Capítulo 17: Dulce ardor
Entre risas divertidas y un par de bolsas en nuestras manos, atravesamos las rejas de mi casa, así mismo, también lo hicimos con la puerta principal de mi casa. SooHyun y HyoRi dejaron de reír una vez que entramos, sin embargo, aún no sabía por qué habían dejado de hacerlo.
Eran cerca de las siete de la noche, y un cuarteto de chicos se encontraban reposando en la sala de mi casa. Tres de ellos con moratones en el rostro y pequeños hilos de sangre escurriendo de sus labios. Tanto las chicas como yo, nos miramos y tallamos nuestros ojos para ver si se trataba de algún chiste o alguna alucinación.
TaeHyung tenía un corte en el labio y parte de su pómulo derecho hinchado, MíngHào tenía un pequeño moretón en su pómulo izquierdo y heridas en su frente, por último, tenemos a Jeon JungKook con una herida en su labio inferior y pómulo izquierdo. ¿Lo peor? Los tres sonreían tan satisfechos, como si no estuvieran heridos y acabaran de salir de un parque de diversiones.
―Todo es culpa de TaeHyung ―comenta MinGyu, quien se encontraba sano y salvo en el gran sofá de color azul.
―¡MinGyu, habíamos quedado que la culpa la iba a tener MíngHào! ―espetó TaeHyung con algo de indignación.
―¡¿Iban a acusarme a mí?! ―el mencionado se puso en pie, mostrándose completamente ofendido ―. Que poca madre tienen, en serio.
―Eras el más fácil de culpar ―Kook levantó los hombros con relajo.
En lo que esos tres armaban una discusión sobre quién tenía la culpa, JiHyun se apareció por el pasillo que está en dirección al baño de invitados. Traía consigo un botiquín de primeros auxilios y lo dejó en mis manos. Retiró mis bolsas y la de las chicas, luego, nos hizo señas para que curáramos a los tres perros rabiosos que parecían querer arrancarse la cabeza con sus manos.
―Yo me libro de esta responsabilidad ―HyoRi se sacude las manos y corre a sentarse a un lado de MinGyu.
―¡HyoRi, vuelve aquí! ―replica SooHyun ―¡Y tú, Kim TaeHyung, en este momento me vas a decir cómo es que terminaste así!
El mencionado se alarmó y corrió a esconderse detrás del cuerpo del chico de cabello más largo. Tanto Kook como MíngHào me observaban a la espera de alguna palabra que saliera de mi boca, sin embargo, no sabía qué decir. ¿Qué se supone que debo decir? ¿Tengo que regañarlos? No lo creo, ni siquiera soy la madre de alguno.
Suelto un suspiro y finalmente habló.
―Vayamos a mi habitación, ahí estaremos más cómodos ―paso en medio de MíngHào y JungKook ―. Tú, lleva esto.
Le hago entrega del botiquín a MíngHào, quien rápidamente hace una mueca de disgusto por el reciente peso que he dejado en sus brazos. Las chicas no tardan en seguirme, dejando a los chicos ‒a excepción de MinGyu‒ con el resto de las bolsas que anteriormente traíamos
Una vez que estamos en mi habitación, es MinGyu quien nos hace un resumen de lo que ocurrió durante el entrenamiento que estaban teniendo en la escuela. Dice que DongMin y sus amigos se acercaron para buscarles problemas y para pedirle a JungKook que se alejara de mí; sin embargo, los chicos lo que hicieron fue burlarse de los recién llegados. TaeHyung intervino porque acababan de insultar a MíngHào y terminó peleando con un tal Park JinWoo porque hizo un mal comentario sobre su relación SooHyun.
Vale, vale, TaeHyung tenía motivos para iniciar una pelea, pero ¿MíngHào y JungKook qué motivos tenían? Posiblemente ninguno. MíngHào se excusa de que lo llamaran idiota, y Kook dice que DongMin fue quien lo provocó.
―Son todos unos completos selváticos ―niega HyoRi en lo que pasa una bolita de algodón por el pómulo de MíngHào.
―Lo dice la chica que casi me lanza una silla en la playa. En fin, la hipocresía ―MinGyu se mantiene alejado de todos nosotros, específicamente en el centro de mi cama.
―¿Quieres callarte? Te duele tanto que no te esté dirigiendo la palabra, idiota.
―Al final del año terminarás gritando mi nombre, tonta.
El cuarto queda en completo silencio. Los ojos de todos nosotros quedan bien abiertos, casi al punto de que están por salirse de nuestras órbitas. HyoRi comienza a ponerse de un intenso color rojo y MinGyu recién se da cuenta del significado de sus palabras.
―¡No de esa manera, marranos!
El cuarto sigue sumido en un incómodo silencio en el que HyoRi, SooHyun y yo nos concentramos en curar las heridas de cada uno de ellos. En estos momentos me siento nerviosa porque estoy limpiando las heridas de JungKook y justo tiene un corte en su labio inferior; fue muy sencillo curar la herida de su pómulo, pero en su labio...
