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『ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 49: "ᴄᴜᴇɴᴛᴀ ʀᴇɢʀᴇsɪᴠᴀ"』

—Bien, creo que no eran necesaria mi presencia de forma inmediata después de todo. —Erwin solo me transmitían molestia en su mirada, dado todo lo que paso hace unas horas atrás. Me volvió a dar la espalda.

—Puedes retirarte, mañana será un día pesado y debemos preparar todo en cuanto a la coronación de Historia.

Me di la vuelta para marcharme, pero su voz nuevamente me detuvo.

—Solo quería saber si estaba bien y así podría estar más tranquilo.—giré mi cabeza sobre mi hombro para verlo y estaba mirando sobre la ventana, hacia afuera.

—No te preocupes, ella está mejorando—tomé la manilla y abrí la puerta—pero, déjame decirte que si sigues con esto, lo único que harás es seguir dañándola. Espero tengas eso presente.

Ha pasado ya  al menos dos meses desde la coronación de Historia y de la ardua batalla en el distrito de Orvud. Se nos anunció hace ya algunas semanas que se iniciarían los preparativos para la operación de recuperar la muralla María. Aún no se nos informaba la fecha exacta, pero estábamos seguros de que sería muy pronto.

Historia ha tomado medidas en muchos aspectos al poco tiempo de ser coronada, siendo elogiada por muchos al estar atenta a las necesidades de los ciudadanos. Especialmente siendo la cabeza del orfanato, buscando de un extremo a otro a todos los niños sin padres, incluso a los de la ciudad subterránea. A pesar de la negativa de los nobles, el apoyo del pueblo fue suficiente para que ejecutara esta obra. Sin duda un ejemplo de solidaridad y ayuda a los demás.

Estábamos reunidos en la enorme granja que Historia había asignado para los pequeños. Nos pidió ayuda para organizar el lugar, lo cual accedimos con gusto. Los pequeños corrían de un lado a otro, mostrando su sonrisas y carcajadas al poder disfrutar de un nuevo hogar, en el cual ellos podían tener un poco más de libertad.

—_______, llevaremos las cajas adentro—Historia me hizo una señal para que llevemos las cosas en la dirección señalada.

—De acuerdo.

Nos estábamos encargando de llevar algunas cajas con suministros para un sector en especifico. Los muchachos ayudaban en llevar sacos y las demás cosas que habían traído para abastecer el hogar. Llevaba una caja en mis manos, mientras que los muchachos se adelantaban con todas las cosas. 

—Dame eso—sentí que alguien me arrebató las cajas de las manos. Yo me asusté quedando estática en mi puesto unos segundos, para luego seguirlo.

—¿En qué momento llegaste?—pregunté asombrada al verlo llegar de la nada.

—Hace unos instantes—dijo mientras seguía el paso con lo que traía en las manos.

—Levi, yo puedo con eso—quise quitarle la caja, pero no me dejó.

—Lo dice quién ayer se desmayó en pleno entrenamiento.

El día de ayer, en el entrenamiento mientras usábamos el equipo de maniobras. Se me asignó estar encargada de un grupo en específico, en el que estaba Sasha, Jean, Armin y dos soldados más que eran recientes.  Mientras nos movilizábamos entre los árboles cuando era nuestro turno, de la nada me desvanecí estando sobre la rama de un árbol de gran altura. Si Jean no está a mi lado, hubiera caído desde una altura considerable.

Desperté desorientada, encontrándome en la enfermería junto a Levi y a Hange que me mandaron a reposar por el día de ayer.

—Debiste haber quedado descansando, aún estás pálida—continuó.

—Ya estoy mejor, no te preocupes. Además, Historia contaba con nuestra ayuda—me miró poco convencido.

—Tu salud es más importante, deberías tener eso en consideración.

No dije nada más para no discutir el caso. Mi salud no estaba bien del todo y no quería ser notoria. Este último tiempo me sentía muy cansada y no tenía mucho apetito, lo cual me llevaba regaños por parte de Hange y sobre todo de Levi. El desmayo de ayer hizo que Levi estuviese aun más atento a que no me esforzara de más.

—Creí que aún estarías en la ciudad—cambié el tema.

—Erwin fue el que se quedó allá, ya que debía discutir otros asuntos, pero los temas que, por lo menos yo tenía acabaron, por lo que decidí venir a prestar mis servicios por peticiones de la reina. Además de ver cómo seguías.

—Entiendo.

