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-☽; En el pasado | Kuran Kaname

❁્᭄͜͡Ficha de Información.   
ೃ࿔Pareja/s: Kuran Kaname x Himura Nakamura (oc)
ೃ࿔Personaje Principal: Himura Nakamura (?)
ೃ࿔Advertencias: No es necesario estar al día con el manga.
ೃ࿔Anime/Manga/etc: Vampire Knight

¿Quién dijo que antes de Yūki, Kaname no amo a nadie más?
¿Quién dijo que no estuvo dispuesto a todo por otra persona que no fuera su hermana?

Narrador Omnisciente:     

Mudarse... realmente odiaba eso, es que acaso ¿era su culpa? Su propia mente la quería destruir respondiendo a ella misma un "por supuesto que es tu culpa".

Aún recostada en cama y con la mirada un poco apagada observo atenta como aquel médico le entregaba a su madre un pequeño paquete de pastillas, o mejor conocido para ella "su nuevo tormento".

Deseaba tanto poder ser un ser sano, ser alguien inmarcesible, pero no era así, enfermar para ella era como caminar para las personas, con cada paso que diera corría el riesgo de caer nuevamente enferma, sin fuerza para caminar, sin fuerza para hablar, sin fuerza para seguir viviendo.

—¿Hija? —la suave voz de su madre la sacó de sus oscuros y duros pensamientos—. Tranquila, ahora todo mejorará. Estoy segura que ya no habrá más problemas.

Aquella sonrisa cálida, calentó levemente su corazón, simplemente le dedicó una pequeña sonrisa.
Su mamá siempre era tan... nefelibata... y eso le dolía más, por más que su madre siempre soñara y animara a la familia con palabras buenas, con los típicos; "ahora todo mejorara", "estarás bien ahora", "tranquila, ya pasara", todos en el fondo sabían que solo eran palabras de consuelo, y temían eso, la pareja Nakamura tenía miedo, un constante miedo de perder a su pequeño cristal, miedo de que re rompiera.
Y se culpaban de no haberle dado un cuerpo fuerte a su hija, uno que resistiera las más simples caídas, las más pequeñas ráfagas de viento o suaves rayos del sol... uno que no fuera la causa de burlas.
Porque lo único que los mantenía de pie era ella, ella con su sonrisa, una sonrisa que los mantenía alegres, sin saber que era totalmente falsa.

•••

Una semana...
¿Cómo una semana podía ser tan procelosa?
De alguna forma alguna persona en el pueblo se había enterado de su condición, un cuerpo débil, y esto había llegado a oídos de algunos estudiantes de la Academia Cross.
Los "todo mejorará" de su madre se habían ido por la borda de un momento a otro;
—¿Eres tan débil? ¿Si te empujo, morirás? —río aquella rubia, sus carcajadas fueron seguidas por el trío de amigas a sus espaldas, ¿por qué ser débil era causa de burlas?

—¿Qué es esto? —preguntó otra castaña, sacando de su bolso, el cual le había arrebatado, el paquete de vitaminas que siempre cargaba—, ¿medicina para que no te enfermes al tocar el suelo?

Risas, todos reían, y ella no podía hacer nada, tirada en el suelo llena de moretones, se sentía parte de una morralla, tan inútil e inservible que no podía ni defenderse.

Sus cristalinos ojos lograron captar el momento en el que todas sus vitaminas caían esparcidas por el suelo, siendo cubiertas por la tierra.
Su cabeza dolía, su garganta dolía y sus piernas parecían no existir, y aunque su corazón gritaba que no cerrara los ojos, que no cediera, su cerebro ya no podía más y le exija un breve descanso en la oscuridad.

El cuerpo de Himura cayó al suelo por completo y un pequeño hilo de sangre empezó a salir por su nariz, espantando por completo a las cuatro chicas de ahí.

—¿Qué hiciste? —preguntó una, totalmente exaltada.

—Na-nada... —tenían miedo, bastante pánico.

—Debemos irnos, ahora. —hablo la rubia, empezando a alejarse con temor, siendo seguida por el grupo.
Dejando tirada a la castaña, la cual tenía bastantes manchas por la tierra, su nariz  y rodillas sangraban, su cuerpo empezaba a enfriarse.

Nakamura pensaba y soñaba con que fuera el final de todo, con que le concedieran finalmente un corto descanso de todo, sin saber que aquel momento solamente había sido el inicio de todo.

•••

Nunca se sintió tan sediento y tentado, su cuerpo lo impulsó y guió por si solo, caminando entre los árboles, con los ojos encendidos en un completo rojo, aquella sangre derramada en tierra y hojas lo llamaba, ¿qué era? ¿Quién era? ¿Por qué?, se preguntaba constantemente, la sangre olía a alguien sumamente puro e inocente, alguien así ¿por qué sangraba en el bosque?

Sus cuestionamientos quedaron mezclados con la nada cuando la vio, inconsciente en el suelo; quedó embobado, sin notar que su mirada brilló levemente.

Aquella chica, castaña, de piel de porcelana se hallaba en un estado enteco, su frío corazón se retorció en su interior, nunca antes había sentido algo así, solo con Yuki, se ponía de ese modo cuando lloraba o le sucedía algo grave, preocupado y desesperado por hacer algo.

No noto en qué momento su fría mano se encontraba acariciando la mejilla de aquella chica, hasta que notó algo, bermejo, había sangre ahí, la sangre que lo había llamado, el líquido que había causado un suficiente descontrol como para hacerlo correr hacia el bosque que rodeaba la escuela.

