08
—Y dime, Namjoon hyung, ¿cómo vas con ese adorable chico de pelo rosa? —preguntó Jimin ansioso por saber la respuesta. Sabía que ese tema le incomodaba a Namjoon hasta tal punto de que sus mejillas tomaban un color rosa muy tierno, pero era un día lunes, lo que significaba que no se habían visto ni hablado durante todo el fin de semana, por lo que él tenía curiosidad sobre el progreso de su amigo.
—¡Oh vamos, Jimin! ¿De verdad te lo tengo que contar? —refunfuñó cruzándose sobre la mesa.
—¡Claro que sí! Tenemos toda la hora de almuerzo para hablar sobre eso —mientras Jimin devoraba la ensalada que prepararon con Yoongi la noche anterior, veía con suma diversión como su acompañante se cubría el rostro con las manos, inundado por la vergüenza que le provoca hablar sobre la persona que le gustaba.
—Bien, a ver....con la ayuda de Taehyung conseguí su numero, comenzamos a hablar y me aceptó una invitación —Namjoon se descubrió el rostro y se acercó aún más, como si le fuera a revelar el secreto de la existencia humana—. Jimin, no te imaginas lo hermoso que es, si en fotos ya es muy lindo, en persona me deja babeando.
Jimin contuvo un gritito de ternura—. Namjoon-ssi, tienes que presentármelo, quiero ver si de verdad merece tu corazón, ya sé que lo he visto en fotos y todo, pero me gustaría hablar con él, ¿me lo presentarías algún día? —lo que más anhelaba Jimin, era que su amigo nunca perdiera aquella felicidad, le encantaba verlo radiante y contento, y sabía muy bien que el causante de aquello era ese chico de cabello rosa con rostro angelical.
—Pues claro, pulgita, déjame tenerlo bajo mis redes y te lo presentaré como mi novio.
—¡Hey! Ya sé que soy bajo, pero no te he dado el derecho de decirme pulga —se quejó Jimin intentando parecer rudo y molesto por el reciente apodo aplicado en su persona.
Su acompañante solo sonrió burlón y le mostró la lengua, haciendo que Jimin estallara en risas por lo infantil que había sido esa acción, definitivamente se lo esperaba de cualquier persona menos de Namjoon.
♤♤♤
Cuando llegaron a casa con Yoongi, se echaron en el sillón y prendieron la televisión—. ¿Qué tal la universidad? —inquirió el pelinegro con una sonrisa.
Jimin suspiró cansado y bufó molesto al recordar todas las clases que tuvo que soportar—. Todo bien, lo mismo de siempre, aunque con Namjoon se pasa rápido y entrete...
Su oración fue bruscamente interrumpida por una mano que se posó sin ninguna delicadeza en en su boca—. Silencio —Yoongi se irguió en el sillón y apagó la tele, frunció el entrecejo y miró discretamente hacia la ventana, de reojo se podían ver sombras que se movían, estaban por fuera, rodeando la casa—. Jimin, ve a tu cuarto —y mientras de su espalda baja sacaba un arma de fuego que se asemejaba a una mini-metralleta con silenciador, una pequeña sonrisa afloraba en los delgados labios de Yoongi—. Cubre tu ventana con un mueble, y bloquea la puerta —le susurró a medida que lo empujaba con insistencia hacia su habitación—. Y sea lo que sea que escuches, no salgas. Si lo haces, tu muerte es segura.
Las ventanas de su hogar estallaron en miles pedacitos de vidrio y entraron dos personas completamente de negro, Yoongi disparó a una y le dio en la cabeza, volvió a disparar y a la segunda le dio en el lado izquiero, justo en el corazón—. Vamos Jimin, a tu habitación.
Aún asombrado y en un leve estado de shock, Jimin corrió hacia su cuarto cerrando la puerta justo cuando Yoongi saltaba para atrás del sillón e irrumpían en su hogar desde la puerta principal . Tomó la silla que estaba junto a su escritorio y bloqueó la entrada a su pieza, fue hacia su armario y tiró al suelo todo lo que tenía dentro, ropa, perfumes, cremas, cajas, absolutamente todo, y una vez estando vacío, lo arrastró junto a su ventana. Sumiendo su dormitorio a una leve y tranquilizadora oscuridad.
