𝐮𝐧𝐢𝐪𝐮𝐞
"Le diste tu suéter favorito y diablos, le quedaba mejor que a mí, ¿cómo no? Si yo era una chica dura a la que aquella pieza de poliéster con esencia a rosas no le quedaba bien."
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jenchaelisa
kim jennie x park roseanne x manobal lalisa
one shot (un capítulo)
la historia NO es mía, pertenece a meowysoo no adaptar o copiar sin su autorización.
Lalisa pov.
Quizá lo sentí así desde un principio, y no bastaba con estar contigo sabiendo que existía ella.
Todas sus cualidades eran mejores que las mías, cada pequeña cosa me superaba, desde su voz, hasta sus manos, ella sabía atravesarte de una forma que nunca supe interpretar, y aunque quise odiarla... nunca pude, tú misma lo dijiste, ella, un ángel tan hermoso y tan capaz de hacer tanto daño.
Duele tanto... estabas a mi lado y ¿de que servía? ¿De que servía quejarme si te tenía a ti?
No te tenía, tus pensamientos vivían con ella, tus manos se entrelazaban mejor en las de ella, tu corazón vibraba más por ella.
Ella, ella y ella.
Kim Jennie...
Y en algún momento te perdí, en algún momento te fuiste detrás de esas palabras dulces, de esa sonrisa amable, de esos labios que besaban mejor que los míos, o al menos eso parecía.
Parecía que estabas mejor ahí y yo no podía despreciarlo ¿cierto? No podía ser nada a tu lado, más que aquella amiga que en algún efímero momento, fue tu amor.
Cada sonrisa, cada caricia, cada momento a tu lado en que nos amamos fue reemplazado por sus labios, sus manos y su tiempo.
¿Y podía quejarme? Claro que no, si amas a alguien que no te ama, debes dejarle libre y conformarte con que esa persona, sea feliz.
Pero no te miento, tantas veces desee ser ella.
Tantas veces quise acercarme a ti como lo hacía Jennie y de esa forma, tantas veces me sentí despreciada por ti.
¿Por qué en esta historia éramos tres y no solo las dos? ¿Por qué no podías amarme tanto como yo te amaba?
Es... es triste.
Recuerdo la primera vez que la vi y no sé si estaba planeado aquel encuentro en el que aquella de tez morena y cabellos castaños apareció mientras me comentabas que un nuevo amor habitaba tu cabeza.
Era invierno y quizás no lo notaste, mi sonrisa era enorme pues me habías prestado tu suéter preferido, aquel que tenía tu esencia marcada. Estuve feliz por un largo rato, hasta que la frase "Creo que me gusta alguien" borró mi sonrisa junto a mi oportunidad de intentarlo de nuevo.
Por un momento me sentí tan pequeña, que solo quise llevar mis rodillas hacia mi pecho y sentir el calor que tu suéter dejaba en mi cuerpo, pero no lo hice, te observé en silencio esperando que dijeras algo más y evidentemente lo hiciste con aquella sonrisa que tanto daño me hacía.
"Estoy segura que lo sabes, es evidente y me conoces tan bien..." Agregaste observando hacia algún lugar que, al mirarle descifre con dolor, era aquella chica que te hizo dudar y te despegó de mis brazos. Era la primera vez que la veía en persona y ella, no podía negar que era realmente hermosa.
Claro que sabía de aquella castaña, lamentablemente la conocía bien, pues nunca perdiste oportunidad de hablar sobre Jennie, de su manera de hablar, de su voz al cantar, de su sonrisa al mirarte o sus manos nerviosas que rozaban las tuyas.
Siempre fuiste inocente Roseanne, nunca notaste que yo necesité más de una semana para superarte y que me dolía que tu pensarás tanto en alguien más, que el hecho de que me hubieses superado tan rápido, me hizo sentir como si nunca me hubieses amado.
Tirando 16 meses de relación a la basura.
"Ya no tengo frío" esa fue mi reacción al presentir lo que se aproximaba y me miraste triste mientras me despojaba de tu suéter "Póntelo Lisa, te queda mejor que a mí" hablaste en un puchero que me partió el corazón, no por tu expresión, sino porque ya no podía besar aquellos suaves cerezos.
Negué quitándome aquella prenda y doblándola sobre mis piernas antes de dejarla a un lado y ponerme de pie para saludar a la aquella chica que era un poco más baja que yo, quien con una sonrisa pareció confirmarme que iba a por todo contigo, y tú, con esos ojitos brillantes, parecías aceptar las cosas sin más, sin pensarlo siquiera, dejándote llevar por la manera en que la amabas.
Me alejé con el corazón adolorido de aquella pequeña velada de diciembre y me despedí de tu mamá con una sonrisa triste.
Como si la vida y el destino me odiaran, la nieve empezó a caer y enfrentándome a una posible gripe o neumonía, me fui caminando hasta mi hogar, dejando que lo único cálido en mi cuerpo, fueran las lágrimas que resbalaban por mi rostro y mis manos aferradas a mis brazos.
Recuerdo que mi madre me recibió con una toalla y un regaño, pero sus labios fueron silenciados por los sollozos de un corazón roto y pronto sus brazos trataron de calmar mis sentimientos azules.
