sentimiento de libertad le fue cortado como alas.
Si no fuera por Akiko la estuviera pasando peor. Es con la única con quién conversa y se lleva bien. Las demás chicas no hablan con ellas. Hay unas que no les interesa socializar, y otras que son mayores de edad y tienen el ego tan alto que se creen la máxima belleza. No les agrada.
Por varios días que pasaron estuvo entreteniéndose con escribir cartas a su familia. Contando los días que pasaron y teniendo en cuenta el tiempo que la trajeron de Miyajima a Kyoto se imaginaba que muy probablemente ya sus padres habían recibido las cartas, al igual que Tanjiro.
Ahora mismo estaba anocheciendo. Akiko no se encontraba con ella. Hace una hora la habían llamado para bailar junto a otras chicas. Así que estuvo sola todo ese tiempo, pero no le molestaba.
Cuando escribía en las cartas, plasmaba las letras en ese papel expresando sus emociones, su estado, cuánto extraña a sus seres queridos le era de alguna forma reconfortante. La única manera que mantenía su mente distraída de tanta tristeza que su corazón sentía.
Primero empezó con una carta a sus padres. Los extrañaba demaciado.
"Queridos padres."
"No hay día en que no me hagan falta. No hay día en que no me sienta triste y quiera huir de aquí, pero estoy consciente que es imposible. Al menos para mí."
"¿Cómo va todo por allá? No quiero que estén peleados por mi culpa. No fue culpa de nadie, excepto de ese señor malo que me vendió."
"¿Cómo están Asuka, Koki, Shigeo, Haruki, Kozo, Shu y Kosuke? Nunca olviden darles de comer y con su buena ración, esos pecesitos son comelones!"
"Los extraño mucho, espero volver a verlos pronto. Sé que sí nos volveremos a encontrar.".
"Con amor, (T/n)."
Terminó la carta a sus padres. La puso a un lado en la cama y mojó la pluma con más tinta para escribir la otra dirigida al pelirrojo. Pero esta vez esta carta sería muy diferente a las demás que le envío. (T/n) tenía mucha esperanza de que volvería a su pueblo algún día, pero dentro de ella sabía que no se lo permitirán, y tampoco se quería meter en problemas.
Suspiró profundamente sabiendo cada palabra que escribiría, y con un leve temor de arrepentimiento pero no se hecharía para atrás. Sacó coraje para confesar por fin.
"Tanjiro..."
"No puedo mentirte. Estar lejos de ti también es muy doloroso. Sin contar a mis padres eres la persona más importante de mi vida. También extraño mucho a Nezuko, Takeo, Shigeru, Hanako y el pequeño Rokuta. Espero que todos estén muy bien, al igual que tus padres."
"Confío en que me rescatarás de esta pesadilla. Pero sabes que es difícil y no puedo estar muy segura. Es por eso que... Quiero aprovechar para decirte algo que llevo atascado en mi corazón desde hace años".
"Hemos sido amigos desde niños, han pasado tantos momentos increíbles y divertidos a tu lado. Eres la persona más bondadosa, tienes los ojos más amables que he conocido. Te juro que no sé en qué momento sucedió, terminé cayendo en un profundo amor por ti. Soy cobarde, y ahora te confieso esto por palabras y no de frente como debí haberlo hecho."
"Te amo, Tanjiro. Te amo demasiado. Mi corazón sólo es tuyo. Deseo salir de este lugar para estar a tu lado nuevamente. Si no sientes lo mismo entenderé, sólo necesitaba sacar mis sentimientos... Espero volver a verte..."
"(T/n)"
(T/n) sintió un nudo en su garganta. Por fin lo había hecho. No podía creerlo. Sólo esperaba que esas cartas llegarán a su destino, estaba segura que sí. Yoriko-sama le dio su palabra. Sonrió levemente para sí misma.
Tomó los papeles y los envolvió en su sobre con cuidado. Luego se paró y salió de la pequeña habitación. Sabía que a estas horas debía estar Yoriko-sama y así fue. La encontró hablando con otro hombre que parecía tener un cargo alto. Se acercó a ellos pero sin querer escuchó su nombre en la conversación y la hizo detenerse. Rápidamente se escondió detrás de una pared.
-Estas son las otras cartas que me dio esa niña, (T/n), ya sabes qué hacer. Quémalas todas. Le hice pensar a pobre ingenua que mandaría las cartas. -soltó una risa tapando su boca que el otro hombre le siguió.
