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Capítulo 20: Buscando a Nemo, digo, a MíngHào


Pasados unos quince minutos, logramos dar con lo que estábamos buscando, que era la bandera de la dinastía de Silla, bueno, en realidad la encontré con ayuda de MíngHào y MinGyu. Encontramos también un par de objetos en el camino. Honestamente, no sabíamos si era muy fácil eso de la búsqueda del tesoro o simplemente estábamos teniendo suerte.

Era un día bastante fresco y agradecía que el sol estuviera oculto bajo todas esas nubes. Solté un suspiro y me dejé caer cerca de los arbustos que se encontraban a un lado de mí. Aun no entendía por qué seguíamos aquí, ya que, técnicamente habíamos sido los primeros en encontrar nuestro objetivo y aparte, teníamos otros.

―¡Lo encontré! ―espetó MíngHào, reluciendo un antiguo brazalete de cobre ―. Estoy seguro de que le pertenece a uno de los grupos.

―A nosotros, por ejemplo.

Rápidamente golpeé mi frente con la palma de mi mano. Eran ellos otra vez, aunque esta vez se habían juntado con una chica y, a mi parecer, no parecía muy cómoda con que nosotros hayamos encontrado su objeto.

―Hola, Mulán ―saludó DongMin.

Levanté las cejas a modo de saludo y aparté la mirada segundos después. MinGyu se acercó junto con MíngHào, por lo que HyoRi y yo nos quedamos inmóviles detrás de ellos. DongMin se acercó junto con sus otros amigos y la chica ‒quien no parecía ser amistosa‒, se nos quedó viendo de muy mala manera a HyoRi y a mí.

―Danos eso ―pidió JinWoo.

―¿Y si no quiero? ―MíngHào sonrió socarronamente.

―¿Quieres acabar lo de la otra vez? ―esta vez fue MyungJoon ―Te aseguro que no te la dejaré tan fácil.

―¿Quieren esta porquería? ―MinGyu le arrebató el brazalete a MíngHào y se lo enseñó al trío de chicos que parecían estar hipnotizados ―Pues vayan por él.

En menos de un parpadeo, MinGyu había lanzado el brazalete al interior del bosque, o al menos eso creía, ya que pude ver como se lo entregaba a MíngHào por detrás de su espalda. MyungJoon, DongMin y JinWoo, habían salido corriendo detrás del objeto, sin embargo, la chica permanecía con la mirada puesta en nosotras.

HyoRio frunció el ceño y se acercó a ella, sin embargo, la chica sólo la hizo a un lado y se acercó a MinGyu. El pelinegro elevó las cejas, quizás, un poco sorprendido e incluso logró mover el cuerpo de MíngHào. Toda su atención iba entorno al pelinegro de vestiduras oscuras. La chica elevó las comisuras de sus labios y de la parte trasera de su pantalón, sacó un pequeño papel de color rosa.

―¿Qué se supone que es? ―preguntó, mirando con desconfianza a la chica.

―Es para oppa. Por favor, acepta mis sentimientos ―la chica bajó un poco su cabeza y extendió el pequeño papel de color rosado.

―¿Qué? ―HyoRi lucía sorprendida ―No, no te puede gustar este chico.

―¿Por qué no? ―preguntó el mencionado.

―Si, HyoRi, ¿Por qué no? ―tuve que darle un golpe a MíngHào para que no interviniera en la situación ―. Auch, Mulán.

La chica frunció sus labios y volvió a apartar a HyoRi del lado de MinGyu, quien cada vez parecía más confundido. La desconocida ‒por el momento‒ medía cerca del metro con cincuenta, su cabello es castaño y tiene pequeñas ondas en las puntas. Al principio puede lucir tierna, pero ahora no lo parece. Su rostro ceñudo y mejillas abultadas no son tan tiernas como creí, sin embargo, cuando se trata de MinGyu, cambia todo su semblante y muestra una perfecta línea de dientes perlados.

―Para empezar ¿Quién eres? ―MinGyu aceptó el pedazo de papel y miró a la chica con intriga.