Corrió hacia su cama y se escondió debajo de ella, quedando a la espera de lo que ocurriera posterior al tiroteo que se estaba librando en el living de su hogar. Afuera se escuchaba una ametralladora, una escopeta e incluso logro distinguir levemente -porque tenía el silenciador puesto- el sonido del arma que portaba Yoongi, tranquilizándolo en cierto sentido.
«Por favor que no le pase nada»
Sus manos sudaban y temblaban, su cuerpo estaba helado, tenía un nudo en el estómago, y se sentía extremadamente débil. Todo empeoró cuando el disparar de lo que suponía era el arma del pelinegro dejó de oírse, en aquella batalla solo se siguió oyendo la ametralladora y la escopeta.
Un ultimo disparo y todo a su alrededor se sumió en un silencio sepulcral. Fuertes golpes azotaron su puerta y una voz cansada y débil se dejo oír desde el otro lado—. Jimin...déjame entrar.
«Yoongi»
Salió rápidamente de debajo de la cama, quitó la silla y abrió la puerta, Yoongi literalmente cayó a sus pies totalmente exhausto por lo sucedido anteriormente. Con la poca fuerza que le quedaba en su cuerpo se arrastró hacia dentro y Jimin volvió a cerrar y a trabar la puerta, temiendo que alguien pudiera verlos e ir por ellos.
Se arrodilló ante el pelinegro y le tomó el rostro con desesperación acumulada, su piel blanquecina y su cabello estaban llenos de polvo y sangre, su brazo y su pierna derecha sangraban de forma excesiva, y al ver tanta sangre emanar de una sola persona, no pudo evitar sucumbir ante el pánico—. ¿Está bien? Está herido, hyun ¿Se vas a morir? Por favor dígame que no se vas a morir.
Yoongi soltó una leve risa y con un poco de esfuerzo logro enderesarse—. Tranquilo, bonito —lanzó la ametralladora lejos de su alcance—. Solo me llegó una bala en la pierna, y me di uno que otro porrazo, pero esos imbéciles están bien muertos en tu living y yo sigo aquí, aún no me voy a morir —tomó el rostro de Jimin y le dio un beso en los labios para evitar que volviera a hablar, dejándolo aún más perplejo de lo que ya estaba.
—Necesito llamar a Hoseok, ¿Tienes tu celular? El mío se destruyó allá afuera.
Jimin rebuscó en los bolsillos de su pantalón y le tendió su celular, Yoongi lo tomó y tecleó un número con rapidez. Con una mano se apoyó en la pared e intentó levantarse pero su pierna estaba demasiado herida como para soportar su peso, y al oír el quejido de dolor que dejó escapar el pelinegro, Jimin logró salir de su estupor y acercarse para ayudarlo. Lento pero seguro, caminaron hasta su cama y se sentaron allí.
—Hola, Hoseok, ¿Adivina qué?
Yoongi se reía, y al mismo tiempo hacia muecas de dolor—. Así es, hermano, esos hijos de puta irrumpieron en la casa de Jimin hace unos cuantos minutos —hizo una pausa, Jimin solo escuchaba la voz alterada de Hoseok al otro lado de la línea—. Sí sí, estoy bien, tranquilo, lo que necesito son refuerzos, estoy seguro de que vienen más en camino.
—No...es culpa mía, hace bastante tiempo les di la orden de que dejaran de escoltarme... —El tono de voz de Yoongi había bajado considerablemente, solo para evitar que Jimin escuchara la conversación, puesto que no quería hacer que se sintiera responsable de lo ocurrido—. Hoseok, no es el momento ni el lugar para hablar de eso, retomaremos esta conversación luego, en el cuartel —y Yoongi colgó, devolviéndole el celular.
