26/09/2020

Tras una semana de la maravillosa fiesta, estaba lista para comenzar con mi maravilloso plan.

Era hora de formalizar mi relación con Sadie. Quien durante toda la semana había estado un poco distinta. Algo distante, mejor dicho.

No sabía con exactitud qué era lo que la mantenía decaída, pero lo que si sabía era que mi plan serviría para subirle los ánimos. Al menos un poco.

Fue bastante difícil llevar a cabo mi plan sin tener algún respaldo económico que fuese completamente mío. Tuve que aceptar la ayuda económica de Maya, muy a mi pesar y vergüenza. Aunque según ella eso no era nada, me insistió demasiado en tomar el dinero y no dudar en pedirle más si lo necesitaba, lo cual agradecí de todo corazón. Por muy fastidiosa que pueda llegar a ser, su corazón siempre será demasiado puro, está llena de buenas intenciones.

Por lo tanto, en el lado de lo económico no tenía problema alguno. Mi problema aquí era levantarle los ánimos a Sadie.

No habíamos hablado mucho durante la semana ya que decidió enfocarse plenamente en ponerse al día con la escuela. Cosa que yo también hice, porque honestamente la descuidamos bastante.

Pero realmente necesitaba hablar con ella antes de llevar a cabo mi plan.

La había citado hoy, a la casa de Maya -que temporalmente también era mi casa- para hablar un poco de cómo ha estado últimamente. Tal vez así tendría por seguro si hacer las cosas ahora o no. Porque tampoco quería presionarla en dado caso de que no se sintiera lo suficientemente bien para poder iniciar una relación formal.

Una inevitable corriente de nervios recorrió todo mi cuerpo al momento que Maya me llamó para avisar que Sadie había llegado.

Respiré profundo para calmar mis nervios injustificados. Porque honestamente, ¿qué era lo que me tenía tan nerviosa? Tal vez solo estaba demasiado preocupada.

Al llegar a la sala no pude contener mi boba sonrisa, una que muy débilmente fue correspondida, aunque eso no quitó el cariño que expresaba su mirada.

—Jammie —mi sonrisa creció, aún si eso parecía imposible.

—Dogder —suspiré completamente feliz y sin dudar un segundo más me lancé sobre ella envolviéndola en un fuerte y firme abrazo.

Me sentí un poco más aliviada cuando me devolvió el abrazo con la misma fuerza. Al menos no estaba evitando mi cariño, eso ya era una ventaja.

—Por dios, se han visto todos los días, son unas exageradas —bromeó la rubia intrusa, llegando a la sala con un par de bebidas y un tazón de frituras, obligándonos a separarnos muy a mi pesar.

—Pero no nos hemos visto fuera de la escuela —reclamé aferrándome al brazo de Sadie.

Maya rió negando con la cabeza. Nos sonrió con su típico cariño maternal y finalmente rodó los ojos, fingiendo estar asqueada de nuestras muestras de cariño.

—Son tal para cual, un par de tontas románticas y enamoradas.

—Justo como Natalia y tú —volvió a reír ante mi acusación. Ella sabe que es cierto.

—Algo bueno debieron aprender de nosotras, ¿no crees? —no me dió tiempo a responder y se apresuró a caminar hacia las escaleras—. Estaré arriba por si necesitan algo de esta alma romántica y enamorada.

—Descansa, y gracias por la botana.

Solo sonrió y no dijo nada más. Luego de eso subió a su habitación, dejándome a solas con la pelirroja, quién no había pronunciado ni una sola palabra. Ni siquiera para saludar a Maya.

Supuse que el problema seguía ahí, y era momento de descubrir el porqué.

—Vamos a sentarnos, Dodger.

Sin decir nada, nos sentamos en el sofá más amplio, una al lado de la otra. En un silencio que poco a poco se tornaba incómodo.

Me di cuenta pronto, que ella definitivamente no iba a hablar si yo no lo hacía antes, así que tuve que hacer algo al respecto.

—¿Qué tal las tareas atrasadas?

—Bien, eran muchas pero pude terminarlas a tiempo —asentí— ¿Tú terminaste las tuyas?

Ok, tomó iniciativa, íbamos por buen camino.

—Tengo solo dos por terminar, pero de eso me encargo mañana —le resté importancia, ganándome otro silencio— ¿Ocurre algo, Dodger?

Casi de inmediato sus ojos conectan con los míos. Y cuando intenté perderme en el mar de su tono azulado, me di cuenta de lo opacos que se veían, como si su brillo hubiera sido apagado tal cual fuego en vela. Supuse que se dió cuenta de mi mirada preocupada, porque rápidamente apartó la mirada, negando.

—No es nada, Jammie —el suspiro pesado que sale de sus labios me cuentan una cosa distinta.

—Sads, no pienso forzarte a que hables, pero tampoco quiero que me mientas. Si hay algo que pueda hacer para ayudarte, lo haré. Así sea solo escucharte.

Sus ojos vuelven a mí y yo solo sonrío, con la intención de transmitirle confianza. ¡Debería tener claro que estoy aquí para ella!

—Ocurre algo con mi hermano, y estoy muy preocupada por él —susurró—. Me refiero a Caleb, ha tenido una actitud muy extraña últimamente.

—¿Extraña en qué forma?

—Es amable conmigo.

La miré confundida. Era su hermano, ¿acaso no era amable con ella naturalmente?

Oh bueno, yo tampoco me llevaba bien con mis hermanos, ni siquiera llegaba a verlos seguido, era casi como si no existieran.