Seguimos caminando dejando las cajas dentro del lugar asignado en el cual era el último lugar donde faltaba rellenar de suministros, cuando de la nada, dos pequeños niños  se acercaban a nosotros. No pasaban de los 5 años de edad.

La pequeña niña se me acercó y jaló suavemente mi falda para que capturara su atención. 

—¿Qué pasa pequeña?—le pregunté mientras me arrodillé para quedar a su altura. Levi se puso a mi lado observando la escena.

—Es que... Tengo sueño... —dio un bostezo mientras terminaba de decirlo y el otro pequeño, se refregaba sus ojitos.

Eran demasiado adorables y el verlos daba demasiada ternura. Lo más seguro es que estaban exhaustos. Los habíamos visto correr por todo el campo junto a los demás pequeños. Me acerqué a ellos para tomar a la niña en mis brazos, a lo que ella acomodó su cabeza en mi hombro para dormir.

—Levi, ¿Por qué no llevas al niño y los dejamos en sus cuartos? Están agotados—le pedí mientras acomodaba a la pequeña entre mis brazos.

—Deberías bajarla, aún no recuperas fuerzas ________. Yo puedo llevarla—me dijo preocupado.

—Por las murallas Levi, son niños. No pasa nada—lo regañe, esperando que me ayudara con el pequeño.

El menor le extendía sus diminutas manos a Levi para que lo tomara en sus brazos y lograr dormir de una vez.

—Tsk, que terca eres—sin vacilar, lo tomó y lo acomodó para por fin cerrar sus ojos.

Ya estaba casi anocheciendo y era lo más natural que ya casi todos los niños estuvieran en sus camas. Con Levi, seguimos nuestro camino, subiendo con cuidado las escaleras entrando a una habitación donde habían un par de camas disponibles para ellos.

Con delicadeza deje al infante sobre el colchón, cubriéndola con las mantas que habían sobre la cama. Levi hizo exactamente lo mismo, dejando al menor durmiendo plácidamente. Uno de ellos se comenzó a quejar, moviéndose y mostrando incomodidad. Me acerque a él y comencé a acariciar su cabello que caía sobre su frente, susurrando suavemente "shhhh" logrando calmarlo y que siguiera sus sueños.

—Eres buena en esto—después de un rato, Levi estaba apoyado en el marco de la puerta viendo como calmaba al menor.

—Estos pequeños son seres muy inocentes que solo están dispuestos a darte amor incondicional. Es lo mínimo que podemos hacer por ellos, ¿no crees?—él solo asintió.

—No se me da para nada bien el trato con los mocosos.—dijo mostrando cierta mortificación en su rostro.

—Eso mismo decías con tu escuadrón y ahora no me puedes negar que les has tomado mucho cariño—dije en tono burlesco.

—Tsk, son peor que un montón de niños—sonreí ante su respuesta.

Levi, a pesar de que no lo admita, tiene un trato agradable con sus más cercanos, sobre todo con los más pequeños. Era muy delicado y no pone obstáculos en atenderlos.  

—¿Te gustaría ser madre?—de la nada, interrumpió mis pensamientos. Su pregunta me sorprendió, ya que su semblante se mostraba más serio que de costumbre.

—Si, me gustaría. Pero creo que para poder traer una vida a este mundo, lo ideal sería darles la oportunidad de que puedan vivir libremente y no rodeados de dudas sobre todo lo que nos rodea.

Nadie dijo nada más, por lo que decidí salir de la habitación cerrando completamente la puerta. Comencé a caminar cuando Levi tomó mi mano para detener mi paso. Vi que su rostro estaba sutilmente sonrojado, comenzando a ponerme nerviosa, ya que no emitía palabra alguna.

—¿Qué sucede Levi?—pregunté ya que no había reacción de su parte.

Me jaló hacia él para acercar su rostro hacia mi, sellando nuestros labios en un beso. No puse resistencia, todo lo contrario, me dejé llevar sin protestar. Su actuar me dejó algo sorprendida, ya que regularmente era más delicado al momento de hacer esto.

Colocó su mano en mi cintura y la otra en mi nuca para profundizar aún más nuestro beso. Puse mis brazos en su cuello, subiendo mis manos y enredando mis dedos en su fino cabello negro. Sentí que mi espalda chocó con la pared del pasillo en el cual nos encontrábamos. Levi me presionó contra ella, abriendo más mi boca para recibir su lengua dentro de ella.

