O21
" Cuando era un niño soñaba con el mundo, pero este estaba fuera de mi alcance así que huía de su ilusión y soñaba con un paraíso cada vez que cerraba los ojos. "
— No quiero saber nada de ese beta.
— SeongHwa debes escucharme, piensa lo que estás diciendo y recapacita, la razón por las cuales dejaste a YeoSang es muy tonta.
— El me mintió, ¿Eso te parece algo tonto?
— No te mintió, el es un Omega y que tú no quieras comprender lo que está pasando es tu problema.
— ¿Lo estás defendiendo?
— Joder. — Song gruñó suavemente, negando con su cabeza.
Estaban teniendo una pelea, ahora ya no de broma ni de risa, ahora era una seria. Cuando SeongHwa despertó se dio cuenta de que no estaba en su casa, su cabeza dolía y apestaba a alcohol así que se duchó con agua fría para así poder despejar su mente y recordar lo que había sucedido ayer, se vistió con algunas prendas que habían en el armario casi vacío y salió de aquella habitación, dándose cuenta de que estaba en casa de su amigo y que este mismo no se encontraba, supuso que se fue a la empresa, pero escuchó la puerta abrirse y en eso entró MinGi con un semblante serio y triste también, como si le hubieran dado una mala noticia. El Alfa se acercó a su amigo y cuando interrogó por sus expresiones recibió una respuesta algo tosca; "Debes hablar con YeoSang y buscar una solución."
Y así fue como empezaron una discusión, MinGi intentaba convencer a SeongHwa para que vaya con YeoSang, expresó su preocupación la cual el Alfa más grande ignoró, se moría por saber cómo estaba su Omega, pero se estaba dejando llevar por el orgullo y enojo que recorría por sus venas.
— Sabes, deberías agradecer de que YeoSang sigue pensando en ti, pero lo va a dejar hacer cuando se de cuenta de que eres un patán.
— ¡Me mintió! — Respondió con una actitud beligerante.
— Joder SeongHwa date cuenta, el no te mintió, solo se sintió amado después de tanto tiempo que tuvo miedo de perderte, el es un Omega, entiéndelo. — Suspiró con pesadez y renegó por la actitud necia que estaba tomando su mejor amigo. — Mira, al fin y al cabo no puedo obligarte a nada, pero cuando YeoSang dejé de llamar a tu celular no quiero andes chillando. — Dijo de manera directa, lastimando aún más el orgullo de su amigo. — Ahora vístete, tenemos que ir a la empresa.
SeongHwa no lo creía posible, en su mente el pensaba que YeoSang no lo iba a olvidar o que no se iba a cansar de llamarlo, esto por una parte le tranquilizaba, pero cuando escuchó las palabras de su amigo su enojo se volvió preocupación.
Pasaron dos días y el pequeño castaño ya se encontraba más despierto, aún no tenía ninguna noticia de su novio y eso lo mataba de ansiedad, pero después de tantos intentos logró levantarse y comer un pan de mermelada de durazno, misma que el preparó de manera artesanal, el día por alguna razón estaba muy frío, las nubes teñidas de un plomo oscuro dando aviso de que iniciaría una tormenta, de todos modos el no iba a salir para nada a la calle, se quedaría encerrado al menos unos días más para intentar subir su ánimo el mismo.
Estaba por acostarse de nuevo en la cama hasta que escuchó su teléfono sonar, sus ojitos brillaron con tanta emoción que corrió a contestar sin mirar de quién se trataba, pero no escuchó la voz que en esos momentos deseaba escuchar.
— ¿Hablo con el joven Kang YeoSang? Lo llamamos del banco, debe pagar la luz y el agua ya que su recibo se vence en dos días.
Sus ojitos se cristalizaron, se había emocionado por las puras, creyó que tal vez su Alfa lo llamaría para arreglar lo que pasó entre ellos, pero de nuevo se sintió tonto, ¿Quién querría tener una relación con el?
— Si señorita, hoy iré a pagar todo, gracias por comunicarme. — Murmuró con voz apagada y cortó la llamada suspirando con pesadez, tal vez se hizo muchas ilusiones con las palabras de MinGi, tal vez SeongHwa no lo pensaría y no volvería con el, miró la pantalla de su celular y pudo ver el registro de llamadas, solo salía el nombre de su Alfa ahí, ninguna de sus llamadas habían sido respondidas y eso le causaba más tristeza en su corazón.
No podía dejar de pensar de que el era una molestia para el moreno, hasta ahora solo le había causado malestares y si ninguno de sus llamados fue atendido solo había un razón; SeongHwa ya no sentía nada por el.
Empezó a sollozar en silencio, dejando su teléfono a un lado para así permitirse llorar por milésima vez, se levantó de su cama para dirigirse al armario y sacar la primera ropa que encontró, se la colocó con dificultad ya que no podía mantener su equilibrio a la hora de subir su pantalón o su playera, estaba débil, se abrigó con un gorrito de lana y también con una chalina, se puso un par de guantes de peluche y para terminar un abrigo muy calientito que no dejaría que el frío del día vaya a resfriar su cuerpo.
Parecía un lindo y pequeño pingüino, guardó su billetera junto con sus llaves para así dirigirse a la salida de su casa, respiró profundo antes de abrir la puerta y sentir el viento frío golpear su rostro, sonrió suave, eso le relajó un poco.
Decidió que se arriesgaría y que caminaría por la ciudad un poco, no conocía muchas calles así que andaría por las que fueran más frecuentadas para no perderse, sin más que pensar, empezó su caminata a paso lento y tranquilo, para el, el clima era muy frío, de cierto modo le gustaba, pero por otra parte no, sus defensas eran muy bajas que lo hacía propenso a muchas enfermedades, para ser exactos a muchas gripes, por esa razón tenía que estar cuidando constantemente de su salud, o más bien, de lo que vestía.
