Capitulo 10
El día estaba hermoso, el viento chocaba contra la demacrada aún que linda cara de un niño pálido que nuevamente estaba yendo a ver a un lindo pequeño de mejillas pronunciadas.
Cada vez que llegaba a la puerta tenía que tocar el timbre que era perteneciente a la casa del menor, se lo había aprendido de memoria ya de tantas veces que fue a verlo.
Presionó el timbre y la puerta sonó para que pudiera abrirla y entrar al vecindario.
Todas las casas eran iguales pero también se había aprendido de memoria el camino hacia la casa de su pequeño amor.
Llegó por fin a la casa de su amado y vió que un hombre con un traje muy elegante y con un maletín estaba al parecer discutiendo con Jisung.
De ninguna manera iba a permitir que un viejo ande molestando a su bebé así que estaba dispuesto a enfrentarlo cuando el hombre se dió vuelta para irse, tenía una expresión de enojo y cansancio, pasó por al lado de Minho y él aún así le hizo una pequeña seña de advertencia para que no vuelva a molestar a su pequeña bolita de arroz.
—¡Minho Hyung!—se pudo escuchar de fondo haciendo que el mayor salga de su papel de malote.
—¡Jisunggie!—abrió los brazos por la emoción de verlo y sintió un peso encima de él.
Lo estaba abrazando y Minho con mucho gusto correspondió, el más bajito rompió el abrazo lo que hizo sentir algo triste al pálido pero no le importó ya que vió una linda sonrisa y ojitos en forma de medialunas en el rostro de Jisung.
—Ven, vamos adentro—dijo Jisung tomándolo de la mano.
Con el tiempo ambos estaban empezando a tomar más confianza, pareciera como si se conocieran desde hace años.
—¿Quién era ese viejo, Jisung?—preguntó confundido.
—Era mi tonto profesor de piano—restándole importancia.
—No me dijiste que tocabas el piano—entusiasmado dando pequeños saltitos.
—Ahg—se quejó—Odio ese estúpido instrumento con dientes.
Minho río ante lo tierno y lindo que se veía Jisung con un pucherito, ceño fruncido, los brazos cruzados y el divertido apodo que le había inventado a aquél instrumento musical.
—A mí me encanta el piano en lo personal.
—Oh, lo siento Hyung—se avergonzó y tapó su rostro con sus dos manos.
—Tranquilo pequeño, ¿En dónde tienes el piano?.
—Ven—tomó el brazo del mayor y lo llevó por un inmenso pasillo, esa casa fácilmente podría ser un orfanato entero, no podía creer que haya casas tan inmensas.
Llegaron a una inmensa puerta, el menor soltó el brazo de Minho y abrió la entrada que se dividía en dos, era una inmensa habitación en dónde el gran protagonista que llamaba más la atención de aquel lugar era un inmenso piano color blanco de marfil con pequeños detalles dorados, el resto de la habitación tenía de más instrumentos pero el pequeño de tes pálida quedó maravillado ante semejante belleza de instrumento.
Jisung al ver que su acompañante quedó algo embobado decidió llamarle la atención con un pequeño golpecito en el brazo.
—¿Quieres entrar?—le sonrió.
—¿Puedo?—lo miró confundido.
—Ah, sí, por eso te pregunté—lo miró obvio.
Minho no tardó en reaccionar y se adentró a la gran habitación, de a poco iba recorriendo y tocando el piano mientras miraba con asombro cada parte.
—Jisung, no entiendo cómo no te gusta—sentándose en el banco, posando delicadamente sus dedos sobre las teclas.
El contrario se sentó al lado de Minho haciendo que se ponga nervioso, nunca había tenido al menor tan cerca.
—Yo sólo me sé esto—Jisung comenzó a tocar la estrofa de la canción "Estrellita dónde estás" pero se equivocó en la última tecla haciendo que suene más grave de lo normal—Y ya lo arruiné.
—Tienes que hacer así—Minho no sabe en qué punto dejó su timidez y tomó las pequeñas manos del menor, colocó las suyas encima, le sobraba un poco ya que él tenía manos un poco más grandes que las de Jisung. Comenzó a tocar un linda canción y a la par llevando las manitas del menor con las suyas.
Al final de la canción Minho seguía sosteniendo las subes manos del menor, eran gorditas y muy cómodas mientras que las del mayor eran un poco delgadas y de vez en cuando se le marcaban las venas.
—Tus manitas son muy pequeñitas—las acarició—Las manos de un pianista deben ser grandes para marcar más terreno en las teclas.
