☁️01: dulces y cigarros☁️
Jimin estaba sentado frente al gran espejo que cubría una de las paredes de su habitación, miraba su reflejo con atención, tratando de encontrar detalles que no le convencieran del todo acerca del outfit que decidió usar ese día.
Frunció la pequeña nariz en una mueca inconforme cuando notó que esa chaqueta rosa ya la había usado en dos ocasiones, recordándole con ello que debía realizar compras con urgencia para cambiar su guardarropa.
—No volveré a usarte —sentenció en voz alta, al mismo tiempo que se quitaba la prenda y nuevamente mirar hacia el espejo.
Vaqueros denim y una blusa Chanel con pequeños adornos rosas, además de sus amados botines burberry. El omega decidió levantarse y dar una vuelta completa para analizarse mejor, y sonrió satisfecho tras descubrir que la chaqueta no era necesaria para verse perfecto.
—Lindo —susurró, lanzando un beso al reflejo que el espejo le mostraba.
Caminó hacia la cómoda y peinó su delicada cabellera rosa, el sol de la mañana se colaba por los grandes ventanales de su habitación hasta iluminar por completo donde se encontraba, Jimin sonrió con gusto y buscó su labial favorito para darle a sus labios el color rojo que tanto amaba mostrar.
Los minutos pasaron sin ser contados, el omega se tomaba su tiempo para prepararse y eso todos los de la mansión lo sabían, el pelirosa siempre demostraba una imagen pulcra, elegante e irreal que le llevaba horas para lograr debido a las mismas exigencias que el joven imponía a si mismo.
Desde pequeño su madre le había enseñado la importancia de la imagen y cómo ésta influía en el trato que recibía de las personas a su alrededor. Jimin aprendió todo lo que había que saber sobre normas de etiqueta, modales y encanto, así como también pudo desarrollar su propio estilo, donde mostraba sin inhibiciones su personalidad y gustos.
En su camino de descubrimiento nació el amor infinito por el color rosa. Jimin admitía ser débil con todo aquello que tuviera ese color, lo amaba ver en todo su entorno, desde su habitación, vestimenta y zapatos, hasta su cabello esponjocito y rosita, así como también su bebé consentido que era un Ferrari personalizado regalo de sus padres por su graduación de secundaria.
Cuando terminó con su cabello y labios, tomó su maquillaje y entre tantos colores optó por un gris claro que resaltara sus ojos azules, luego hizo un contorno suave y finalmente se colocó pequeños pendientes de diamantes con algunos anillos, aunque nada demasiado cargado.
Nuevamente detalló en su apariencia, y finalmente asintió satisfecho.
Los ruidos de la planta inferior le dieron a saber que sus padres ya estaban listos para tomar el desayuno, y como no le gustaba hacerlos esperar tomó su móvil y bolso para rápidamente salir de la habitación y así saludarles.
Mientras bajaba las escaleras se encontró con su nana a quien sorprendió con un efusivo abrazo que fue correspondido por la omega mayor, siguió su camino hasta internarse en los grandes pasillos y dar con el comedor familiar donde dos personas le esperaban con una sonrisa cálida.
—Buenos días, padre —saludó, recibiendo un afectuoso beso en la frente.
—Buenos días, cachorro —respondió el alfa con dulzura.
El omega se separó de su padre y rápidamente llegó hasta donde su madre le esperaba con los brazos abiertos.
—Buenos días, mami —dijo con mimo, dejando un beso en la mejilla de la omega.
—Buenos días, cariño —respondió ella, mirando con atención a su hijo sentarse frente a ellos—. ¿Dormiste bien?
—Más que bien, mi día de spa ayudó mucho a relajarme y conciliar el sueño —informó con ánimo, mientras el personal de la mansión se encargaba de servir el desayuno.
—¿Qué tal va la inscripción a la universidad? —indagó el alfa con los ojos puestos en su hijo.
—Debo presentarme en dos semanas para realizar el examen, de ahí esperar la respuesta para finalmente iniciar en el mes siguiente.
—Te irá bien —aseguró su madre—. Eres un joven brillante que siempre consigue lo que quiere.
—Además de excelentes calificaciones, el grupo Park tendrá un gran sucesor —agregó su padre.
Jimin sonrió orgulloso. Su familia era una de las más adineradas e influyentes del país, el grupo Park era dueño de una gran cadena de hospitales y laboratorios que estaban distribuidos por todo el país, mismos que gozaban de una gran economía y reputación.