―Soy Kang EunBi, te he seguido desde que iniciaron las clases, pero es ahora que me he decidido a confesarte mis sentimientos ―las mejillas de la chica se tornaron de un lindo color rojizo ―. Me gustas mucho, MinGyu oppa.

―No, no puede gustarte MinGyu. Ni siquiera lo conoces, no te lo permito ―HyoRi se engancho al brazo del chico y lo dejó a sus espaldas ―. Llévate tus sentimientos a otro lado, aquí no los necesita nadie.

―¿Puedo decir algo? ―preguntó el chico.

―¡No! ―exclamó la peliplata ―Escucha, Kang como te llames, MinGyu es mío ¿Okey? No quiero verte cerca de él, porque te juro que nunca más volverás a ver la luz del sol.

El rostro de EunBi palideció, ya que, a medida que HyoRi iba hablando, comenzaba a acercarse a la castaña, misma que retrocedía con cada paso y palabra. La castaña asintió frenéticamente y de un solo movimiento, arrebató el pequeño papel rosado de las manos de MinGyu y desapareció de nuestro campo de visión.

Una vez que HyoRi se voltea y nos mira, se dibuja una sonrisa desdeñosa en su rostro y pasa por un lado del más alto, palmeando su hombro mientras susurra un "De nada" para él. El pelinegro no parece haber procesado toda la información, ya que, luego de que la chica pasa por su lado, no pierde ni un sólo segundo y camina detrás de ella, hasta dejarnos a MíngHào y a mí atrás.

―¿Cuanto a que terminarán saliendo antes de que se termine el viaje?

―Es muy poco tiempo, pero apuesto a que al menos antes de la graduación, estarán saliendo.

MíngHào asintió y con su puño frente al mío, cerramos el trato.

Regresamos al quisco, donde nos esperaba el guía con un refrigerio para todos los que fuéramos llegando. De todas las direcciones de Seong-dong, comenzaron a aparecer estudiantes de nuestro curso y de los otros, sumándose a la fila que había empezado a formarse para reclamar el refrigerio y dejar los objetos encontrados.

JungKook y su equipo fueron uno de los últimos en aparecer, sin embargo, pude ver en las manos de TaeHyung un antiguo reloj de arena, y por las manchas en sus ropas, deduje que había sido una tarea bastante sucia. Aun así, lo que más me sorprendió, fue ver como nuestra compañera de tienda, venía abrazada del brazo de Kook, mostrándose completamente agradada.

¿Quién le dio permiso?

Luego de un baño y un gran almuerzo en el refrescante quiosco, jugamos otros juegos en equipo y uno que otro de carácter individual; así había pasado casi que todo el día, hasta que poco a poco comenzó a oscurecer. Ganamos algunos desafíos y perdimos otros, sin embargo, la experiencia fue muy divertida. Por el momento, vamos camino a la fogata que ha preparado el guía junto con los profesores de nuestra escuela. Los chicos caminan a la par de mí, hablando de cosas triviales y sin sentido.

Nos acomodamos en los puestos desocupados que estaba junto a las chicas, ya que, ellas habían prometido hacernos espacio. Terminé sentado en medio de HyoRi y MinGyu, ya que, por alguna extraña razón, habían empezado a evitarse, e incluso, ni siquiera se hablaban para insultarse. Era muy extraño, sin embargo, decidí no preguntar nada.

―¿No les parece que es una noche muy bonita? ―preguntó el guía ―Tengo una actividad para esta noche, pero no se preocupen, no tiene nada que ver con ir al bosque, mucho menos van a ensuciarse las manos.

La psicóloga se puso en pie, y acompañó al guía en el centro de la gran ronda ue habíamos formado entre todos.

―Chicos, la actividad que tenemos ahora, es un ejercicio de confianza ―no me gustaba como se escuchaba eso ―. Van a tomar a un compañero y van a hacerle preguntas de carácter personal, sin salirse de las normativas. La idea es conocer un poco más del otro.

