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☆꧁༒Trece༒꧂☆

☆꧁༒☬ℙⒺяг@☬༒꧂☆

☆꧁Presente꧂☆

Naruto caminó con seguridad por los largos y oscuros pasillos, sabiendo a donde iba. Había estado en esa casa muchas veces desde que era Alfa.

Shikamaru, su Beta, lo seguía pero ninguno tenía una expresión amigable. Cualquiera que los viera, se movería de su camino o temerían terminar pisoteados, o peor. Sus expresiones gritaban "muerte y destrucción". Y no era para menos, esas tontas reuniones no eran del agrado de ninguno de los dos, y mucho menos cuando estás lo alejaban demasiado tiempo de su compañera.

Abrió la puerta sin tocar, entrando a la gran sala comedor y viendo que todos los alfas estaban allí. La mayoría evitaron mirarlo directamente, y no le sorprendió. Su rostro duro era suficiente para que todos temieran que su cólera se desatará sobre ellos por un mal movimiento. Se dirigió hacia el único asiento vacío, allí cerca del Alfa de Uchiha. Se sentó, importandole muy poco los modales que debería mostrar al dueño de la casa. Estaba de un humor horrible esa noche, y no era de extrañar, ya que anhelaba a su compañera. Sólo ella podía ponerlo de un humor amigable.

Dió una mirada a los rostros de los hombres de la mesa, sabiendo que sus ojos eran mayormente rojos que celestes. No le importaba, la luna de sangre estaba tan cerca y en el momento justo.

Shikamaru se mantuvo firme en su espalda, con las manos atrás y las piernas abiertas, listo para luchar si había algún altercado. Cada Beta de todos los alfas, estaban en la misma posición. La testosterona era fuerte en el ambiente, algo que no se podía evitar cuando tantos lobos Alfas estaban en la misma habitación.

Uchiha se levantó de su silla, que estaba en la cabecera de la mesa, a la izquierda de Naruto.

— Alfas, gracias por honrarnos con su presencia...

Naruto rodó los ojos, mientras que los otros alfas daban una inclinación de cabeza hacia el Uchiha como agradecimiento. Él no era bueno con la burocracia. Le gustaba arreglar sus temas de otra manera, más rápida y tal vez más sangrienta, pero si Naruto quería mantener una buena relación con las manadas cercanas, debía seguir el juego.

— Los hemos citado hoy, por pedido de el Alfa Naruto de Remolino —, él se levantó mientras Uchiha se sentaba, dejándole la palabra.

— Gracias, itachi—, gruñó y dió una mirada a cada Alfa en la mesa—. Vengo a dar conocimiento de hechos ocurridos. Hechos que han insultando profundamente a mí compañera y por lo tanto a mí, y a mí manada.

—¿Su compañera?— preguntó con burla el Alfa Utakata.

Naruto miro fijamente al macho, el hombre era un poco más mayor que él, pero no físicamente. Él redujo sus ojos sobre él, si el Alfa fuera más intelectual, probablemente habría querido cerrar la boca.

— Si—, gruñó, dejando de sus hondas Alfas salieran a borbotones como una erupción de volcán.

Utakata frunció el ceño, y le mantuvo la mirada por un minuto, aunque finalmente bajó el rostro.

— Naruto —, gruñó Itachi, repeliendo con sus propias hondas—. Tranquilo —, ordenó.

Naruto gruñó, mostrando sus colmillos más marcados, pero detuvo las hondas. Fijó su mirada en el Alfa que lo había interrumpido, pero el macho no volvió a levantar la mirada.

— Sólo vengo a exponer las razones que tengo y el porqué de la muerte del próximo Alfa de Otsusuki.

☆꧁Mientras tanto en el territorio de la manada de Otsusuki꧂☆

Fukā caminaba hacia su casa, después de visitar a Shion cuando la vió. Su ceño se frunció y apretó los dientes.

Hinata caminaba entrando al bosque lindero de la manada, ella estaba sola y no con el enorme macho que parecía ser su sombra. Ella se detuvo, viendo que su espalda se perdía mientras más se sumergía en el bosque y, finalmente sonrió.

Miró hacia un lado y luego hacia otro, confirmando que no había nadie por allí, y luego comenzó a seguir su aroma. Su corazón comenzó a palpitar con la adrenalina de la caza.

Habían hablado con Shion, y habían arreglado todo para sacársela de encima de una buena de vez por todas. Habían dicho que lo harían la próxima noche, que los Alfas de las manadas comenzarían a llegar. Iba a haber demasiada gente en el territorio, y nadie sabría qué le pasaría a la pequeña "Cerdito". No iba a haber cuerpo para que pudieran saber...

Pero, ella decidió que bien podría hacerlo ahora. "¿Qué otra oportunidad más perfecta tendría?" Pensó, mientras seguía a la Cerdito que se introducía más y más en el bosque. Su loba gruñó, también ansiosa por la caza y la sangre que pronto tendrían. El olor de Hinata era dulce, y tenía la suficiente carne para llenar a la golosa de su loba.

Se detuvo y se sacó el vestido rápidamente, dejando los zapatos y toda la ropa bajo un árbol. Dejó que su loba tomara el control, también dejando que Hinata tuviera más ventaja. La idea de perseguir y matar hizo que su loba casi babeara, era muy extraño cazar, sólo se hacía en las noches de luna llena y no todos los meses. Pero, este tenía un gusto especial..

Las ganas de aullar fueron fuertes, sus instintos queriendo llamar a sus amigos para que disfrutarán de esa caza tanto como ella. Pero, se contuvo, sabiendo que sólo era uno de sus privilegios.

Comenzó a caminar, viendo mucho mejor en su forma lobuna. La oscuridad no era un problema, sólo se detuvo cuando vió a Hinata caminar lentamente hacia adelante.

"Pequeña Perra ilusa", pensó mientras su loba se relamía.

Sus patas se prepararon, sus uñas desgarrando la tierra suave y el césped húmedo de rocio. Sólo esperó a que Hinata estuviera más lejos, para que la carrera hacia ella fuera un poco más emocionante. Pero, desgraciadamente para ella, no podría jugar mucho. Debía matarla rápido, aunque su loba no quería...

Muchas veces se había imaginado lo que sentiría matar a una humana, y por su falta de habilidad para cambiar, Hinata era eso...

Agitó la cabeza cuando una idea tonta le surgió.. ¿La compañera del Alfa de Remolino era humana?... Ella volvió a agitar la cabeza. Era imposible, los rumores que habían llegado del Alfa de Remolino eran aterradores. Que un macho, tan dominante y sanguinario eligiera a Hinata, la pequeña Perra que era más un Cerdito que una Loba, era casi insultante.

Eso sólo agitó más sus ganas de matarla.

Dejó que su loba siguiera sus instintos y fijo su mirada en Hinata, que casi desaparecía en la distancia. Gruñó, aprovechando la distancia, flexiono sus patas y luego se lanzó a correr. La sangre galopaba por sus venas, llenando todo su cuerpo con feliz adrenalina.

Estaba a unos pocos metros de la espalda de la hembra, cuando Hinata se detuvo y se volvió.

Fue como si él tiempo se detuviera...

Fukā quiso detenerse, sus patas derraparon en la tierra, su cuerpo tirándose hacia atrás, pero la física la obligó a seguir avanzando aunque quería detenerse. Sus ojos se abrieron de par en par y si hubiera estado en su forma humana, hubiera gritado.

"¡¡Ella era un monstruo!!"

☆꧁༒☬ℙⒺяг@☬༒꧂☆

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