—Pensé que ibas a darme algún halago, pero está bien—se rió escondiendo sus manos en las mangas largas de su buzo blanco.
—N-no, Jisunggie no lo dije para hacerte sentir mal, pienso que tus manos son lindas y...—habría seguido de no ser por el menor que lo interrumpió.
—¿Cómo sabés todas éstas cosas Hyung?—curioso.
—Mi papá era pianista—respondió.
—¿Y tú mami, Hyung?—el menor ya estaba siendo demasiado curioso—
—No quiero hablar de esto, Jisunggie.
—Está bien Hyung, lo siento—hubo un silencio irritante hasta que al menor se le ocurrió una gran idea—Minho, ¿te gustaría ver un maratón de películas conmigo?
—Sí, estaría bien—sonrió.
[...]
—¿Minho otra vez viendo esa película?—preguntó Tae algo fastidiado—Ya la viste como mil veces.
El chico pálido se encontraba mirando "La dama y el vagabundo" en un canal infantil y familiar en el que pasaban todas las películas viejas de Disney, Pixar, Nickelodeon, Discovery Kids y más.
El mayor se había obsesionado con esa película por una simple, linda, rechonchita y hermosa razón: Han Jisung.
Se había memorizado los horarios en la que pasaban esa película y la de algunas otras, en estos días estuvo saliendo no muy lejos, hablando e intercambiando intereses. El menor le confesó de que amaba los clásicos de Disney entonces.
—Tengo un plan para que Jisunggie acepte ser mi novio—dijo mientras anotaba al pareces cada detalle de la película.
—¿Pero no dijiste que estaba muy pequeño?—lo miró arqueando la ceja.
—Sí, para tí nunca dije que para mí—lo miró.
—Nadie te entiende—se quejó.
—Cállate que tú me vas a tener que ayudar.
—¿Por qué yo?
—Porque fuiste la primera persona que apareció a mí vista.
—Yah, cómo sea—se rindió—¿En qué te tengo que ayudar?—preguntó.
—Mmm, ¿Sabés cocinar pasta?—El menor se quedó pensativo por unos segundos para luego afirmar con la cabeza—Perfecto, y de paso nececito que me ayudes a conseguir un lugar lindo en dónde poner una mesa...Ah y también necesito tu reproductor de música—dijo todo eso mirando la lista que él mismo había escrito.
—Bien—pensó que por fin había terminado.
—Ah y ¿Qué tan difícil es conseguir un DVD con la canción bella notte?—
[...]
Jisung se aguantaba las ganas de lanzarle un zapato a su dongsaeng, Felix, no dejaba de burlarse de que Minho y él eran novios.
Le había contado de que Minho fue a su casa, y sintió cositas raras en su estómago y pechito cuando el mayor le tocó las manitas. Y en vez de ponerse serio se puso a molestarlo con que se iba a casar con él, que iban a tener hijos y todas esas tonterías que hacían enojar al pequeño con mejillas gorditas.
—Jisung y Minho se abrazan y se dan besos en la boca—canturreó el pequeño azabache mientras bailaba de una manera extraña—
—¡Ya cállate Felix!—se cruzó de brazos—Minho no es mi novio.
—¿Entonces por qué vino a tu casa y estuvieron viendo películas y se tomaron de las manos?—llevó sus manos a su cintura posando muy exageradamente.
—Porque él no sé burla de mis películas favoritas como tú—hizo un puchero en forma de enojo—Además sólo los grandes se pueden dar besos en la boca yo estoy pequeño todavía.
—¿Cuándo sean grandes se van a dar besos como lo hacen mis papás?—preguntó par seguir molestando—Porque ellos, hacen así—el menos se dió vuelta cruzando los brazos y comenzó a subir y bajar sus manos mientras no paraba de moverse, haciendo el típico ruido "muak" con la boca.
—Ew, qué asco—frunció el ceño algo asqueado al imaginarse todo eso.
—Tú vas a hacer eso con Minho —sonrió de una manera burlona.
—Y tú con Hyunjin—le gritó.
El menor no dijo nada más y se cruzó de brazos, dando la señal de que se había rendido.
—Te cerré la boca, tonto— sintiéndose superior.
—Ah—se asombró llevando sus manos a su boquita—Dijiste una mala palabra—al mencionar eso Jisung repitió la acción del menor—¡Le voy a decir a tu papá!—salió corriendo para ir a buscar al señor Han.
—¡Felix, ven acá!—gritó yendo a perseguir al menor, el cuál ya le llevaba varios metros.
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