Mi idea principal, era acercarme a Mulán y pedirle que hiciera grupo conmigo, ya que, en ninguna de las actividades pasadas, había podido estar cerca de ella y me molestaba demasiado, porque en verdad quería saber lo que me estaba empezando a ocurrir con ella. Necesitaba saber si podía confiar en lo que sentía. Sin embargo, las cosas no fueron posibles.

―¡Kook, vayamos juntos! ―Somi tomó mi muñeca y me arrastró a unos puestos lejos de la castaña, quie ahora me miraba un poco decepcionada.

―Pero... ―quise decirle que ya tenía compañera, pero a ver como MíngHào se le acercaba y la tomaba de las manos, supe que ya era muy tarde. Me resigné y realicé la dinámica con Somi.

Pasada una hora y media, terminé sentado en un grupo diferente a mis amigos. Compartí con ellos la tan esperada barbacoa y luego de un rato de una aburrida charla de como el tal Honsuk había escalado uno de los árboles de Seong-dong para rescatar un pequeño gato decorativo, me puse en pie y me adentré a mi tienda de campaña. Me encontré con MíngHào y TaeHyung preparando un bolso con linternas, alimentos y termos con agua. Había olvidado que ellos harían búsqueda de fantasmas en la noche.

―Nos vemos más tarde, chicos ―ambos sacudieron sus manos y saliero de la tienda en dirección al bosque.

Una vez que ellos desaparecieron, MinGyu se acercó a mí, sin embargo, no parecía estar muy seguro de lo que sea que fuera a preguntar. Mientras esperaba a que él decidiera hablar, aproveché para ponerme algo un poco más cómodo, así que saqué un pantalón largo de algodón y una sudadera de color gris de mangas largas.

―¿Cómo sabes cuando alguien te gusta? ―preguntó, dejándome completamente sorprendido.

―¿Qué?

―Vamos, no pienso repetirlo ―se quejó, mostrándose muy avergonzado, ya que sus mejillas estaban encendidas.

―Viejo, cuando alguien te gusta, quieres verla todo el tiempo. Buscas cualquier excusa para estar cerca o incluso para molestarla y llamar su atención. Simplemente no sabes cómo suceden las cosas, pero un día el sentimiento aparece y no puedes evitarlo porque, con el pasar de los días, comienza a crecer.

―¿Seguimos hablando de mi pregunta?

Recién caigo en la cuenta de que no trataba de responder la pregunta de MinGyu en sí, más bien, acababa de darle respuesta a lo que me estaba sucediendo. Mulán me gustaba, incluso más de lo que llegué a pensarlo.

―¡Chicos, MíngHào ha desaparecido!

―¿Cómo es posible que se haya desaparecido ese tonto? ―preguntó HyoRi, abrigándose con sus brazos, mientras se aferraba al brazo de Mulán.

―Es que estábamos intentando buscar a los fantasmas de las tres chicas, y-

―Tae, ya te dije que es solo una leyenda ―su novia le cortó las palabras.

―¡Es que, si existen, amor! ―sus ojos se expandieron, e incluso su voz se elevó ―¡Vimos a las tres chicas y por eso salimos corriendo! Pero no pensé que MíngHào se había quedado muy atrás de mí, y cuando quise regresar, me dio muchísimo miedo. Por eso recurrí a ustedes.

No sabía si era buena idea confiarnos de las palabras de TaeHyung, sin embargo, teniendo en cuenta que en la mañana nos habíamos encontrado con un supuesto guardia que jamás existió y del cual, no volvimos a saber nada, no sé qué pensar. El crujido de una rama en el suelo nos alertó y las chicas no dudaron en gritar y aferrarse a lo más cercano que tenían. En el caso de Mulán, yo.

Levanté disimuladamente una de mis comisuras y aproveché la oportunidad para rodear su cuerpo con mi brazo. MinGyu se encargó de HyoRi y Tae estaba con SooHyun.

Parecíamos estar en una película de terror, donde justamente nos adentrábamos a nuestro sendero de la muerte.

―Nos volvemos a ver, jóvenes ―la voz a nuestras espaldas, nos hizo pegar un brinco del susto. El señor de esta mañana estaba ahí, sonriéndonos enormemente ―. Les dije que no se separarán mucho de sus... ¡Auch! ¡Oye, detente!

