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𝔒𝔫𝔢

Un par de zapatillas de ballet, unas vendas, unas licras color blanco y una botella de agua era lo que había dentro de esa maleta. Park Jimin era el dueño de aquella maleta color blanco que cargaba en su hombro al entrar a la academia de baile.

Caminaba con cierta inseguridad por los pasillos mientras se aferraba al tirante de su maleta de ballet. Él era un chico de veintidós años con gran devoción al ballet y la danza contemporánea. Sin embargo, a veces su inseguridad y falta de confianza en sí mismo y en los demás, le jugaban en contra para conseguir papeles protagónicos.

Comenzó a caminar aprisa hacia los vestidores cuando el reloj de aquella prestigiosa academia marcó las diez de la mañana. No quería llegar tarde el día en el que se iban a abrir las audiciones para el papel principal para el ballet de navidad.

Una vez estuvo ahí, pudo divisar a un chico de resplandeciente sonrisa y delgado cuerpo que lo saludaba con emoción. Era su mejor amigo y compañero Jung HoSeok.

—¡Jiminnie! Por fin llegas. SeokJin ya entró a la sala de ensayo y está poniendo a todos a calentar músculos. ¡Cámbiate rápido! —habló mientras el chico de pequeños ojos y grandes labios corría hacia los vestidores. Se encerró en uno junto con su maleta y comenzó a ponerse las licras blancas.

—Hobi... —llamó el pequeño chico que luchaba contra sus propias prendas.

—¿Qué ocurre? —el chico castaño se sentía demasiado ansioso y comenzó a saltar en su lugar mientras estiraba sus brazos.

—Estoy nervioso, no creo poder conseguir el papel del príncipe de hielo. —se le oía consternado, HoSeok supo de inmediato que se debía a su falta de confianza en sí mismo.

—Cálmate. Por el momento dedícate a vestirte, no queremos llegar aún más tarde. —en ese momento, la puerta del vestidor se abrió y el chico que estaba estrenando nuevo color de cabello salió con su ropa de entrenamiento.

—Corre, Hobi.

Los dos chicos comenzaron a correr hacia la clase, y antes de que el profesor y director de la academia, Kim SeokJin; quien era un hombre de treinta años con una trayectoria enorme en el ballet y de mucho prestigio en Corea del Sur, los viera, corrieron y tomaron sus posiciones en las barras de estiramiento.

—Buenos días, clase. —saludó el hombre rubio —. Para comenzar el día de hoy, tengo que hablarles acerca del asunto de las audiciones para la obra de navidad la cual se llevará a cabo en una semana. —comenzó a caminar entre las personas que estaban ahí y observaba que su posición de descanso fuera correcta.

JiMin dejó de respirar por unos segundos, aflojó considerablemente su posición y miró a su mejor amigo, quien con una seña, le dijo que se parara de la manera correcta.

—¿Todos recuerdan los memorables ballets que se presentan al final de cada año en navidad? —nadie contestó, pero eso era lo correcto, pues el director no esperaba una respuesta de parte de nadie; ellos debían de concentrarse en sus posiciones —. Pues este año haremos algo diferente, ¿a qué me refiero con diferente? Esta vez quiero una obra masculina, solamente estoy buscando que hombres se presenten a las audiciones; por lo tanto, las mujeres tendrán su propia obra para mediados de febrero. Pueden retirarse.

Todas las chicas que tomaban esa clase se despidieron con gracia y salieron de la sala de prácticas. Los hombres se sentían confundidos, ¿no iba a haber chicas en la obra?

—Miren, este año quiero que los protagonistas sean hombres. Ustedes han leído el libreto que les mandé la semana pasada; si no lo han leído de principio a fin, les ruego que ni siquiera se molesten en presentarse a las audiciones.

SeokJin era duro con sus aprendices, él necesitaba que todos fueran personas con determinación y compromiso. No podía tolerar que tomaran sus clases o sus obras como una broma.

HoSeok miró al chico de cabellos azules, quien se preocupaba demasiado por pasar de la posición tercera a la cuarta con extrema gracia y delicadeza; aún en calentamientos, JiMin se exigía ser perfecto.

—La historia es acerca de un príncipe solitario, el cual solamente busca amor y atención. Sin embargo —el director levantó su dedo índice para mayor suspenso —, conoce a otro príncipe el cual piensa que la vida se trata de disfrutar y de rodearse de personas que no muestran interés alguno por él. Los dos príncipes tienen demasiados duelos al principio, pero al llegar la navidad, el príncipe de la noche encuentra al príncipe de hielo bailando solo bajo la luz de la luna en navidad y lo acompaña.

