TREINTA.
Cerró sus párpados mordiendo su labio inferior, sus brazos rodeando los hombros de su novio se tensaron al sentir las manos masculinas apretar su trasero sintiendo más profundidad entre sus intimidades. Se les dificultaba un poco seguir con los movimientos lentos y tortuosos de sus caderas queriéndose sentir más.
El roce de sus labios al separarse eran la mezcla de jadeos y ambas respiraciones agitadas. Maelie podía sentir la presión en su vientre bajo cuando se movió más rápido sobre el miembro erecto en su interior, sintiendo los besos húmedos de su novio en su cuello y pecho, las suaves caricias de este a su cuerpo caliente y sudoroso.
Gimió, escondiendo su rostro en la cuenca del cuello de su novio al explotar en demasía, parecía encontrarse en letargo cuando terminó recostada con la espalda en la cama deshecha. El orgasmo la había dejado súper sensible, por eso, los besos húmedos que el pelinegro dejaba sobre su cuello, sus pechos siendo masajeados con delicadeza, su estómago, sus muslos calientes aunaban el inicio de otro.
Esto era diferente, diferente de las otras veces en que parecían desesperados el uno por el otro. Él parecía querer hacerlo con lentitud, disfrutarla como queriendo grabarla en su memoria y tacto. A ella le gustaba que las susurradas palabras sucias que solía oír, ahora se convirtieran en apremiantes halagos hacia su cuerpo. El cómo sutiles caricias de aquellas expertas manos la hacían suspirar y desear más.
JungKook se deleitaba con cada reacción de su novia, con cada movimiento y sensación. Con las que él mismo irradiaba al sentirla, era diferente, claro que sí. Y hasta arrasadoramente aturdidor. Se movió sintiendo un exquisito placer imposible de explicar, era la primera vez que se sentía así, era la primera que lo hacía así de lento. La primera vez que hacía el amor.
Se aferró con fuerza al cuerpo femenino dando las últimas profundas estocadas que llevarían a su cuerpo a rendirse dejándole sin aire en los pulmones, pero en completa y gratificante satisfacción. Le gustaba sentirse así luego de estar con ella, le gustaba contenerla en sus brazos regando caricias a su piel desnuda. Le gustaba verla dormir y que él lo hiciera en el proceso. Le gustaba besarla y que ella se refugiara en su cuello o pecho.
Desde hace días, los dos disfrutaban el sexo de otra manera. Mucho más relajada y tranquila. JungKook parecía hacerlo con tanta delicadeza, como si Maelie fuera a romperse. La emotividad de decirle adiós a uno de sus amigos fue un detonante para que estuvieran más unidos. Cuidándose y adorándose mutuamente.
—Princesa, cambia esa cara, por favor —peinó algunos mechones de cabello rubio dejando su hombro descubierto, el cual besó— sino lo haces comenzaré a pensar que te gusta hyung.
Jadeó al golpe que su novia le propinó en medio del pecho. Ella resopló, sobando la zona y mirándole a los ojos.
—No seas idiota. Sí, me duele que Yoon se haya marchado, pero más me duele no saber de YangMi, la extraño, la necesito, es mi amiga, la primera que conocí cuando llegué aquí.
—Pensé que habías echo amigos en la editorial —frunció el ceño— todos te quieren allí.
—No es lo mismo, además, que sea amable con todos no significa que sea amiga de todos, solo a Chaeyoung y Nayeon las considero cercanas. Los demás son simples compañeros.
JungKook suspiró sin detener las caricias a su novia. También sentía tristeza por como terminó la pareja del Yoonyang. Le parecía injusto mientras él disfrutaba plenamente de su noviazgo junto a Maelie. Pero también entendía la drástica decisión de YangMi, suponía que si las cosas hubieran pasado al revés, él hubiera tomado la misma decisión. Marcharse lejos.
Suspiró queriendo hacerle olvidar esa tristeza dejando pequeños besitos en el rostro sonrojado de su rubia, las suaves caricias se convirtieron en impacientes, que ella le siguiera el juego lo hacía mucho mejor.
—Debemos detenernos —gimoteó, sintiendo los besos húmedos de su novio en su cuello y los dedos largos rozar sus pliegues vaginales— llegaremos tarde.
—Prometo que será rápido —jadeó, desviándose apenas de sus acciones.
—Bae —mordió su labio inferior con fuerza— la protección, cámbiala.
A duras penas lo hizo, ninguno sentía vergüenza o pudor al verse desnudos. Ya se habían acostumbrado el uno al otro y les gustaba mostrarse así. Les gustaba quererse intensamente como lo volvieron hacer en ese momento.