Después de unos segundos nos separamos para recuperar el aliento, nuestra respiración estaba agitada, sus labios estaban rojos y sus ojos tenían un brillo especial. Levi, con su mano derecha, tomó mi mano y la llevó a su pecho sintiendo como su corazón latía rápidamente.

—¿Sientes esto?—preguntó aún agitado.

Yo asentí lentamente, con mi rostro enrojecido.

—Así es como late mi corazón cada vez que estoy contigo. 

Se acercó nuevamente a mi, robándome otro beso de mis labios, impidiéndome responderle alguna palabra. Sus palabras llenaban cada parte de mi corazón dejándome con los nervios a niveles altísimos. Se separó de mi y comenzó a bajar su cabeza hasta mi cuello, rozando su nariz por ella, como si quisiera recordar mi aroma. Luego, comenzó a dar delicados besos por mi piel, dándome ligeras cosquillas y una corriente eléctrica por toda mi columna.

Levi me tocaba delicadamente, sus manos pasaban por mi cintura, acercándome más a él, mi espalda estaba pegada al muro y yo estaba tomando sus hombros, sintiendo el roce de sus labios por cada rincón de mi cuello.

—¡Levi!—esa era la voz de Hange. Estaba subiendo las escaleras.

Todos habíamos terminado nuestras labores. El día había sido muy pesado, pero ya habíamos logrado lo más importante, así que era hora de marcharme de la ciudad.

Ya estaba anocheciendo, llegando a la granja de los Reiss para darle algunas notificaciones a la reina en cuanto a ciertos asuntos relacionados a las decisiones que habían tomado los nobles, pero respaldadas bajo la legión y su comandante, haciendo que me quedara unas horas más en el área.

Todo el grupo de Eren, Mikasa, Armin, Jean Sasha y Connie estaban preparando sus caballos, al parecer para partir al cuartel.

—Buenas noches muchachos—saludé cordialmente a los menores. Todos hicieron el saludo militar.—Por favor, no estamos en el cuartel. Descansen.

Ellos siguieron con lo suyo, y me dispuse a buscar a la reina dentro del hogar, pero no aparecía por ningún lado. Volví donde estaban los demás. En eso, Hange apareció.

—Erwin, te hacía en la ciudad.

—Los asuntos están cerrados y logramos resolver varios problemas, pero mañana tenemos la reunión más importante. Cuando regresemos te daré los detalles.

—Es bueno escuchar eso y claro, apenas regresemos, hablamos de los pendientes.

—Por cierto, ¿sabes dónde está Historia? Necesito darle un par de informaciones.—la castaña se quedó pensando.

—No, yo estaba en el baño—Hange se acercó a los demás—Canijas, ¿Alguno de ustedes ha visto a Historia?

Todos se quedaron mirando, pensando en dónde podría estar.

—No sabemos, quizá esté en el segundo piso—respondió Connie.

—Iré a buscarla, regreso en seguida.

—De acuerdo, iré por Levi para que nos retiremos.

Agradecí a todos y entré para realizar mi búsqueda, quedando frente a las escaleras de la casa.

Decidido, subí para buscar algún rastro de la rubia que no encontraba por ningún lado, pero algo hizo detenerme de golpe, quedándome unos segundos estático en mi lugar, viendo la escena.

Mi vista se desvió a ______ y a Levi que estaban acorralados en la pared de aquel pasillo. Él la tenía tomada de la cintura, atrayéndola fuertemente, uniéndolos en un beso, mientras que ella lo tomaba de los hombros. Dado la sorpresa me oculté en un pilar que había a un costado.

La imagen no podía sacarla de mi cabeza, pero esto es lo que busqué, por alejarla de mi lado. Una parte de mi, gritaba y quería ir a separarlos, pero la otra, sabía que era lo mejor. No para mi, si no que para ella. Después de lo que le hice, ella merece algo mejor y Levi puede darle lo que yo no podré hacer.

Sentí otros pasos subir las escaleras y era Hange

—Erwin, ¿has visto a Levi..—no dejé que terminara y la detuve por los hombros para que no siguiera su camino.

—Erwin, ¿Qué pasa?—dijo en voz baja.

—Llama a Levi antes de subir.—le dije antes de bajar las escaleras.

No quería que Hange viera tal escena, además la incomodidad que sentirían los dos al ser descubiertos sería demasiada. Baje las escaleras, intentando olvidar lo que mis ojos presenciaron. Ver como cada uno de esos momentos que viviste con quien más amas, ahora los este viviendo con alguien más.