—Verás, cuando ocurrió lo del accidente, mi hermano estaba en el asiento copiloto. Sus piernas quedaron prensadas gracias al choqué y no pudo caminar más —contó un poco angustiada. Yo recordaba ciertas partes de aquello—. El decidió culparme de su condición y yo lo acepté, porque quieras o no, la culpa es mía en parte, yo conducía así que soy la responsable.

Iba a protestar, pero continuó hablando.

—Él se cerró al mundo, tanto que estudia desde casa, con tal de no salir. Mis padres de cierta forma aceptaron que fuese de esa manera, ellos entendían que su forma de superar el trauma era estando dentro de sus cuatro paredes, donde se siente protegido —soltó un largo suspiro, apartando su vista de mí para concentrarse en sus manos, con las cuales jugaba torpemente—. Nunca aceptó mis disculpas, mucho menos mi ayuda, y yo lo acepté. Terminó odiandome y yo también acepté eso.

—De un tiempo para acá, su actitud se volvió un poco más suave conmigo. Llegó a ayudarme un día con mi medicina. Pero después de eso, no hablamos mucho más, y yo no soy de procurarlo —sus ojos vuelven a mí, con un destello de preocupación—. Pero él ha empezado a buscarme.

—¿Qué hay de malo con eso?

—Hay algo, Millie. Sé que no estoy siendo paranoica, hay algo en sus ojos que no entiendo y me asusta —su voz tiembla al momento que sus ojos se cristalizan.

—¿Tienes alguna idea de lo que sea? Tal vez solo está arrepentido de tratarte mal.

—No es eso, es decir, sí, hay arrepentimiento en su mirada. Pero hay algo más... Es como... Como si estuviera... De alguna forma, es como si estuviera despidiéndose de mí, no sé qué le pasa. Me pidió perdón, y ni siquiera se quedó para escucharme, solo lo dijo al aire y se fue —me tomé el atrevimiento de tomar su mano, intentando demostrarle mi apoyo.

—Tal vez estás muy abrumada con sus disculpas, porque no las esperabas. Ve el lado bueno, Dodger, probablemente esté retomando el rumbo de su vida. No puedes esperar que pase por evento traumático e inmediatamente continúe con sus actividades diarias, no, todos tenemos un ritmo distinto, y quizá llegó el día para que él vuelva a ser lo que solía —mi corazón se ablanda cuando sus ojos vuelven a su tono natural poco a poco, y todas sus facciones se suavizan—. No eres paranoica, solo estabas preocupada porque inconscientemente reflejaste otra vivencia en él, y está bien preocuparse pero no debes llevarlo tan lejos.

—Yo no quería pensar en lo peor, pero sí, me abrumé y fue inevitable pensarlo —soltó un suspiro que probablemente liberó toda la carga que llevaba. Me sonrió y ésta vez lo sentí natural. No pude evitar sonreírle de vuelta y tuve que contenerme demasiado para no lanzarme sobre ella y besarla.

—Todo estará bien, Dodger —con mi mano libre acaricié su cabello—. Y en dado caso de que las cosas no estén bien, recuerda que estoy aquí contigo, y no pienso irme de tu lado.

Casi lloro cuando sus ojos se iluminaron y las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. Me miraba tan incrédula, deseando que mis palabras fueran completamente reales.

—¿Lo prometes? —su tono infantil no hizo nada más que destruirme.

¡Por supuesto que yo hablaba con la verdad!

—Ni siquiera una pérdida de memoria me separó de ti lo suficiente como para nunca volver a verte. Estoy completamente segura que nuestro destino está marcado, así que yo te prometo estar contigo siempre, sin importar que tan mal se pongan las cosas.

Ella se rió, limpiando las lágrimas que no pudo contener. Ah, mi linda pecosa sentimental, nadie iba a separarme de ella, de eso estaba segura.

—Maya no miente, eres un alma romántica y enamorada —me reí junto a ella.

—Alguien debe cargar con ese peso en esta relación.

—Bien, yo puedo ser la llorona y tú la romántica, así se equilibran las cosas, ¿no? —asentí riéndome de nuevo.

—Somos tal para cual —vuelve a sonreírme antes de acurrucarse en mi hombro, casi de inmediato la abracé. Tenía el presentimiento de que su estado sensible la tenía pidiendo a gritos protección. ¿Y quién era yo para negarselo?

—Estaremos bien, ¿verdad Jammie?

—Lo estaremos, Dodger.

Sin importar la batalla, estaríamos bien siempre y cuando nos mantuviéramos unidas.

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Hey!

¿Me extrañaron? ¡No duré tanto en volver como la última vez! hehe

No tengo excusas más que PUTA ESCUELA DE MIERDA.

¿Adivinen quién pasó su examen de la universidad? Ni idea de qué haré ahora en la vida adulta.

Ah, también conseguí un trabajo, desde diciembre estoy en eso, por lo que en efecto, no duermo bien. Pero basta de mí, volvamos a lo importante.

Estoy de vacaciones por lo que tengo planeado subir un par de capítulos está semana y la siguiente, procuraré subir uno mañana y pasado (sábado y domingo definitivamente no, porque trabajo hasta tarde jaja matenme). E intentaré subir uno diario la próxima semana también. Pero ya saben, yo no prometo porque no cumplo, no se ilusionen mucho.

Igual si veo mucho apoyo, me ánimo y subo dos mañana 🙏

En fin! Es bonito volver a verlos llorar<3

Sin más que decir: CHAO BYE!!

By:Muffinisaurus_Rex8