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☆꧁༒Cinco༒꧂☆

¡Este capitulo es un regalo por el Día de la Niñez! Disfruten y gracias por el apoyo de siempre!!

☆꧁༒☬ℙⒺяг@☬༒꧂☆

☆꧁Pasado꧂☆

—¿Estás ansiosa?

Hinata hizo una mueca, pero siguió con las carpetas que Minato había pedido que acomodará. No era que le molestará la pregunta de su amiga, Ino. Simplemente, le molestaba que ella estuviera limando sus uñas mientras ella hacía el trabajo duro. Hinata se giró, dándole una mirada con las cejas alzadas.

— Estoy esperando que muevas tu trasero—, le dijo.

Ino soltó una risita y agitó la lima hacia ella.

— Ya quisieras, gruñona.

Hinata puso los ojos en blanco. Amaba a Ino, pero la loba era un caso de flojera. Suspiró mientras la veía con las piernas sobre el escritorio del alfa y luego hizo una mueca.

— Kushina te pateara el culo si te ve así, en el escritorio de su esposo.

Ino se detuvo, mirando fijamente sus uñas. Ella se dió cuenta cuando se imagino eso mismo, al tener un escalofrío que no pudo ocultar. Pero, luego Ino sonrió con superioridad.

— Buen intento—, dijo empezamos a limar sus uñas de nuevo—. Ella salió con el alfa y no volverán hasta en unos días.

Hinata volvió a suspirar y se giró, tomando las carpetas de nuevo.

— Además, no te hagas la tonta—, siguió Ino —. Cumplir 20 es importante en nuestra cultura. Más, si en la noche de tu cumpleaños es Luna de sangre.

Hinata puso las carpetas en la biblioteca y se quedó quieta mirando hacia la nada. Sabía que era importante cumplir los 20, era cuando lobos machos empezaban a mostrar interés serio por ella. Pero, Hinata no tenía esperanzas. En todos esos años, ningún macho se le acercó ni siquiera a coquetear. ¿Qué cambiaría por una noche?

Ella se encogió de hombros, como si en realidad no le importará.

— Será una noche más, nada importante cambia.

— ¡Aaah! No digas eso—, gruñó Ino—. Desearía tener 20—, suspiró mordiéndose el labio al final.

Hinata la miró con una ceja alzada y una mano en su ancha cadera.

— No desesperes ni quieras crecer antes de tiempo.

— Tu lo dices porque ya podrás encarar a cualquier macho que quieras—, se quejó con un mohín.

Hinata sonrió, pero por un segundo pasó por su cabeza el único lobo que quería. Un enorme macho, gruñón y bromista por partes iguales. Mientras fue creciendo, ambos entablaron algo parecido a una amistad, pero jamás había visto un interés romántico de Naruto por ella. Eso hizo que su sonrisa se borrará un poco, tomó aire soltándolo en un suspiro.

— No es tan fácil como crees. No todo en la vida es fácil, niña tonta.

Ino hizo una nueva y luego le sacó la lengua.

— No soy una niña, y mucho menos tonta.

— En el mundo humano ya sería casi mayor de edad. Tienes 18..

— Pero sigues siendo más grande que yo...

— Bueno, bueno—, le cortó Hinata afilando la mirada —. Lo haces sonar como si fuera una cuarentona— le reclamo.

Ino sonrió con burla y luego sacó las piernas del escritorio, sentándose derecha y mirándola como si tuviera algo que decirle. Hinata alzó una ceja, conocía a Ino y sabía que era una hembra que vivía para el chisme.

— Sé de un macho que espera esta fecha con anticipación —, murmuró mirándola con diversión.

Hinata se tensó mientras había agarrado más carpetas. Por tonto que pareciera, ella creía que ningún macho la miraba por su defecto de no poder cambiar. Sabía que Ino estaba enterada de ello, y la rubia siempre le había dicho que Hinata era preciosa, diferente a las hembras comunes y por eso era aún más hermosa. Hinata sólo lo descartaba como una clase de consuelo que quería darle su amiga.

—¿ Qué?— preguntó confundida.