Todos escuchaban con atención, en especial JiMin, quien desde que leyó el libreto había decidido que quería el papel del príncipe de hielo, aquel que se sentía solo y se hundía en su propia miseria. Tal vez era porque encajaba muy bien con su vida real.

Mientras platicaba el resumen de la historia, comenzó a tocar los hombros de algunos bailarines. Era algo curioso para todos, sobre todo porque los hombros del chico peliazul y del castaño no fueron tocados.

—Ahora bien, todos los que toqué en el hombro se pueden ir a estirar, los demás, nos vemos a las cinco de la tarde en las audiciones. —el de hoyuelos a cada lado de su cara sonrió grande y, después de realizar un plié, corrió hacia su amigo de nuevo.

—¡Podremos presentarnos a las audiciones! —festejó el mayor de los dos. El de labios gruesos simplemente asintió con la cabeza mirando hacia el suelo —. ¿Qué ocurre?

—Nada, es sólo que... —suspiró mientras se paraba en puntas y volvía a bajar —. Desearía estar a la altura para el papel.

—¡Oh, vamos! JiMin, llevas más de diez años en esto, tu técnica es excepcional. Estás a la altura de todos los papeles disponibles. —alentó su mejor amigo, y es que era verdad.

Park JiMin se había involucrado en la danza clásica desde los cinco años, llevaba mucho tiempo trabajando y puliendo su técnica; no obstante, su actitud ante las situaciones no era la correcta.

Los dos chicos caminaron hacia los vestidores de nuevo, al entrar, escucharon unas voces divertidas. Pudieron divisar con confusión a un chico de cabellera larga color azabache puro que los miró con una sonrisa.

—Llegas tarde, Jeon. —habló HoSeok, digamos que estos dos no tenían la mejor relación, y todo desde que el azabache audicionaba para los mismos papeles que JiMin y se los ganaba a propósito.

—Sí, lo lamento. Tenía que hacer algunas cosas. —no importaba cuán grosero o pesado fuera el castaño con él, JungKook nunca borraba la sonrisa de su rostro, tampoco era grosero en ningún sentido. Parecía incluso burlarse del hecho de que Park jamás iba a ser tan bueno como él.

Jeon JungKook era un chico un año menor que JiMin, asistían a la misma academia y participaban en obras juntos. Pero, por el contrario del peliazul, Jeon era muy seguro de sí mismo, tenía carisma y talento; pero lo más importante de su personalidad, es que nunca se rendía y bailaba cada pieza con ardiente pasión.

Era bien cierto que audicionaba para los mismos papeles que Park JiMin, y esto era porque sabía que siempre le iba a ganar; porque sabía que el mayor siempre acabaría rindiéndose y optando por otro personaje.

—¿Te veremos en la audición? —preguntó el delgado chico de licras y zapatillas blancas. Estaba completamente nervioso, desde las puntas de sus pies hasta su cabeza, no quería tener que competir contra el azabache.

—Por supuesto que sí. SeokJin habló conmigo y me dijo que podía presentarme, así que audicionaré. —habló mientras ataba sus zapatillas negras y dejaba a la vista su fornida espalda.

—Perfecto, nos vemos allí. —HoSeok se cruzó de brazos antes de tomar a su delgado y bajito mejor amigo por la mano y salir de aquellos vestidores, dejando a Jeon con esa estúpida sonrisa falsa en su rostro.

Todo tenía que ser perfecto en esa audición. Los movimientos tenían que ser precisos; las expresiones faciales tenían que proyectar hasta los más profundos sentimientos; el bailarín tenía que transmitir todas las emociones posibles con sus bailes y movimientos.

El director de la prestigiosa academia observaba meticulosamente cada movimiento realizado por Jung HoSeok, quien estaba audicionando para el papel del príncipe de la noche. Su baile tenía que ser sincero, preciso; no podía haber fallas en los pasos, cada uno estaba planeado.

Jung era muy bueno transmitiendo emociones, sin embargo, su técnica jamás fue muy precisa que digamos. Por más que audicionara, SeokJin estaba decidido a darle papeles secundarios, jamás uno protagónico.