―¡No existes, no eres real, vete, sigue la luz, fantasma deambulante! ―HyoRi comenzó a golpear la cabeza del señor con la linterna que antes se encontraba en mis manos.

―¡Oye, yo no soy un fantasma! ―habló el sujeto ―¡Detente, pequeña insolente!

Entre MinGyu y yo, logramos detener los golpes de la peliplata. El señor comenzaba a pasar sus manos por las partes afectadas y HyoRi no paraba de temblar. Mulán corrió a entregarle un poco de agua del termo de TaeHyung y, luego de que estuviera más tranquilo, nos confesó que no era ningún guardia del lugar, sólo era el antiguo dueño y, con frecuencia, solía visitar el bosque y asustaba a los visitantes.

En la mañana se había encontrado con el guía y le había dicho que estaría dando vueltas por los alrededores, y se iría en la noche, sin embargo, no lo hizo, porque de alguna manera, sospechaba que nos adentraríamos al bosque para capturar fantasmas.

―Entonces, si usted no es ningún fantasma ¿Ellos tampoco? ―señaló MinGyu a nuestras espaldas.

La silueta de tres personas comenzaba a hacerse visible a medida que se iban acercando. Parecían flotar y sus vestiduras en un intenso blanco brillante, no era que ayudaran mucho. El señor se puso en pie y se aferró a mi brazo, mostrándose completamente asustado por lo que todos estábamos viendo.

―¡Tengo miedo! ―gritó Tae.

―¡MinGyu, si no sobrevivimos, quiero que sepas que me gustas muchísimo!

Los ojos del mencionado se ampliaron, sin embargo, ninguna palabra salió de su boca.

Mulán escondió su rostro en mi pecho, y aunque quería creer que nada de esto era real, el miedo comenzaba a apoderarse de mí. Para empeorar la situación, el agarre de algo agarrando mi pierna me hace querer salir corriendo, aun así, mis piernas no se mueven. Con cuidado miró hacia abajo y puedo ver un brazo estirado y una mano agarrada a mi pierna, seguido, un cuerpo sale de los arbustos de al lado.

¡Es MíngHào!

El idiota reluce una sonrisa, sin embargo, a los segundos la borra al notar que hay algo peor que su molesta presencia.

Si no sobrevivimos, quiero que sepan que siempre seré el mejor jugador de lacrosse que hayan conocido.

―¡Mierda, miren sus caras! ―una estruendosa risa se apodera de nuestro campo auditivo, seguida de otro par más.

―¡Esta es nuestra venganza, putos! ―MyungJoon se retira la peluca de su cabeza y choca su mano con sus amigos.

―Las nenas están asustadas ―le sigue JinWoo ―. Esto es para que no se vuelvan a acercar a nosotros, imbéciles del lacrosse.

Los tres idiotas pasan por nuestro lado, soltando palabras malsonantes y burlas hacia nosotros. Comienzo a relajarme y al mismo tiempo siento como el enojo se apodera de mí; intentó moverme pero no puedo, y es que ¡¿Cómo demonios voy a poder hacerlo si MíngHào cuelga de uno de mis brazos y el antiguo dueño del lugar se ha montado en mi espalda?!

―¡¿Te gusta MinGyu?! ―Tae logra llamar la atención de todos.

―¡Claro que no!

―¡Te escuché muy claro, HyoRi, te gusta MinGyu!

―¡No, no es cierto! ―la peliplata se tapa los oídos con las manos y empieza a correr de vuelta al campamento mientras dice: ―¡No te escucho, tengo orejas de pescado!

Bien, parece que las cosas se salieron un poco de control, y algunos dijimos y pensamos cosas que no debimos. Aunque, por otro lado, me alegra que Mulán aun siga aferrada a mi cuerpo, sin embargo, MíngHào no ha querido separarse de mí, mucho menos el señor y para mi mala suerte, sólo estamos nosotros en medio de toda la oscuridad.

Genial. 

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