— No debería contarte esto..— Ino se mordió el labio regordete y luego sonrió, volviendo a sus uñas—. Pero hace unos meses, hubo un lobo que parecía colado por ti.

—¿Quién?— preguntó Hinata, intentando parecer desinteresada, pero sintiendo su corazón galopar, mientras acomodaba otro montón de carpetas en la biblioteca.

— Suigetsu es..

—¡Oh por favor!— le cortó Hinata, sin siquiera dejarla terminar la frase —. Suigetsu quiere cualquier cosa que camine—, dijo haciendo una mueca de desagrado.

— Si—, dijo tranquilamente Ino—. Pero ¿recuerdas que cierto lobo lo volvió loco hace unos meses?

La columna de Hinata se tensó, se volvió una vez que las carpetas estuvieran colocadas apropiadamente en la biblioteca. Ino parecía muy concentrada en sus uñas, pero sonreía de lado, sabiendo lo que sus palabras harían en el interior de Hinata. Ella se acercó al escritorio y se sentó, en la silla que estaba del otro lado y miró fijamente a Ino.

— Naruto es duro con todos los centinelas.

Ino alzó una ceja y sonrió con diversión.

— Si, puede ser eso—, canturreo.

Hinata apretó los labios y pasó una mano por su largo y lacio pelo oscuro, agitando su flequillo hacia un lado.

— Naruto es el hijo del Alfa —, dijo con un humor oscuro, como si fuera suficiente razón para ni siquiera ilusionarse con esa idea.

Ella ya se había ilusionado con el hijo de otro alfa, y no le había ido bien. No podía confiar en ningún macho, más que en su padre, Kakashi. Y, aunque sabía muy bien que Naruto no era parecido a Toneri, no podía callar la voz de su interior que siempre la hacía sentir alerta a su alrededor.

Su amiga la miró sin comprender y luego negó con la cabeza.

— Naruto no es snob ni como algunos de la manada que te respetan sólo por el apoyo del Alfa.

Hinata no pudo sostener la mirada de Ino y bajó sus ojos, clavándolos en algunos surcos que tenía la madera del escritorio. Vió como sus dedos surcaban las grietas y luego suspiró.

— Eso no cambia nada—, murmuró—. Él será seguramente el próximo alfa. ¿Quién más podría ocupar el lugar de Minato? Sólo Naruto.

— Si—, dijo Ino, alegre y como si no hubiera notado como Hinata se cerraba—. ¿No sería grandioso que el próximo Alfa te echara el ojo?

Hinata miró hacia la rubia, haciendo una mueca, entre divertida e incrédula.

—¿De verdad, Ino? ¿De verdad crees que Naruto podría mirarme?

—¿Por qué no?— preguntó ella, arrugando su rostro como si de verdad no entendiera el punto de Hinata —. Chica, él te cuida como si fueras su compañera..

Hinata le interrumpió con un resoplido.

— No sabía que los compañeros molestaban a sus compañeras. Creí que la trataban con cuidado.

Ino rodó los ojos y luego soltó una risita.

— Bueno, él es un poco bruto. Hasta, puede ser que gracias a él ningún otro se haya acercado a ti. ¿Lo has pensado?

Hinata redujo sus ojos sobre Ino, haciendo un mohín con sus labios.

— ¿Por qué lo haría?— gruñó, sintiendo que empezaba a enojarse con la sola idea.

—¿Qué crees?— preguntó en cambio la rubia.

Hinata la miró fijamente, pensado en la respuesta. Naruto jamás la había tratado como si fuera inferior, pero ¿qué pasaba si consideraba que no merecía tener una pareja? Ella apretó los dientes con la sola idea. ¿Qué pasaba si todo ese tiempo, donde ella se sintió poco deseada por la falta de atención masculina, Naruto había ordenado que nadie se acercara por sus defectos? Sus uñas se clavaron un poco en la madera mientras sus dientes chirriaban juntos.

—¿Crees que él le prohibió a los demás intentar acercarse?— murmuró, a penas pidiendo hablar.

Ino se encogió un hombro, pero también negó con la cabeza.

