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Capítulo 24: Mínghào y Jungkook

―Entonces ¿Le dijiste que no? ―preguntó Hyori.

―¿No te gusta? ―le siguió Soohyun.

―¡Si, claro que me gusta! ―suspiré profundo dejando caer mi cabeza contra el escritorio de mi puesto ―Es solo que, no quiero que Mínghào se sienta mal ¿De acuerdo?

―¿Por qué Mínghào se sentiría ma...? Ah, ya lo comprendo ―Hyori formó una línea recta con sus labios y apartó la mirada ―. Pero, Mulán ¿Mínghào te ha dicho algo al respecto? Porque de ser así, es un muy mal amigo, mira que no dejarte ser feliz con la persona que te gusta, no está muy bien visto de parte suya, eh.

―No, es que no me ha dicho nada de eso ―corté de inmediato las palabras de la peliplata ―. Esto es cosa mía.

―Pero ¿Te das cuenta que Kook también está siendo arrastrado de manera injusta?

Soohyun tenía razón, quizás no había pensado un poco en los sentimientos de Kook y solo me preocupé por Mínghào y procurar que no se sintiera mal. Sin embargo, omití el hecho de que Jungkook también la pasaría mal. No quería que nadie saliera lastimado, pero, tal parece, que todo estaba saliendo muy mal.

Estábamos en la hora del descanso, por lo que los chicos estaban en el campo de lacrosse, preparándose para el entrenamiento debido a que el fin de semana se llevaría a cabo los cuartos de finales y ellos estaban muy emocionados. Kook había intentado acercarse, sin embargo, no se lo permitía.

―¿Cómo vas con Mingyu? ―pregunté a Hyori, intentando cambiar un poco el tema principal. ―¿Ya se hablan al menos?

―Más o menos ―suspiró ―. Tuvimos una especie de conversación que acabó en discusión porque, según él, estoy saliendo con un chico.

―¿Eso te dijo? ―preguntó Soohyun, sorbiendo por la pajita de su jugo ―. Oh Dios, deberías haberlo golpeado justo ahí en medio de sus piernas por haberte calumniado.

―También me dijo que tú se lo habías dicho ―Hyori miró con los ojos entrecerrados a la pelinegra de cabellos cortos, quien ahora se ahogaba con su propio jugo ―. Y te lo agradezco, porque al menos descubrí que ese idiota si siente cosas por mí.

Vale, que los métodos que estas chicas utilizan para conquistar a alguien son un poco extraños; sin embargo, parece darles mucho resultado. Soohyun felicitó a Hyori por haber cruzado aquella barrera invisible que había entre Mingyu y ella. La pelinegra le confesó que Mingyu nunca había salido con alguien, por lo que Hyori sería la primera chica con la que él empezaría una relación.

―¿Te imaginas y se llegan a casar? ―pregunté emocionada.

―No creo. No me veo casada con Mingyu en el futuro ―Hyori hizo una mueca de desagrado ―. Y hablando de bodas ¿Cómo está tu papá con Jihyun?

―Umhh, supongo que bien, últimamente salen a citas, así que yo creo que van por un buen camino ―respondí sintiendo algo de emoción por mi padre.

Al menos uno de los dos estaba teniendo algo de suerte. Dejé caer mi cabeza en el pupitre, y suspiré con algo de cansancio. Minutos después, sentí las manos de Hyori acariciar mis cabellos mientras hablaba sobre algo que le había dicho Mingyu. Supongo que se estarían preparando para su primera cita y Soohyun le estaba dando consejos sobre qué no debería hacer para arruinarlo.

Por mi parte, solo trataba de pensar en Jungkook, Mínghào y toda la situación que ahora estábamos enfrentando. De alguna manera, me gustaría poder darle una solución a todo, sin que alguien saliera lastimado. Sabía que, al empezar a salir con Jungkook, Mínghào se sentiría mal, y al no salir con Jungkook, estaba protegiendo a Mínghào, pero también lastimaba a Kook.

Las situaciones amorosas a nuestra edad no son nada fáciles, pese a que los adultos consideran que son sólo juegos y sentimientos efímeros, pero lo cierto, es que nosotros también sufrimos y, es más probable que en nuestra adolescencia, nuestro corazón comience a formarse y a madurar. Por eso algunas personas en su etapa adulta son tan racionales en situaciones sentimentales, porque seguramente en el pasado ya pasaron por un corazón roto.

―¡Tengo una gran idea! ―comentó Hyori ―¿Qué tal si salimos esta noche? Hay un lugar donde venden malteadas y algo de soju, podríamos ir.

―Somos menores de edad y mañana tenemos clase, Hyori.

―Bueno, no nos vamos a embriagar, a menos que quieran eso.

―Siento que algo saldrá mal, pero está bien ―agregó Soohyun ―. Nos pasas la dirección.

―No sé si sea buena idea, Hyori ―tercié.

