ʟᴀ ᴄᴀʀᴛᴀ ǫᴜᴇ ɴᴜɴᴄᴀ ᴇꜱᴄʀɪʙɪ́

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Era una noche tranquila y lluviosa en Seúl. Jisung estaba solo en su estudio, el suave sonido de la lluvia golpeando las ventanas creaba un ritmo constante que lo sumía en una reflexión profunda. La habitación estaba iluminada por una única lámpara de escritorio, lanzando sombras suaves sobre las paredes adornadas con fotografías, recuerdos de momentos compartidos con sus compañeros de Stray Kids, pero también con Minho, su compañero más cercano.

Frente a Jisung, sobre la mesa, descansaba una caja de madera desgastada, una reliquia de su pasado. Era una caja que había guardado celosamente durante años, llenándola con fragmentos de su vida, pequeños tesoros que había acumulado a lo largo del tiempo. Fotos antiguas, cartas nunca enviadas, entradas de conciertos, y un par de cartas que había escrito en momentos de incertidumbre.

Al abrir la caja, sus dedos encontraron un sobre blanco, un poco amarillento por el paso de los años. El sobre no tenía sello, ni dirección. Solo su nombre, escrito con una caligrafía que reconoció de inmediato como la suya, adornaba la parte delantera. Jisung sintió una oleada de emociones al verlo, recordando vagamente el día en que escribió aquella carta, en un momento de su vida donde todo parecía incierto.

Con el corazón latiendo un poco más rápido, sacó la carta del sobre y la desplegó con cuidado. La fecha en la esquina superior izquierda le recordó cuánto tiempo había pasado desde entonces. Era una carta escrita en un momento de vulnerabilidad, cuando el peso de las expectativas y las dudas lo había aplastado.

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Querido Jisung del futuro,

No sé realmente por qué estoy escribiendo esto. Quizás es porque me siento perdido y necesito un ancla, o tal vez porque quiero dejar un recordatorio de cómo me siento en este momento. Hoy es uno de esos días en los que el peso de todo lo que llevo encima parece insoportable, y la única manera en que puedo procesarlo es escribiendo.

A veces, siento que no soy lo suficientemente fuerte para seguir adelante. La presión de ser un ídolo, de cumplir con las expectativas de los demás, es abrumadora. Hay momentos en los que me pregunto si todo esto vale la pena, si estoy realmente hecho para soportar este tipo de vida. Me siento solo, a pesar de estar rodeado de personas, y me doy cuenta de que la soledad más profunda es la que llevas dentro de ti, la que nadie más puede ver.

Pero, ¿sabes algo? A pesar de todo esto, hay algo que me mantiene en pie, algo que me da fuerzas cuando siento que no puedo seguir. Y ese algo es Minho.

Desde que lo conocí, Minho ha sido más que un compañero de grupo. Ha sido mi roca, mi guía, mi confidente. Hay días en los que siento que no puedo respirar, que el peso de todo me aplasta, pero entonces él está ahí. A veces, no necesita decir nada; su presencia es suficiente para calmar mi tormenta interna.

Hoy, mientras escribo esto, me doy cuenta de que mis sentimientos por Minho han cambiado. Lo que comenzó como una profunda admiración y gratitud ha evolucionado en algo más, algo que no puedo ignorar por más tiempo. Me he enamorado de él. Es algo que me asusta admitir, porque sé que este tipo de sentimientos pueden complicar las cosas, pueden poner en riesgo lo que tenemos.

No sé si alguna vez tendré el valor de decirle lo que siento. No quiero arruinar nuestra amistad, no quiero que él me vea de manera diferente. Pero al mismo tiempo, sé que no puedo seguir ignorando lo que siento. Tal vez un día, cuando leas esto, habrás encontrado el coraje de ser honesto con él, y contigo mismo. O tal vez no, y eso también está bien.

Lo único que realmente quiero que sepas es que, sin importar lo que pase, Minho siempre será una parte fundamental de mi vida. Espero que, en el futuro, hayas encontrado la felicidad y la paz que tanto deseo para ti. Y que, de alguna manera, hayas logrado reconciliar estos sentimientos con la vida que llevas.