— Veo esa mirada que te lanza cuando tu no ves—, dijo señalando hacia su pecho con la lima—. Pareciera que quisiera comerte de un sólo bocado.

Hinata sintió que su cara se calentaba y bajó sus ojos para ver su escote. Si, sus pechos eran enormes comparados a la mayoría de las lobas y su cuerpo estaba más tirando hacia una gordita que una hembra atlética. Siempre estaba activa, y por eso no había engordado de más, ya que los cachorros la obligaban a hacer mucha actividad. Pero, comía, como cualquier lobo, su apetito era voraz, pero al no poder cambiar su metabolismo era más lento. Sus manos fueron hacia el escote y subieron la tela para ocultar el nacimiento de sus pechos.

— Y ni hablemos de tu cojín—, siguió Ino, soltando otra risotada—. Prácticamente puedo oler como se contiene—, dijo divertida dándose unos golpecitos en la nariz.

— ¡No es divertido!— se quejó Hinata, levantándose de la silla e inclinándose hacia Ino—. Él no me mira de esa forma y jamás lo hará.

Ino puso los ojos en blanco, sin inmutarse por el arrebato de Hinata. Pero, luego miro hacia atrás de ella y sonrió. Acercó un poco el rostro hacia Hinata y murmuró: —¿Segura?

Hinata se tensó y sus ojos se abrieron al escuchar un gruñido desde su espalda. Se levantó rápidamente y giró su rostro para ver el enorme cuerpo de Naruto en la puerta de la oficina de Alfa.

— Naruto...—, murmuró como saludo.

Él tenía sus ojos celestes reducidos en pequeñas rendijas, apenas se notaban. Su mano derecha estaba agarrando el umbral de la puerta y Hinata notó como sus nudillos se ponían pálidos.

— Ino, te busca tu madre—, dijo en forma de saludo con voz profunda, a penas mirando hacia la rubia.

— Estoy ayudando a...

— No veo que ayudes mucho limando tus uñas —, gruñó él, interrumpiendo la queja de la rubia—. Ve—, ordenó.

Hinata no separó la mirada de Naruto mientras escuchaba a Ino quejarse en voz baja, pero saliendo de atrás del escritorio. Notó como Naruto miraba hacia la bonita rubia cuando está se acercaba a él. El macho sonrió hacia la mujer y ella desvío la mirada, volviendo a su tarea.

Su humor se oscureció repentinamente, recordando como Toneri había mirado a Shion y sintiéndose tonta por escuchar a Ino. Naruto jamás la miraría como una posible futura compañera y no había nada que pudiera hacerla cambiar de opinión. Probablemente , él la creía demasiado defectuosa para compartir un lazo con alguno de sus centinelas.

Hinata recogió algunas carpetas, y cuando se volvió se detuvo de golpe, chocando contra el duro torso de Naruto.

—¡Ah!— exclamó sin haberse dado cuenta si quiera que él se había movidos tan cerca de ella.

— Estás distraída —, dijo él, mientras la agarraba de los brazos para evitar que las carpetas cayeran.

Hinata levantó la mirada, sabiendo que su rostro estaba rojo, un poco por lo que había dicho Ino, otro tanto por su enojo con ella misma y por último por la cercanía de Naruto.

— No. No lo estoy—, respondió desafiante.

Vió su rostro masculino, sus facciones afiladas y sus pómulos marcados. Su expresión no era divertida, pero alzó una ceja mirándola fijamente. Su corazón golpeaba en su pecho, siempre que él la miraba de esa forma. La piel de gallina se alzaba e sus brazos y los pelos de su nuca se erizaban. Ver cómo sus labios se alzaban por una de sus comisuras sólo le hizo tensarse más.

— Podría llegar a creerte—, murmuró —... Si no pudiera oler lo contrario. ¿En qué piensas?— preguntó soltándola lentamente.

Hinata abrazó más fuerte las carpetas en su pecho y apretó los labios. Ni loca le diría en lo que pensaba.

— Que te importa —, gruñó por lo bajo mientras lo rodeaba para ir a la biblioteca.