Llegaron luego de dos horas de atraso. Ese día, se festejaba un evento por el aniversario de la revista High-Cut. Se llevaría a cabo un desfile de modas donde otras empresas de renombre y marcas reconocidas de la moda serían parte. Habían muchos invitados famosos de la sociedad coreana.
Por eso, los nervios de Maelie hacían reír a JungKook al principio. Excepto en el momento en que la vio de muy mal humor. Si había algo que se tomaba con mucha seriedad, era cuando veía a su novia molesta o de mal humor. Sabía que su trabajo en la editorial y sus sueños, eran demasiado importantes como para faltar o llegar tarde. No sé lo perdonaría.
Por eso cada uno fue por su lado. Maelie presentándose con su jefa y JungKook junto a su padre saludando a los invitados conocidos. Por un momento, se había preguntado por qué no veía a Shiho. Simple curiosidad. Sus padres habían vuelto hacia dos días de su viaje a Alemania y escuchó que la mujer y su esposo hace tres. Agradecía mucho que ella dejara sus insistencias para con él. Todo era para mejor.
Él se encontraba profundamente enamorado de esa rubia, tanto que la admiraba, buscándola todo el tiempo, dedicándole miraditas que a ella la ponían nerviosa con tanta gente a su alrededor, sobre todo con YooSun a su lado. Le divertía ver a su novia nerviosa cuando pasaba por su lado y la tocaba con disimulo descaradamente. Sobre todo porque esa mañana había cometido un gran error que le costó un regaño.
—Me gusta como le queda ese pantalón, señorita Yeon —ronroneó cerca de su oído.
Maelie resopló. Se encontraban alejados en una de las terrazas del edificio. Muy pocos iban allí, por lo que aprovecharon o JungKook aprovechó de raptarla por unos minutos.
—Tengo que ponerme pantalones y blusas de cuello alto, porque alguien —enfatizó la palabra— me ha dejado marcas y chupetones en el pecho y los muslos.
Se cruzó de brazos rodando los ojos y mirando hacia otro lado. Estaba molesta por no haberse percatado de esos detalles con anterioridad.
—Mmm, si vieras los que he dejado en tu lindo trasero.
Sus ojos se abrieron abismal al escucharlo hablar así de atrevido. Jadeó de la impresión, sintiendo su rostro arder de la vergüenza. JungKook rio nasalmente por verla tan nerviosa y esquiva.
—Tú… e-eres… ahm, t-tú…
—Linda —se carcajeó queriendo besarle, pero recibiendo rechazo— princesa, un beso.
Colocó sus labios en pico queriendo besarle, pero el rostro molesto de su novia le respondía que no, suspiró puchereando e intentando sonar inocente.
—Yoongi hyung dijo que no debíamos pelear por tonterías. Perdóname, no lo volveré hacer —sonó sincero, tomando distancia.
—Yo pensé que teníamos el mismo pensamiento —respondió sin emoción— que al igual que a mí, te gustaban nuestras reconciliaciones —los ojos de cervatillos del pelinegro se abrieron sorprendidos— pero tienes razón, no debemos pelear.
Comenzó alejarse hacia la puerta con intenciones de entrar al edificio.
—¡No! —la detuvo— pelear de vez en cuando es bueno —sonrió ladinamente, queriendo acariciar la cintura de su novia— podríamos hacerlo ahora, reconciliarnos y seguirlo mas tarde.
Maelie le sonrió queriéndose carcajear en su cara.
—No, bunny bonito, no más peleas, de ahora en adelante solo besitos y de la mano.
JungKook gruñó, causando una risa divertida en su novia, persiguiéndole al verla alejarse de él.
—Yeon Maelie. Me vas a colmar la paciencia. Ven acá, te lo exijo.
Maelie no pudo evitar reírse al sentir cosquillas en su cuello por los besos ruidosos de su novio o las manos de este apretarle el trasero o las palabras subidas de tono. Cómo tampoco entrar en pánico cuando vio a Jeon JungHyun mirarles con demasiada seriedad.
Lo empujó, tomando distancia sin saber que decir. Ella muriéndose de la vergüenza, él intentando explicar la situación. Sin embargo, JungHyun habló primero mirando a la chica.
—Sera mejor que te apures, Maelie, mi esposa te necesita.
La susodicha asintió, se despidió en una reverencia sin poder mirarle a la cara. Quería morirse.
—Appa —su voz salió débil, tragó saliva al ver a su padre aún estoico, como si lo analizará.
—Tú y yo tendremos una conversación luego de esto —le indicó y a los segundos no contuvo la risa, aliviando a su primogénito— andando, volvamos a la fiesta —el pelinegro suspiró dejando que su padre le rodeara el hombro, escuchando lo siguiente que lo avergonzó— dime que por lo menos usan protección.
—¡Appa!
El desfile de modas había concluido con éxito, los invitados o gran parte de ellos se encontraban en el salón magno degustando aperitivos.