El abuelo de Jimin Park SeungHoon, es un poderoso alfa quien actualmente tenía el título de presidente, y quien maneja el patrimonio familiar, su padre Park Sehun es el director encargado del hospital de Seúl al lado de su madre liderando los laboratorios. Su familia extensa e influyente siempre fue conocida por estar compuesta de alfas, siendo el pelirosa el primer omega que llegó a romper con ese fino hilo de genética.
Al ser el único omega de la familia, era tremendamente consentido por su abuelo, el hombre cumplía con todos sus caprichos y sus padres también lo hacían por igual; es por esa razón que Jimin siempre pensó que tenía una vida perfecta y es que en verdad así lo era.
Su vida estaba rigurosamente planeada. Sus estudios primarios y secundarios finalizaron en el tiempo estipulado y con las notas esperadas, y ahora a sus dieciocho años estaba por ingresar a la universidad Daehakghyo para continuar con el legado familiar y brindar más orgullo a su apellido.
—Taehyung llamó para confirmar su asistencia en la brigada que haremos en la colonia Yeong —comentó Lía, ganando la completa atención de su hijo.
—¿De verdad nos acompañará? —sonrió sin poder evitarlo.
—Sí, dijo que sería excelente y que sería una nueva experiencia para él —confirmó la omega.
—Para mí también lo será —informó el pelirosa con una mueca—. Nunca antes pensé que iría al barrio de los pobres.
—No es cualquier barrio, hijo —mencionó su padre—. La colonia Yeong es importante para tu abuelo porque ahí viven sus trabajadores, personas que vinieron a la capital para tener una vida mejor, y como recompensa el grupo Park se encarga de cubrir algunas necesidades básicas para que tengan una mejor calidad de vida.
—Es por eso que también hacemos estas brigadas —continuó la mayor—. Hay muchos niños y ancianos que no pueden ir hasta los hospitales porque la colonia está algo alejada, así que vamos hasta ellos para ver que todo esté en orden.
Jimin sólo escuchaba en silencio, y está bastante seguro de que podría haberse conmovido con las palabras de sus padres; sin embargo, él sabía bien que sus progenitores iban a ese tipo de lugares para mantener feliz a su abuelo, no porque realmente quisieran ayudar.
—¿Tardaremos mucho? —preguntó con un puchero. Él a diferencia de sus padres no se preocupaba por ocultar el profundo desagrado que le proporcionaba mezclarse con ese tipo de personas.
—Estaremos de regreso por la tarde —respondió Sehun y en su tono se evidenciaba lo poco contento que estaba.
El pelirosa asintió y no mencionó palabras luego de ello. Su mente estaba bastante ocupada en tratar de mentalizarse que tendría que sonreír ante personas desconocidas que quizá querrían dañarle e incluso robarle.
Suspiró, absolutamente nada bueno le esperaba.
Los golpes fuertes e insistentes en la puerta generaban un ruido ensordecedor que provocó un gruñido en el alfa medio dormido. Yoongi trató de ignorarlo y así seguir durmiendo, pero era inútil, quien sea que estuviese fuera de la casa estaba determinado a ser recibido.
Abrió un ojo y maldijo en mil idiomas diferentes cuando los sonidos aumentaron, su cuerpo lo sentía pesado, la garganta la tenía reseca y había un maldito dolor de cabeza que no le dejaba pensar con claridad y que sólo servía para desordenar los pocos pensamientos que a duras penas lograba conectar.
Cuando supo que el intruso no se iría estiró una mano y a tientas buscó en la cama al otro cuerpo que también parecía dormir profundamente.
—Yujin... —llamó con voz pastosa y excesivamente ronca producto del sueño.
La chica se removió y finalmente abrió los ojos. —¿Qué pasa?
—Están golpeando la maldita puerta —gruñó con los ojos cerrados y dándole la espalda—. No puedo dormir con tanto ruido.
—¿Y pretendes que vaya yo a ver?
—Es tu casa no la mía —respondió, y un nuevo golpe en la puerta lo hizo gruñir—. Maldita sea, ve a correr a ese idiota.
La omega rodó los ojos y salió de la cama, buscó la ropa que había dejado tirada en el piso y se vistió lo más rápido que podía, cuando terminó miró de reojo la ancha espalda pálida que conservaba arañazos rojizos que ella misma se encargó de dejar durante la madrugada y con una sonrisa pequeña abandonó la habitación para ver quien le buscaba con tanta insistencia.
Atravesó la pequeña sala de estar y al abrir la puerta una mueca desagradable se formó en sus facciones.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con evidente molestia al alfa frente a ella.