Naruto no respondió, pero ella supo que no se movió de su lugar. Era imposible que ella se perdiera alguno de sus movimientos, cuando él estaba tan cerca, en la misma habitación. Hinata se concentró en las carpetas, poniéndolas una a una en la biblioteca.

Su columna se tensó al escucharlo tomar carpetas y acercarse a su lado. No lo miró, como si los títulos de las carpetas fueran más interesantes, pero podía sentir la piel hormiguear con su mirada en ella.

— ¿Estará Kakashi en casa hoy?— preguntó Naruto tranquilamente.

Hinata asintió, mojando sus labios al sentirlo secos. Siguió con la tarea, intentando no pensar en su perfume que flotaba hacia ella como un afrodisíaco.

— ¿Puedes decirle que pasaré por allí?

—¿Para qué?— no pudo evitar preguntar, Hinata, mirándolo desde su posición.

Naruto giró un poco la cabeza, alzando una ceja y luego sonriendo suavemente.

— Debo hablar de cosas con él. ¿Te gustaría saber?

«Si», pensó, pero se mordió el labio para evitar responder. Naruto sonrió aún más al ver su resistencia. Y algo cambió en el ambiente, haciendo que la respiración de Hinata se detuviera por unos interminables segundos.

— Las cosas deben hacerse bien o mejor no hacerlas—, gruñó él, su mirada más oscura, sus facciones duras.

Hinata parpadeó, sin entender qué quería decir con eso.

—¿Justamente hoy debes ir a hablar?— preguntó frunciendo su ceño.

Naruto sonrió, volvió a concentrarse en las carpetas.

— Hoy es tan bueno como cualquier día.

Ella se mordió el labio, con ganas de decirle que no quería que fuera. Era su cumpleaños número 20, y aunque quería hacerse la dura con Ino, era una fecha especial. Entraba a la madurez completa para una loba, aunque no podía cambiar, y esa fecha significaba que podría empezar a reconocer a su futuro compañero predestinado si tenía la suerte de encontrarlo. Hinata ya estaba lo suficientemente encandila de Naruto para ser el primer macho, no sanguíneo, que veía en su cambio a la madurez.

— De acuerdo —, acepto con un suspiro de rendición, sabiendo que no podría hacer nada para cambiar de idea a Naruto.

El rubio siguió poniendo las carpetas en la biblioteca y sonrió cuando terminó con la pila que había llevado. Él giró su rostro para atraparla aún mirándolo y sintió como su estómago se apretaba al notar como sus ojos bajaban a sus pechos. La idea de cubrirse fue fuerte, pero ella se resistió, con ganas de ver si su amiga tenía razón.

Naruto asomó su lengua por entre sus labios rojos, mojándolos con el músculo húmedo. Ella notó como sus fosas nasales se abrían un poco más mientras él tomaba una profunda respiración. Su torso se hincho mientras tomaba aire, y luego lo soltó lentamente por la boca. Él volvió a pasar su lengua por sus labios y, finalmente, subió sus pozos hacia su rostro.

Hinata parpadeó al ver sus ojos oscuros, casi rojos. Ella supo que su lobo estaba cerca, sabía que cuando él cambiaba el color de sus ojos no eran celestes, sino rojos como la sangre. Al principio le había asustado ese rasgo de él, después de todo no conocía a muchos que tuvieran eso. Siempre le daba un poco de miedo cada vez que lo veía cerca de su casa en alguna noche de luna llena, pero el lobo jamás se acercaba lo suficiente. Sólo lo había visto de cerca cuando peleaba, dominante y despiadado, pero jamás había lastimado a alguien que no lo mereciera.

Naruto abrió un poco la boca, mostrando caninos más largos, sus rasgos más afilados y duros. Él parecía a punto de perder los estribos, y no le parecía extraño. La luna de sangre estaba cerca y los lobos se volvían locos con ella.

Extrañamente, Hinata no tenía miedo. Su pecho se llenó de un sentimiento parecido a la anticipación.

— Pronto —, gruñó de forma de despedida, antes de darse media vuelta y salir por la puerta como si un ejercicio de demonios lo siguieran.

