"Hazme tuyo" Sentenció agazapado bajo mi fervoroso cuerpo, estremecido de pies a cabeza por nombrarlo mío, mi cariño y casi se me escapa el inaudito "amor mío".

Pero como no quiero provocar el quiebre de la ardorosa burbuja que promovió bajo mi tacto, me mordí mis ganas de reclamarlo solo mío desde lo afectuoso para proceder a profanarlo desde lo sexoso, ardiente, caliente y pequeño cuerpo que me conoce desde antaño.

Mi plan aventajado de seguirle los pasos a mi mejor amigo dió los resultados esperados, aunque de entrada, quise casi matarlo por promover el malestar de mi rubia debilidad al querer sacarle información que le resulta algo incomoda y confusa todavía. ¡Es que él no puede dejarse acorralar aún por los afectos! Así que rehúye cada que le muestro una parte del concepto.

Es como si fuera todo un pequeño niño reticente de afección.

Pero para mí suerte, estoy yo. Que aunque sea el menor de los dos en realidad y "un mocoso" según la percepción de sus ojos en cuanto me mira, le demostraré que soy un hombre, su hombre. Aquél que con un roce pone de cabeza toda su maldita existencia dejando sin oxígeno el cerebro para recordar si es el mayor en esta maldita ecuación o si eso realmente importa.

Se entrega a cada toque que le doy... Como un desesperado por recibir descargas eléctricas de emoción, de repentinas olas de fuego que lo aquejan quemándolo vivo desde sus adentros.

Y debo tapar su voluptuosa boquita sobre que jadea gimiendo "que no aguanta más" y suplicando más de una vez "por favor".

—Tan malditamente sensual, mi cosita —le reitero luego de aferrarme con mis dientes a su cuello y sin dejar de tapar esa caliente boquita.

Acción que descoloca mi firme pisada al suelo sobre que lame descarado la palma de mi mano como si fuera mi maldito falo.

El pequeño espacio alejado del ante baño sirve de resguardo para miradas indiscretas. Pero nada me calienta más que la posibilidad de que nos vean entregados al fervor, como animales en plena etapa de calor. Desgarrando nuestras entrañas desde adentro y quemándose las tripas a fuego intenso.

Mi soma reacciona como un demente ante su estampa. Es que ¡maldita sea! Es la definición de lo prohibido sobre la faz de la Tierra. Una increíble dualidad de verlo etéreo de a momentos y por otros, como una depredadora máquina sexual apetitosa que no le importa una mierda.

—¡Por Dios! No te das una idea de lo que me calientas... —murmuro sobre sus labios. Agarrando con fuerza su mentón para elevarlo y forzar a mí lengua a recorrer las paredes de esa tibia cavidad que me profesa constantes gemidos sin control, los cuáles son néctar para mís oídos.

Sus manos pierden el dominio que le antecedió al fervor y comienzan a desabrochar mi pantalón de la forma más veloz, sin olvidar de mirarme directo a los ojos sobre que rodea con sus pequeñas manos por encima de la tela, mi embravecido falo.

El jadeo contenido que retumba desde lo más profundo de mi garganta, fue absorbido por sus labios que se lanzaron sin reparos a los míos, mientras con ayuda de mis extremidades trepa mi candente cadera enredando sus piernas a los lados.

Prendido cual Koala hacia mi cuerpo y apoyando su espalda sobre la pared, me dedico a simular profundas  embestidas sobre la tela que nos exime de estar en bolas justo ahí, incrementando el deseo de sentirme llenarlo en lo profundo de sus adentros mientras descargo furioso mi espeso y caliente simiente.

—P-por f-favor amo... —jadeas enteramente colorado y marcado, con tu pecho exquisito expuesto por y para mí. Y ante mis ansiosos labios que pican por succionar hasta que jadees -nuevamente- de dolor ante mi duro tacto.

Sensaciones que compartimos como amantes de un secreto de antaño y a escondidas del mundo exterior. Mi dominio y tu sumisión...

Entonces, desabrocho velozmente tus pantaloncillos con más ganas de arrancarlos sin miramientos ni perdones de por medio, acción que haría sin reparo, si no fuera porque  debes salir airoso y vestido como si no te hubiera tomado como un maldito demente en la entrada del acondicionado baño.

Me sorprendo ante tus movimientos, que con maestría de serpiente arrastras lo que te resta de prendas sobre tus gloriosas piernas mientras las elevas hacia el techo con una increíble flexibilidad que me asombra y altera.

Y aprovecho el movimiento que le provocó a mi retorcida mente, el observar tu entrada palpitar como si de vida propia se tratase para jalar de un tirón mi cinto de cuero mientras sentencio: —Agárrate bien fuerte —llevo sus manos hacia mi cinto de cuero que paso de lado a lado sobre un soporte en la pared mientras aprieto sus piernas elevadas con mi entre pierna —Sostente, y no te sueltes hasta que te ordene.

Y observar lo vidrioso del deseo de sus ojos ante mis órdenes me pone completamente loco.

Así que cogiendo sus piernas desde la corva de sus rodillas, dirijo mi ansiosa lengua a las profundidades de ese apretado canal que me tienta como la manzana a Adán.

—¡Oh..! Mierda —jadea repentinamente, retorciéndose de placer ante la destreza de mí lengua —Y-yo... me...ven...

—Ni lo sueñes cariño, te vendrás con mi polla bien adentro mientras me aprietas con suma delicia —susurro retirándome veloz de su sensible zona oscurecida y colocando sus piernas a ambos lados de mis hombros para luego proceder a meter dos dedos en la humedecida cavidad, moviéndose en forzadas tijeras que prepararan la zona para contra atacar con mi miembro sin clemencia.

Mientras tanto, me aferro a sus erectos timbres con ferviente devoción, saboreando todo a su paso, registrando en mis papilas gustativas cada fragmento de su sabor corporal.

—Eres perfecto —le susurro sobre sus belfos, apresando su labio inferior entre mis dientes y provocando un jadeo de dolor mezclado con creciente excitación.

Y sin soportar más, arrimo mi dolorosa erección sin funda alguna, pero me detengo en seco al recordar que no la envuelvo.

—¡Entra de una puta vez..! Estoy completamente limpio...

Me sorprendo ante su exabrupto pero de inmediato, me río arrimando mis labios hacia su necesitado miembro, y de una gran bocanada me lo trago profundo cual paleta de helado ansioso por devorar.

Luego de cuatro o cinco profundas jaladas a su miembro, me retiro apoyando mi punta goteante y roma sobre su abertura, para luego  traspasar de una la primer línea de anillos.

—¡Sí! A eso me refería... —susurras con tus mejillas encendidas y moviendo tus caderas como si de una maldita licuadora se tratase.

Y me acoplo con maestría a la impronta de tu caliente acto, rodeando y estremeciendo tu zona para retirarme lento y enterrarme de un firme empellón en tu guarida.

—¡Maldición cariño! Eres tan caliente como el mismísimo averno... Te sientes tan estrecho, que presiento que te reviento...

Dictamino a medida que mis estocadas se aceleran con un insano ritmo junto a tus erráticas respiraciones. Las cuales deben ser calladas con la palma de mi mano mientras aguanto tus eróticas  mordidas.

—N-ne... cesito —dices sin soltarte de mi cinto, obedeciendo como todo un buen sumiso.

Y entonces, jalando de tus rubios y húmedos cabellos hago que me observes, para luego ordenarte de que puedes correrte en tanto me aprietas con extremada delicia, provocando que descargue furioso y pletórico en todo tu cálido interior.

—Puedes soltarte cariño —susurro sobre tus cansados oídos mientras caes sobre mi cuerpo en completa ofrenda a ser recibidor de mimos.

¡Omaigad!😏 como que éstos me pueden😏

Recuerden que esto es ficción y no realidad, la verdad es que debes usar protección siempre a menos que sepas que estás limpio y decidan en conjunto, no usar.😉

Gracias por leer, votar y comentar🥰

Los amito mucho❤️