ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 02: ᴇʟ ᴅᴇꜱᴇᴏ ᴅᴇ ᴘʀᴏᴛᴇɢᴇʀ
No, pero puedo aprender. Me bañaré en sangre. Si eso es lo que se necesita para proteger a mis amigos, lo tomaré. Todo el odio, la enfermedad. Lo tomaré como propio y lo terminaré
―Shu Ouma, Guilty crown
Seúl, Corea del Sur
Residencia del clan Park
Los miembros de la familia Park se encontraban más animados de lo usual debido a la presencia del astro carmín en el cielo. Al ser cazadores sabían lo peligrosa que sería esa noche para los seres humanos, por lo que se preparaban para salir a defender y proteger a toda persona que estuviera en riesgo por culpa del incremento de los poderes de los monstruos que se escondían entre la gente común.
Todos los días se mantenían vigilando, atentos a cualquier movimiento sospechoso o peligroso, pues al saber el secreto que el resto de la gente desconocía los hacía sentirse responsables de mantener a salvo a la humanidad. Por generaciones, los Park habían sido entrenados para poder enfrentarse contra aquellos demonios sedientos de sangre y poder hasta el último de sus días, y aquella noche no sería la excepción. Sin importar cuán arriesgado podría ser el pelear contra aquellos seres, estaban decididos a seguir luchando por mantener a salvo a las personas inocentes.
Pistolas, espadas, cuchillos, líquidos especialmente creados para la muerte, sedación y paralización de estos seres, entre muchas otras armas; eran guardadas por cada cazador y cazadora de la familia que saldría a arriesgar su vida con tal de proteger a los ciudadanos de Seúl. La actual líder de la familia, Park Boyoung, se había encargado de hacer todo un plan estratégico para proteger a los civiles y mantener a salvo a su propia familia en el transcurso del anochecer, aunque estaba segura de que muchos de sus miembros no llegarían a ver la luz del sol, pero estaba dispuesta a ese sacrificio.
Hyungsik miraba con atención como su amada esposa cargaba su arma con balas de wolfsbane manteniendo un gesto apacible. A pesar de los años, no dejaba de sorprenderle lo imperturbable que la mujer se mostraba sin importar que tan riesgosa fuese la situación que atravesarán. Podría estar al borde de la muerte y la castaña seguiría actuando de forma audaz hasta que su corazón dejase de latir, cosa que la generaba terror en todo momento porque sabía que su mujer no se doblegaría ante nadie y, eso, la llevaría algún día a encontrar su final. Pero como cazadores de monstruos que eran, debían actuar de esa manera hasta al final. Si iban a morir, sería con la frente en alto y peleando hasta el último suspiro, sin demostrar temor o duda. Ese era su destino.
Si era franco, la verdad es que sentía un poco de envidia de la cazadora debido a lo bien que lograba controlar sus emociones, ya que, por su parte, en varias ocasiones había llegado a volverse presa de sus sentimientos en momentos cruciales, arriesgando no sólo su vida, sino, la de sus compañeros.
Tenía un momento muy presente que lo había marcado. Fue hace tres años. Dudo para quitarle la vida a esa joven de hebras rojizas que decidió sacrificar su vida con tal de proteger a su familia, y, debido a ello, cuatro personas murieron. A pesar del cariño que le tenía, tuvo que jalar el gatillo luego de que una flecha se incrustará en el lado izquierdo de su pecho, de no hacerlo, habría agonizado por un buen rato por culpa del acónito.
"Las partículas de agua no dejaban de caer en gran cantidad sobre la ciudad, mojándolo todo a su paso. Era como si las nubes supieran la tragedia que ocurría y llorarán de dolor por las almas perdidas de aquella noche. Quizá... sólo lloraban por un alma.
La joven adulta que yacía tirada en el suelo mojado, lo miró con ojos suplicantes y temerosos. Su respiración agitada comenzaba a volverse pausada debido a la dificultad que tenía para obtener oxígeno, causándole miedo y ganas de llorar. Estaba gravemente herida, desangrándose y con una flecha de acónito directo en el corazón. Como el heraldo de la muerte que era, pudo presentir su propia final en ese instante. Entonces comprendió que se había equivocado. No era su padre quién iba a morir y tampoco su hermana, sino ella.
―Por favor ―le rogó derramando lágrimas.
El hombre de hebras castañas entendió su petición con sólo mirarla. Tomó su arma y apuntó hacia la pelirroja con pesar. Su mano temblaba y sus ojos se llenaron de lágrimas que nublaron su visión. La había visto crecer, incluso la había entrenado. Era como una hija para él, pero no tenía elección. Ninguno de ellos.
―Perdóname ―Hyungsik cerró los ojos con fuerza.
La mujer aceptó su fatídico destino. Recordó a su familia y todos los buenos momentos que habían tenido a pesar de la vida que mantenían. No se arrepentía de nada porque, al menos, consiguió salvar a sus hermanos, a su padre y al joven que amaba. Miró hacia su izquierda, su pequeña hermana estaba viendo la escena a lo lejos, y eso la destrozó porque comprendió que la azabache sería quien llevaría sobre sus hombros la carga de su apellido.
«Discúlpame por dejarte toda la responsabilidad» Pensó mientras estiraba su brazo en dirección a la menor, como si quisiera tocarla.
Logró escuchar el sonido del disparo, sintiendo momentáneamente el dolor en cuanto su piel fue atravesada por la bala; sin embargo, todo fue tan efímero. La luz de sus ojos se apagó lentamente, una lágrima rodó por su mejilla, su brazo cayó al suelo y su corazón se detuvo para siempre.
Hyungsik disparó cinco veces más al cuerpo de la pelirroja para asegurarse de que no fuera a despertar. Si esa noche no hubiese estado aquel diluvio, el resto de los sobrevivientes habría notado las pequeñas gotas saladas que se derramaban de sus ojos por haber tomado la vida de una persona importante para él."
Desde entonces, la lluvia no le agradaba porque le recordaba esa noche. Incluso tuvo que dejar de usar el arma con la cual le arrebato su último suspiro a esa chica. Hyungsik creía que, si la mujer de cabellos castaños hubiese estado allí, le habría disparado sin dudar y sin remordimiento, porque ese era el deber de ellos como cazadores: exterminar el peligro. A los ojos del hombre, Boyoung siempre se había mostrado segura de sí misma en combate.
Todo eso le hizo caer en la conclusión de que, tal vez, debido a la facilidad que tenían las mujeres para manejar las situaciones y sus emociones, es que se les elegía como líderes dentro de las familias de cazadores.
Boyoung era hija única del matrimonio Park, desde que había sido concebida su vida ya tenía un camino creado. En cambio, él, años atrás jamás hubiese imaginado que dentro de la sociedad existieran demonios disfrazados de personas normales que los acechaban desde las sombras. A veces pensaba que, si no se hubiese enamorado de Park Boyoung, su vida no se habría vuelto un caos lleno de constantes peligros y miedos.
―Odio las noches de luna roja ―Boyoung expresó cansina, una vez terminó de cargar el arma ―. Todo se vuelve más caótico, y esos monstruos se vuelven tan poderosos como peligrosos. Es como estar en una pesadilla.
―Te ves tan tranquila que creí que no le estabas tomando importancia al asunto, cielo ―sonrió mientras escondía un par de cuchillos dentro de su abrigo.
―¿Cómo no hacerlo? Sé perfectamente que en esta noche puedo perder a muchos miembros de mi familia en manos de esos asquerosos seres ―mencionó con impotencia ―. No quiero arriesgar sus vidas, pero no tenemos opción.
―Lo sabemos ―le aseguró tratando de mostrarse sereno, aunque por dentro sintiese terror ―. Todos estamos al tanto de lo que significa ser parte del clan Park. Nuestro deber es acabar con esos monstruos para mantener a salvo a todo el mundo, incluso si debemos morir en el proceso.
―Como desearía poder evitarles este sufrimiento a todos ―sus ojos y voz se llenaron de tristeza al recordar a todas esas personas que habían muerto con anterioridad en batallas con esos demonios.
Familias destruidas y atormentadas por haber perdido a alguien que amaban. Alguien que luchó para proteger a otros, pero que no logró salvarse.
Hyungsik al notar su expresión dolida se acercó a Boyoung para abrazarla con fuerza y dejar que se apoyará en su persona todo lo que necesitará. Pocas veces llegaba a demostrar sus emociones debido al cargo que tenía. Ser la líder significaba que la vida de todos ahí dependía de sus decisiones. Un paso en falso y podía llevar a la muerte a todas los integrantes del clan. Por eso no se dejaba llevar por sus sentimientos y trataba de reprimirlos, debía pensar con la cabeza fría y no con el corazón.
―Pero no puedes hacerlo. Nadie puede. Sólo nos queda intentar sobrevivir mientras protegemos a las personas ―le explicó con voz suave para no hacerla sentir contrariada.
―Lo sé. Flaquee por un instante, lo lamento ―se apartó de su esposo y camino hacia el ventanal de su despacho para mirar la oscuridad de la noche.
El hombre miró a su esposa con pesar. A veces deseaba quitarle esa enorme carga que llevaba sobre sus hombros, mas sólo podía estar ahí para cuando lo necesitará y para protegerla.
Ambos adultos escucharon golpes en la puerta del despacho. Boyoung permitió el paso a la persona que había tocado la misma. Una mujer de tez clara, contextura delgada y de cabello largo y castaño que llevaba amarrado en una coleta, se adentró a la oficina de la líder.
―Buenas noches ―se reverenció como muestra de respeto al matrimonio ―. Los pelotones están listos, líder Park. Están esperando afuera por sus instrucciones ―comentó luego de colocarse erguida.
La mujer de baja estatura admiró por última vez la luna en el cielo. Tragó todo su miedo y nervios, respiro profundamente y colocó una expresión seria en su rostro. Giró sobre su eje para ver a la mujer que había hablado.
―Bien. No los hagamos esperar, Minyoung. Entre más rápido actuemos será mejor para todos ―tras decir eso, camino hacia la puerta con un porte imponente y firme.
La mujer que respondía al nombre de Minyoung salió detrás de ella, mostrándose igual de segura que la líder. Hyungsik, por su parte, se quedó unos minutos admirando como la mujer que amaba caminaba decidida hacia el pasillo a pesar de no saber lo que depararía el destino para ellos esa noche.
―Una de las reglas de los cazadores es no tener debilidades. Hace mucho que rompí esa regla. Tú y mis hijos son mi debilidad, Boyoung. Mi miedo más grande y constante, es perderlos en medio de esta guerra silenciosa ―susurró afligido mientras formaba sus manos en puños.
Sin esperar mucho más, caminó detrás de ambas femeninas mientras nuevamente la sensación de pánico lo acorralaba. Lo único que deseaba, era que su familia permaneciera a salvo y lejos de toda esa lucha. Algo que, por supuesto, no sucedería hasta que esos engendros desaparecieran.
Y mientras aquello pasaba, en la sala de entrenamiento que había dentro de la casa principal de los Park, Taehyung practicaba junto a los dos hijos del matrimonio. El adolescente de hebras color chocolate había estado tratando de aprender a realizar un nuevo hechizo de protección que fuese más fuerte que el que ya sabía, aunque seguía sin poder mantener el escudo por más de un minuto. Sin embargo, su concentración fue interrumpida al escuchar un susurró cerca de su oído.
―Taehyung, mantente alerta y protege a los cazadores. Él ha despertado y será imparable.
Volteó detrás suyo para enfrentar a la persona que le habló, y al notar que no había nadie un extraño e inquietante presentimiento le invadió. Miró al par de rubios que seguían absortos en su entrenamiento y luego divisó a su alrededor, una vez estuvo seguro de que todo se encontraba en orden, se alejó de ellos sin decirles nada. Cuando estuvo lo suficientemente lejos de ambos, realizó un movimiento delicado pero firme con las manos para poder crear un círculo con su magia, el cual le permitió ver donde se encontraban los padres de Jimin y Yujin.
La imagen mostraba en tiempo real al matrimonio Park en la explanada donde todos los cazadores capacitados se reunían para recibir las órdenes e instrucciones de la líder de la familia. Por la cantidad de pelotones que había, supo que esa noche sería complicada y que, muy probablemente, muchos de ellos no regresarían a la mañana siguiente.
―¡Tete! ―gritó la rubia de cabellos cortos mientras buscaba al castaño con la mirada preocupada.
Taehyung desvaneció su hechizo con prisa, ya que no quería preocupar a sus dos amigos con aquellas imágenes inquietantes. Suficiente tenían con el arduo y doloroso entrenamiento de ese día, además, ya era común que el adolescente les ocultará cierta información para no alterarlos más de la cuenta, después de todo, anhelaba que Jimin y Yujin tuvieran un poco de paz dentro de su vida. Caminó de regreso al lugar en donde vio por última vez a ambos hermanos. Jimin seguía entrenando sin descanso; por otro lado, Yujin buscaba desesperadamente al de hebras castañas, ignorando el dolor de las heridas de sus brazos y manos.
―Estoy aquí, Yu ―dijo para que la menor volteara a verlo y dejará de buscar como loca.
La pequeña niña de cabellos rubios ensanchó una sonrisa de alivio al ver a Taehyung. Corrió hacia él con emoción y se lanzó sobre su persona de forma inesperada. El más alto hizo un gesto de sorpresa, pero fue rápido y logró atrapar a Yujin entre sus brazos.
―¿Estás bien? ―cuestionó al oírla quejarse.
―Olvide las heridas ―su rostro se desfiguró ante la mueca de dolor, aunque se negó a apartar sus brazos del chico; no obstante, al notar que lo estaba manchando de sangre decidió soltarlo ―. ¡Lo siento tanto, Te! Olvide que también estaba sangrando.
―Descuida, no es importante ―le sonrió con dulzura para que la pequeña dejará de mostrar culpabilidad.
Taehyung la dejó en el suelo con sumo cuidado, temiendo llegar a lastimarla sin querer. Yujin le sonrió en agradecimiento.
―Tienes demasiadas heridas, Yu ―se quejó al notar la sangre fresca brotando de las líneas de distintos tamaños que se encontraban en la piel de la menor.
―Me hice menos que ayer ―ensanchó una sonrisa orgullosa, restándole importancia a su propio dolor ―. Estoy mejorando bastante, Te.
―Lo sé, pero esto... ―tomó su brazo delicadamente mientras analizaba cada herida abierta. Le causaba tristeza e impotencia no poder hacer nada para evitar que la pequeña rubia tuviera ese tipo de vida.
―Está bien ―colocó su otra mano herida sobre la del chico, obteniendo así la mirada de Tae sobre su rostro alegre ―. Mami dice que son marcas que demuestran mi valentía y esfuerzo, que debo aprender a soportar el dolor físico desde ahora porque en el futuro será peor. No comprendo a lo que se refiere cuando me dice que será peor. ¿Hay dolores más fuertes que esto?
Taehyung quiso soltarse a llorar, mas se tragó sus lágrimas y abrazó a Yujin con fuerza, cariño y protección. No se supone que una niña de su edad tenga que sufrir de esa manera, mucho menos aprender a pelear para sobrevivir y quitar vidas.
―Déjame revi-
―¡Park Yujin, tu entrenamiento aún no ha terminado, deja de holgazanear! ―gritó con molestia Kumiko, la chica que aquella noche estaba a cargo de vigilar que los menores cumplieran con su entrenamiento hasta la hora establecida ―Tú también, Taehyung.
Ambos menores se alejaron.
―¡Ya vamos! ―Yujin contestó malhumorada por haber sido interrumpida en un momento agradable.
Viro los ojos mientras daba media vuelta para volver a entrenar con los cuchillos, pero antes de caminar volvió a observar al más alto.
―No desaparezca de mi lado, Tae, ¿De acuerdo? ―le sonrió inocentemente para luego salir corriendo.
El de cabellos chocolate se quedó parado en el mismo sitio. Se puso a observar a Jimin y Yujin por un momento. Ambos se esforzaban demasiado, a veces llegaban a sobrepasar su propio límite, y eso le preocupaba. Ellos eran su principal motivación para esforzarse en aprender a controlar su magia, porque deseaba protegerlos y que no tuviesen que preocuparse por el futuro.
«Yo seré su escudo» Prometió en silencio mientras volvía a practicar.
Su hora de dejar el entrenamiento había llegado, sin embargo, Jimin estaba castigado con horas extra por haber perdido en un duelo contra uno de los novatos más recientes a pesar de que él tenía más tiempo entrenando, así como experiencia. Yujin, por su parte, seguía cumpliendo con las horas establecidas en su cronograma de prácticas; a diferencia de los dos varones, la pequeña rubia debía seguir aprendiendo por cuatro horas más. Taehyung decidió hacerle compañía a sus dos amigos como una forma de empatizar con ellos, por lo que siguió tratando de dominar aquel hechizo de protección que le generaba dolor de cabeza por la frustración.
Cuando dieron la una de la madrugada en el reloj, los tres pudieron respirar ante la libertad. Dejaron caer sus adoloridos y lastimados cuerpos al suelo mientras recuperaban el aliento. Luego de unos minutos se pusieron de pie con la intención de ir a descansar a la sala de su casa, ya que era el lugar más cercano y cómodo que tenían para hacerlo.
Los dos hermanos Park habían acabado hechos trizas. Jimin tenía bastantes moretones y unas cuantas heridas abiertas por todo el cuerpo, por otro lado, Yujin tenía las manos y parte de sus brazos en carne viva al haber comenzado a entrenar con cuchillos, mientras que Taehyung sólo se sentía un poco cansado y adolorido por la cantidad de magia que había usado aquel día.
A pesar de ser sólo unos niños de doce y trece años, su entrenamiento era riguroso y muy duro, se les exigía aprender tan rápido como fuera posible, además de volverse fuertes física y mentalmente. Al ser los hijos de la líder y mano derecha del clan Park, llevaban una carga bastante pesada, sobre todo la pequeña rubia, quien sería la próxima cabeza de la familia.
―Me encargaré de curar sus heridas ¿De acuerdo? ―dijo Taehyung al ver lo mal heridos que estaban ambos hermanos.
―¿No estás cansado? Te vi tratando de hacer hechizos que te mandaron a volar por los cielos como muñeco de trapo ―se burló Jimin, pero una mueca de dolor le impidió seguir divirtiéndose. Tan sólo hablar hacía que le doliera hasta el alma.
―Comparado con ustedes, estoy muy bien ―ensanchó una sonrisa divertida mientras se ponía de pie para encaminarse hacia Yujin ―. ¿Te parece si primero me encargo de Yu? ―preguntó al rubio mayor.
―Para nada. De hecho, iba a pedirte que la revisaras primero. Se ve fatal ―aseguró mientras se recostaba sobre el sillón para que su cuerpo pudiese descansar un poco.
Jimin había tenido un día bastante ocupado. Si bien se encontraban en vacaciones de invierno y no asistían a la escuela, sus padres no le daban respiro alguno, ni a Taehyung y mucho menos a su hermana. Su tiempo libre por las tardes constaba de media hora, la cual consideraba insuficiente para descansar de todos los arduos entrenamientos físicos y clases donde le enseñaban teoría sobre los monstruos a los que algún día se enfrentaría, estrategia, tipos de venenos, entre otras cosas; de ahí sólo tenía el desayuno, la comida, la cena y sus preciadas horas de sueño. Así que debía aprovechar ese momento de paz y tranquilidad.
―Estoy mejor que tú, tonto ―reclamó la pequeña rubia de ojos grandes un poco indignada.
Su madre le decía constantemente que, sin importar cuán herida y cansada se sintiera, no debía demostrarlo porque de hacerlo estaría aceptando que es débil, algo que tenía prohibido. No podía ser débil, tampoco debía dejarse llevar por sus emociones. Y, aunque no lo comprendía, hacía lo que podía por obedecer, de lo contrario, se volvería una niña mala y sería cruelmente castigada.
―Dile eso a tus brazos, enana ―contraatacó Jimin para molestarla, manteniendo los ojos cerrados.
―Dejen de pelear. Ambos están muy mal. Seguro Jimin debe tener heridas internas después de la golpiza que le dio Seokmin en la tarde ―mencionó mientras ponía un banco frente al sofá donde estaba sentada Yujin para poder sentarse a curarla.
―No puedo creer que ese niño sea tan bueno en el combate cuerpo a cuerpo teniendo en cuenta que recién inicia su entrenamiento ―chasqueó la lengua molesto ―. Sakura me hizo desear morir con todo lo que me puso a hacer por haber perdido. Había olvidado lo loca y sádica que es a veces esa chica.
―Espero que no le digas o hagas nada Seokie. No tiene la culpa de tu torpeza y debilidad ―dijo Yujin sin saber lo que realmente significaba la última palabra, pero al ser algo que su madre le decía continuamente cada vez que se equivocaba, creyó que decírselo a su hermano podría motivarlo a mejorar.
El rubio de mejillas rellenitas quiso llorar y asintió en silencio, aceptando que era débil. Formó sus manos en dos puños al pensar en lo incompetente que seguía siendo a pesar de llevar cuatro años de entrenamiento. La fuerza dentro de su familia era primordial para sobrevivir. Su madre siempre que lo regañaba le mencionada que los débiles no tenían lugar entre los cazadores porque morirían en manos de los demonios que mataban, que debía ser más fuerte o perdería la vida. Jimin se sentía avergonzado consigo mismo y sus padres porque era demasiado débil aún y, por más que se esforzaba, no conseguía ser tan o más fuerte que sus padres.
Taehyung, quien estaba siendo lo más cuidadoso posible para no lastimar a Yujin, terminó haciendo que sintiera un poco de dolor por sus palabras, tras ver como le afectó a Jimin escuchar eso de su hermana menor. La pequeña rubia se quejó y Tae formó una suave sonrisa de satisfacción en sus labios, cosa que Jimin noto y, de igual manera, sonrió.
A veces le molestaba que el castaño lo defendiera, y no porque fuera mal agradecido, sino, porque no quería tener que depender o esconderse detrás de él todo el tiempo. Eso lo haría un cobarde. Sin embargo, había ocasiones donde simplemente lo dejaba ser mientras le agradecía en silencio por protegerlo, justo como en ese momento.
―No olvides que Seokmin tiene más conocimiento en el combate cuerpo a cuerpo debido a que estuvo en taekwondo desde los cinco años, tiene una clara y gran ventaja sobre muchos de nosotros. Además, Jimin está más familiarizado con las armas y venenos, lo cual es tu debilidad, Yu. Todos tenemos algo en lo cual trabajar para ser mejores, no lo olvides ―Taehyung le explicó con voz suave pero firme.