―Anímate, tú lo necesitas más que nosotras ―la peliplata me guiñó uno de sus ojos y me sonrió ―. Te prometo que cuidaré de ti.

No estaba del todo segura, pero ¿Qué podría salir mal con ellas?

No sé con exactitud cuántas vueltas le había dado al campo de lacrosse, lo único que sé, es que no quería detenerme. Mis compañeros yacían en suelo, todos recuperando energía o muriendo en el intento, como Kim Taehyug. Mínghào, por su parte, se mantenía a mi ritmo.

No sé si era algo de competencia entre nosotros o simplemente quería acompañarme en mi intento de suicidio. Me detuve luego de una media hora. Mínghào cayó al césped, respirando por la boca y con sus brazos abiertos. Parece que no podía continuar mi ritmo. Bah, que idiota ¿Y es el capitán?

―Oye, Kook, ¿Qué te ocurre? ―preguntó Tae ―Has estado de muy mal humor hoy.

―No es nada ―pasé de él, acercándome a las gradas, justo donde Mingyu se encontraba leyendo algún extraño libro que no me interesaba.

Tomé mi termo con agua y rellene mis mejillas del líquido transparente. Mi frente sudaba y mis cabellos probablemente se encontraban hechos una maraña, pero me daba igual, lo que menos me importaba en estos momentos era saber si mi fijador de cabello ya no funcionaba. Mi ceño permanecía fruncido y consideraba que ya estaba lo suficientemente ceñudo, sin embargo, hubo algo que me produjo un ceño aún más prominente y ese fue el maldito golpe que Xú Mínghào me dio con la pelota de lacrosse y su estúpido stick.

―¡¿Tienes algún problema?! ―tajé con molestia, alertando a todos mis compañeros, inclusive al entrenador.

―Si, tu estúpida cara de molestia es mi problema ―su rostro era neutral, pero notaba enfado en su tono de voz.

―Jovenes, tranquilos ―intervino el coach ―. Mantengan esa furia en el partido del sábado.

Miré una última vez a Mínghào antes de recoger mis cosas y adentrarme a los vestidores para darme un baño. Necesitaba mantener mi cabeza fría y no hacerme ideas absurdas en la cabeza. Tal vez estaba siendo irracional y actuaba de una manera infantil e inmadura. Mulán no me había dicho que no me quería, sólo no quería lastimar a nadie, pero...

¡¿Quién mierda se está interponiendo entre nosotros?!

Di un golpe a la pared embaldosada de los baños y, seguido, abrí la regadera dejando que mi cabeza se empapara de agua. Me importaba muy poco encontrarme sudoroso y agitado. Sólo quería mantenerme con la mente en blanco y eso podía conseguirlo con algo de agua sobre mi cabeza. Recosté mi frente sobre la pared y cerré mis ojos con fuerza, dejando que algunas gotas saladas que salían de mis ojos, se fueran con el agua.

Me costaba mucho aceptar que, por segunda vez, había sido rechazado por una chica que me gustaba. Aun cuando las situaciones eran diferentes.

Minutos después, busqué mi uniforme y me cambié para entrar a las últimas clases. Taehyung y Mínghào me observaron a lo lejos, pero solo los ignoré. Sé que ellos no tenían la culpa de nada, porque yo ni siquiera les había dicho nada de lo que había pasado, pero aseguraba que ellos ya tenían idea, especialmente Mínghào.

Las últimas clases transcurrieron de manera normal, el profesor de valores morales hablando sobre nuestros sentimientos y el profesor de química sobre los compuestos orgánicos. Para ser honestos, no preste ni la mínima atención en nada y aunque me jodía porque la siguiente semana vendrían los exámenes, no me interesó poner atención.

Cerca de las cuatro de la tarde, regresé a mi casa, saludé a mis padre y pregunté por Hanna, más sólo me dijeron que había salido con unas amigas al centro comercial. Pasé directo a mi habitación y me dejé caer contra el colchón de mi cama. Cerré mis ojos por algunos minutos, sintiendo como el sueño comenzaba a apoderarse de mí.

En realidad, no sé cuánto tiempo pasó, pero solo sé que, al abrir los ojos, el sol ya se había ocultado y mamá se encontraba asomada en la puerta. Pegué un pequeño respingo al verla ahí asomada, ya que todas las luces de mi habitación se encontraban apagadas.

―Mamá, me asustaste ―hablé, tallando mi rostro con mis manos ―. ¿Sucede algo?

―Lo siento, cariño ―soltó una pequeña risa y encendió las luces de mi habitación, para seguidamente, ocupar un lugar a mi lado ―. ¿Estás bien?

―Si, mamá ¿Por qué? ―fruncí el ceño, mostrándome extrañado.

―Te he visto decaído desde ayer ―mi madre acaricia mi rostro ―. ¿Sucedió algo?