NamJoon no se quedó atrás y le dedicó una mirada fría que demostraba todo el desagrado que sentía por aquella mujer. Olfateó un poco el aire y sin responder trató de mirar más allá en el interior de la casa, pero el cuerpo contrario lograba impedírselo.
—Vine por Suga —respondió a secas, sin darle la mínima mirada.
Yujin se cruzó de brazos. —Está dormido, será mejor que no lo molestes.
—Dije que vine por Suga —repitió el moreno con furia contenida—. No me hagas repetirlo y ve por él.
La omega estaba a punto de objetar cuando el sonido de una puerta al ser cerrada llegó a sus oídos, ambos miraron hacia el interior encontrándose con un alfa irritado que a toda costa trataba de encender un cigarrillo.
—Maldición Nam, ¿sabes la hora que es? —preguntó el pálido cuando estuvo frente a su amigo.
—Van a ser las diez de la mañana —respondió el moreno, ignorando olímpicamente a la odiosa mujer que se revolcaba con su amigo—. Tu madre está buscándote desde muy temprano.
Aquello llamó la atención del pelinaranja. —¿Por qué? ¿Pasó algo?
—La brigada del grupo Park viene hoy, ¿lo olvidaste? —inquirió, provocando que todo rastro de sueño abandonara el rostro del mayor.
Esa brigada era la única oportunidad en la que la colonia donde vivían tenía chance para atender su salud, y Yoongi siempre trataba de estar temprano para obtener un cupo favorable que le sirviera para su hermano menor.
Jungkook era un omega tierno que sufría de atrofia muscular, esa enfermedad lo había condenado a una silla de ruedas desde muy temprana edad y gracias a que el medicamento era excesivamente costoso no podían hacer mucho para ayudarle. Sin embargo, hace un año Yoongi había empezado a participar en peleas clandestinas que le dejaban un buen dinero, así que poco a poco iba ahorrando para poder internar a su pequeño hermanito en un lugar donde pudieran ayudarle de verdad. Por el momento debía conformarse con las brigadas que hacían en la colonia, repitiéndose una y otra vez que al menos su menor no estaba abandonado del todo.
—Carajo, si no consigo un cupo para Jungkook no podrá ser revisado —expresó con una combinación de irritación y preocupación.
—Tranquilo, tu madre ya pudo conseguirlo y por eso me mandó a buscarte —le dijo NamJoon tranquilizando a Yoongi.
—¿Con quien está Jungkook? —preguntó, preocupado de que su hermano estuviera solo.
—Con Hoseok —el moreno miró a la mujer y nuevamente a su amigo—. Es hora de irnos.
Yoongi asintió y ambos salieron de la casa sin despedirse de la omega; fue cuando estando a punto de subir a sus respectivas motocicletas que escucharon el llamado de Yujin.
—¡Suga! —llamó, obteniendo la atención del mencionado—. ¿Nos veremos esta noche?
El pelinaranja sonrió ladino. —Ya lo veremos.
El rugido de los motores de ambas motocicletas callaron a la omega, quien en silencio miró a los dos alfas partir de su casa a gran velocidad.
El grupo Park había comprado un extenso terreno donde construyeron veinticinco casas perfectamente condicionadas para que todas las familias que trabajaban para ellos tuvieran un lugar donde vivir. Además de ello, habían llevado a cabo la construcción de una plaza con un pequeño parque adjunto, lugar donde cada mes se realizaban las brigadas médicas o alguna que otra celebración.
Todas las personas estaban reunidas mientras esperaban que los buses llegaran, unos lucían emocionados y otros nerviosos, pero absolutamente todos tenían la esperanza pintada en sus ojos.
Excepto Yoongi.
Apenas llegó con NamJoon su madre se había encargado de recriminarle por no haberle avisado que pasaría la noche fuera de casa, y si por si esto fuera poco, su hermano menor pasó burlándose de él durante toda la mañana.
Afortunadamente le habían dejado en paz en el momento que a Jungkook le tocó hacer fila para esperar su turno, su madre se ofreció a acompañarlo mientras tanto y así darle un respiro a Yoongi hasta que el momento de la consulta llegara. Por lo general siempre era el alfa el que acompañaba a su hermano debido a que debía levantarlo en brazos para colocarlo en la camilla, y esa era una tarea que jamás le daría a su madre.
—Hoy tenemos una carrera, ¿te apuntas? —preguntó NamJoon, mientras miraba a su alrededor a las muchas personas reunidas.
