Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

TREINTAICUATRO.

Jeon JungKook.

Dos días, el segundo plantándome en la entrada de su puerta y nada. Todo sigue igual, es como si su inigualable existencia se hubiera desvanecido cómo el agua entre las manos. Vuelvo a marcar su número, pero recibo la misma respuesta que las otras anteriores. La puta contestadora avisándome que tiene el celular apagado o está fuera de servicio.

La cabeza me está por estallar de tanto llorar intentando saber dónde diablos se metió. No sé nada, nadie quiere decirme nada y comienzo a pensar que voy a enloquecer o quizás, probablemente, ella fue solo un hermoso sueño para escapar de mi triste realidad. Me dejo caer en el sillón, mis pies descalzos tocan aquel tapete color morado donde la hice mía por primera vez, mis ojos se van nublando pasan los segundos y sé que volveré a llorar de nuevo.

El número con el cual usted intenta comunicarse…

—¡Maldita sea! —sollozo, esto no es justo— ¿Dónde estás?

Me estoy hundiendo en mi propia miseria. Tiene todo el derecho de estar enojada, pero traicionarme de esa manera. No puedo creerlo, no quiero hacerlo, ella no me haría eso, es imposible. No, debe de haber otra razonable explicación.

Seco mis lágrimas, me adentro a la cocina abriendo la nevera a por una botella de agua fría, mis lágrimas amenazan con salir de nuevo cuando veo las botellitas de leche de plátano en el interior, ella siempre me daba uno en el desayuno cuando me quedaba a dormir.

No puedo seguir así, de nuevo agarro mi teléfono, busco un número en particular, tengo en mente a otra persona, pero no sé si sea lo correcto. El tono de espera no dura mucho cuando me contestan.

Dime.

—Chaeyoung, ¿sabes algo de Maelie?

Silencio del otro lado de la línea, ella tendría que saber algo de mi rubia, son amigas y es la única en la empresa que sabe sobre nuestra relación. La escucho suspirar.

Escúchame, lo único que te diré y espero te conformes es que ella está bien.

—¿Dónde está? —la interrumpo antes de que termine, quiero hablar con Maelie, necesito explicarle las cosas, aunque sea para que tomemos una decisión sobre nosotros.

Te dije que te conformaras con que está bien. No quiere saber de ti, dale su espacio, JungKook, ha sido difícil para ella enterarse de… eso.

—Lo sabes.

Si, y no te preocupes, en la editorial nadie sabe o sospecha nada. Tu madre se ha encargado de hacerles creer a todos que Maelie y ella se encuentran de viaje de negocios.

Esto no está nada bien, ni siquiera he podido hablar con mis padres. La última vez, appa me reprocho el hecho de mentirles por tantos años, de lastimar a mi madre con la confesión que tire sobre su mejor amiga, mejor dicho, ex mejor amiga. Sé que no merecía saberlo así, estaba encabronado en ese momento, no lo pensé y ahora me arrepiento.

Salgo del edificio rápidamente pensando en otra forma de encontrarla. El pensamiento de que está con ese tipo no deja de atormentarme, mi lado oscuro dice que me traicionó y se fue en brazos de otro, sin embargo, mi parte racional me dice que no es así. Debe de haber una explicación para todo esto, Maelie no ha hecho nada malo, el único que ha arruinado todo soy yo y debo de hacerme responsable.

Me detengo al ver frente a mi auto a Jin hyung. Me mira con cansancio y alivio a la vez.

—Hyung, ¿qué hace aquí?

—Vine por ti, vamos a casa.

—No puedo —rodeo mi auto a punto de subirme, su mano me impide abrir la puerta— hyung, debo buscar a Maelie, por favor. Además no quiero irme a casa, deben estar mis padres, no me apetece cruzármelos.

—No, te irás conmigo, a mi casa.

Eso me resulta extraño.

—¿Y noona?

—Se fue a Daejeon por unos días a ver a su familia —lo miró incrédulo y añade— Kook, te quedarás conmigo hasta que te calmes. Anda vamos, dame las llaves yo conduzco.