Sin darse cuenta había llegado al centro de la ciudad, donde se encontraban abiertas algunas tiendas y también donde se ubicaba la empresa de su novio, suspiró con tristeza, seguro estaba en su oficina trabajando junto a su mejor amigo, agradecía mucho que SeongHwa tuviera el hombro de MinGi en el cual podía llorar, quejarse y contarle sus penas, eso lo ponía más tranquilo ya que el mismo sabía lo que era no tener a nadie con quién hablar de lo que te estaba pasando.
Miró por unos segundos el gran edificio hasta que decidió marcharse, pero un intenso aroma ingresó por sus fosas nasales como flecha, fue tan rápido que su lobito ya se encontraba rasguñando su interior, pidiendo correr en dirección donde se encontraba ese aroma tan conocido para el; vino tinto, miró a todos los lados intentando visualizar algo y cuando por fin lo logró, su aliento se volvió frío.
Observó a lo lejos como su Alfa le sonreía a su mejor amigo, ver esa sonrisa de nuevo fue una ola de emociones y sentimientos que hizo su a cuerpo temblar. SeongHwa estaba sonriendo, eso significaba que no estaba tan mal como el creyó... ¿Como debería de sentirse? Se sintió olvidado y no es que quería ver a su Alfa sufrir por el, pero tampoco creyó que iba a superar los momentos tan lindos que pasaron en tan poco tiempo.
— Ojalá yo también pudiera superarte tan rápido... — Murmuró para si mismo, esbozando una sonrisa melancólica, se quedó unos segundos más observando la escena desde lejos, ahora su Alfa le sonreía a un Omega tal vez más lindo y menos defectuoso que el, ya no podía ver más, mientras más miraba su pecho punzaba y dolía de manera más intensa, cerró sus ojitos y apretó sus manitos sobre las mangas de su abrigo, su naricita ya estaba rojita por el llanto silencioso que hace minutos estaba intentando callar.
Se dió media vuelta para después empezar a caminar lejos de el lugar, cerca de ahí quedaba el banco, así que ya no tendría que caminar tanto, pagaría y se iría, creyó que salir a la calle iba a servir para despejarse o pensar un poco pero fue todo lo contrario, su lobito estaba triste, decepcionado, una mezcla de sentimientos tan negativos que se podía sentir a través de su aroma la depresión en la que estaba entrando.
Formó la pequeña fila de personas hasta que llegó su turno, sacó los billetes necesarios para cubrir el recibo que debía y salió con pesadez, no podía seguir así, en algún momento tenía que volver a la cafetería ya que el dinero que tenía ahorrado solo le duraría un par de semanas más.
Pasó por una pequeña dulcería donde vendían todo tipo de azúcares, se iba a dar un pequeño gusto para intentar subir sus ánimos aunque el mismo sabía que nada podía hacerlo más feliz como lo hizo SeongHwa en tan poquito tiempo.
— Me da una bolsita de gomitas ácidas por favor. — Pidió de manera amable a la señorita que atendía, sacó algunas monedas, las suficientes para pagar lo que estaba comprando y cuando finalizó su compra agradeció.
Justo cuando iba a empezar a caminar de regreso a su casa, sintió una pequeña manita jalar de su abrigo, por un momento creyó que iban a robarle o algo parecido, pero al darse la vuelta vio a un pequeño y precioso cachorro de ojitos marrones, tenía puesto un uniforme escolar de manga corta y de sus hombros colgaba una mochila, la tela de la camisa de este se veía tan delgada que podrías resfriar en unos minutos.
YeoSang se preocupó, se sacó todas sus prendas abrigadoras de inmediato y empezó a ponerlas sobre el cuerpo de el más pequeño, colocó primero los guantes por los pequeñitos y delgados deditos, después el abrigo y el gorrito, todo le quedaba un poco suelto y grande al cachorro, pero era mejor eso a dejarlo en medio del frío de la ciudad.
— Tengo hambre... — Murmuró con una vocecita tímida y pequeña, YeoSang pudo deducir que era un Omega que apenas se había presentado por el aroma dulzón que desprendía, su instinto paterno lo traicionó, sintió tantas ganas de abrazar y mimar a ese pequeño que temblaba y hacia sus dientes sonar por el frío.
— Lo sé pequeño, te llevaré a casa y prepararé un platillo delicioso solo para ti. — Consoló, acariciando esas mejillitas tan esponjosas y suaves del menor, vio como de los ojitos marrones claritos empezaban a escurrir pequeñas lágrimas, YeoSang quería llorar también, ver a un cachorrito en la calle le causaba tantas incógnitas negativas sobre lo que hubiera podido pasar. — Oh no, no llores, dime, ¿Te duele algo?
— M-me duele la barriga y mi espalda... — El llanto del cachorro se volvía cada vez más fuerte e intenso.
— Tranquilo corazón, estarás bien, ¿Si? Me llamo YeoSang, ese es mi nombre, ¿Cómo te llamas tu? — Habló esbozando una sonrisa para transmitir confianza al menor.
— Me llamo H-hongjoong pero mis amigos me dicen joonggie...
— HongJoong, es un lindo nombre... — Sonrió con dulzura.
" Ya me he tragado el odio, ni si quiera tengo fuerzas para enojarme, ni tiempo, ¿Por que me están haciendo esto? Es muy triste. "
¡Muchas gracias por el apoyo que le dan a la historia!, tal vez mañana o el jueves les actualize. 😭💕✨
sí hay algún error hagámenlo saber porfavor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro