₵₳₱. 1 "El introvertido"
Pasada la media mañana, unos estruendosos ruidos provenientes del exterior de mi departamento me despiertan de mi ensoñado letargo. Entonces, observo todo exaltado a mi alrededor, retirando con mi mano un hilo de saliva que rodea mi barbilla mientras extiendo mis brazos para disponer a mi perezoso cuerpo a la dicha del despertar de un nuevo día.
"Dicha" inoportuna palabra que resuena en mi cabeza a medida que me extiendo... ¡Cómo si los eróticos sueños o malditos delirios mientras a cuatro patas recibo paliza en las nalgas! Es sinónimo de dicha.
"¡Bienvenido al albor del nuevo día!" mental e irónico me digo.
A continuación, me deshago a toda velocidad de la pseudo manta que arropa parte de mi escarchado cuerpo. Pareciera que la idea de usar mi campera como abrigo mientras leía durante la fría noche en el sofá, no habría funcionado. ¡Porque tengo congelado los huevos! Y si a eso, le sumo el recuerdo en pensamientos de unas callosas manos en mi trasero...
No quiero ni recordar...
¡Demasiado tengo ya con aguantar la erección mañanera a causa de estos recurrentes sueños! Aunque a veces, ¡parecieran tan real! Entonces decido darme un baño bien caliente. Y no sé por qué se me hace, que será caliente de verdad.
"¿Pero, qué demonios?"
Un intenso sonido de taladros y fuertes golpes interrumpen mi "buen" humor y las caricias a mi de más entusiasmado amigo bien parado. Así que decido arrimarme al ventanal a fisgonear y de paso, ventilar el ambiente de malos olores, antes de dirigirme a bañarme o a desayunar.
—La masturbación puede esperar —afirmo decidido ya que mi estómago ruge sonoro a causa de la falta de alimento.
Ya en la ventana, mientras froto mis ojos, observo trabajar a varias personas en la remodelación de una vieja casona del lugar. Y curioso por saber más, estiro mi cuello más allá sin percatarme de que desde mi gran ventanal se me ve más de la mitad del cuerpo. Y me estiro más hasta que un fuerte silbido proveniente desde el interior de la obra me hace reaccionar.
Inmediatamente me escondo detrás de las paredes y observo a mi cuerpo revestido con solo una camisa a medio abotonar y mi amigo a media asta, de más entusiasmado por salir a saludar.
—¡Genial Jimin! Con lo que te gusta llamar la atención, te vas a parar prácticamente en bolas frente al ventanal —ofuscado me digo.
¡Lo que me faltaba para completar la semana! Que me cataloguen como todo un provocador, exhibicionista y de paso, calentón.
Si por lo menos tuviera sexo real... Pero no, el sexo solo sucede en mi desordenada cabeza y con un tremendo Dios semental.
Vengo arrastrando desde hace varios días, escasas horas de sueño y momentos en donde creo que no soy yo el que despierta... Es como si fuera una maldita cuerda elástica que cuando mi cuerpo dormita, luego de estirarse, se regresa a dónde se quedó en primer lugar.
Y esto, no es algo reciente... A mis 32 años, ya lo tengo completamente asumido. Pero ha provocado mi alejamiento de la gente. Y ni hablar de tener una relación amorosa, por temor a que piensen que soy un maldito loco demente cuando parece que entro en trance cual médium se manifiesta a través de mí piel que lo clama solo a él.
Y lo vengo asumiendo a tal punto, que he decidido recurrir a un profesional en el tema.
Por lo menos, para dejar de ser el "rarito" según algunos que bisbisean, o para pasar de ser el "rarito" a ser "el rarito atendido". Y con un poco de suerte, ser uno más del montón. Aquel lugar en donde pasas completamente desapercibido.
Todo esto, me ha llevado a estudiar una carrera que no implique estar demasiado en contacto con otros seres. ¡Y no es que sean extraterrestres! Pero a mí, de seguro, me hacen sentir como un objeto no identificado.
En fin, me especialicé en la carrera de diseñador gráfico. Trabajo que permite desarrollarme eficazmente en lo que hago, refugiado dentro de mis cuatro paredes y tratando solo lo estrictamente necesario con el mundo exterior.
¡Y no es que sea tímido o algo por el estilo! Más bien es temor... Temor de ser señalado como tantas veces en mi vida y a lo largo de mi juventud...
Así que luego de años de psicoterapia y de llegar a la única conclusión, de que mi cerebro es el único causal promotor de mi desgracia, decidí quedarme en casa y disfrutar del calor de mi pequeño lugar. Lejos de las indiscretas miradas y lejos de la gente que me pueda juzgar.
Así construí mi hogar, mi pequeña pero sólida fortaleza. Hogar en donde tengo una inmensa biblioteca que amo con todo mi ser. Inmueble que recubre totalmente una de las paredes laterales del ambiente que funciona como living, cocina, comedor y sala de estar.
¿Vieron que no mentí cuando les dije que era pequeño?
Pero es mío, mi refugio, mi lugar... Y en donde acumulo diversas novelas de toda índole para luego soñar... Soñar, sobretodo con aquellas épicas batallas con amores desdichados y trágico final.
Lo sé... ¡Soy un maldito masoquista! Parece que no me alcanza con cerrar mis ojos y recrear en mi memoria esa imponente figura masculina sin rostro, que con sus grandes manos llenas de callos a causa de forjar una pesada espada... me ama con lascivia y sin parar.
Tal vez, debería ser escritor de novelas románticas en vez de diseñador, ya que mi imaginación alcanza a grados inimaginables más veces de las que me gustaría. Replanteándome en dónde finaliza lo ficticio y comienza lo real.
Rezongo para mis adentros a medida que enjuago mi garganta para proceder a desayunar. Con tanta parla de mi entusiasmada vida, mi escaso libido se fue a dormitar.
¿Quizás, mi creciente mal humor se deba a todo esto? Porque debo confesar que en sueños, algo difusos, estoy sexualmente poseso. Pero en mi triste realidad, soy un hombre de mediana edad casi virginal, y para colmo gay... Pequeño detalle por si no se habían dado cuenta.
Así que solos de frotaciones manuales obtengo. A veces algo extremas, para luego rematar con duchas frías y así poder enfriar. Luego, volver a trabajar y ensoñarme dormido o despierto. Y así, volver a empezar...
"Un maldito reloj de arena..."
Con la pequeña diferencia que en vez de pasar la arena de ampolla a ampolla, para medir un período temporal, la mía se pasea en diferentes líneas de tiempo en donde pierdo mi maldita consciencia. Y el punto de lo que es ficticio o real.
¿O será que, realmente, me estoy volviendo loco de verdad?
Sacudo mi cabeza alejando mis demonios por el momento, mientras observo el interior de mi insustancial heladera pegándome mentalmente por no tomar nota. Porque como no podía ser de otra manera, no tengo ni mierda. Solo un lácteo en mal estado, un par de huevos y algunos enlatados.
¡Maldición! Deberé bajar a comprar algo o hacer un pedido al supermercado... Mejor me hiervo un arroz y me dedico a trabajar.
Y ¡Arrancamos!😍
Recuerden que ser introvertido no es sinónimo de tímido, a veces pueden confundirse los términos.
Ser introvertido, es que tiende a encerrarse en sí mismo y prefiere pasar desapercibido, es una elección.
Y ser tímido, tiene que ver con la incomodidad o angustia que provoca interactuar socialmente.
Seguramente, será un capítulo de Jimin y otro de Jung Kook, o de narración en tercera persona cuando sean recuerdos de otras épocas.
Gracias por leer y comentar😍
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