No tengo la mente para pensar en otra cosa que no sea la rubia, a duras penas le entrego las llaves, rodeo el vehículo para subirme al asiento de copiloto donde me encojo revisando de nuevo mi celular. Absolutamente nada y eso me pone de mal humor. 

Miro hacia la carretera intentando pensar en algo que no sea ella, pero fallo como el mejor porque todo me recuerda a Maelie, absolutamente todo. No importa que tan insignificante sea, me encuentro asociándolo todo y he ahí mi problema, no puedo escapar.

Llegamos dónde hyung vive, camino con mi cabeza revuelta en pensamientos intrusivos que no me ayudan en nada. Me maldigo una vez más, debí decirle todo antes. Shiho lo hizo de una manera cruda y cruel. Yo le omitiría las partes insignificantes que no merecía saber que simplemente no eran relevantes para mí.

«Maldito cobarde» 

Intento una vez más cómo las otras veces, llegando a lo mismo, la contestadora. Y es ahí en que mi paciencia se acaba y decido darle lugar a una idea que me ha estado carcomiendo la cabeza ¿Y si llamo a su madre? Tal vez si le explico que Maelie desapareció ella pueda comunicarse, tal vez esa mujer que no conozco sea mi última pieza de salvación.

«Estás loco, has perdido el horizonte»

Mi última oportunidad antes de dejar que la desesperación me mate. No me doy cuenta cuando estoy en el interior del departamento, lo desesperado que me veo buscando el número de alguna persona de Recursos Humanos en la editorial para que me dé acceso al archivo de Maelie.

—JungKook-ah, ¿qué haces?

—Intentando ver si puedo comunicarme con la madre de Maelie. Tal vez esa señora sepa…

No termino la frase cuando Jin me arrebata el celular de las manos, puedo ver la expresión indignada en su delicado rostro. Si supiera que por dentro también lo estoy por tremenda y nefasta idea que se me cruzó.

—¡JungKook, basta! Déjala en paz, ella no quiere verte.

Lo sé, lo sé muy bien, pero no puedo detenerme, no quiero detenerme. Quiero verla, quiero estar con ella. ¿por qué nadie me entiende? La necesito.

—Dame el celular.

—¿Molestarás a esa mujer por un problema que no le compete? —esta enojado— ¿Harás que se preocupe por su hija a la distancia sabiendo que no te conoce? Serás tan imbécil de decirle que lastimaste a su propia hija, eres un egoísta. Maelie no quiere verte, acéptalo de una buena vez, metiste la pata hasta el fondo, ten los pantalones bien puestos de aceptar las consecuencias.

Me duele, cada palabra que sale de su boca me golpea duramente impactando en mi ego, en mis sentimientos, mi mente, alma y corazón. Tiene toda la razón y es por eso que decido derrumbarme una vez más. Lloro insosteniblemente, mis rodillas golpean el piso de parquet sin importarme el dolor en ellas.

Hyung acude a mi abrazándome, debo ser responsable de mis actos. Lastime a la mujer de la cual me enamore. Debo aceptar las consecuencias.

Pase la noche en el departamento de hyung. He recibido un enorme sermón por parte de Yoongi, quien me llamo desde Grecia al enterarse de lo sucedido. No sé cómo lo hizo. Escuchar otra vez que la dejara en paz solo hacia que me pusiera a llorar. Era como si quisieran protegerla solamente a ella mientras yo debía mantenerme sufriendo al margen.

Sé que no es una adecuada situación para mencionar esto, pero no había llorado tanto desde el final de Avengers Endgame.

«Dios, tu estupidez humana alcanza niveles insospechados, Jeon»

Ya sé que no es lo mismo, pero me siento una mierda por dentro. Que me recuerden lo que hice no ayuda. Y lo peor de todo es cuando le recalco a Yoongi hyung su mierda, él contesta con una estoica e inteligente respuesta que me deja peor. Si, él le mintió a la mujer que ama, pero lo que yo hice fue peor. No solo le mentí y escondí cosas a Maelie, sino que seguí el juego metiendo a más personas como Yeri y Minsuk o me acosté con Shiho.