―Lo siento ―formó un puchero con los labios al sentirse regañada.
Aquella simple acción les pareció realmente tierna a ambos mayores. Enojarse con la menor era difícil. Su apariencia adorable, más su personalidad brillante, dulce y enérgica, hacía imposible que pudieras enojarte con ella por más de dos minutos.
Nadie podía imaginar que esa niñita tierna y adorable, en algún momento tomaría el mando de la familia Park convirtiéndose en alguien de temer. Todos los adultos pensaban que cuando tomará el mando de la familia, su belleza y personalidad le serían de utilidad justo como le había sucedido a su madre. Se volvería una de sus tantas armas, nadie tenía duda de ello. Incluso Taehyung y Jimin presentían que, en algún punto, la niña que tenían frente a ellos desaparecería y sólo sería una fachada que usaría como ventaja. Aquello les generaba inquietud porque no querían perder a su pequeña Yujin, aunque fuese inevitable.
―Creo que te equivocas, Tae ―terció el rubio mayor tras analizar las palabras dichas por su amigo. Tomó asiento para poder hablarle.
El castaño apenas y volteo a verlo porque trataba de concentrarse en las heridas de la pequeña Park.
―¿Ah sí? ―se escuchó confundido.
―Sí ―posó sus ojos en el gran ventanal de la sala, prestando atención a la caída de los copos de nieve con la intención de distraerse para ignorar el dolor de sus heridas y moretones ―. Pienso que de todos aquí, eres el más fuerte. No creo que tengas debilidades. No necesitas pelear cuerpo a cuerpo, ni usar armas como todos nosotros, porque tienes magia y, eso, es una clara ventaja sobre tus oponentes.
―Eso es verdad. ¡Que genial debe ser tener magia! ―apoyo Yujin con una sonrisa en los labios demasiado tierna.
―No es tan fácil como parece ―Taehyung sonrió nasalmente ―, mucho menos en mi caso. No tengo alguien que me enseñe de forma correcta cómo utilizar y canalizar mi magia. Lo poco que sé es gracias a Haneul pero, como saben, ahora está con los Jeon, así que... ―soltó un suspiro y sonrió algo decepcionado.
Extrañaba mucho a la bruja debido a que se había vuelto una amiga muy importante para él, ya que era la única persona que lo aceptaba a pesar de ser parte de la familia más repudiada de cazadores en la ciudad. Le ayuda, cuidaba y aconsejaba. Era como una hermana mayor para Tae, y tener que deslindarse de Haneul de la noche a la mañana, había sido difícil.
―Es un poco más complicado aprender por mi cuenta. Hacer magia requiere de muchos aspectos y, en este momento, tengo muchas desventajas. No soy tan fuerte.
Los dos rubios intercambiaron miradas confusas. Les costaba entender a Taehyung en ese sentido, ya que él era un brujo mientras que ellos simples humanos. A los ojos de ambos rubios, parecía que usar magia era sencillo. Un par de palabras y listo, lo que el niño pedía lo tenía, así es como lo hacía ver el castaño; aunque para Tae era más complicado de lo que podía observarse. Canalizar su energía mágica, utilizar su concentración y mantener el control de la magia en un equilibrio constante en cada hechizo que hacía, no era para nada sencillo. Se trataba de un desgaste físico y mental que lo dejaba sumamente cansado en ocasiones.
―¿Por qué la bruja del bosque ya no puede ayudarte? ¿Los Jeon se lo impiden? ―cuestionó inocentemente la menor de los tres.
A veces olvidaba que estaban en una guerra silenciosa con los seres mágicos y sobrenaturales, y que la manada Jeon eran hombres y mujeres lobo, por lo tanto, uno de sus enemigos.
―No. Jeon Soohyun es quien más interesado está en que aprenda a usar mi magia adecuadamente, a pesar de saber que estoy con ustedes, pero no me siento cómodo. Muchos de los seres sobrenaturales y mágicos me consideran un traidor al haber sido adoptado por cazadores. Me temo que esa manada piensa igual. Sería extraño e incómodo tener que escuchar constantemente cosas crueles. Es por eso que decidí no seguir aprendiendo con Haneul. Tal vez, si vuelve al bosque, regrese a mis prácticas con ella ―ensanchó una sonrisa radiante al recordar a la amable bruja que lo había ayudado por un corto tiempo.
―Supongo que ahora debe estar entrenando a esa brujita pelinaranja ―comentó Jimin de la nada, recordando a la molesta niña que Namjoon solía proteger todo el tiempo.
―Probablemente. Aunque lo dudo. Kyomi ha sido entrenada por las brujas y los brujos de su familia, además, tengo entendido que ahora mismo no está en la ciudad. Se mudó a no sé dónde para seguir con su entrenamiento.
―¿Cómo es que sabes eso? ―inquirió Yujin con curiosidad.
―Listo ―dijo tras desaparecer todas las heridas que la pequeña rubia se había hecho con los cuchillos.
―Muchas gracias, Tete ―comenzó a cerrar y abrir las manos para asegurarse de que todo estuviese bien.
El castaño le sonrió como respuesta.
―Contestando a tu pregunta. Es porque la familia Ibuki vino por mí con la intención de que también fuera a ese entrenamiento.
Jimin lo miró confundido. No esperaba que la familia Ibuki estuviese interesada en que Taehyung aprendiera a usar su magia.
―Ordenes de Jeon Soohyun ―aclaró al ver el gesto del rubio ―. Sus padres y Jeon estaban pensando en hacer una tregua de paz con la intención de que pudiera aprender a usar mi magia, pero rechacé la oferta ―hizo un ademán con la cabeza para pedirle a Jimin que se acercará a él para ayudarlo.
―¿Por qué? Si nuestros padres estaban de acuerdo, no había motivo para negarse ―Jimin habló mientras caminaba hacia su amigo para que también lo curará.
―Vi algo en mis sueños. Si aceptaba, nada bueno habría salido de ello en el futuro y me habría sentido culpable de todo después. Puedo aprender por mi cuenta. Haneul me regaló un par de libros de magia y pociones, y Jeon también me regaló unas cuantas cosas. Creo que estaré bien por mí mismo ―aseguró bastante confiado.
―Claro que lo estarás. Eres alguien muy inteligente, disciplinado y aprendes demasiado rápido. Conseguirás ser uno de los brujos más poderosos del mundo mundial ―lo animó Yujin mientras movía las manos con mucha energía ahora que ya no le dolían.
―Y tú serás una de las mejores líderes que el clan Park tendrá.
―¿En verdad lo crees? ―sus ojos brillaron ilusionados.
Asintió con la cabeza mientras hacía un sonido de afirmación con la garganta.
―Tu mano derecha será el mejor ―dijo mientras miraba a Jimin con orgullo ―, así que no habrá nadie que pueda contra ti y Mimi. Serán invencibles, estoy seguro.
―Sobre todo porque te tenemos con nosotros. Los tres somos un equipo. El mejor equipo ―le sonrió cómplice al castaño.
―Lo somos.
«Y para eso debo esforzarme en ser cada día más fuerte y controlar mi magia. Para protegerlos» Pensó Tae mientras seguía curando las heridas del mayor de los Park.
―Oigan, alguno de ustedes sabe ¿Por qué está noche hay más guardias de lo habitual resguardando la casa? ―cuestionó la pequeña rubia al ver un grupo bastante grande de gente afuera haciendo rondas.
―Es por la luna de hoy ―contestó Tae.
―Es roja ―añadió Jimin. No sabía mucho al respecto, más que esa luna no era buena.
―¿Eso qué significa? ―volteó a mirarlos con gesto de incomprensión.
―Significa que muchos de los seres sobrenaturales y mágicos tienden a perder el control y atacan a las personas sin querer, aunque hay algunos que si lo hacen por gusto.
―¿Cómo es que sabes eso? ―curioseo el rubio de labios esponjosos.
―Lo leí en uno de los libros que me regaló Haneul. La luna roja afecta de formas diferentes a cada ser sobrenatural y mágico, y eso sucede a partir de los dieciséis años. Es por eso que no estoy siento afectado. Aún me faltan tres años para eso, por ello es que debo aprender a controlar mi magia lo más pronto posible. Suele costarme controlar la cantidad de energía mágica en días normales, no quiero imaginar el caos que podría causar en una noche de luna roja.
―Ahora entiendo porque mamá y papá se ponen tan nerviosos cuando la luna tiene ese color ―volteó a ver a su hermana, quien había vuelto a mirar hacia afuera en completo silencio.
―Listo ―anunció el castaño tras haber acabado de curar las heridas de su amigo ―. ¿Cómo te sientes?
―Sin duda eres bueno controlando tu magia, Tete ―sonrió confiado mientras estiraba su cuerpo para verificar que todo estuviera en orden ―. Incluso desaparecieron los moretones de mi preciosa cara ¡Te amo! ―se abalanzó de forma sorpresiva contra el castaño.
Taehyung logró atraparlo, pero no pudo mantener el equilibrio, así que ambos cayeron al suelo.
―Creo que me sacaste el aire ―se quejó de forma graciosa.
Jimin sólo pudo soltarse a las risas. Taehyung le siguió el juego, sin embargo, al ver que Yujin no se les había unido como normalmente hacía, dirigió su atención hacia ella. Seguía de pie junto al ventanal sin dejar de mirar hacia afuera con suma atención.
―¿Yu? ―el castaño la llamó sintiendo algo de temor.
Jimin arrastró la mirada hacia su pequeña hermana. Le parecía extraño que estuviera tan quieta mirando al exterior, sobre todo que estuviera en silencio. Yujin se caracterizaba por ser parlanchina y enérgica todo el tiempo.
Ambos chicos se pusieron de pie mientras veían con cierta preocupación a Yujin. Ese mal presentimiento que Taehyung había sentido hace unas horas, volvió a hacerse presente. Los dos adolescentes se dirigieron cautelosamente hacia la rubia, sin embargo, al verla caer repentinamente al suelo, Jimin salió corriendo con preocupación mientras que el brujo se quedó inmóvil al sentir una presencia sobrenatural bastante poderosa muy cerca de ellos.
―¡Yujin! ¡Yujin! ―la agitaba suavemente entre sus brazos con la intención de hacerla reaccionar, pero la menor parecía que no iba a despertar en ese instante.
Las luces de la habitación se apagaron. Jimin se quedó callado y abrazó con fuerza a su hermana. Comenzó a volverse presa del miedo al no entender lo que sucedía. Taehyung formó una esfera de luz con su magia para poder iluminarse, y fue hasta donde estaban los hermanos Park. Se posición al lado de ellos mientras formaba una barrera que pudiera protegerlos de lo que sea que estuviera pasando.
―Tae ―lo llamó con voz temblorosa.
El nombrado permaneció atento, mirando a todas partes con la intención de encontrar al responsable de lo que estaba sucediendo. Empezaron a escuchar gritos y disparos afuera de la casa principal. Al parecer un ser sobrenatural o mágico se había atrevido a entrar al territorio de los cazadores Park aquella noche.
―Mierda ―el cazador apretó su mandíbula ante la sensación de terror que comenzaba a consumirlo.
Estaba desarmado, su hermana menor desmayada y sabía que Taehyung necesitaba mantener su concentración en lo que sea que estuviera haciendo para protegerlos. No sabía qué hacer para ayudar y eso lo estaba aterrando, desesperando y poniendo de los nervios.
―Relájate, Jimin. Necesitas controlar tus emociones para pensar con claridad. Si dejas que ellas te controlen será peor, recuérdalo ―dijo con una tranquilidad envidiable mientras mantenía la barrera que los protegía de las balas que estaban entrando por los ventanales de la sala.
Jimin no podía creer que su amigo pudiera mantener la calma en un momento como ese. Definitivamente Taehyung estaba a otro nivel comparado con él. Respiró profundo e hizo caso a las palabras del brujo para evitar alterarse. Debía pensar con la cabeza fría, ver las posibles rutas de escape en caso de ser necesario hacerlo y los objetos que lo rodeaban para usar alguno como un arma en caso de necesitarlo.
―No te preocupes por pelear. Sólo encárgate de protegerte, así como a Yujin, el resto déjamelo a mí.
―Pero Tae-
―Esa persona tiene un aura poderosa, tanto que me hace sentir asfixiado. No podrás contra eso. Al menos podré retrasarle y conseguir que escapen, así que haz lo que te digo, Jimin.
El rubio asintió sin tener otra opción. Entendía lo que Taehyung quería hacer, después de todo, su hermana y él eran la siguiente rama de su familia, debían hacer lo posible por sobrevivir sí o sí. El brujo estaba dispuesto a morir de ser necesario con tal de que sus amigos salieran ilesos. Es lo menos que podía hacer para agradecer a la familia Park por haberlo acogido y protegido todo ese tiempo pese a ser uno de esos seres que tendían a cazar.
Todo el ruido generado por la batalla dejó de escucharse. Los tres niños se vieron envueltos en el silencio y la oscuridad, ocasionando que los dos chicos sintieran su corazón latir con prisa debido a los nervios.
En medio del silencio, comenzaron a escucharse pisadas. La persona estaba usando tacones que resonaban con cada paso que daba al dirigirse hacia los menores, hasta que finalmente el ruido cesó porque detuvo su caminar al quedar a un metro de distancia de los cazadores y el brujo. La desconocida se mantuvo oculta en la oscuridad, pero la esfera de luz de Taehyung lograba iluminar los tacones plateados y un poco de la tela roja del vestido que portaba.
―¿Realmente crees que alguien tan débil como tú puede pelear contra mí? ―dijo con voz burlona, la cual se escuchó distorsionada, ya que buscaba no ser descubierta.
Taehyung trago con dificultad mientras intentaba no caer ante la cobardía. Debía ser valiente. Debía ser lo más fuerte que pudiera.
―Te tienes demasiado confianza, niño ―sus labios carmesíes se estiraron en una sonrisa altanera ―. Lamento decepcionarte, pero no podrás hacer mucho para proteger a esos humanos. Lo mejor será que te rindas y te apartes de mi camino, al menos que quieras morir.
El castaño hizo oídos sordos y se mantuvo concentrado para mantener la barrera que los protegía. Aún le costaba demasiado hacer ese tipo de hechizos, por lo que estaba poniendo toda su energía física y mágica para mantenerla.
―¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres? ―se atrevió a cuestionar Jimin.
―Un miserable humano como tú no necesita saber quién soy, deshonrarías mi existencia. Pero, lo que sí puedo decirte, es que vengo por esa niña que tienes en brazos ―señaló a Yujin, quien seguía inconsciente, producto de un encantamiento que la mantenía atrapada dentro de un sueño sin poder despertarse.
Park pegó contra su cuerpo a su hermana como acto reflejo. No iba a permitir que ese ser desconocido tocará ni un sólo cabello de la menor, sobre su cadáver.
―Si me la entregas, me retiraré y nadie morirá. Te doy mi palabra ―prometió falsamente.
―¡Ni un millón de años, maldito monstruo!
―¿Monstruo? Soy demasiado hermosa para ser catalogada de esa forma ―dio un par de pasos hacia adelante, ofendida ―. Que no puedas escucharlo, no significa que no esté pasando nada allá afuera. Hay humanos muriendo. Personas inocentes que no dejarán de morir mientras yo esté aquí. Si me entregas a la niña, estarás perdiendo una vida, en cambio, si sigues aferrándote a ella sólo conseguirás salvar una vida y perder miles de ellas, ¿Eso está bien para ti, cazador?
―No la escuches, Jimin. No dejaré que nadie muera, y estoy seguro de que los demás están haciendo lo posible para proteger a todos.
La pelinegra miró con desdén al brujo, quien le dio una mirada de advertencia, no planeaba dejarse intimidar por la desconocida. Ella lo señaló de forma delicada con su dedo índice sin apartar los ojos del castaño, posteriormente, sus iris brillaron de tono azul al mismo tiempo que tronó los dedos y sonrió con maldad. Taehyung comenzó a sentir un fuerte dolor en el corazón, era como si una daga lo estuviese atravesando poco a poco de forma tortuosa; a pesar de ello, siguió manteniendo la barrera, no dejaría que esa desconocida tocará a ninguno de sus amigos.
―Veo que planeas resistirte ―se cruzó de brazos mientras veía la escena con diversión ―. No te preocupes, me encargaré de que cedas ―achicó los ojos, ocasionado que el dolor se volviera aún más insoportable.
―¡Taehyung! ―el rubio gritó con desesperación al ver como salía sangre de la nariz y los labios de su amigo.
El brujo de hebras castañas siguió manteniendo su concentración. El dolor era realmente terrible e inaguantable. Se sentía como ser atravesado una y otra vez, sin piedad.
Una fina capa de sudor se colocó en su frente y se puso pálido debido al sobreesfuerzo que estaba realizando. Comenzaba a sentirse exhausto, mas no planeaba darse por vencido y dejarse derrotar por la desconocida.