Hinata se había acostumbrado a esa extraña forma de despedirse que tenía Naruto, pero esa palabra se sintió diferente. Se mordió el labio, sintiendo que ese "Pronto", estaba demasiado cerca de cumplirse.

Sea lo que sea que significará.

☆꧁༒☬ℙⒺяг@☬༒꧂☆

Kakashi gruñó suavemente cuando sintió su olor. Aún así, no dejó de leer su libro, sabiendo que Hinata estaba dentro de la casa ya durmiendo. Escuchó las pisadas que se acercaban, pero se concentro en la lectura. No le importaba que el hijo del Alfa se acercara a su casa, a "hablar" con él, nada haría que deje de leer ese momento tan interesante en su libro.

La noche ya estaba en su punto máximo, ya había tenido su cena especial por el cumpleaños de Hinata y estaba tranquilo en el porche de su cabaña, aprovechando la paz para relajarse un momento.

— Kakashi —, gruñó en forma de saludo.

Él no contestó, se mantuvo leyendo, o por lo menos lo intentó.

—¿Hinata te dijo que vendría?

Kakashi suspiro, cerrando el libro, sabiendo que Naruto no dejaría que termine el capítulo. Cuando levantó la mirada, el macho estaba apoyado en el pilar de su porche, como si fuera su casa. Kakashi asintió secamente, esperando que él continuará. Conocía a Naruto, sabía que era igual de impaciente que su madre, y como había sospechado, el macho no le hizo esperar mucho.

— Sólo vengo a expresar mí interés genuino en tu hija—, declaró, haciendo que Kakashi alzará una ceja gris—. He esperado hasta que llegó a su mayoría de edad y...

— Ella aún no es mayor—, le interrumpió Kakashi.

Naruto gruñó, molesto por la interrupción.

— Tiene la mayoría de edad para una loba—, su ceño se frunció, como si hubiera insultado de alguna manera a Hinata.

— Sabes que no tiene una loba—, comentó suavemente.

Naruto se cruzó de brazos, su rostro era carente de emoción.

Obviamente, Kakashi había notado la manera en que él miraba a Hinata. Desde el momento que ella entro en la casa de Minato, Naruto la había seguido como sombra. Al principio, parecía más curiosidad que otra cosa. Kakashi había estado en modo alerta, él era sobreprotector con Hinata, era la hija que jamás había tenido y él sabía que ella había sufrido lo suficiente a manos del hijo de otro Alfa.

No iba a permitir que otro macho intentará jugar con su hija, ni siquiera el hijo primogénito de su mejor amigo.

Pero, con el paso del tiempo, se dió cuenta que aunque Naruto parecía carecer de la paciencia de Minato, tenía su caballerosidad. Sabía que estaba buscando la forma de acercarse a ella sin imponerse y el hecho que él viniera primero, para expresar sus intenciones por su hija, se lo confirmaba.

— Ya he esperado lo suficiente y Hinata comienza a llamar la atención —, gruñó Naruto.

Kakashi alzó la ceja una vez más, sin comprender ese comentario.

—¿Llamar la atención?

— No hay muchas hembras en Remolino y todos saben que, aunque no tiene una loba, su sangre es cambiaformas—, Naruto apretó los labios y luego siguió —. Ella es amada y paciente con los cachorros, por lo que será una buena madre. Ella es diferente a las hembras normales.

Su última comentario hizo que Kakashi se pusiera tenso y no pudo evitar gruñir una advertencia. Sus ojos claros se afilaron sobre el macho, que ni siquiera se inmutó con la amenaza.

Naruto rodó los ojos, manteniéndose relajado.

— Ella es suave, delicada. No es una loba completa, pero eso no la hace menos deseable.

Kakashi se mantuvo con el ceño fruncido, pero se removió un poco incómodo en su silla por el hecho de siquiera pensar en su hija como algo deseable. Agitó la cabeza, sacando ese pensamiento de su cerebro.

—¿Y eso qué?