¿Cuánta probabilidad había de qué mi madre notara que me encontraba mal por lo ocurrido con Mulán? Creo que era la primera vez que algo me afectaba en gran manera. No sucedió con Soohyun, mucho menos cuando me quitaron la capitanía, pero con Mulán las cosas habían sido diferentes. Era como perder el partido más importante de mi vida.

―La chica que me gusta no quiso salir conmigo ―murmuré, soltando un suspiro ―. Y la entiendo, al principio fui completamente borde con ella, mamá.

Mamá soltó una pequeña risa y me abrazó; probablemente estaba pensando en que mi comportamiento era inmaduro y patético, pero ella solo me susurró que las cosas estarían bien y que si esa chica me gustaba tanto como decía, que no me diera por vencido, porque, la peor lucha, es la que no se lleva a cabo.

―Afuera hay un amigo tuyo buscándote, cámbiate y recíbelo ―mamá dejó un beso en mi frente para, seguidamente, salir de mi habitación.

Supe que ese amigo era Mínghào, ya que, al revisar la mensajería de mi móvil encontré un mensaje suyo diciéndome que estaba afuera de mi casa. Solté un suspiro y con algo de pereza ‒pues seguía adormilado‒ busqué algo de ropa limpia en mi armario. Encontré un suéter negro y unos pantalones largos gris de algodón. Entré un momento al baño para lavarme la cara y luego salir.

Mínghào se encontraba mirando los vehículos que pasaban por la calle, levantando la mano para saludar a quien sabe quién. Carraspeé mi garganta y me acerqué a él, dándole un asentimiento de cabeza como saludo.

―¿Todo bien? ―pregunta, entregándome una lata de soda ―Después del partido prometo darte algo de soju.

―Hecho ―abrí la lata, al tiempo que me sentaba en la acera, siendo imitado por el pelinegro. ―. ¿Qué haces aquí?

Mínghào dio un sorbo a su soda y miró al frente, perdiéndose en la nada. No comprendí su comportamiento, pero tampoco le pregunté nada. Sorbí la lata de soda y la dejé a un lado de mí. Llevé mis brazos hacia atrás y me recosté en ellos, contemplando una gran luna y un cielo repleto de estrellas.

―Mulán me dijo que no quería salir conmigo ―hablé, recibiendo una risilla divertida como respuesta ―. Ah, ríete desgraciado ―comenté en broma.

―¿Te digo algo? Ya lo sabía. No eres muy bueno ocultando tus sentimientos, tonto ―golpeó mi hombro ―. Y lamento mucho que ella te haya dicho que no, pero eso no significa que debas darte por vencido.

―Eso mismo me dijo mi madre ―recobré la postura y tomé mi lata de soda ―. Creo que debería luchar por ella ¿Verdad?

―Por supuesto que si ―palmeó mi espalda, dándome una sonrisa.

Mínghào se mantuvo en silencio, sólo se escuchaban suspiros por parte de él. No sabía desde qué momento se había empezado a crear una atmósfera de incomodidad porque, al menos, eso era lo que yo estaba empezando a sentir en este momento.

―Mulán me gusta ―murmuró ―. Se lo dije, incluso la besé ―aplanó los labios ―. Lo siento mucho, Jungkook.

―¿Qué? ―mis párpados quedaron abiertos, y una risa incrédula escapó de mis labios.

―Ella te rechazo porque piensa que me lastimara si sale contigo ―chasqueó sus labios ―. Yo... realmente no quiero ser un impedimento para ustedes y aunque Mulán crea que me lastimara, sobreviviré, porque soy una persona fuerte y ustedes son mis amigos ―suspiró ―. No quiero que sean infelices solo porque estoy en medio. Que me guste Mulán, no significa que lucharé por ella.

―¿Entonces que harás, eh? ―mi coraje empezaba a fluir.

Mínghào sonrió y negó, alegando que yo seguía siendo esa persona temperamental y arrogante.

―Sólo quiero que ustedes estén bien ¿De acuerdo? ―volvió a palmear mi hombro ―. Mulán me rechazó porque eres tú de quien ella está enamorada y sé que tú también sientes lo mismo ―soltó otro suspiro ―. Hey, Jeon, es tonto que te diga que luches por la chica que me gusta, pero, ante todo, somos amigos y siempre procuraré por la felicidad de ustedes.

―Eso te convierte en un idiota ―rechisté en broma ―. Eres un buen amigo, gaznapiro.

―Lo sé, imbécil.

Y la conversación podía continuar hasta la madrugada, sin embargo, mi teléfono comenzó a sonar con algo de ímpetu. Con extrañez, miré la pantalla y luego el rostro de Mínghào, quien me miraba con curiosidad.

―¿Soohyun?

¡Kook, debes venir al local que está cerca del centro comercial! ―escucharla con la voz agitada me preocupaba, especialmente porque había mucho ruido y música muy alta ―¡Afuera hay un letrero en letras rojas que cita «All night» debes venir pronto, Mulán y Hyori están ebrias. Yo trataré de contactar a Mingyu, Taehyung viene en camino, por favor no tardes! 

2/8

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