―¡Detente, por favor! ―suplicó Jimin al borde de la desesperación con lágrimas en los ojos, a la mujer ―¡Ya basta! ¡Por favor, basta! ―gritó con fuerza al observar como el castaño escupía sangre sin poder evitarlo.
La chica ensanchó una sonrisa de placer al disfrutar la escena. Le fascinaba ver el sufrimiento y desesperación de las personas. Era tan exquisito que sólo le hacía querer lastimar cada vez más a ese tonto y débil brujo.
―Es una lástima que alguien tan bonito como tú, vaya a morir de esta forma tan miserable sólo por un par de humanos. Que tonto eres ―volvió a señalarlo. Está vez planeaba acabar con su vida.
―Te equivocas ―habló a pesar del estado tan crítico en el que se encontraba ―. No voy a morir en manos de un ser como tú ―sus ojos cambiaron a un color amarillo brillante mientras un aura del mismo color comenzaba a rodearlo.
La desconocida no pudo evitar sorprenderse por el cambio tan drástico en el contrario. Comenzó a retroceder sin darse cuenta debido a la fuerte presencia mágica que estaba rodeando al chico. Su instinto le decía que debía irse cuanto antes o su vida correría peligro.
―¿Quién demonios eres tú? ―preguntó con hostilidad, deteniendo sus pasos y colocándose en posición de defensa.
―Un ser tan despreciable como tú, no necesita saberlo ―dijo con molestia mientras le hacía frente a la desconocida.
Al no poder soportarlo más, una enorme ola de magia se dispersó en el lugar, acabando con el hechizo de ilusión que aquella chica había creado para apartarlos de los demás; al mismo tiempo, una luz verde envolvió a Jimin y Yujin, protegiéndolos de los poderes del brujo.
«Mierda. Al menos conseguí mantenerlos distraídos para darle tiempo» Pensó la pelinegra mientras observaba las heridas que había causado aquel niño.
Las marionetas que la mujer estaba usando para mantener distraídos a los otros cazadores fueron destruidas, y aunque se sentía humillada por resultar un poco lastimada por el ataque, optó por retirarse antes de que ese niño hiciera otro movimiento igual o más impactante que ese.
Yujin abrió los ojos asustada. Taehyung también había conseguido romper el encantamiento que ese ser había lanzado sobre ella con la intención de llevársela. La pequeña cazadora se sentía como haber despertado de una horrible pesadilla, tenía tantas ganas de llorar. Jimin ni siquiera lo había notado debido a que toda su atención estaba sobre su amigo. Estaba impactado. Jamás llegó a pensar que Tae pudiera hacer algo tan increíble y peligroso como eso.
El castaño volteo a ver a los dos hermanos para cerciorarse de que ambos estuviesen bien. Se derramaba sangre de su frente y boca, aunando a eso el dolor en todo su cuerpo; pero aquello pasó a segundo plano al notar que Jimin y Yujin se encontraban ilesos, así que ensanchó una sonrisa débil.
―Me alegra que estén bien ―mencionó casi como un suspiro y, finalmente, cedió ante la debilidad de su cuerpo, cayendo en la inconsciencia.
―¡Taehyung!
Yujin y Jimin se acercaron corriendo hacia él. Ambos trataron desesperadamente hacerlo reaccionar sin conseguir nada. Llegaron unas cuantas personas a su auxilio al oír sus gritos. Jimin les explicó todo mientras llevaban a Taehyung a su recámara para que fuese revisado. El doctor de la familia les había dicho que estaría bien luego de un rato de descanso, después de todo, él era alguien especial a diferencia de ellos.
Ninguno de los dos hermanos se separó del castaño en toda la noche. El brujo permaneció dormido tras aquel horrible encuentro con la desconocida. Estaba agotado. Nunca había hecho algo como eso debido a que no estaba al tanto del gran potencial que poseía, hasta ese momento.
―Yuna ―murmuró dormido sin que ninguno de los rubios lo escuchará.
La vida de Kim Taehyung cambiaría a partir de esa noche.
Yujin se había quedado dormida mientras sostenía la mano del chico. Quería ser la primera persona que Tae viera cuando despertará, además, de asegurarse de que estuviera bien después de lo sucedido. Mientras tanto, Jimin miraba la luna roja con desprecio a través de la ventana del cuarto de su amigo. Aquella noche le había quedado claro una cosa: los seres sobrenaturales y mágicos eran peligrosos para la humanidad y acabaría con todo aquel que se atreviera a lastimar a un humano o alguien de su familia. Al único ser que protegería y jamás lastimaría sería a Kim Taehyung, su amigo y hermano del alma.
❝―¿Cómo te atreves a señalarme? A diferencia de ti, todo lo que he hecho es para salvar a los nuestros, los humanos. ¿Y tú? Tú sólo te has manchado las manos de sangre para salvar a esos demonios❞
❝―Disparé, pero no lo hice por los demás, lo hice por ella. Sí, la asesine y si quieres tomar mi vida puedes hacerlo, aunque eso no la traerá de vuelta y tampoco cambiará quién eres ahora❞
✧;;│Nota: El acónito o wolfsbane (nombre dado en inglés) es una planta conocida también como luparia, matalobos, haba del lobo, rapé del diablo y anapelo. En la antigüedad, sus tallos, flores y raíces eran empleados para preparar remedios analgésicos, diuréticos y estimulantes de la circulación; pero sus componente son altamente tóxicos. La serie de Teen wolf presenta esta planta como un veneno y arma contra los hombres lobo, así que decidí hacer uso de la misma dentro de la historia, pero no sólo afectará a hombres lobos, sino, a todos los seres que se mencionan en la trama.
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