—¿No lo entiendes?— preguntó Naruto sorprendido —. He mantenido a los centinelas lejos de ella, con la excusa de que Hinata aún era joven. Pero, ha llegado su cumpleaños y no dejaré que nadie tome lo que es mío.

Kakashi se sorprendió y todo su cuerpo hormigueo con ganas de cambiar. Sus caninos salieron de sus encías por lo fuerte que se contuvo por no cambiar y mandar a volar a ese pretencioso.

—¿Tuyo?—, gruñó salvajemente, a penas logrando hablar.

— Hinata es mía, y nadie más la tendrá—, declaró como si fuera un hecho—. Sólo vine a declarar mis intenciones.

Kakashi se levantó de su silla, olvidándose que tenía su libro en el regazo. Este se cayó, haciendo un ruido sordo, pero él no le prestó atención. Dió un paso, pasando por arriba del libro, y acercándose a Naruto. El macho se mantuvo en la misma posición, sin tensar su cuerpo ni dejar de tener sus brazos cruzados.

— Ella no es un objeto—, gruñó, sus palabras apenas entendibles —. No es tuya, ni de nadie. Ella se pertenece.

— Sabes lo que quiero decir—, contesto tranquilamente.

— Ella no te dará una oportunidad —, no pudo evitar decir eso.

Naruto finalmente se tensó, se separó del pilar y dió un paso hacia Kakashi, poniéndose más cerca. Kakashi tuvo que levantar el mentón para mantener las miradas conectada. El macho era condenadamente alto.

—¿Por qué?— su voz había bajado un desibel, aunque no llegaba a ser un gruñido.

— No confía en los machos. Y muchos menos en los de tu clase.

—¿Mi clase?

Probablemente , tendría que tener la boca cerrada, pensó Kakashi. Si su hija se llegaba a enterar lo que estaba por hacer, le daría una paliza. Pero, si no lo hacía, lo más probable era que Naruto lo golpeara hasta que le dijera. Kakashi podía ver el reflejo rojo en sus ojos y agradeció que el macho fuera tan fuerte para mantener a su lobo bajo control.

— Un lobo fuerte—, dijo suavemente.

Kakashi vió gracias al reflejo de la luna como la mandíbula de Naruto se contraía. Hasta él llegó el ruido que hicieron sus articulaciones cuando apretó los dedos en puños y luego abrió las manos lentamente. Venas saltaron en la frente de Naruto, haciendo que Kakashi se preguntará si tal vez finalmente el hombre perdería el fiero control que tenía en su lobo.

— No es nada contra tí —, intento tranquilizarlo. Aunque, él mismo había perdido un poco de su autocontrol gracias a la Luna de sangre, no quería ser receptor de un ataque de Naruto —. Ella aprendió que no debe confiar en los lobos fuertes. Ya fue lastimada...

Kakashi se dió cuenta que no fue lo mejor que decir a penas las palabras salieron de su boca.

Bajó la cabeza de manera inmediata, sintiendo las pulsaciones fuertes del macho, golpearlo, dando un paso hacia atrás. Naruto estaba soltando sus hondas alfas sin siquiera notarlo, tal vez. Las ganas de tirarse al suelo y pedir clemencia fueron fuertes, pero se mantuvo erguido. Debía demostrar que podía aguantar esas hondas.. aunque sus piernas comenzaron a temblar.

—¿Quién?

Kakashi tragó con dificultad. La voz de Naruto salió distorsionada, baja y llena de peligro. Escuchó el crujido de algunos huesos y supo que Naruto estaba a un paso de cambiar, pero él no levantó la cabeza.

— Eso ya no importa—, contestó en un susurro ronco—. Lo que paso no se puede cambiar—. Naruto gruñó, como si pensará muy diferente que él. Pero, eso no hizo que Kakashi dijera algo más. Era la historia de Hinata y sólo ella podía contársela, si algún día quería—. Probablemente, debas tener más pacienci..

— He esperado todo lo que podía esperar—, gruñó Naruto, interrumpiendo—. Ella será mi compañera. Y eso—, remarcó —, no se puede cambiar.

☆꧁༒☬ℙⒺяг@☬༒꧂☆

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