Debía darle su espacio, esa era la principal suposición que hice a su reacción cuando escuchara decirle toda la verdad. Solo que no contaba con su total desprecio, en realidad, si contaba con ello, solo que no a esta magnitud.

La mañana al levantarnos es silenciosa. Hyung ha cocinado una exquisitez de jajangmyeon que no puedo pasar por el nudo en la garganta cuando decido inteligentemente ver las fotos de la rubia en mi celular. Nuevamente, me lo quita de las manos ignorando mis muecas infantiles con ojitos inocentes de Bambi, obligándome a comer. Se comporta peor que una madre sobreprotectora.

En el fondo se lo agradezco, realmente se lo agradezco.

—Sabes que sería bueno —lo miro— que descargues todo lo que tienes guardado dentro.

Es una buena idea, aunque no me apetece ir al gimnasio, siento que ni dando cientos de golpes a un saco de boxeo calmará mi interior. Eso solo ayudará a que mi rabia y desesperación aumenten dándole lugar a mis oscuros pensamientos carcomiéndome más la cabeza.

Parece que Jin me lee la mente, porque sugiere.

—Deberías escribir una carta —algo confundido lo miro con incredulidad, sonríe ladinamente añadiendo— quiero decir, que te descargues en una carta, a veces el escribir nuestros sentimientos puede ayudarnos.

—Suena a cliché —contesto de mala gana, recibiendo un coscorrón en mi frente con la palma de su mano.

Soné grosero, su intención es ayudarme, pero mi negatividad está en nivel mil y hasta yo mismo no me soporto.

—A lo que voy, cabeza de coco, es que escribas en una carta como te sientes, que descargues tu frustración allí —no es tan mala idea— tal vez una dedicada a Shiho expresando tu descontento —se acomoda en su silla cruzandose de brazos— otra hacia ti o a tus padres y una hacia Maelie con lo que sientes por ella para después quemarlas.

No escucho las últimas palabras porque tan solo el nombre de mi princesa me pone mal de vuelta. Agacho mi cabeza fingiendo probar un bocado de la comida cuando en realidad no quiero que vea que estoy a punto de llorar otra vez. Lo oigo suspirar, la silla chirriando sobre el piso.

Si deja rayones sobre la madera a Eunji noona no le gustará y Jin hyung recibirá un castigo. Eso me anima solo un segundo.

Regresa a la mesa sentándose de nuevo en su sitio, tiende al costado de mi plato un block de hojas y una lapicera azul. Se ha tomado en serio eso de la descarga. Lo miro con suplicio, no quiero hacerlo. Me insta con la mirada cómo madre obligando a su hijo a terminar sus deberes escolares.

—Primero termina de comer. Mientras lavo los platos y organizo la cocina, tú te quedarás aquí a escribir. Y quiero ver un buen descargo, ¿me entendiste, Jeon JungKook?

Asiento obediente. Ya que. Tal vez me sirva.

Luego de lo que se me hizo una eternidad escribiendo, que mis dedos se hincharan al igual que mis ojos de tanto llorar, tomo una ducha y en medio de ello decido que volveré a casa, necesito mis cosas personales. No puedo usarle sus pertenencias a hyung.

Además, mi mente dentro de todo el caos impetuoso me recuerda que estoy a nada de la fecha de mi examen final para recibirme de la universidad, por lo que decido que eso me ayudara a distraerme. Bendito sea el momento en que el destino decidió ponerme enfrente el mejor drama tele novelesco del momento.

Así que le comento a hyung sobre mi plan y él me deja ir. No le queda de otra, puesto que tiene que marcharse a trabajar y yo no suelo seguir órdenes. Pese a todo eso, me deja bien en claro que si no me calmo así como también intento alguna locura, me buscará para darme una buena tunda. Prefiero no arriesgarme.