Con todo mi cariño,
Jisung

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Cuando Jisung terminó de leer la carta, se quedó en silencio, las lágrimas cayendo suavemente por sus mejillas. Había pasado tanto tiempo desde que escribió esas palabras, y leerlas ahora, después de todo lo que había sucedido, le dio una perspectiva completamente nueva.

Recordó claramente el día en que finalmente reunió el coraje para confesarle sus sentimientos a Minho. Fue una noche como cualquier otra, pero para Jisung, fue uno de los momentos más importantes de su vida. Se habían quedado hasta tarde en el estudio, repasando canciones y hablando de todo y de nada en particular. Pero Jisung no podía concentrarse. Las palabras de la carta resonaban en su mente, y sabía que ya no podía guardarse esos sentimientos.

"Hyung, necesito decirte algo," había comenzado, su voz temblando ligeramente. Minho lo miró con una mezcla de curiosidad y preocupación, siempre atento a cualquier señal de que algo no estaba bien.

Jisung había tomado una profunda respiración, sintiendo que su corazón iba a salir de su pecho. "Minho... yo... creo que me he enamorado de ti."

El silencio que siguió fue insoportable. Jisung había estado a punto de retractarse, de decir que solo estaba bromeando, pero entonces Minho hizo algo que Jisung nunca había esperado. Lo abrazó, fuerte y cálidamente, como si nunca quisiera soltarlo.

"Jisungie," había susurrado Minho contra su cabello, "no sabes cuánto tiempo he esperado para que me dijeras eso."

Las palabras de Minho habían deshecho todos los nudos de ansiedad en el estómago de Jisung. Se había sentido ligero, libre, como si por fin pudiera respirar correctamente. Y desde ese momento, las cosas entre ellos solo mejoraron. Lo que alguna vez había sido un amor oculto, temido, se convirtió en una fuente de fortaleza y felicidad para ambos.

Ahora, sentado solo en su estudio, Jisung se dio cuenta de cuánto había crecido desde que escribió esa carta. Había enfrentado sus miedos, había encontrado la valentía para ser honesto, y había sido recompensado con un amor que superaba todo lo que alguna vez había soñado.

Con una sonrisa triste pero satisfecha, dobló la carta y la guardó de nuevo en la caja. Ya no necesitaba esas palabras para consolarse. Ahora, tenía algo mucho más tangible y real: el amor de Minho, su hogar, su felicidad.

Antes de cerrar la caja, Jisung decidió agregar una nueva carta. Sacó un pedazo de papel en blanco y una pluma, y comenzó a escribir.

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Querido Jisung del pasado,

Gracias por no rendirte, gracias por ser fuerte incluso cuando sentías que no podías seguir. Gracias por confiar en tus sentimientos y en las personas que te rodean. Gracias por amar a Minho con todo tu corazón, porque eso ha hecho que hoy sea la persona más feliz del mundo.

Quiero que sepas que todo lo que temías, todo lo que dudabas, al final no importó. Lo que importó fue el amor que decidiste compartir, el amor que decidió quedarse.

Vivo una vida que tú ni siquiera podrías haber imaginado en tus mejores sueños. Minho y yo somos felices, somos más que compañeros, somos una familia. Y eso es todo lo que siempre he querido.

Así que gracias, Jisung. Gracias por ser tú, por ser valiente, por amar con todo tu corazón.

Con todo mi cariño,
Jisung del futuro

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Jisung cerró la carta, sintiéndose en paz. Sabía que no importaba cuántas cartas escribiera, lo que realmente contaba era el amor que sentía todos los días, el amor que compartía con Minho.

Guardó la nueva carta junto a la antigua, cerró la caja, y la colocó de nuevo en su lugar en el estante. Luego, apagó la luz del estudio y salió, dirigiéndose hacia donde Minho lo esperaba, con una taza de té caliente y una sonrisa que iluminaba su rostro.

Porque al final del día, lo único que realmente importaba era que estaban juntos, viviendo una vida llena de amor, de recuerdos, y de momentos como ese.

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