-Eres realmente malvada, Yoriko. Tienes a las mujeres muy bien controladas. -sonrió mostrando sus dientes.
(T/n) se tapó su boca queriendo llorar. Como si no fuese suficiente lo que ha pasado, su única esperanza de al menos contactar a sus seres queridos fue rota.
Vio al hombre salir por la puerta. Rápidamente salió de su escondite para confrontar a la mujer. La agarró fuerte del brazo.
-¡¿Por qué va a quemarlas?! ¡¿ Por qué me hace eso?! -gritó aguantando el llanto. -Yo me he portado bien en todo este tiempo, no he hecho nada malo!
-¡¿Qué crees que haces, niña?! -ese soltó rápido del agarre frunciendo el ceño. ¡Respétame, soy tu superior!
-¡Yo soy la que hace las preguntas! Por qué quema todas mis cartas?! Usted es una mentirosa, confíe en su palabra y hace esto a mis espaldas!! -su voz se llenó de enojo.
-Ya te lo dije una vez. ¿No recuerdas? Te recomendé ir olvidando tu antigua vida de pobre y tu familia. Ahora vives con privilegios. ¡Deberías estar orgullosa de que eres miembro del O-Oku! -la agarró del brazo y le dió la vuelta, obligándola a ver dentro de la gran habitación. -La mayoría de todas las mujeres del harén son nobles... Muy pocas campesinas entran aquí. Sólo si poseen una gran belleza, como tú. Así que deja de llorar y no vuelvas a alzarme la voz si no quieres que te castigue! -(T/n) apretó sus labios fuerte sintiendo que se los iba a romper, quería gritarle a esa mujer sus verdades.
-Usted es una persona detestable... -murmuró con los ojos húmedos.
Corrió lejos de ella. Sin que la mujer se diera cuenta salió de la habitación del O-Oku. Corrió por los pasillos del palacio sin saber en dónde estaba ni a donde iría.
La impotencia y rabia eran las causantes de sus lágrimas. Parecía que todo el mundo se había puesto en su contra, nunca hizo nada malo, no entiende por qué le pasa todo esto. Algo tan sencillo como lo que le pidió a la señora Yoriko no le costaba nada, tan sólo pedía escribirle a su familia.
Por suerte no se encontró a nadie por esos pasillos. (T/n) llegó a lo que parecía una pequeña habitación. Había un balcón dónde se podía apreciar el hermoso jardín del palacio, era una muy bella vista. Caminó despacio y se asomó en el balcón. Su mente no estaba trabajando adecuadamente por la dominación de sus emociones.
Tal como le dijo esa mujer no iba a volver a ver a sus padres ni mucho menos volver a su tierra. Es tan difícil que incluso Tanjiro la saqué de ese lugar, ya ni puede creerlo. No puede aferrarse a lo que sabe que es una falsa esperanza. Prefiere mil veces morir que quedarse en ese lugar.
La chica apoyó sus brazos en el balcón y se subió a él. La altura era demaciado alta. Siempre le había tenido miedo a las alturas, como cuando acompañó a su padre a escalar unas montañas cerca del pueblo y le asustaba. Pero justo ahora no sentía miedo.
Estando parada sobre el balcón su mente tuvo un veloz destello de sus memorias. Cerró sus ojos sintiendo lágrimas calientes deslizarse por sus mejillas y justo en el segundo en que iba a saltar sintió unos fuertes brazos enrollarse en su cintura empujándola para atrás.
Pensó que caería despaldas pero los brazos no permitieron eso, sintió que su espalda chocó con un pecho y volteó a mirar totalmente desorientada.
-Señorita, ¿está bien?
TENSIOOOOON
Me encantó escribir este capítulo. Yo misma sentí muchas emociones jajaja.
¡AVISO! Rayita ya va a conocer a uno de sus futuros amores (un futuro muy pronto) O sea, los clones.
¿Quién de los hermanos creen que es?
LA PRIMERA QUE ADIVINE LE DARÉ EL DERECHO DE ELEGIR CON QUIÉN RAYI PERDERÁ LA VIRGINIDAD :)
Sabiendo que ella es concubina será pronto xd... (Muy pronto).
Les daré una pista: Es negro.
Otra cosa más... No se encariñen mucho con Akiko :D
Así que piensen bien.
Hasta aquí mi reporte.
Bye, se me cuidan que las quiero a todas! 💓
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