Había momentos en los que las zapatillas azules pisaban en lugares erróneos, o en los que los movimientos no eran tan delicados como deberían.

Por su parte, JiMin se sentía frustrado, ya que el siguiente en audicionar era él, y no creía poder pasar la audición.

Comenzó a estirar sus músculos mientras repasaba cada movimiento del baile en su cabeza. Aquel Grand Jeté no dejaba de pasar por su cabeza una y otra vez. Sabía hacerlo a la perfección, pero simplemente tenía la idea de que al momento de audicionar, aquel salto no le saldría como él querría.

La música de la grabadora por fin terminó y HoSeok saludó de nuevo con un plié. Todos los chicos de la academia que habían asistido aplaudieron y el director sólo anotó en su libreta. Estaba pensando en darle un papel importante a Jung, pero no uno protagónico.

—Bien, el siguiente es Park JiMin. —anunció el rubio y vió cómo el delgado chico se acercaba al centro de la gran sala de ensayos con la cabeza gacha —. ¿Para qué papel audicionas, JiMin?

—Para el príncipe de hielo, señor. —pronunció lo suficientemente fuerte como para que el director lo oyera y asintiera.

—Excelente. Presentarás el acto nueve, en el cual, el príncipe de hielo está bailando solo bajo la luz de la luna. ¿Entendido?

—Sí, director. —habló el de cabellos azules mientras pasaba de la posición de descanso a la de presentación.

Y la música comenzó a sonar.

Cómo todos y cada uno de los chicos dentro de esa sala habían predicho, cada movimiento fue preciso al grado de que JiMin parecía un robot programado. Sin embargo, lo que SeokJin buscaba era que el protagonista expresara todos los sentimientos posibles, y a pesar de que la técnica del peliazul era excepcional, no había ni un sólo sentimiento en su baile.

Cada movimiento estaba planeado y realizado a la perfección. Era casi gloriosa la manera en la que a este chico no me faltaba ni un sólo paso; HoSeok se sentía maravillado al darse cuenta de que, en efecto, su amigo podía hacer el papel.

Los fouettés eran tantos que era imposible realizarlos, pero era Park, entonces todos y cada uno le salieron a la perfección. La fuerza en las puntas de sus pies y en las piernas era impresionante. Lo único que le faltaba para terminar con el acto, era el grand jeté.

En el fondo, Kim SeokJin sabía que el protagonista debía de ser Park JiMin, lo sabía. Y estaba a punto de darle el papel, pero la puerta fue abierta y todos los presentes voltearon a ver al chico que había entrado.

Era momento de saltar, sin embargo, el de labios gruesos se distrajo por ver a un chico con cabellos color azabache logros que entró por la puerta con los audífonos colocados. Su saltó falló.

No cayó al suelo de la manera en la que debió de haber caído; en lugar de caer con la delicadeza de una pluma, cayó como una roca en el agua.

—Lo lamento, se me hizo tarde. —se excusó el azabache, dejó su maleta negra sobre el suelo y le sonrió al chico de ropa blanca.

SeokJin se cruzó de brazos y desvió su mirada del bailarín recién llegado y la llevó hacia él que se estaba presentado.

—Park, te daría el papel ahora mismo. Eres perfecto para llevarlo a cabo. Tú técnica es precisa, mucho más que la mía. Cada paso está en su lugar; y si no hubiera sido por Jeon, el grand jeté habría sido espectacular, de igual manera. —para este punto, el pequeño chico estaba comenzando a sonreír —. Pero no puedo hacerlo, ¿sabes por qué?

Hubo un silencio abismal en la sala. Jeon se estaba colocando las zapatillas negras de nuevo y ataba su cabello con una liga.

—¡No tienes pasión! —gritó el director. JiMin sentía sus ojos picar —. No me expresas ni un maldito sentimiento. ¿Estás enojado? ¿Estás frustrado? ¿Tienes miedo o estás triste? —preguntaba escupiendo las palabras —. ¿No quieres que Jeon te gane el puesto?

Todos los chicos miraron a los involucrados, primero a Jeon, quien se cruzó de brazos y empujó el interior de su mejilla con la lengua. Después a JiMin, quien se encogió en su lugar y negó con la cabeza.

—¡Pues exprésamelo! ¡Déjame saberlo por tus movimientos! ¡Hazme sentir algo! —exigió el rubio. Estaba consternado por la situación del menor; era perfecto en su baile, pero no tenía lo más importante: pasión.