Solo iré a casa a buscar mis cosas. Tal vez, darle tiempo al tiempo nos ayude a ambos. Yo la amo, ella me ama, esto solo es una crisis en nuestra relación que se va arreglar. Tal vez hasta nos fortalezca. Tengo fe de que así será.

«¿Y si no se arregla?»

Doy un portazo metiéndome al interior de mi habitación con ese pensamiento de mierda. Siento que voy a estallar de rabia cada que recuerdo la manera en que Shiho le confesó la verdad a Maelie. No tenía derecho, aún fuera parte de la historia. Era mi obligación confesarle mi pasado. Lo que más rabia me da es que le haya creído.

«¿Es eso o qué su firma estuviera en esa carta?»

Necesito una simple explicación de sus labios, necesito que me lo niegue para poder dejar de pensar tanto evitando alimentar aún más mi negatividad. Marco nuevamente su número sabiendo que no me contestará, sorpresa es la que me llevo cuando escucho una voz que me contesta del otro lado. No es la voz de mi princesa.

Hola, desde ya te digo que no quiere hablarte.

Mi estómago es una atroz batalla de retorcijones ardientes, de nauseabundo asco al escuchar la voz de su ex. Está con él mientras yo me estoy muriendo lentamente por ella. ¿Acaso es verdad que me traicionó? ¿tan poco valgo?

—Me importa una mierda, pásame a MI novia.

La burla en su risita aumenta mi irá.

¡No!, déjala en paz, Jeon, la lastimaste, ella está mucho mejor sin ti.

Estoy por cantarle las cuarenta, por anunciarle hasta de lo que se va morir porque yo me encargaré de hacerlo, sin embargo, me callo abruptamente cuando escucho el tono de llamada finalizada. Gruesas lágrimas caen por mi rostro, resoplo con fuerza, lanzo con furia contenida el celular hacia una de las paredes dañando ambas.

La puerta se abre dejándome ver la presencia sorprendida de mis progenitores. Es a quienes menos quiero ver.

—Te atreves a desaparecer luego de haber cometido varias faltas, vienes campante como si no te importará nuestra preocupación...

—JungHyun.

—...Te comportas como todo un animal salvaje faltándole el respeto a nuestra familia, ¿Dime qué te pasa?

—Nada.

Respiro con dificultad. Los celos me están invadiendo a una velocidad alarmante creando escenarios en mi mente donde ella es de otro. Donde ella se está riendo en mi cara. Dónde mi Maelie está en brazos de otro riéndose en mi cara de mi desgracia de amarla tanto. La peor imagen que me puedo inventar es la de ella gimiendo en brazos de otro y es cuando estallo.

Grito lanzando al suelo todo lo que yace sobre mi escritorio sin importar las cosas frágiles que puedan romperse o quebrarse. En medio de mi desvarió, he asustado a mi madre y mi padre intenta detenerme. Lo empujo bruscamente lejos de mí manifestándole con palabras nada bonitas que me dejen en paz y desaparezcan de mi vida.

Lo próximo que siento es dolor a un costado de mi rostro. Mi padre jamás me ha levantado la mano, es la primera vez que lo hace y duele. Duele más esto que cualquier otra cosa. Caigo en cuenta que los he defraudado y me he comportado como un animal. No, peor. Un animal es, hasta, más civilizado ante una pelea con los de su propia especie.

Ese pensamiento no evita que lo mire con enojo ante sus duras palabras.

—Me decepcionas, JungKook —sus ojos se encuentran cristalizados— te hemos dado todo y así nos pagas, malagradecido. Tu madre no ha parado de llorar mortificándose del porque de tu traición hacia nosotros, ¿este es el ejemplo que quieres darle a tu hermano menor? 

—JungHyun, por favor —solloza, me lastima verla llorar.

—Te quedarás aquí en esta casa, olvídate de esa chica, acepta las consecuencias de tus actos —su voz bajo unos decibeles cuando dice— haz provecho, por lo menos termina la carrera, luego si te quieres largar hacer de tu vida lo que te plazca dejaremos las puertas abiertas.

