ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ VII
Namjoon sintió su corazón agitarse, su cerebro dio señales de alerta de que algo había mal, de que él corría peligro.
Las lágrimas que salían de los ojos de Jin lo alarmaron y sin pensarlo, se acercó quitando las bolsas de sus manos y sostuvo el cuerpo del azabache que cedió agotado a su agarre
—– ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Estás lastimado? —– tocando un poco su cuerpo sin sobrepasarse, se percató del niño en su espalda. Rápidamente lo cargó en brazos manchándose un poco con lo que reconoció como sangre —– Debemos ir al hospital.
Jin lo miró a través de sus ojos hinchados.
—– Harán preguntas y no creo poder responderlas —– respondió con voz rasposa —– Por favor, tengo miedo.
—– Aun así, debemos ir. Estás lastimado y él también, no sabemos que grave son sus heridas y lo poco que hay puede llamarse primeros auxilios.
—– Por favor —– susurró —– No lo hagas —– Namjoon titubeó pero, Jin insistió —– Ayúdalo, pero, no lo lleves al hospital —– quedaron en silencio por un momento y Jin agachó la cabeza —– Sé que no tienes que creerme, somos desconocidos, pero por favor…
Jin levantó sus ojos verdes sumidos en un torbellino, Namjoon tragó en seco, tenía miedo, estaba confundido y estaba siendo absorbido por esa mirada tan atrapante y cargada de desesperación.
Con una batalla entre la moral, raciocinio y deber, suspiró y cerró la puerta.
—– Sígueme —– le dijo y Jin obedeció.
Namjoon caminó hasta la habitación principal, donde anteriormente había visto un pequeño kit de primeros auxilios. No contenía mucho pero, esperaba que ayudara lo suficiente.
Cuando llegó a la habitación, sentó a Jibeom en la cama y se dirigió a buscar el kit.
—– ¿Puedes quitarle la ropa? —– Jin asintió y enseguida lo hizo con cuidado de no lastimar las posibles heridas que se encontraban ocultas. Por suerte, eran poco los fragmentos incrustados, lo que más tenía eran rasguños y moretones. “No parecen recién” pensó Namjoon mientras limpiaba las zonas y las cubría —– Una ducha te dejará como nuevo, campeón —– sonrió el rubio.
—– Pero, me acabas de curar —– contestó el menor.
—– Es solo para que te quites los restos de sangre y el agua de lluvia, puedes resfriarte —– Inseguro, Jibeom se removió.
—– E–está bien —– contestó.
—– También debes limpiarte —– Le dijo Namjoon a Jin sacándolo de sus pensamientos.
—– S–sí, c–claro —– carraspeó —– ¿Hay otro baño?
Namjoon asintió —– Claro, ven conmigo —– Jibeom se tensó y jaló a Jin de la camisa.
—– ¿M–me vas a dejar? —– preguntó, Jin le sonrió y se arrodilló frente a él.
—– No, Ji. No me iré —– Namjoon los observaba enternecido, aunque varias preguntas le rondaban en la cabeza “¿Que habrá pasado para que terminaran así?” se preguntaba –
—– Anda a ducharte, yo también lo haré. No podemos enfermarnos.
Jibeom se escondió en el pecho de Jin y Namjoon pudo escuchar como éste sollozaba.
—– Tengo miedo —– susurró. El rubio se percató de que la espalda de Jin se había tensado, probablemente, era un tema delicado por lo que optó por dar la vuelta y salir, pero, Jin no lo dejó.
—– No salgas —– le dijo, Namjoon se detuvo —– Ji… no hay por qué temer, ya no más —– Jibeom se alejó y miró al azabache con ojos aguados.
—– Entonces ¿Es él? —– Jin asintió y Jibeom se dirigió a Namjoon —– Hola —– le dijo —– Me llamo Jibeom, Kim Jibeom —– Namjoon se volteó y se acercó a la cama.
—– Hola, Jibeom —– contestó —– Mucho gusto, me llamo Kim Namjoon —– estrechó su mano con la del menor que le sonrió.
—– ¿Usted se casará con mi hermano? —– Ambos mayores se sonrojaron, Jin carraspeó y Namjoon no supo que responder. Jibeom sonrió —– Gracias por cuidarnos.
—– No es nada —– sonrió Namjoon.
—– Oye, Ji —– interrumpió el azabache —– Ve a bañarte ¿Sí? Regresaré pronto —– Jibeom asintió.
—– Tras esa puerta está el baño —– indicó Namjoon —– Cualquier cosa que necesites me avisas, voy a mostrarle a tu hermano el otro baño.
—– Está bien —– Con un poco de dificultad, Jibeom entró al baño, mientras Namjoon le indicaba el otro baño a Jin.
—– Aquí es —– Jin observó la habitación, era una de tamaño mediano a comparación de la anterior —– Déjame buscar tu ropa abajo —– Sin esperar su respuesta, el rubio salió de la habitación.
Jin suspiró —– Es agradable —– dijo y desvió su mirada hacia la ventana.
La lluvia aún seguía fuerte afuera, sin ninguna intención de detenerse pronto. Se sentía tan sensible en ese momento que con solo ver esas gotas golpear la ventana le daba miedo, tristeza y dolor.
—– Jin —– el azabache volteó —– Todo está mojado —– Namjoon señaló las bolsas y su interior —– Te importaría usar… ¿Algo mío? —– Jin lo miró y se sonrojó, cosa que también hizo Namjoon al repasar sus palabras —– N–no es lo q–que quise decir, t–también le prestaré a Jibeom, s–si no hay problema —– avergonzado miró el suelo.
Enternecido, Jin asintió —– Está bien. Por cierto, Nam…joon —– pronunció su nombre con cautela —– Hay algún inconveniente en que… Jibeom ¿se quede con nosotros?
“Dijo nosotros” pensó.
El nosotros le alteró de alguna forma su sistema y aunque no era el momento, se sintió extrañamente feliz de que Jin lo haya dicho.
Aunque también le desconcertó la pregunta, no es como si Namjoon quisiera echarlo de casa.
No era cruel.
—– No, no hay ningún inconveniente. En lo absoluto —– respondió con una sonrisa.
—– Gracias.
En un silencio un poco incómodo, Namjoon pensaba en cómo proseguir, mientras que Jin sabía que Namjoon estaba confundido e intrigado por la situación.
Después de todo, no es normal llegar de esas formas y en esas condiciones a tu nuevo hogar, muchísimo menos a conocer a tu futura pareja.
—– Las toallas están en la cómoda —– Habló Namjoon. Jin asintió y cuando se dio la vuelta, Namjoon dio un paso al frente —– O–oye, Jin… —– el azabache se detuvo pero, no se giró para verlo. Namjoon detalló sus anchos hombres y el mullet en su cuello, su piel blanquecina y aparentemente tersa. “Tiene una figura prominente” pensó. Jin se volteó ante el silencio del rubio, quién reaccionó al instante —– Y–yo —– se rascó la nuca —– no quiero ser entrometido, pero —– juntó sus manos y miró al suelo —– ¿Qué les pasó antes de que llegaran?
Jin se tensó al instante, sabía que Namjoon preguntaría, pero no sabía el efecto que causaría en él.
Suspiró —– Bueno…
—– Si no te sientes cómodo porque no tenemos esa confianza está bien —– asintió Namjoon luego de haber pensado bien su pregunta y colocó sus manos en los hombros de Jin —– Lo entiendo. Solo quiero que sepas que te ayudaré en lo que pueda, no lo dudes —– Namjoon conectó su mirada con la de Jin y le sonrió mostrando sus hoyuelos.
Jin agachó su cabeza y respiró “Debo decirle. No es justo, y me ayudó también” pensó.
—– ¿Qué tal si me ducho primero y luego te cuento? —– ambos se miraron y Namjoon asintió alejando sus manos.
—– Si estás bien con eso, no hay problema.
Luego de unas pequeñas miradas, Namjoon miró al suelo sintiendo algo extraño en su pecho, como un malestar bastante incómodo y pesado, aunque no diferenció qué era en ese momento.
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