☆꧁༒☬ℙⒺяг@☬༒꧂☆

☆꧁Presente꧂☆

Shion intentó duro no arrugar su rostro mientras miraba hacia Toneri. No podía creer que él estuviera usando su poder de Alfa, ella podía sentir las pulsaciones saliendo de él y tuvo que agachar la cabeza de manera instintiva al sentir el peligro. Sus dedos se apretaron en puños cerrados mientras mantenía la barbilla pegada a su pecho y los ojos en los zapatos lustrosos del hombre frente a él.

—¿Te ha quedado claro?— gruñó bajo y peligroso.

Shion apretó los dientes, sintiendo el gruñido de su loba en su interior.

— Tienes dos semanas. Hazte de la idea, no tienes otra elección.

Aprovechó que tenía el rostro oculto para hacer una mueca. No levanto la cabeza cuando asintió de manera brusca.

— Si, Alfa —, respondió secamente.

— Esto es algo bueno para la manada—, dijo Toneri, bajando su tono y vibraciones—. Uzumaki sería un gran aliado y no puedes echar a perder esto.

— Él tiene una compañera —, gruñó sin poder evitarlo.

Toneri soltó una risa sin humor, moviéndose por la habitación como si fuera suya. Shion lo vió por el rabillo del ojo, notando como él se sacaba el saco con movimientos relajados. Su columna se tensó mientras se daba cuenta que él empezaba a desnudarse.

— Su compañera es humana. No hay vínculo. Es biológicamente imposible —, Toneri agitó una mano. Shion lo conocía, sabía que era un tema que él no quería hablar y lo estaba cortando.

Ella tomo aire, intentando calmar a su loba que seguía gruñendo. Puede que ella, la mujer, amara a Toneri. Pero sus lobos se odiaban por alguna razón que no llegaba a entender. Siempre tenían que alejarse cuando la luna llena llegaba, ya que su loba estaba más cerca y probablemente intentaría arrancarle la garganta de un mordisco. Jamás habían compartido una época de celo, ya que simplemente no podían gracias a sus lobos.

Shion se mordió el labio al ver la espalda de Toneri desnuda. Sus músculos se movieron contra su piel mientras se movía otra vez por la habitación.

— Y..—, murmuró acercándose suavemente —. ¿Qué es exactamente lo que te gustaría que hiciera?

Toneri soltó una carcajada, de más de irónica.

—¿De verdad tengo que explicártelo?— gruñó un poco molesto.

Shion sonrió y apoyó las manos en sus hombros después que él se sentará en la cama, dandole la espalda. Sintió su cuerpo tenso, y comenzó un masaje con dedos duros, apretando cada punto que sintió lleno de tensión. Toneri hizo un ruido sordo, cerró los ojos y apoyó la nuca en su estómago. Ella sonrió aún más, bajando las manos por su torso musculoso, sintiendo como su cuerpo comenzaba a despertar.

—¿De verdad esperas que me lo folle?— murmuró con voz suave —. ¿Crees que eso nos ayudará con una alianza?

Toneri abrió los ojos azules, mirando hacia su rostro. Su mano se alzó hasta llegar a la mejilla de Shion, acariciando la piel suave y perfecta.

— Nena, aún no entiendes a los machos.

Shion alzó una delineada ceja rubia hacia arriba y luego sonrió con picardía cuando una de sus manos se cerró sobre el miembro duro dentro de la ropa de Toneri.

— Entiendo que piensan con su polla—, murmuró.

— Exacto —, gruñó él

Shion se detuvo, haciendo que Toneri hiciera un ruido molesto por la interrupción. Ella se alejó de él, sintiendo algo que le molestaba, sin saber la razón.

— No será muy difícil —, murmuró Toneri, sin siquiera darse cuenta que ella se había abrazado el estómago al sentir una opresión, o tal vez simplemente no le importaba —. Es un bruto, que probablemente es más salvaje que civilizado. Probablemente te folle en la primera oportunidad si haces las cosas bien.

Shion hizo una mueca, sintiendo que su corazón se apretaba. No era la primera vez que hacia ese trabajo, siempre conseguía lo que Toneri quería...

—¿Y qué gano?— preguntó después de darle la espalda para que él no notará su expresión algo angustiada.

—¿Qué quieres?— gruñó.

«A ti»

Pero jamás lo diría, no después de esa primera vez cuando Toneri le dijo que jamás serian compañeros y no tenía nada que ver con su loba. Él tenía varias amantes y Shion había intentado ser la única, pero él no daría su brazo a torcer. Le había dicho que era un alfa, que no tendría una compañera hasta que su lobo quisiera una y aprovecharía a follar lo que quisiera mientras pudiera. Ella intentó hacer lo mismo, pero no se sentía bien, no era lo mismo.

Anhelaba a Toneri, aunque sabía que jamás sería de ella.

Se mordió el labio mientras pensaba, se acercó a la ventana de su habitación y miró hacia la oscura noche. La luna era nueva, y si Kaguya supiera lo que estaba haciendo con su vida estaría tan decepcionada.

Vió su propio reflejo en el vidrio, notando sus ojos nublados con dolor mal disimulado. ¿Qué tenía que hacer para que Toneri la considerará algo más que un trozo de carne? ¿Será que alguna vez lo lograría? Shasa, su madre, era una guerrera y Shion era tan buena como ella. Pero Toneri había decidido que le servía más como una puta que como una centinela...

Alzó la barbilla, observándose fijamente, endureciendo sus fracciones.

— Quiero ser centinela — ordenó.

Ella escuchó el gruñido de Toneri desde la cama. No necesitaba volverse para saber que él ya estaba desnudo en ella. Shion se giró, la fina tela de su bata se agitó en sus piernas, miró con altivez al macho que había allí.

— Esa es mi condición —, dijo sin apartar la mirada.

Toneri tenía las fracciones endurecidas, como si la idea le molestará.

— No me sirves en las patrullas.

Shion gruñó, sin poder evitarlo. Ese siempre era su pretexto.

— ¿Quieres terminar como tú madre?— preguntó Toneri con una expresión de desagrado —. Ella tiene más cicatrices que yo.

Shion apretó los labios, sabiendo que era cierto. Su madre había sido hermosa, pero tantas peleas la habían marcado. Pero, Shasa mostraba sus cicatrices con orgullo.

— Ella las ganó cuidando el trasero de todos—, murmuró, arisca.

Toneri suspiró, estirándose perezosamente en la cama, sus largas piernas cruzadas y su miembro erecto.

— Tu podrías salvar el trasero de todos y no necesitas marcarte.

—¡Pero nadie sabe lo que hago!— se quejó.

Toneri soltó una risa que fue como un golpe en medio de su cara.

— Créeme.. — murmuró con un deje de diversión y un poco de molestia—. Todos lo saben.

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