Mi padre sale echo una furia, mi madre le sigue minutos después de observarme con lastima. La puerta se cierra y yo me lanzo a mi cama a llorar. No sé explicar lo que siento. En realidad, ya no se que sentir. Me siento muerto.

Estoy incomunicado porque ante mi patética irá decidí romper mi celular. No quiero ver a nadie, estoy encaprichado con que nadie entiende lo que siento. Sonja ha venido a dejar comida que no me atrevo a tocar. No tengo apetito, no tengo ganas de levantarme de la cama. Solo quiero quedarme aquí hasta que la pesadilla acabe.

«Eres un maldito cobarde»

Si, lo soy, ¿y qué? Me voy a hundir aquí solo.

Escucho la puerta de mi habitación abrirse, no me muevo, si es Sonja no tengo ganas de portarme grosero con ella que me ha tenido mucha paciencia. Mis padres no han vuelto. Mejor así. Todo se encuentra a oscuras, la idea de dejar entrar luz exterior de la tarde me deprime todavía más. Escucho el suspirar de alguien y de inmediato sé de quien se trata.

Me siento peor por no haber pensado antes mejor las cosas.

Percibo una pequeña brecha de tiempo en silencio, cuando siento su presencia al lado de mi cama me mantengo quieto y sereno. Su aroma llega a mi nariz e intento no ponerme a llorar por lo egoísta que estoy siendo. Tengo las sábanas hasta el cuello, mis párpados cerrados en compañía de oscuras ojeras debajo y labios resecos agrietados.

Lo siento recargarse sobre el colchón con la intención de acariciarme el cabello alborotado y sucio, lo hace con tanta ternura que me causa rechazo. Quiero que se vaya. No merezco de su dulce inocencia.

—¿Qué haces, Joon? —adopto una voz grave que sale rasposa a causa de tener la garganta seca con el propósito de ahuyentarlo, pero es increíble su determinación por seguir aquí.

—Cuidarlo hyung, esta enfermo y aunque me hayan prohibido venir a verte, no me importa, yo te cuidaré y te sentirás mejor, ya verás.

Luego de tanto, sonrío por dentro, aún mi destrozado corazón siguiera doliendo un pequeño destello de consuelo me aborda al tener a mi hermanito junto a mí.

Lo siento subir corriendo las sábanas en el proceso, se mete dentro cubriéndose para seguir en su tarea de acariciarme el cabello y la mejilla. Rodeo con mis brazos su cuerpecito atrayéndolo a mi anatomía.
Apenas logré quitarme la ropa y ponerme unos pantalones de pijama. Noto a través de mis pestañas que frunce su naricita en una mueca que se me hace algo graciosa.

—¿Qué pasa, enano?

—Apesta aquí.

Las lágrimas cuecen mis ojos en lo que apreto a Joonhyung entre mis brazos, no me he bañado desde que volví a casa, exactamente, dos días. Me rio porque me ha causado gracia su comentario. Él es mi angelito, es un bálsamo sanador para mi gran herida abierta.

—Te amo enano.

—Yo también, pero báñate por favor.

Le beso la coronilla percibiendo el olorcito de su shampoo, un olorcito infantil que me relaja por un largo instante.

Veo hacia el exterior a través de la ventana de mi habitación, he perdido la noción del tiempo. Intento buscar una forma de dejar de pensar tanto, me siento tan cansado que no sé si estoy soñando o estoy despierto, solo sé que me encuentro débil. No puedo dejar de extrañarla. Quiero escuchar su voz una vez más diciéndome que todo estará bien.

Escucho la puerta abrirse, Sonja entra con una bandeja de comida en sus manos, otra que rechazaré, parece no darse cuenta de que veo de reojo cada uno de sus movimientos. Suspira dejando la bandeja sobre una butaca alargada a los pies de mi cama dedicándose, luego, a mirarme fijamente.

Arma una sonrisa amable y dulce.

—Te traje algo de comer —habla suave, agrega como si eso me convenciera— omma te preparó brochetas de cerdo, tu favorito.

—Dale las gracias.