JungKook hablaba muy animadamente junto a algunos de sus compañeros del departamento de fotografía, sin embargo, su tranquilidad se esfumó al ver un rostro conocido cerca de su novia unos metros más alejados.
—Creo que los nuevos lentes de las Nikon Z6 son muy buenas —comentó el azabache, Jaehyun.
—Supongo que podríamos sumarlas al equipo para las próximas sesiones —respondió Bangchan, intentando llamar la atención de JungKook— ¿Qué tanto ves?
Ambos chicos miraron hacia la dirección donde el pelinegro lo hacia. Donde Maelie y un chico de cabello platinado hablaban muy entretenidos. Compartieron una mirada cómplice. No sabían qué había entre la asistente de Jeon YooSun y su hijo, pero los rumores dentro de la editorial sobre un posible affaire era muy fuerte.
—Creo que deberíamos buscar a Chaeyoung para comentarle, ¿no crees, Bang?
—Si, vienes Jung…
Ni siquiera dejó que terminaran, caminó impulsado por una sensación arremolinante en su estómago al ver cómo el modelo de cabello platinado se acercaba a su rubia hablándole al oído.
—Buenas, ¿cómo están? —sonrió fingidamente, intentando simular el temblor en sus manos.
Maelie volteó tragando en seco al ver el rostro de su novio. En su interior, rogaba porque no hiciera una escena con cientos de personas y fotógrafos alrededor. Mientras, el platinado sonreía amable.
—JungKook, que bueno verte otra vez.
—Lo mismo digo…
—Kunpimook.
—Maelie, mi madre te necesita.
—¿Ah sí? —reviso su celular obteniendo cero mensajes— que extraño, ella me hubiera enviado un mensaje o me hubiera buscado.
Se miraron fijamente, ambos retándose. Ella sabía que solo era una excusa.
—Sera mejor que vayas a trabajar, linda, luego podremos seguir hablando, te llamaré —sorpresivamente, le besó la mejilla, causando que JungKook resoplara conteniéndose en golpearlo.
Esperó a que ella se despidiera, la siguió detrás, con las palabras atragantadas en medio de la garganta. No quería iniciar una escena, pero ese tipo solo le causaba irá, le causaba ganas de partirle la cara por atreverse a comportarse coqueto con su rubia. Podía apostar a qué lo hacía a propósito y con más razón se estaba ganando un puño.
Maelie intercambio algunas palabras con YooSun, sabía muy bien que no la había llamado, pero prefirió ignorar lo infantil que JungKook se estaba comportando. No entendía como podía dudar de ella. Por eso, en un descuido lo llevó lejos, dónde nadie pudiera escucharles o interrumpirles.
—¿Se puede saber qué te pasa?
—¿A mí? Nada —a leguas se podía notar lo tenso que se encontraba. Cuando Jeon JungKook se enojaba era muy obvio.
—Ahora me dirás que aquello no fue una escena.
El pelinegro rio nasalmente, caminando de un lado a otro, peinando sus cabellos hacia atrás. Se encogió de hombros mirándola fijamente. Maelie lo hizo de igual manera, ya no la intimidaba.
—Ese tipo no me gusta —fue el turno de ella de reír con sorna— ¡se te insinuó delante de mí y tú no le dijiste nada!
Hay un refrán que dice, ‘cuando una mujer se enoja, el diablo se sienta, observa, escucha y aprende’. Pues el semblante de Maelie cambió a uno lúgubre que hizo tragar en seco a su novio. La forma tan penetrante en que lo miró le hizo arrepentirse de lo dicho antes.
—Te atreves a reclamarme y tú hiciste lo mismo con tu ex, la tal Yeri —cada palabra salía sin emoción alguna, cómo automatizada.
—Yeri no es mi ex, es solo una compañera de trabajo. Ella solo intentó incomodarnos —tragó saliva viendo a su novia tan neutral que le daba más miedo.
—Bambam hizo lo mismo, solo intentó incomodarnos.
JungKook abrió la boca para refutarle, pero se quedó callado sabiendo que no podría defenderse de forma coherente, porque si, estaba celoso. Y ella tenía toda la razón.
—Princesa.
—Sera mejor que regresemos, la gente va comenzar a preguntar —el pelinegro intentó tomarle la mano, pero ella se soltó rápidamente— creo que debemos ir cada uno por su lado, en estos momentos estoy muy sensible y no quiero decirte algo de lo que pueda arrepentirme luego. Nos vemos, JungKook.
Caminó chillando de frustración, no se permitiría llorar tampoco, lo último que le faltaba era tener una discusión de ese tipo donde él sacará su lado celoso y posesivo, jamás pensó qué sería así. Se detuvo por un momento al sentir su celular vibrar con insistencia. Observó muy por encima en la pantalla un número desconocido, contestando.