Jimin miró a Yoongi, su piel demacrada, su expresión de cansancio, sus hermoso ojos gatunos con una expresión tan triste y melancólica, su pecho que subía y bajaba muy tranquilamente, como si momentos antes nunca hubiera pasado nada, como si momentos antes nunca hubiera matado a nadie. Y obviamente que no podía faltar esa pequeña y dulce sonrisa que siempre estaba presente—. Estoy bien, pequeño, no me mires así. Estoy respirando, es lo que importa —Jimin asintió, se sentía más mal de lo que creía .
—Oh vamos, ven acá —Ante ese llamado se acercó al cuerpo de Yoongi y lo abrazó con fuerza, inundando sus fosas nasales con el aroma que emitía el cuerpo del pelinegro...sudor con perfume y tierra. Mas adictivo de lo que se imaginó—. Aún me tendrás por mucho tiempo aquí —y un sonoro beso fue a parar a su cabeza, logrando que la tensión de su cuerpo disminuyera un poco.
—¿Está muy herido? —preguntó Jimin con tristeza, aún aferrado al cuerpo de la persona que estaba fuertemente arraigado a su corazón, temiendo que si llegaba a soltarlo volvería a estar a punto de perderlo—. ¿Tendremos que ir a algún hospital?
—No, nada de hospitales, solo me rozó una bala en el costado, mira —Yoongi se separo de él y se levantó la camisa, dejando al descubierto su torso lleno de blanquecinas cicatrices que delataban la cantidad de veces que fue herido anteriormente. Pero en el costado derecho, había una pequeña laceración que sangraba, como si te hubieran cortado con un cuchillo—. Otro idiota me dio en la pierna —un pequeño agujero se hacia notar en el muslo izquierdo—. Y un tipo me tomó por el cuello e inteno ahorcarme, cuando logré liberarme me tiró de espaldas contra el suelo —Jimin asintió levemente y se paso una mano por sus rubios cabellos, intentando controlar algunas lagrimas que punzaban por salir. El estado en el cual se encontraba Yoongi le preocupaba en demasía, no quería ni imaginarse el dolor que debía de estar sintiendo en estos momentos.
—¿Y tú? ¿Te encuentras bien? —Inquirió el pelinegro.
Jimin lo miró—. Estoy bien, solo tengo un poco de miedo, no estoy acostumbrado a esto, además...¿dónde se supone que viviré ahora? —preguntó mirando a su alrededor, su cuarto quedo hecho un desastre, y de seguro el living de su casa estaba mucho peor, lo mas probable es que ni siquiera la puerta haya quedado en pie.
Yoongi se rió y le llenó la cara de pequeños besos, haciendo sonreír a Jimin—. Tal vez vivas aquí mismo, con la única diferencia de que ahora pondré a tu disposición unos veinte hombres para que vigilen tu casa día y noche, y lo mas probable es que Namjoon se tenga que venir con nosotros en la tarde, o la otra opción será que vivas conmigo en el cuartel principal —Yoongi le tomo la mano y le dejo un tierno beso—. Jimin, esos tipos nos quieren destruir a toda costa. Los federales no pueden ayudarnos porque para ellos nosotros no existimos, con la ayuda de nuestros hackers borramos nuestra identidad de su base de datos —Yoongi suspiró—. Allá afuera mate a cinco personas, y nunca me van a buscar para que pague por eso...porque apenas mis huellas digitales y otras cosas lleguen a parar a la estación de policías, nuetros hackers harán desaparecer toda esa evidencia.
—¿Por qué me está contando todo esto, hyung? —preguntó Jimin con un poco de temor.
Yoongi se inclinó y lo beso lentamente, con amor—. Porque necesitas saberlo...ahora estás oficialmente involucrado en una mafia, y una vez que entras, ya no hay salida —de la forma más provocativa que existe, el pelinegro se mordió levemente el labio inferior, y algo se encendió dentro de Jimin. Descubrió que su cuerpo lo deseaba, y no tenía ni la mas remota idea de como parar aquello.
Una sonrisa escalofriante apareció en los labios de su acompañante—. Vamos, Hoseok llegó —al instante después de que Yoongi dijera eso, sonó la bocina del hyundai azul de Hoseok.
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