Había sido tan difícil contarle a mamá que me gustaban las chicas y realmente "salí del closet" porque necesitaba presumirles a todos que yo, Lalisa Manobal, tenía la novia más bonita de todo el universo.
Y hace cuatro meses había terminado todo...
Me solté de mamá con una sonrisa triste y caminé hacia mi cuarto, encerrándome en silencio, poniendo mi brazo en medio de mis dientes para evitar mis sollozos que amenazaban con salir hirientes. No sé qué sentía realmente, pero estoy segura que lloré tanto como la tarde en que nuestro amor decidió terminar en un acuerdo mutuo porque yo amaba mucho y tú simplemente, parecías ya no sentir nada.
Los días siguientes no respondí mensaje alguno y en lo posible no salí de mi habitación, pensaba demasiado mientras me sentaba en el suelo, en la esquina de la habitación al lado de la puerta, abrazando mis rodillas en un estado de pausa.
Incluso falté al cumpleaños de Seulgi para no verte, porque quería evitar mis sentimientos, pero días después, el veintiocho de diciembre me llamaste a preguntar mi estado.
¿Me encontraba enferma?
No, estaba mentalmente agotada, pero no te lo dije, para mí bastó con decirte que estaba bien y tú, seguro con una sonrisa, proclamaste que eso te alegraba, que me habías llamado porque me encontraba en tu cabeza desde la mañana.
Tú tan inocente a todo, ¿notaste aquel día, que si las cosas no hubieran acabado cumpliríamos veinte meses juntas?
De todas formas, no importó, inevitablemente esa llamada me dio fuerza, la imagen de tu sonrisa me ayudó a levantarme del suelo, a tomar una ducha y despejar mi mente desde ese momento, en aquella tarde de invierno.
Te llamé en año nuevo y pronto nos reunimos de nuevo en el colegio, mi último año en ese lugar.
El primer día de clases tuviste mucho que decirme, cómo las cosas avanzaban con Jennie y cómo te emocionabas cada vez que la mayor te decía alguna frase bonita, cada que te trataba con cariño. Yo sonreí sincera ante cada palabra, porque a pesar de todo, amaba verte feliz.
Pero la bandita que arreglaba mi corazón se despegó con dolor cuando Jennie se acercó a ti luciendo aquella prenda conocida y fue fácil distinguir la situación, le diste tu suéter favorito y diablos, le quedaba mejor que a mí, ¿cómo no? Si yo era una chica dura a la que aquella pieza de poliéster rosa con esencia a rosas no le quedaba bien.
"Te queda bien" dije con una sonrisa amable y por un momento, mientras Jennie agradecía, vi la confusión llenar tu rostro.
"Huele a Rosé" comentó aquella y yo solté una risita, nuevamente amable, sabía bien aquel dato.
Podría ser un suéter de poliéster, pero llevaba tu esencia y eso, aunque en algún momento me encantó, ahora me dolía.
"Bien, tengo clases" Anuncié inclinando un poco mi espalda antes de girarme y caminar por los pasillos de la escuela, imaginando que podrías detenerme y decirme que todo había sido un error y que estabas confundida, pero me dejaste ir e intenté que eso ya no me importara.
Intenté que con los meses tu recuerdo se borrara, intenté olvidar el sabor de tus labios o la preciosa sensación al pasar mi mano sobre tus cabellos rubios.
En algún momento, cuando aún te amaba de aquella manera, pero te empezaba a superar, Jisoo se acercó a mí.
Ambas observamos como jugabas con Jennie en el patio, corriendo de un lado a otro como niñas pequeñas. Cuando se encontraron y unieron sus labios, mi mayor y yo nos miramos fijamente.
"¿No te duele?" Preguntó, y yo alcé mis labios mientras sonreía ligeramente acariciando aquel suéter que Jennie me pasó en algún momento para jugar con Rosé sin acalorarse.
"Aún deseo ser Jennie" relate apretando mis labios "Aún deseo abrazar y besar a Roseanne en cualquier momento, de forma repentina" Suspiré sintiendo el nudo en mi garganta y las lágrimas llenar mis ojos, así que eché mi cabeza para atrás sonriendo con tristeza "Pero aún amo a Rosé" devolví mi cabeza "y si amar significa mirar cómo ella es feliz en brazos ajenos, lo seguiré haciendo. Porque no puedo ser egoísta, no puedo desear ser alguien más, debo aceptar que mi tiempo con Roseanne terminó, que debo buscar otros amores y estar aquí cuando le rompan el corazón, no para aprovecharme de ello, sino para apoyarle y animarla a conocer a más personas." Jisoo me miraba con lástima "Después de todo, seremos amigas el tiempo que el destino quiera, y si eso será el resto de nuestras vidas, estoy dispuesta a brindarle la amistad que merece"
Culminé viendo cómo te acercabas con tus cachetitos rojos y una sonrisa enorme que desapareció por un instante al ver signos del llanto que detuve momentos atrás.
"¿Estás bien?" Preguntaste corriendo para revisar mi estado, y yo, con una sonrisa honesta quité con suavidad tu mano de mi rostro "Estoy bien, Rosé".
Estoy bien aún si no puedo amarte como quisiera.
𝐖𝐢𝐬𝐡 𝐈 𝐖𝐞𝐫𝐞...
gracias por leer
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