ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ XI
Namjoon se había levantado del suelo, sus manos apretaban fuertemente la baranda inocente del pequeño balcón. El frío golpeó sus facciones, congeló sus dedos, pero no pudo enfriar el calor furioso que había crecido en su pecho.
Su tórax subía y bajaba descoordinadamente, su respiración era lo suficientemente audible, tanto que Jin se había cohibido de proseguir y esperaba una reacción, la que fuese, pero la esperaba.
Le asustaba y generaba ansiedad su silencio.
Namjoon tragó el nudo en su garganta, lo empujó con fuerza para deshacerse de él, no podía derrumbarse de esa forma, no cuando Jin necesitaba su apoyo, luego de contar su traumática historia.
—– ¿Consideraste alguna terapia para Jibeom? —– preguntó luego de un rato. Sintió movimiento detrás de él pero, no se atrevió a voltear.
—– Son costosos y lo que ganaba lo guardaba para comida y para sus estudios. Quería que tuviera una vida normal dentro de ese parámetro bastante engorroso —– Jin se situó al lado de Namjoon, con miedo de mirarlo, de toparse con una mirada de desprecio o asco —– Solo hacía lo que podía —– habló en voz baja —– Sé que Ji es un chico fuerte, pero, me duele saber que su vida ha quedado marcada por un idiota ¿Qué ganó con eso? ¿Arruinar a un niño de quince años?
—– ¿Y tú? —– Jin se sorprendió —– Hablas del trauma que siente Jibeom y lo entiendo, pero, ¿Y tú? ¿Cómo te sientes? —– Namjoon se volteó a mirarlo, vio esa nariz enrojecida y esa mirada tan vacía y dolorosa —– Jibeom tiene pesadillas en las noches, lo consuelas y duermes junto a él, ¿Y tú? ¿Qué pasa con todas esas marcas que no solo están grabadas en tu piel?
Jin no aguantó las lágrimas —– Yo puedo soportar más —– miró a Namjoon directamente, el rubio sintió como si el aire le fuera arrebatado por unos segundos al ver esa mirada tan rota —– Yo puedo justificar, entender o como mierda se diga, pero Jibeom no —– Contestó con voz entrecortada —– No podía soportar imaginar a Jibeom en esa situación. Es… mi bebé, mi hermano menor, sólo —– sollozó —– No podía imaginarlo —– rompió en llanto —– Y–yo, puedo aguantar más —– murmuró.
Namjoon quería arrancarle la cabeza a ese imbécil que se había atrevido a lastimarlos, a torturarlos y traumarlos de por vida.
Respiró profundamente y se volteó, con su brazo izquierdo rodeó a Jin y con su mano derecha, le sostuvo el mentón para mirarlo directamente a los ojos.
—– Ya no soportarás más —– le dijo —– No será necesario. Te ayudaré en lo que sea para que ese bastardo termine tras las rejas y jamás vuelva a molestarlos —– limpió sus lágrimas con delicadeza —– Ya no sufras más, Jin. Estás a salvo.
Jin lo observó y se perdió en esos ojos bondadosos color miel, brillante y fundido, tan hipnotizante y encantador. Se permitió sonreír aunque unas cuantas lágrimas y mocos sueltos arruinaron su momento.
—– Gracias, Nam. Muchas gracias —– Sin pedir permiso, se apegó más a Namjoon y siguió llorando, liberando por fin el dolor reprimido.
Una carga se había ido al contar todo. Era una libertad entrañable y oportuna.
“Maldito Albert. Pagarás por este daño” pensó Namjoon convencido y decidido.
(…)
Jin ya no abrazaba a Namjoon para desahogar y vaciar su tanque de lágrimas, ahora rodeaba el torso del mayor con tranquilidad, bajo el sonido apacible de la noche, aspirando su aroma y relajándose en sus fornidos brazos.
Empezaba a amar esa sensación de sentirse protegido.
No lo había sentido desde hacía mucho tiempo.
Recordaba cuando su madre era una persona razonable, con un raciocinio común, que protegía a sus hijos con devoción, como una leona a sus cachorros.
Pero, en su mente no podía recordar el qué había pasado para que su madre cambiara tan brutalmente.
Ahora que había experimentado por primera vez en mucho tiempo ese sentimiento, no quería perderlo.
—– Nam —– susurró, Namjoon hizo un sonido, animando a que prosiguiera, que lo estaba escuchando —– Sé que indirectamente te pedí ayuda con esta situación y… —– suspiró —– no quiero contradecirme pero, es exactamente lo que voy hacer.
Namjoon guardó silencio teniendo una leve idea de lo próximo que diría Jin.
—– Prosigue —– le dijo.
Jin suspiró de nuevo —– Es muy complicado todo esto. Te metería en graves problemas y saldrías muy perjudicado, no quiero eso, de verdad —– lentamente alzó su mirada hacia Namjoon para mirarlo, pero no se alejó de sus brazos —– No dudaría en que Albert nos esté buscando ahora, es lo más seguro. Es un desquiciado maniático y estoy consciente de que lo que nos hizo, sólo es un poco de lo que es capaz de hacer y si te involucras en esto… creo que puede llegar al extremo de lastimarte —– bajó su mirada con temor.
—– No estarás pensando en dejar esto así ¿No?
—– No, no, no es eso lo que quiero decir. Quiero arreglar esto, sí, pero… no quiero perjudicarte —– Jin mordió su labio inferior —– No quiero involucrarte y traerte problema ni ser…
—– ¿Una carga para mí? —– completó por Jin, quién desvió su mirada —– ¿Crees que esto es una carga? O mejor dicho ¿Qué tú eres una carga para mí? —– Namjoon bufó – Jin, esto es por tu bienestar. Compartiremos, en pocas palabras, una vida juntos, haremos una familia y ¿Crees que eres una carga?
—– Es estúpido pero, no me gusta depender de nadie —– se defendió —– Hasta ahora me he mantenido sólo al margen de esto, policía y toda esa mierda de leyes no hicieron nada cuando les dije. Me las he arreglado para estar “estables” en un lugar que pende de un hilo —– sintiéndose un poco molesto se alejó – No hace falta que te arriesgues, puedo hacerlo solo.
Namjoon alzó una ceja —– ¿Cómo lo harás? —– Espetó molesto cruzándose de brazos, notó que Jin se sorprendió y frunció el ceño, Namjoon suspiró —– Lo siento, Jin, pero no eres un niño y lo que has vivido te quitó el derecho de serlo —– El azabache bajó su mirada avergonzado y sorprendido.
—– No puedes hablarme así —– contestó.
—– Lo siento —– suspiró Namjoon, sintiéndose de pronto abrumado —– No es mi intención herirte, pero sé sincero contigo mismo. No me vengas con un discurso que no logras creerte.
—– Puedo hacerlo.
—– ¿Tus intentos funcionaron hasta ahora? —– Jin no respondió —– Dime cómo llegaron hoy, Jin —– Nuevamente, el azabache guardó silencio —– Jibeom estaba lastimado en tu espalda que también estaba lastimada —– Namjoon suspiró audiblemente —– No eres inútil, pero no puedes cargar con esto tú solo. Ya has pasado por mucho, déjame ayudarte —– suavemente, Namjoon sujetó las manos de Jin —– Por favor.
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