—¡Levi!—esa era la voz de Hange. Estaba subiendo las escaleras.

Me separé de golpe del azabache, dándole un pequeño empujón, dado el susto. Yo me quedé en mi lugar con la cabeza abajo y con el rostro sonrojado, mientras que Levi a una distancia prudente, para evitar malos entendidos.

La castaña terminó de subir las escaleras, viéndonos ahí sin hacer nada. Nos miró extrañada, levantando una ceja.

—¿Interrumpo algo?

No sabía que responderle, después del atrevimiento de Levi, sentía que la voz no me saldría.

—No cuatro ojos.—Levi salió al recate. Hange no muy convencida asintió.

—Solo venía a avisar que los muchachos están listos para irnos. Erwin está abajo, vino a dar unos informes a Historia.

—Gracias Hange, bajamos enseguida—Agradecí.

Comencé a caminar para bajar las escaleras, llegando al primer piso del lugar. Me sentía nerviosa por todo lo que Levi hizo hace unos instantes y preferí bajar para evitar la incomodidad.

—Solo venía a avisar que los muchachos están listos para irnos. Erwin está abajo, vino a dar unos informes a Historia.

—Gracias Hange, bajamos enseguida—_______ agradeció.

Se adelantó y bajó al primer piso de la casa, dejándonos a mi y a Hange a solas.

Yo estaba avergonzado. Creo que me excedí.

El haberme tomado el atrevimiento de haberla tomado y besado de esa forma fue algo que me nació y necesitaba hacer. Solo actué, sin pensar en que esto seguramente la llegase a incomodar.

–Levi... —la de lentes me nombró.

—¿Qué?

—¿Qué pasó con _______? Estaban los dos muy nerviosos cuando llegué.

No respondí su pregunta, sabía exactamente lo que habíamos hecho y no era la primera vez que lo hacía, además el ocultárselo sería algo estúpido. Pero no me dejó hablar.

—Independientemente de lo que hayan hecho, Erwin los vio.—sentí que mi corazón se detuvo.

La miré esperando a que fuese una especie de broma, pero no fue así. Su mirada reflejaba seriedad.

—¿Nos vio? ¿En qué momento?

—Yo estaba subiendo las escaleras para buscarte, cuando Erwin ya venía de vuelta, pidiéndome que te llamara antes de subir por completo al segundo piso.

Maldición, no me había percatado que alguien más nos estuviera mirando, en especial Erwin.

—Yo... —no me salían las palabras.

—Vamos, después hablarán de esto.

« •29 DÍAS ANTES DEL RETORNO A SHIGANSHINA• »

—Oh, el armazón para titanes. Hicieron un buen trabajo.

La cuatro ojos trabajó varias semanas para llevar a cabo, junto con otras personas, una especie de "trampa" para acabar con los titanes sin necesidad de usar los equipos de maniobras o usar a los soldados para atacar. Esto facilita bastante las cosas, ya que gracias a esto, evitamos enfrentarnos con esas asquerosidades y  que la reducción de los titanes iría en aumento.

—La recuperación de la muralla María se esta volviendo una realidad, ¿Qué pasa con el camino de limpieza para llegar a Shiganshina?—Zackly fue el que tomó la palabra.

—Esa tarea está en proceso, ya que podríamos despejar el camino hasta la mitad, esto porque ahora se hizo posible el aumento de iluminaria por las piedras descubiertas, haciendo más rápida la llegada al lugar.—Erwin compartió la idea.

—Podemos empezar a programar el día exacto para la estrategia, habíamos dicho que alrededor de un mes, pero la fecha debería ser acordada a más tardar hoy, incluyendo el funcionamiento de la nueva arma que se está preparando.

—De aquí a un mes exacto, seremos capaces de terminar todo lo necesario. No se preocupen por eso—concluyó el rubio.

—Aquí no toleraremos el fracaso, Erwin. Todo depende del éxito de esta misión y lo sabes. La quiebra esta a la vuelta de la esquina—aquel hombre se quedó observándome unos instantes—capitán, ¿alguna sugerencia?

No tenía nada que decir, ya que Erwin se encargo de dar toda la información que teníamos en las manos.

—Ninguna.

—Vamos a hacer todo lo que este en nuestras manos para lograr que esta estrategia tenga éxito. Ningún soldado habrá muerto en vano.

