―¿Qué me tienes qué decir, Soobin? ― Inquirió Kai sin siquiera mirar al chico frente a él.

El pelinegro estaba nervioso mirando al de cabellos rubios. Ante el silencio Kai alzó la mirada de su guitarra para ver al mayor.

―¿Soobin? ― El pelinegro soltó el aire que mantenía contenido y se relamio los labios para poder modular aquellas palabras que tenía atoradas en su garganta.

―Me gustas Huening Kai ― Y ante eso el guitarrista soltó una carcajada.

―¿Te gustó? — El mayor asintió, y el contrario se levantó de dónde estaba sentado mientras dejaba su guitarra a un lado.

―Me gustas mucho, Kai ― El menor sonrió ladino y rodeó el cuello de Soobin con sus delegados brazos.

―¿Y tus padres saben qué te gusta el chico más odiado de todo el vecindario? — Soobin negó ―Lo supuse.

―Es que no quería que dijeran nada sobre ti.

―¡Ay cosita! ― Exclamó Kai mirando los oscuros ojos del mayor ―Eres condenada mente tierno ― Y el contrario se ruborizó ―Tus padres te matarán cuando sepan que gustas de mí, Choi Soobin.

―No tienen porque enterarse.

―Me encantas, maldito ― Replicó Kai para besar lo labios de Soobin que siguió aquel inesperado beso de parte de su crush.

―Sabes a cigarrillo ― Susurró Soobin cuando Kai se separó ―Y me gusta.

Y el Huening río emocionado por la simple razón de que ese tierno y amable chico estaba sobre la palma de su mano.

Soobin sería su nueva adicción, eso estaba claro.