He pasado saliva con dificultad más de tres veces, y él no deja de mirarme, lo cual, sólo hace del momento un poco más incómodo de lo que ya es. A mi cabeza se vienen las imágenes de la vez que caí sobre él y mis labios se tocaron con los suyos. Fueron tan cálidos y tan suaves que en algún momento desearía volver a tocarlos, pero no ahora, mucho menos cuando mi habitación está super invadida.
―Mulán ―susurra Kook, sacándome de mi trance.
―¿S-si?
―Me arde, debes retirar el algodón ―inmediatamente me alarmo y retiro la bolita de algodón de sus labios.
Me apresuro en pasar un pañito limpio sobre estos y evitar que el alcohol llegue a tocar el interior de su boca. No noto que estoy tan cerca de él, hasta que mi nariz choca con la suya. Mi rostro se enciende y retrocedo tanto que terminó estampando mi trasero contra el suelo. Todos me miran con curiosidad al tiempo que también lo miran a él, quien sólo prefiere sonreír.
―Si necesitan espacio, sólo deben decirnos, eh ―menciona TaeHyung, subiendo y bajando las cejas con picardía.
Pasada de las nueve de la noche, JiHyun nos prepara algo de comer. Nos acomodamos en el comedor y empezamos a degustar de todos los platillos que nos ha hecho. Hay Kimchi, Bibimbap, Japchae, Bulgogi y Bingsu de postre.
La puerta principal fue abierta, dejando a mi padre a la vista, quien venía acompañado por el padre de DongMin y más atrás, el antes mencionado. Su sorpresa fue grande al ver que todos los chicos con los que se había peleado se encontraban en el comedor junto conmigo. Papá saludó a los chicos, le agradaban mucho.
―Buenas noches, muchachos, están en su casa ―los chicos corrieron a hacerle una reverencia al mayor ―. DongMin, hijo, puedes quedarte con los chicos, son inofensivos.
«Claro» Pienso de manera sarcástica.
El chico niega repetidas veces, pero es su padre quien lo empuja y lo deja en medio de MíngHào y JungKook. DongMin pasa saliva con dificultad y en su rostro es muy palpable el temor. Los otros dos se mantienen muy sonrientes y con emoción, dejan algo de Bulgogi frente a él. Todo sería normal, e incluso yo lo comería, pero no parece tan gentil como se muestra. TaeHyung corrió a buscar un poco del picante de papá, se le obsequiaron una vez que viajó a México y dejó caer un poco sobre el Bulgogi.
―Adelante, come un poco, de seguro estás hambriento ―murmura MíngHào.
―N-no, y-yo estoy a dieta, gracias ―DongMin hace el amago de levantarse, pero JungKook no se lo permite.
―Por favor, no nos hagas este desprecio, come un poco con nosotros, así de paso nos disculpamos por lo que sucedió hoy, creo que exageramos muchísimo ―el pelinegro reluce una sonrisa desdeñosa, cargada de mucha maldad, así mismo, MíngHào también lo imita.
HyoRi se muestra emocionada, mientras que SooHyun y yo comenzamos a temer que algo malo vuelva a ocurrir entre ellos. Si antes creía que los chicos estaban hechos un desastre, déjenme decir que no se compara con lo que le hicieron a DongMin en el rostro. ¿Cómo es que lograron arrancarle un mechón de su cabello? Su nariz estaba hinchada y ambos pómulos estaban igual.
Changbin se mantenía absorto a todo, sólo se dedicaba a comer y a robar comida del plato de HyoRi.
―¡D-déjenme ir, por favor! ―lloriqueo el chico ―Les prometo que haré lo que me pida, pero déjenme ir.
―Chicos, por favor, ya déjenlo en paz ―hablé.
Llevé mi cabello hacia la parte de atrás y caminé alrededor de la mesa para llegar al puesto de ellos y hacer que MíngHào y JungKook dejaran al pobre chico en paz. DongMin sonrió, esperanzado de que fuera yo quien lo salvara de los chicos. Arrastré al chico lejos de la mesa y lo llevé hasta la puerta de mi casa, donde pretendí salir con él, pero, en su lugar, sólo abrí la puerta y esperé a que él saliera para luego cerrarla frente a sus narices. Creo que fui muy brusca, debido a que por la ventana pude observar como de su nariz escurría un gran chorro de sangre.
―¡Dios mío! ―llevé mis manos hasta mi rostro.
Los chicos corrieron hasta llegar a mí y vieron lo que estaba pasando. MinGyu palmeó mi hombro y, por primera vez, desde que lo conozco, lo vi sonreír.
―Estoy tan orgulloso.
―¡Chicos, DongMin se está desangrando por mi culpa! ―quise correr hasta mi habitación para traer el botiquín, pero no me lo permitieron.
JungKook tomó mi brazo y de un solo jalón, dejó mi cuerpo contra su pecho, mientras soltaba risas divertidas.
―¡No, Mulán, no vayas a curarlo! ―habló TaeHyung ―Te falta más barrio.
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