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El peliazul admiraba todo a su alrededor, hacía mucho tiempo que no iba a ese lugar. Había llegado dos horas antes de lo previsto por los nervios que lo carcomían por dentro.

El restaurante era pequeño y cálido, con lámparas colgando del techo en forma de gotas, todo era de madera, las mesas, las sillas, las encimeras e incluso algunas paredes.

La cocina era la misma a cuando venían juntos a celebrar su aniversario, concepto abierto donde todos se deleitaban viendo como sazonaban y preparaban los platillos a consumir, la música jazz de fondo relajaba el lugar y cuando estaba muy animado se cambiaba a música country.

Taehyung desde el último piso observaba el movimiento abajo, estaba curiosamente solo el piso donde se encontraba, solo él sentado en la mesa para dos con un vaso de agua fría, esperándolo.

Moría de nervios.

Los sentimientos florecían nuevamente con solo pensar en Jungkook, ¿Qué sentiría al verlo?

Una mueca se formó en sus labios al pensar que luego de tres años podía haberse comprometido con alguien.

O casado con alguien.

El solo pensamiento le perturbaba.

Con el tenedor afincaba fuerte en la mesa, sino llegaba rápido moriría de miedo y la mesa quedaría en peor estado.

Soltó el tenedor y respiró.

Faltaba mucho tiempo para su encuentro, debía lograr calmarse.

Inhaló y exhaló.

Inhaló y exhaló.

Inhaló y exhaló.

— Taehyung... — Inhaló y retuvo el aire en sus pulmones tanto tiempo, que escuchaba su corazón en sus oídos. Levantó su mirada encontrándose con esos ojos que tanto le habían gustado.

Que aún le gustaban.

Estos brillaban con intensidad.

Jungkook dejó el traje que llevaba en la mano en el espaldar de la silla y se acercó a Taehyung, su corazón se desbocaba. Sus nervios se hacían presentes, pero, la emoción y alegría de volver a verlo podían más.

Se acercó al ahora peliazul y se arrodilló frente a él, admirando ese rostro que desapareció de su vida, que se fue y no tuvo más remedio que aceptar, con su mano temblorosa acarició su mejilla confirmando que era real, que no era uno de sus deseos transformado en sueños a lo largo de los años.

El menor sentía que lloraría, era tal cual a como lo conoció, ahora llevaba el cabello de un color rojizo en las puntas, pero, seguía siendo ese hombre con sonrisa de conejito, con ojos de bambi que miraban todo con admiración, sobre todo a él.

Se sentía tan culpable por haber huido con su hijo y no haberle dado elección, seguro que ambos podían haber hecho algo, pero, jóvenes hormonales con inseguridades que toman decisiones impulsivas que terminan acarreando muchas consecuencias.

El miedo que tenía de ser rechazado, insultado y despreciado por haberse ido de esa forma, por demorar mucho tiempo lejos de él y no notificarle nada, porque ambos sabían que había más de una solución, se esfumó al ver que Jungkook no tenía la más mínima intención de hacerlo. Él estaba fascinado, no podía creerlo, sus plegarias, sus desvelos, sus sueños y anhelos fueron contestados y estaba muy agradecido, muy feliz.

Las lágrimas salieron casi al mismo tiempo de ambos, Jungkook sonreía como un tonto enamorado. Taehyung en un acto de valor tomó el rostro contrario en sus manos, se sentía tan familiar hacer eso.

— Jungkook... — susurró, su nombre produjo emociones que se había forzado en mantener a raya.

— Oh Tae... ¡Estás aquí! Aún no puedo creerlo, de verdad — el mayor lo miraba como si en algún momento se fuera a deshacer en sus manos y convertirse en cenizas. Taehyung se echó a reír.

— No me iré, Jungkook. Soy real — Los ojos contrarios tenían tanta emoción, bañado en un velo de curiosidad.

En sus ojos estaba un claro deseo que ambos querían hacer, el paso lo dio Jungkook, atrayendo y uniendo por fin sus labios. Como esa última vez en que el salado de las lágrimas se mezcló en su beso, pero esta vez con un sentimiento diferente. Un suspiro de placer y alivio brotó de los labios de Jungkook. ¿Cuánto había esperado?

¿Siglos?

Porque así se sentía.

Como si todo éste tiempo estuviera en un desierto, el sol quemando cada poro de su piel, su garganta llena de astillas por la insaciable sed y ahora, en los labios de Taehyung hubiera encontrado el descanso, el agua que sació su sed y la sombra que acobijó más allá de su piel.

Taehyung no aguantó las ganas de llorar al besarlo, se separó del mayor y le miró a los ojos — T-te a-amo Jungkook, y-yo — susurró hipando sin lograr mantenerse se aferró a sus brazos — L-lo siento, perdóname por no h-haberte llamado — se acercó a abrazarlo quedando arrodillado igual que el mayor mientras — Tenía miedo, tenía mucho miedo, papá me había amenazado con matar a Yeonjun y con ir a ti — Jungkook rodeó con sus brazos al menor, le acarició los cabellos con mucha suavidad, depositando besos en la cabellera azul.

— Amor, Ey cariño — tomó su rostro entre sus manos — Ya pasó. No hay nada que perdonar o disculpar. Estás bien — le dio un casto beso — Tú y mi bebé están bien y eso es lo que importa — con su mirada observó alrededor buscando un rastro de su pequeño, Taehyung al darse cuenta sonrió derramando unas cuántas lágrimas acumuladas.

— Está en el hotel con su Nana, la contraté antes de que Bonghwa muriera.

La boca de Jungkook se resecó de golpe y sus ojos revelaron lo sorprendido que estaba.

— ¿Qué? — Taehyung asintió lentamente.

— Bonghwa murió hace seis meses, cuando papá me encontró, Bonghwa intervino en la confrontación — suspiró pesadamente — Papá terminó matándole por defenderme. Su esposa huyó conmigo a Londres, donde él dejó todo arreglado para nuestra estadía, ella se convirtió en la Nana de Yeonjun mientras trabajaba y buscaba la manera de hacer algo para sustentarnos. No logré comunicarme con nadie, no tenía algún número telefónico y muchísimo menos dinero para conseguir algo de información valiosa.

— Un amigo de Namjoon logró encontrarte — dijo el mayor mientras ayudaba a Taehyung a levantarse.

— Bueno, supongo que omitieron un detalle — respondió avergonzado mientras sorbía por su enrojecida nariz.

— ¿Un detalle? ¿Cuál?

— Ese día salí a comprar unas cosas que faltaban en casa y de pronto este hombre me llamó por mi nombre, estaba aterrado por eso ¿Cómo sabía mi nombre? Salí corriendo de la tienda y éste tipo comenzó a seguirme, tenía miedo, pensaba que eran algunos aliados que quedaron del enfrentamiento y me buscaban para matarme — suspiró — No podía pensar en algo bueno y no dejaba de seguirme, no tuve más remedio que darle con un ladrillo en la cabeza — Los ojos de Jungkook se abrieron de par en par y una risa salió de él — ¡No te rías!

Muy tarde, Jungkook estaba destornillándose al otro lado de la mesa — Lo siento amor, pero ¿Qué?

— Fue angustiante para mí — se cruzó de brazos aparentemente molesto — Luego fue que Namjoon me contactó al teléfono de la casa en la que estábamos y me dijo que era un amigo suyo. Me sentí tan mal.

Jungkook reprimió una risa — ¿Ellos están bien?

— Sí, vendrán pronto a quedarse, abrirán un negocio hasta lo que me han dicho. Tienen dos niños y están esperando otro — dijo sonriente.

— Vaya, que bien. Después de todo no hubo problemas, se han acoplado muy bien y asimilado todo.

— Creo que olvidan el hecho de que son hermanos, se tratan como novios enamorados y sinceramente, yo los veo de esa manera, después de todo no nos criamos tan cercanos.

Jungkook asintió, sabiendo que era un tema delicado por el parentesco y la unión que había entre sus hermanos; aunque se casaron por obligación de su padre, desarrollaron sentimientos el uno por el otro, pero, no era momento de recordar las cosas pasadas. Si era bien visto o no, no era de importancia en ese momento. Era el momento de disfrutar la oportunidad que ambos tenían.

Taehyung sintió la mirada fija de Jungkook en él, podía ver a través de sus ojos el sentimiento vivo que creyó ya no existía en Jungkook, obviamente se había equivocado. Sentía la misma emoción que antes, era tan tangible como la primera vez que se besaron y sintieron que volarían, como la primera vez que hicieron el amor entre aquellas sábanas bañadas en un perfume a rosas y chocolate y todas las veces seguidas a esa, igual a la vez que se enteraron de su embarazo.

Todo se sentía familiar y cálido.

El mayor con delicadeza sacó la pequeña caja de su bolsillo, rodeó la mesa y nuevamente se arrodilló frente a Taehyung que lo veía con curiosidad y respiró profundamente.

— Kim Taehyung — lo miró fijamente — Te he amado desde la primera vez que te vi, ese día en la cafetería de la escuela, llevabas esa camisa grande blanca metida solo en la parte delantera del pantalón, tu cabello castaño oscuro caía en divinos rizos y ese lindo mullet en la parte trasera de tu cuello, tus labios de un lindo rojo por el batido de fresa que siempre pedías y ese pantalón tan provocativo que el pensamiento de arrancártelo con los dientes y delinear cada una de tus piernas me hicieron reprobar el examen de geometría — Taehyung rió — Pero, eso fue bueno, porque en recuperación nos tocó juntos y créeme que fui feliz y quería repetir muy seguido todos los exámenes con tal de estar contigo. Te amo desde ese entonces y cada día me enamoro de ti, estoy dispuesto hacer todo lo que haya que hacer para estar contigo. No voy a renunciar a ti, nunca ha sido mi intención y nunca lo será, por ello, aunque sea apresurado pero, realmente estoy tan emocionado que no puedo aguantar más — abrió la caja revelando el anillo, que dejó sin respiración al menor — Kim Taehyung... ¿Te quieres casar conmigo?

Definitivamente, hoy era el día de vaciar el tanque de lágrimas en el cuerpo de Taehyung, lloraba tanto que llamó la atención de unos cuantos meseros que estaban en la parte de arriba, una chica estaba llorando a mares al ver el anillo mientras su amiga grababa la escena, pero, nada de eso le importaba a Taehyung.

Era el tiempo correcto.

Porque nada es apresurado si estás con la persona indicada.

— Por Dios Jungkook ¡Te amo demasiado! Sí, sí quiero.

Todos los curiosos que presenciaron la escena podían decir que ambos desbordaban de amor, que lo que ellos sentían era el amor verdadero. Los besos y abrazos estaban siendo aplaudidos por personas que no conocían, pero, que celebraban la valiente decisión de la hermosa pareja que estaba encerrada en su burbuja.

Después de unas palabras de felicitaciones e incluso, unos trabajadores de allí hablaron sobre el asesoramiento del lugar para cuando fuera la reunión de la boda, lograron salir del restaurant más felices que nunca.

Taehyung observaba el anillo con total adoración, era tan hermoso, y con sus iniciales grabadas. Quería que lo pellizcaran y que le dijeran que eso era un sueño.

Subieron al auto del mayor, éste interrumpió el silencio de ensueño.

— Iremos a casa, pero antes, quiero ver a mi bebé — Taehyung había olvidado ese detalle, estaba tan feliz y sentía su corazón flotar en un mar de dulces y caramelos.

Avergonzado sonrió —Es nostálgico, pero, estamos en el hotel donde nos vimos por última vez.

— Allí iremos — le sonrió de vuelta y se concentró en el camino mientras tomaba la mano de Taehyung para entrelazarla.

Recordaba el camino, pero ya no causaba ese dolor, porque lo tenía a su lado. Estaba con él y no se iría nunca.

— Le he mostrado fotos tuyas — volteó a mirarle — Siempre te he tenido presente en su vida, quise mantenerte vivo en sus recuerdos — con una sonrisa se detuvo en el semáforo en rojo y se acercó para depositar un beso en sus labios.

— Gracias por eso — Taehyung sonrió asintiendo.

Bajaron cerca del hotel y subieron tomados de la mano, Jungkook entendió exactamente dónde se había hospedado Taehyung, y es que él también hubiera hecho lo mismo.

Llegaron a esa habitación, con el C-3 delineado de dorado dentro de la etiqueta de madera. Taehyung tocó la puerta en vez de abrirla, quería que Jungkook y Yeonjun se reencontraran y que no fuera incómodo si no, un momento íntimo.

A los minutos salió una mujer morena de baja estatura, podía pasar como asiática si no fuera por su color de piel, su cabello con abundantes rizos y sus ojos de un color verdoso.

Desvió la mirada de Taehyung a Jungkook que la reconoció al instante.

— Jungkook — dijo con mucha alegría, tanta que no podía disimularla. Jungkook la recordaba, ella le había ayudado con muchos de sus regalos a Taehyung.

Como olvidarla.

Por lo tanto, su sonrisa fue genuina extendiendo sus brazos

— ¿Cómo está Noona? — fue lo que salió de sus labios, para luego darse un cálido abrazo.

— Cuanto tiempo, Jungkook. Estoy tan feliz de verte — sus ojos se intercalaban entre ambos, se sentía tan feliz por fin estarían juntos, quería dar brincos en su lugar y gritar con mucha euforia, pero, prefirió comportarse como una mujer de 40 años de edad. Entendió de inmediato lo que pasaba — Yeonjun está viendo dibujos animados — sonrió — Bajaré a comprar unas cosas — se alejó de la puerta con cautela.

Taehyung más que agradecido de que haya entendido le susurró.

— Gracias, Noona — esta asintió y se fue por el pasillo casi corriendo.

Jungkook estaba temblando, sudaba de los nervios. No debería ser tan difícil, aún era un niño, pero el miedo se apoderaba ¿Y si cometía un error? ¿Y si lo asustaba? Taehyung notó que la mano de Jungkook quedó en el picaporte y el color había desaparecido de su rostro.

Acercándose a él depositó un beso en su mejilla para llamar su atención.

— Todo saldrá bien, amor — le sonrió.

— ¿Qué debo esperar de él? Estoy asustado, asustado de ser un mal padre. Creció hasta ahora sin mí. ¿Cómo reaccionará?

— Debes averiguarlo — dijo señalando la puerta, con el corazón en la boca abrió lentamente la puerta.

Lo primero que encontró fue el pequeño pasillo que conectaba la puerta de entrada con la sala, la TV estaba encendida, reflectando la imagen de unos animales hablando y cantando entre ellos, en el sofá no había nadie sentado, contrario a eso, en la alfombra vinotinto estaba sentado su pequeño Yeonjun, con dos peluches de felpa a su lado, uno parecía un caballo y el otro un rugiente león, su cuerpo se movía al ritmo de la canción.

— Uno más uno son dos~ y dos más uno son tres~ ¡Yei! — sus manitas se levantaron y aplaudió abrazando muy fuerte a sus peluches de felpa — ¡Gadamos! — dijo con voz dulce, iba a cumplir sus cuatro años y hablaba mucho aunque no con completa claridad, el pecho de Jungkook se encogió y retrocedió unos pasos, pero, la mano de Taehyung lo detuvo.

— Yo te ayudo amor, estoy aquí — Jungkook asintió y dejó que Taehyung pasara primero, éste se agachó cerca del sofá a la vista del pequeño — Yeonjunnie~ — dijo con voz cantarina y una gran sonrisa. El pequeño acató el llamado mirando en su dirección y gateando hacia su papi Taehyung.