—Lo siento, director Kim. —se disculpó el de blanco. Hizo una reverencia mientras sus lágrimas salían de los hermosos ojos grises.

—Te toca, Jeon. Todos los demás, pueden irse a descansar. En cuanto termine con estos dos chicos, y tomé una decisión, publicaré los papeles en la página de la academia. —anunció en voz alta y los bailarines comenzaron a tomar sus cosas. HoSeok miró a su amigo consternado, se despidió con la mano y salió de ahí.

Una vez que la sala se vació, el chico vestido de negro pasó al centro del lugar y se presentó con una suave reverencia. JiMin lo observaba desde atrás y prometió no quitarle los ojos de encima.

—¿Para qué papel piensas audicionar? —preguntó SeokJin mientras anotaba en su libreta.

—El príncipe de hielo. —habló con una ligera sonrisa en sus ojos. JiMin miró hacia el techo para evitar que sus lágrimas salieran y después se agachó para acomodar sus zapatillas blancas.

—Puedes comenzar.

Una vez dicho esto, la música de la grabadora comenzó a escucharse, era la misma que la que había bailado JiMin unos minutos atrás.

Y Jeon JungKook comenzó su precioso baile.

Cómo ya se había dicho, la pasión de este chico al bailar era intensa. Cada movimiento decía una palabra, y su baile entero contaba una historia. Los otros dos chicos se sintieron conmovidos por las expresiones del azabache.

JiMin lo odiaba. Lo odiaba con todas sus fuerzas. Odiaba que fuera tan perfecto en todo lo que hacía; detestaba que le ganara cada papel. Los movimientos de Jeon eran muy precisos también, y Park no podía negar que se veía hermoso bailando.

Cada movimiento elaborado hacía sentir al peliazul que Jeon era una persona perfecta, lo hacía sentir demasiadas cosas. Le tenía una envidia impresionante; lo odiaba más que a nada en el mundo. Pero también estaba enamorado...

Estaba enamorado de aquel chico de ojos grandes que bailaba con todo el corazón y se entregaba por completo en cada presentación. Y jamás se lo había dicho a nadie, porque también lo odiaba.

Odiaba que JungKook pudiera expresar todas las cosas que él no en cada movimiento. También odiaba que se viera tan precioso como ese cabello cayendo sobre su rostro cuando bailaba, o la manera en la que sus piernas se flexionaban, o su espalda...

La hora de los fouettés hizo su aparición. Sin embargo, Jeon decidió que su tobillo no tuviera la fuerza necesaria para terminarlos de la manera correcta y tomara un brevísimo descanso.

SeokJin se sintió confundido por esto, ya que normalmente, Jeon era el segundo mejor bailarín en la academia, y los fouettés jamás representaban mayor reto para él.

Por su parte, JiMin también se sintió sorprendido cuando los ojos del menor lo observaron por el reflejo del enorme espejo y terminó el movimiento.

En cuanto al grand jeté, fue realizado con sumo cuidado y técnica. Cayó de la manera más perfecta posible. Para este momento, Kim tenía un debate mental.

La música paró y Jeon hizo un movimiento de despedida con gracia y delicadeza. SeokJin se recargó contra el gran piano que estaba a un lado de la sala y llevó su lápiz a sus regordetes labios.

Hubo un gran silencio por unos cuantos minutos, en los que JiMin ejercitaba sus puntas y JungKook se hidrataba.

—Bien. —habló por fin el rubio y los dos chicos lo miraron —. Vengan acá, ambos.

Los dos chicos así lo hicieron, y era casi hilarante la manera en la que los dos cuerpos y colores contrastaban. JiMin era muy delatado y pequeño, su ropa era blanca; por otro lado, JungKook era musculoso y grande, él era el color negro.

—Voy a hacer esto. JiMin, tú serás el príncipe de hielo y JungKook el de la noche. Sin embargo, si Park no logra transmitirme emociones a la hora de presentar el baile tres días antes de la presentación final... pondré a JungKook en tu lugar y encontraré a un nuevo príncipe de la noche, ¿está claro?

El peliazul de ojos grises asintió, tenía que esforzarse mucho más para poder expresar sus sentimientos. Jeon sólo asintió, sintió que tenía asegurado el papel del príncipe de hielo, ya que era muy poco probable que JiMin se deshiciera de sus inseguridades y lograra proyectar sentimientos en los espectadores.

—Como el agua.

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