—¡Hola!
—Parece que llame en mal momento —se quedó estática ante esa voz— déjame adivinar, el idiota de JungKook te hizo enojar, ¿verdad? —comenzó a hiperventilar, sus ojos se abnegaron de lágrimas— ¿Maelie? —no podía salir de su asombro al escuchar de nuevo a YangMi— amiga, ¿por qué lloras?
—Por ti tonta, pensé que jamás me ibas a volver hablar, no sabes lo preocupada que he estado por ti, te he enviado miles de mensajes y te he llamado otras tantas —esnifó, calmándose un poco— ¿Cómo estas?
—Afortunadamente, bien. Muy bien en realidad, viviendo la vida bohemia de un artista.
—¿Eso qué quiere decir?
—Tranquila, quiere decir que estoy teniendo éxito con mis pinturas, amiga, mis sueños se están cumpliendo.
—Me alegro por ti. —dudó, pero aún así quería que lo supiera— Mimi, él….
—No, no quiero saber nada, no lo menciones. —YangMi suspiró, frenando su curiosidad, el dolor podía mas— solo te llamaba porque pude tener un poco de tiempo, este es mi nuevo número, agéndalo, el otro dejo de existir en un pequeño arrebató.
—¿No estás enojada conmigo?
—¿Por qué lo estaría, tonta? Dime tan solo una cosa, ¿tú y el intento de Bambi ese, están juntos?
—Mimi, yo… —esnifó, debía ser sincera con ella como lo debió ser en un principio— si, estamos juntos.
—Me alegra, espero estén usando protección, no me gustaría que cargues con una madriguera llena de tiernos conejitos —Maelie rio divertida— amiga, por favor, no te dejes influenciar por lo que sea que tiene ahí abajo. Eres mucho más inteligente que eso, eres mi favorita.
—Te extraño mucho —murmuró con un nudo en la garganta. YangMi respiró tomándose un momento.
—Y yo a ti, pero me siento bien aquí, estoy bien aquí, necesitaba alejarme, Maelie, a diferencia de ti, él… me mintió, me ocultó cosas incluso cuando le pedí que fuera sincero conmigo, me enamore, me entregué plena y lo ayude porque quise demostrarle que estaría a su lado no importará la circunstancia, me mostré tal cual soy y solo me lastimó —rio nasalmente— que irónico que se diera cuenta de lo que sentía cuando todo salió a la luz, tal vez solo era remordimientos por haberlo descubierto.
—No, no es así, Yoongi estuvo muy mal, realmente mal cuando te fuiste, intentó por todos los medios buscarte, él te ama, YangMi, realmente la pasó muy mal sin ti...
—¿Por qué hablas en pasado? No, no me digas nada, no quiero saber —Maelie le diría, pero YangMi hablo antes— escucha, no quiero saber nada, él tomó su propia decisión y yo la mía, estamos bien como estamos, así debía ser —sentía una espinita en su pecho por decirlo— amiga, te juro que aquí estoy de maravilla, estoy ganando reconocimiento y… quiero sanar, quiero olvidar y reencontrarme, quiero volver a ser feliz.
—Lo entiendo.
—Solo prométeme una cosa —afirmo con un ruidito de la garganta— que tú también serás feliz, no sé cómo irán las cosas con mister rabbit —ironizó— pero, no peleen por tonterías, quiéranse mucho y cuídense igual.
—Te quiero mucho.
—Yo más mi rubia gemela —rieron— solo una última cosa, por favor, por lo que más quieras, no le des este número a nadie, absolutamente a nadie.
—Esta bien, lo prometo.
Tragó saliva, sintiendo alivio por escuchar a su amiga bien. Por saber que ella estaba sanando, de la misma manera que Yoongi lo estaba haciendo. Ambos necesitaban hacerlo para reencontrarse, Maelie, imploraba al universo que los juntara nuevamente. Ellos se merecían ser felices, se merecían amarse el uno al otro. Así como ella amaba al idiota cabeza de coco de su novio. Aún fuera un infantil, lo amaba.
Acarició su frente, suspirando, dio media vuelta volviendo hacia donde lo había dejado luego de la discusión. Lo vio a lo lejos, a punto de subir al ascensor. Corrió mencionando su nombre en alto. Ni siquiera le dio tiempo a qué reaccionara. Se lanzó a rodearle el cuello y unir sus labios. A besarlo con ímpetu y amor.
—Eres un idiota por pensar que podría mirar a otro cuando solo tengo ojos para ti —sintió los brazos de su novio rodearle la cintura— a ti es a quien quiero, JungKook, no peleamos por favor, llévame a casa. Quiero irme a casa solo contigo.
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