Se alejó un poco brusco, no podía ser eso, no así de fácil.
Quiso huir en ese momento, alejarse de ella, alejarse de la causa de alborotar su corazón en menos de unos segundos. El ya tenía a alguien, solo le quedaba esperar un poco más a su hermana, solo un poco.

—Ayuda...

Pero no pudo, con una sola palabra ella nuevamente lo tenía a su lado, preocupado y sumido en la átona y cantarina voz de la chica.
"¿Por qué tu?" Se preguntó Kaname, viéndola a los ojos
El avellana y sus fuertes ojos rojos se mezclaron.

—Todo estará bien... —soltó Kaname, de forma meliflua.
La castaña solo suspiró y volvió a caer en la oscuridad, guardando en sus recuerdos la apariencia de lo que parecía ser su Salvador.

Finalmente se habían encontrado y ahora quizá todo mejoraría para ambos... ¿verdad?

•••

Despertó con frío y un poco de pánico, olvidando lo que había sucedido.
Logro tranquilizarse cuando noto que se encontraba en la enfermería.

—¿Cómo llegue aquí? —cuestionó sin saber si alguien le respondería.

—Un chico te trajo... —le respondieron casi sorprendiendola—, de la clase nocturna.

Las palabras de aquella enfermera la golpearon junto con sus recuerdos, ¿no había sido un sueño?

—¿Nocturna? —fue lo único que pudo articular, recordando aquel color rojo que le había causado pavor.

—Kuran Kaname...

•••

Caminando con parsimonia y miedo, debía agradecerle a "Kuran" por haber hecho algo tan bondadoso.
En especial cuando los de la clase nocturna eran tachados de niños ricos que tenían el suficiente dinero como para estar en un sector superior y/o diferente al de los de la clase diurna.
Y ella no los juzgaba, todos eran tan hermosos y perfectos que incluso si ella tuviera esa apariencia y la suficiente confianza, se sentiría más cómoda en la clase nocturna.

Su garganta se seco y no supo que decir cuando finalmente lo encontró, con aquel uniforme blanco, que le daba aquel toque elegante que volvía locas a todas, con aquel semblante impertérrito.

—¿Disculpa? —lo llamo juntando todo el valor que poseía.

Por segunda vez sus miradas se mezclaron, el avellana, y esta vez, color chocolate claro, causando que ambos corazones se agitaran.

—Que-queria agradecerte... —hablo con timidez, pues aquella imagen la había dejado cautivada y ella había causado serendipia en su vida.

•••

El tiempo parecía ser algo olvidado y veloz.
"—Todo estará bien" recordó nuevamente esas palabras, desde ese entonces todo había mejorado, no lo iba a negar.
A mitad de cursar su última año en la Academia Cross planeaba juntar todo el valor posible y decirle a Kaname lo que sentía.

Pues luego de que este se convirtiera en su Salvador, ambos habían empezado una clase de amistad; charlas nocturnas y un pequeño y casto coqueteo entre ambos.

Kaname después de luchar contra su mente cedió, quizá algún día Yuki encontrara a alguien que le causara lo que Himura causaba en el, aquella calidez y felicidad que una simple sonrisa le podía brindar.
Himura Nakamura le gustaba, y no iba a dejar que se la arrebataran de su lado.

—¿En qué piensas? —preguntó ella, su voz lo lleno de cáliz por un momento, dirigiendo su mirada a aquella castaña.

—En ti. —tan directo como siempre, su corazón dio un vuelco al notar el tono rosa que adquirían las mejillas de la chica.

—Y-yo...

—Cautivaste mi corazón, —empezó a hablar nuevamente él—, me traes alegría y felicidad con una simple sonrisa tuya... —comento sujetando y acariciando la pequeña y suave mano de la chica—, te pido que no me dejes...

Himura se sintió en el mismo paraíso, se sentía tan feliz y suertuda. Finalmente la vida le concedía algo bueno.

—No lo haré...
Y con todo el valor que pudo lo alcanzo para darle un pequeño beso en la mejilla, uno que mostraba el inicio de su amor.

Y se amaron eternamente, pero... nadie nunca dijo que se amarian estando juntos.
Pues aquella promesa quedó como eso, una simple promesa armada con palabras de una enamorada 

Tenia miedo, no quería ingresar a aquel cuarto, del cual escuchaba perfectamente el llanto de la progenitora de su amada.
¿Cómo era posible que luego de tanta felicidad una cruel enfermedad la quisiera alejar de su lado?

Su corazón se encogió al momento en que la vio, pálida y delgada, sus ojos perdían cada vez la luz que lo mantenía de pie, su sonrisa era casi inexistente.

—Perdóname... —susurró acariciando la fría mejilla de la chica— no pude cuidarte.

—Per-perdóname a mí —hablo con la voz temblorosa— nunca dije que te a...
Y su voz se cortó, su garganta ardía y sus ojos deseaban un descanso.

Kuran la miró con tristeza, deseando que pudiera completar aquellas palabras, palabras que deseaba escuchar.

—Te am...

Y ahí quedo, un último suspiro en palabras incompletas.
Abrazo con cuidado el aun tibio cuerpo de su amada, deseando que la vida volviera a sus ojos, que su sonrisa lo volviera a iluminar, sin ser más que deseos sin poder cumplirse.

Y así se fue de su vida, la chica a la que tanto amo, y la que lo dejo con palabras de cariño al aire, acompañadas de la relente noche.

N/A: en mi defensa encontré este one-shot en borradores, era para hyu al parecer. ♡

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