— ¡Papá! — lo abrazó.

— ¿Cómo está mi pequeño?

— Muy bien — la mirada de Yeonjun se desvió repentinamente a Jungkook, éste se quedó estático en su lugar, su carita seguía siendo la misma, contrario a que su cabello era más corto y ya no era la complexión de un bebé de siete meses.

La mirada de Yeonjun lo escudriñaba de arriba abajo. Se restregó en los brazos de Taehyung y se bajó para caminar torpemente hacia Jungkook quién no sabía cómo reaccionar.

— Bebé ¿te acuerdas de Papi Jungkook? — dijo Taehyung tratando de llamar la atención del niño que había quedado en silencio observando el rostro de Jungkook.

En la mente del pequeño habían muchos recuerdos de su rostro, lo había visto en muchas fotos que papá Tae le mostraba, con una sonrisa inocente y juguetona se aferró a las piernas del mayor, era muy alto para él, parecía una gran palmera.

Con voz tierna y baja dijo

— Papi Junko... — sus ojitos brillaban mientras sonreía — Papi Junko — volvió a decir.

El mayor se arrodilló quedando frente al pequeño, las lágrimas se agolparon en sus ojos mientras miraba ese rostro tan familiar.

— Hola bebé — el pequeño frunció sus cejas.

— ¿Pogque llodas papi? — dijo con dificultad para pronunciar la r y colocó sus manos en el rostro de su papi.

— Porque — sorbió sus nariz — Te extrañé mucho, pequeño — el niño sonrió.

— Yo también extgañe papi. Papá me dijo que volvedias ponto y seriamos una familia feliz cuando venciedas a los malos — el mayor estrechó entre sus brazos a Yeonjun mientras lloraba silenciosamente para no alarmarlo.

— Sí Yeonjunnie, seremos una familia muy muy feliz — dijo dándole muchos besos en el rostro.

— ¡Sí! — Gritó emocionado el pequeño. La felicidad no cabía en el corazón de Jungkook, quería saltar y gritarle al mundo que estaba con su Taehyung y con su bebé.

El menor lloraba viendo a los seres más importantes de su vida juntos, el pequeño secaba las lágrimas de Jungkook, pero, estas salían de nuevo molestando al pequeño que no lograba atraparlas y limpiarlas todas.

Ambos se sentían renovados, otra vez podían estar juntos y sabían que podían enfrentar cualquier adversidad que se presentara de ahora en adelante. En sus ojos estaba plasmada la intención del juntos por siempre.

Jungkook acariciaba el rostro de Taehyung dejando mucho besos en él.

— Déjame amarte una vez más...

Con su corazón lleno y en paz, por primera vez en mucho tiempo en tranquilidad y en casa.

— Es una promesa... — dijo dándole un beso en la punta de la nariz.

Más que feliz y más que completos. Estaban donde querían estar. Ambos entendieron que la distancia no importa, porque si es amor verdadero, otra vez se volverán a unir.

Otra vez se volverán a amar.

END

ᴍᴜᴄʜᴀs ɢʀᴀᴄɪᴀs ᴘᴏʀ ʟᴇᴇʀ, ɢʀᴀᴄɪᴀs ᴘᴏʀ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ.

ᴇsᴘᴇʀᴏ ʟᴇs ʜᴀʏᴀ ɢᴜsᴛᴀᴅᴏ ʏ ʜᴀʏᴀɴ ᴅɪsғʀᴜᴛᴀᴅᴏ ᴅᴇ ʟᴀ ʟᴇᴄᴛᴜʀᴀ.

ᴄᴜɪ́ᴅᴇɴsᴇ ᴍᴜᴄʜᴏ. ♡
ɴᴏs ʟᴇᴇᴍᴏs ᴘʀᴏɴᴛᴏ 🌻

ᵍᵉᵍᵉ

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