—Me apunto —respondió Yoongi, soltando el humo que tenía en los pulmones en compañía de las palabras dichas.
—Hoseok planea hacer una pequeña fiesta cuando acabe la carrera, me imagino que también irás.
—Imaginas bien —dijo el pelinaranja, para luego tirar lo que quedaba de su cigarro y apagarlo con su zapato.
"¡Ya vienen!"
El grito de alguien a su alrededor ganó la atención de ambos alfas. Los dos miraron a una caravana completa de vehículos los cuales se fueron ubicando estratégicamente frente al parque, de ahí salieron varias personas quienes en su mayoría llevaban batas médicas con grandes cajas donde suponían estaría la medicina.
—Hay que darles el mérito por esto —comentó NamJoon, apuntando hacia el logotipo del grupo Park.
Yoongi chasqueó la lengua. —Es lo mínimo que podrían hacer por sus trabajadores, personas que sin descanso les construyen sus mansiones lujosas y grandes hospitales donde no tenemos ni el derecho a respirar.
En ese momento un alegre rubio llegaba para hacerles compañía y participar de la conversación.
—Adivinen de qué me enteré —comentó Hoseok con su habitual energía.
Yoongi y NamJoon le miraron en silencio, a la espera de que Hoseok continuara.
—Soy pésimo en las adivinanzas y mi dolor de cabeza no contribuye con mi humor —informó el pelinaranja cuando supo que su amigo no hablaría si no lo hacía él primero—, así que suelta lo que tengas que decir.
—Los mismos señores de alta alcurnia vendrán para participar en la brigada —dijo con una mueca divertida.
—¿Te refieres a los Park? —indagó NamJoon.
—Ellos mismos —asintió el rubio—, pero eso no es lo más interesante.
—¿Entonces? —urgió Yoongi con irritación, odiaba cuando Hoseok le daba tantas vueltas al asunto.
—Su hijo vendrá con ellos.
Segundos después de haberlo escuchado, una mueca burlona se formó en el rostro de Yoongi y NamJoon.
Por supuesto que habían escuchado hablar del hijo de los Park, y aunque jamás lo habían visto se podría decir que gracias a la reputación del mimado omega podían darse una idea de cómo sería. Los tres compartieron una mirada cómplice, nunca lo dirían en voz alta, pero si había algo que amaran más que las velocidades era ver a un niño rico sufriendo por tener que mezclarse con personas como ellos.
—Será interesante ver a ese hijo de mami y papi sufrir por tener que respirar el mismo aire que nosotros —aseguró Yoongi con una sonrisa ladina.
Estaban en medio de sus burlas por aquel desconocido con nombre cuando un último auto se estacionó a unos cinco metros de ellos. A diferencia de los demás, era un vehículo lujoso de color negro que no dejaba ver hacia el interior por mucho que lo intentaran.
—Ese si es un motor atractivo —silbó NamJoon, admirando la lujosa carrocería.
—Son los Park —dijo Hoseok cuando miró a Park Sehun bajar del auto en compañía de su omega.
Sin embargo, la atención de Yoongi cayó por completo en la última persona que salió del auto.
Un pequeño de bonita figura y cabellera rosa se situó al par del matrimonio, llevaba unos lentes de sol que le hacían ver atractivo y desde su lugar Yoongi podía detallar en los labios rojos que eran mordidos cada tres segundos.
<<Completamente follable>> fue el primer pensamiento que pasó por la mente de Yoongi cuando pudo ver más de cerca al chiquillo de aspecto refinado.
—¿Ese es el hijo? —se encontró preguntando, sus ojos seguían cada movimiento que el pelirosa hacía.
—Venía con ellos, es lo más probable —dijo Nam.
A Yoongi no se le escapó la mueca de desagrado que se pintó en las delicadas facciones contrarias, el omega no quería estar ahí y todo su lenguaje corporal lo gritaba.
<<Esto será divertido>>
Primer capítulo listo para ustedes, realmente me pone un poquito nerviosa por el resultado que este libro vaya a tener, pero me esforzaré para lograr lo que he imaginado. 🤧
Las actualizaciones las tengo planeadas una vez a la semana y los días viernes, si algún día no actualizo es porque realmente tuve un inconveniente. 🥲
Espero que les guste, y como siempre me alegraría saber sus opiniones, aunque apenas estamos en el primer capítulo jajaja.
Se me cuidan mucho, y recuerden que les quiero un montón. 💞
☁️Yoon~
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