—Eso esperamos Erwin. Espero que el  tesoro que buscas en ese sótano este realmente ahí.

Todos esperamos eso. Todos esperamos que la verdad siga en ese lugar.

La reunión había finalizado.

El generalísimo Zackly acaba de entrar. Pixis, Erwin, Hange y yo nos encontrábamos reunidos en un pequeño salón para decidir el futuro de este elemento.

El suero que es capaz de convertirte en titan.

—Lamento la tardanza—el mayor se disculpó mientras tomaba asiento—¿Sabemos algo más del contenido de esta jeringa?

—Con nuestra tecnología, no podemos descubrir nada más—respondió Hange.—Tal como Historia y Eren dijeron parece que procede de la medula espinal, pero al tener contacto con el aire se evapora. Es algo que está por sobre nosotros límites.

—En lugar de seguir con todo eso, debemos usarlo para nuestros fines. Nosotros no debemos hacer nada precipitado y solo lo usaremos para nuestra meta original.—y era lo que habíamos pensado desde un principio.

—¿Quién se lo quedará? ¿Tú, Erwin?—cuestionó Pixis.

—No, yo soy un soldado herido. Esta caja debe permanecer con alguien con la mayor probabilidad de supervivencia en combate. Levi, ¿puedes encargarte de esto?—lo observé con intriga ante su solicitud.

—Si es una misión, ¿Por qué simplemente no lo ordenas?

—No sabremos en qué situación tendremos que usarlo. Tendrás que tomar una decisión en el momento y elegir quién será quién lo use.—siento que es un gran peso para mi esta tarea, elegir quien es que debe usarlo es algo que no podría visualizar aún.

La probabilidad es una entre tantas personas que pueden morir, que me asustaba pensar en tomar tan difícil decisión.

—¿Qué harás después de que se cumpla lo que has querido hacer desde hace tanto tiempo?—No sé el porqué, pero sentí que debía preguntárselo.

—No lo sabré hasta que llegué a ese lugar.

—Entiendo... Está bien, lo haré.

Decidido, tomé el aparato que ya había estado en mis manos anteriormente, junto con ello la gran responsabilidad de elegir quien lo usaría en caso de alguna tragedia.

Ya con el tema concluido, Zackly, Pixis y Hange se retiraron, dejándonos a Erwin y a mi solos.

—Ayer no quería hablar de esto contigo por que necesitaba pensar algunas cosas.—comenzó a hablar sin perder el tiempo—ayer yo...

—Nos viste a mi y a _______ besándonos—terminé su oración, directo al grano.

Después de lo de ayer, donde los Reiss, el ambiente era más tenso que de costumbre y sabíamos perfectamente que la causa era la misma mujer.

Su mirada se posó en mi, esperando a que siguiera con lo que me quería decir. Volvió su vista al suelo.

—Si, los vi besándose...

—Yo te comenté hace meses que sería yo quién cuidaría de ella, además no sé que tanto te sorprende, si no tienes derecho a reclamar nada. ¿Crees que es de mi total agrado discutir contigo sobre el mismo tema cada vez que nos reunimos?—expresé con molestia.

—Para mi tampoco es agradable estar discutiendo esto siempre.—Erwin se levantó de dónde estaba quedando frente a mi.

—Entonces, ¿Por qué tanta la insistencia de hablar de ________?

Erwin me tomó de la chaqueta, levantándome ligeramente, enfrentándome por tales motivos. Su rostro reflejaba enojo, molestia, pero a la vez angustia y nostalgia.

No quería estar así con él. No podíamos seguir así. Nuestra relación se ha ido enfriando y era una de las cosas que más me dolía. Yo veo a un hombre de bien, a un hombre valiente dispuesto a entregar todo lo que tiene para conseguir sus objetivos.

Pero estaba cegado, y no se daba cuenta.

—Una parte de mi quería golpearte en ese mismo instante, al ver como la tocabas... Como la besabas, pero yo....—esto estaba yendo demasiado lejos. No podía ser que cada vez que quedáramos solos, nuestro único tema de conversación sea _______.

Esta vez lo interrumpí.

—No te entiendo Erwin. Después del todo el daño que le hiciste, me vienes con una escena de celos, siendo que fuiste tú el que la alejó para su bien.—él mantenía su agarré en mi chaqueta.

—Lo hice por que la amo Levi.—respondió en un hilo de voz. Tomé su muñeca y lo alejé de mi para que me soltara.

—No Erwin, uno no destruye a quien más ama.

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