Resopla porque sabe que no comeré. Se acerca unos pasos.

—JungKook, debes comer.

Mi respuesta es encogerme de hombros demostrándole que no me importa, lo que causa su inminente enojo.

—¡Yah! Niño loco —la veo amenazarme con su dedo índice y destrozarme con sus siguientes palabras— sino comes, me veré en la obligación de llamar a Maelie para que venga a verte.

Ella sabe toda la situación de mierda que estoy pasando e igual decide nombrarla. No puedo evitar sentir el pesado nudo en la garganta, mis ojos arden, estoy seguro que mi rostro se desfigura cuando me largo a llorar intentando cubrirme el rostro con las manos. Ya no puedo más.

Sonja corre hasta mí para abrazarme con fuerza, le correspondo porque no sabía que necesitaba de ese noble y simple gesto. Un abrazo. En estos momento no me sentía vivo. Sin ti a mi lado, princesa, no sé cómo hacerlo.

Entender que tus besos aún me atormentan, que tus abrazos me duelen, la necesidad de tu cuerpo junto al mío. Que por más que quiera no puedo sacarte de mi piel. Que cada uno de mis sueños se desvanecieron. Ya no hay un nosotros y tampoco sé si lo habrá.

Me siento débil, pero no solo anímicamente, sino físicamente. Esto es nuevo, no puedo reaccionar o mantenerme en pie y caigo al suelo atemorizando a mi dongsaeng. Lo último que escucho es su grito de auxilio.

—¿Estás seguro? ¿no es mejor que lo llevemos a la clínica? Allí estaría mejor.

—No te preocupes, Jeon, solo necesita descansar bien, el alimentarse sano es fundamental, JungKook es un muchacho fuerte.

Un largo silencio luego de algunos inciertos sonidos mientras salgo de mi letargo. Supongo que me desmaye mientras lloraba desconsolado en brazos de Sonja. Le debo una enorme por asustarla. 

Siento caricias sobre mi cabello, mi cuerpo no quiere moverse cuando intento despertar, también es porque no me atrevo.

—Mi vida, debes despertar.

No voy a negar que me duele escucharla así, después de todo, soy el causante de esta situación, fue mi culpa no confiar en ellos, fue mi culpa haber lastimado a la única mujer que amo.

Mis párpados se abren con pesar, mi madre lleva su rostro limpio, sus ojos se encuentran hinchados y llorosos.

—Debes levantarte, hijo —la voz de mi padre en alguna parte de mi habitación se escucha. Me siento avergonzado de hablarle como le hable, me merecía esa cachetada.

Intento sentarme, pero no puedo. No tengo fuerzas y caigo en cuenta de la vía intravenosa en mi brazo derecho. Appa me ayuda, colocan almohadas detrás de mi espalda. Las lágrimas amenazan con salir y el nudo en la garganta me impide pasar la comida que en ese momento quieren darme.

—No puedo —hasta hablar me cuesta.

—Solo un poco —pide mi padre acercando la cuchara con lo que se me hace sopa de algas. Tragar me cuesta y empiezo a toser. Me ayudan. Me siento demasiado débil, no solo física sino mentalmente.

—Esta bien, cariño, despacio. —mi cabeza cae en las piernas de omma, no puedo evitar abrazarme a su cintura y llorar, en tanto acaricia mis cabellos— ¿Qué tienes, mi amor? ¿JungKook?

—La amo omma, me enamoré de Maelie —solloce— yo… en verdad… en verdad me enamoré, no fue mi intención lastimarla, nunca quise hacerlo. Yo la quiero conmigo, la quiero aquí. Omma… la necesito.

Llora conmigo, me acomoda conteniéndome entre sus brazos como cual bebé, appa nos contiene a ambos susurrándome que todo saldrá bien. Me besa la frente y por primera vez en días siento alivio de estar con ellos.

🥺

Ya tengo toda la historia escrita y finalizada en borradores. Iré subiendo de a poco mientras corrijo.

Falta muy poco para el final.

💜💜💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro