Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ONCE.

Les recomiendo que lean la primera parte con la canción "The Hills" y en la última parte con "Give me your forever". Disfrútenlo 😊
•••

El pesado telón se abrió lentamente cuando los primeros acordes de "The Hills" de The Weeknd sonó, la figura alta e imponente de un hombre se dejó ver en un traje distinto de las otras ocasiones; sus largas y fuertes piernas enfundadas en un pantalón rojo con detalles en negro difuminado al igual que la camisa larga parecida a un kimono, debajo, cubriendo su torso una camisa aleopardada con los primeros botones desabrochados dejando ver parte de sus clavículas y pectorales.

Su rostro sumamente serio y su cabello largo peinado hacia atrás le daban un toque salvaje a su estilo. Sus movimientos comenzaron suaves, era una coreografía muy diferente, una donde él se movía con energía y sentimiento. Deseaba sacar toda frustración de su interior, quería sentirse vivo y libre en aquellas tarimas alumbrando su cuerpo moverse de lado a lado, agarrando su entrepierna sin llegar al límite de lo morboso o atrevido.

Se deslizó hacia el suelo quedando de rodillas, los gritos no eran más que un ruido sordo para él, solo se guiaba por la música y por las sensaciones avasallantes en su interior sintiendo, en algún punto, que todo ese público que quería comérselo, solo lo veía bailar. En ningún momento bajo del escenario o hizo contacto visual con alguna mujer, ni sentía la necesidad de refregarse de forma sexual. Su baile sensual las tenía anonadadas, pero no por eso las dejaría insatisfechas.

Lo primero en volar fue aquella camisa. Sus manos recorrieron de su pecho hasta la nuca, bajaron imitando una embestida, en el filo del escenario volvió a moverse quedando de rodillas nuevamente, sus dedos desabrocharon con parsimonia su camisa, los gritos desesperados se hicieron más fuerte cuando lanzó dicha prenda a la multitud de primera fila que se abalanzaron como una manada de leones salvajes por un pedazo de carne fresca.

Su caminar etéreo e impecable hipnotizó a más de uno cuando se dirigió hacia el centro del escenario terminando su increíble y muy diferente baile. El telón se cerró y JungKook con la respiración agitada se dirigió a los camerinos sin siquiera levantar el dinero. Sus compañeros lo habían visto llegar al lugar con una actitud muy extraña. Más callado y pensativo de lo normal. Podían intuir de qué se trataba, aunque prefirieron no decirle nada.

SeokJin entró al cuarto con una bandeja en sus manos dónde se encontraban algunas bebidas y shots para los cuatro, se sorprendieron y quejaron cuando vieron a JungKook beber el tequila uno seguido de otro.

—Oye, cabeza de coco, ¿cuál es tu...

—Ahora no, hyung —lo cortó con su voz ronca y profunda.

—Kook, ¿qué tienes?

No respondió a la pregunta tranquila de Yoongi, simplemente tomó sus cosas queriendo terminar con lo que desde la tarde le venía carcomiendo, llenándolo de nervios. Salió, colocándose una camiseta, una de las bailarinas recurrentes del lugar se le acercó con intenciones de hablarle, pero ni siquiera se detuvo, siguió su camino dejándola frustrada soltando un insulto por lo bajo. No necesitaba otro problema más que tuviera la insignia femenina.

Subió aquellos escalones que lo dirigían al primer piso donde se encontraban las habitaciones de descanso o cuarto rojo. Peinó sus cabellos hacia atrás en una acción nerviosa y abrió la puerta rápidamente cerrando detrás, dejó caer el bolso al suelo sin cuidado. Suspiró muy lentamente.

No se detuvo a pensar, ni tampoco a escuchar lo que su cerebro o corazón le decían, solo fue a por ella, directo a su boca. Era una mala, muy mala idea, el alcohol que había ingerido le dió un poco de valor, necesitaba saber realmente si valía la pena sacrificar esos nuevos sentimientos para seguir en un juego que ya no era de su agrado o darle una oportunidad a eso que crecía en su interior como algo bonito que jamás había sentido.

Sus lenguas se enredaban la una con la otra, las manos de JungKook no bajaban de las mejillas de Shiho, las mantendría allí hasta que fuera necesario, en cambio, ella no sabía dónde ocuparlas, tocaba, acariciaba y estrujaba con mucho anhelo. Le quitó aquella camiseta dejándola caer en el suelo y lo lanzó a la cama.

Fue así que él pudo detallarla mejor percatándose de su diminuta ropa interior, pero nada, absolutamente nada, no era lo mismo que cuando Maelie lo tocó, la sensación tan extraña, revuelta pero confortable que sintió en su estómago. Aún así se dejó besar y tocar por la morocha sintiendo cierto rechazo.

—Pará, pará, pará —murmuró, sujetándole de los brazos y apartándola unos centímetros, tenía tremenda mujer delante de él que se dejaría hacer lo que sea, pero no quería hacer nada más que acabar con todo— Shiho.

El sonido seco de un golpe resonó con algo de eco por toda la habitación, a pesar de la fuerte música de la discoteca abajo. JungKook llevó su mano sobando la mejilla afectada. La escuchó gruñir en tanto la veía caminar de un lado a otro como león furioso enjaulado.

—Perdóname, mi amor, perdóname —se sentó a horcajadas de él intentando acariciarle, sus ojos se veían brillantes y desesperados— no debí pegarte, debes estar tan estresado y yo solo pienso en mí —sus manos fueron hacia el botón de los pantalones para abrirlos— yo te ayudaré con eso, déjame…

—¡Basta! —la empujó a la cama y ahora era él, el león dentro de la jaula. Esnifó, su mente lo único que acaparaba era la rubia de rostro bonito y un sentimiento de agobio— ¿Cuánto tiempo más seguiremos así? —la miró a los ojos, se veía consternada— ¿Cuánto tiempo más seré tu amante, Shiho? Quiero dejar de esconderme.

La vio bufar rodando los ojos, está se cruzó de brazos acentuando sus pechos en esa diminuta tela del brasier. <<Otra vez lo mismo>>, pensó ella. Otra vez tener que discutir un tema que debería estar zanjado. Tendría que convencerlo nuevamente de que olvidará aquello, era muy estúpido, aunque algo le decía que está vez le costaría.

—Kook, estoy casada, llevo años casada con Siwon, no es fácil un divorcio y menos cuando él y yo somos personas…

—¡Estoy harto de seguir así Shiho! —gritó exaltado, su respiración era entrecortada— ¿Acaso tienes en cuenta lo que siento? ¿acaso piensas en seguir conmigo como tu amante el resto de tu vida? ¡eh! ¡Respóndeme! —hizo una pausa evitando que su voz no se quebrará— alguna vez pensaste o consideraste en que podríamos tener un futuro juntos.

Silencio, más silencio, uno tan ensordecedor —a pesar del ruido abajo— que aceleró aún más los latidos de su corazón. Dándole así, la razón a un aprendizaje que tuvo en el pasado: “Si no hay respuesta, esa es la respuesta “

En el fondo, sintió alivio de aquello, alivio de saber que podría acabar con eso sin remordimientos, alivio de saber que no le afectaría terminar esa tóxica relación de años sin ningún beneficio para ambos. O por lo menos para él. No cuando sabía perfectamente lo que sentía por Yeon Maelie.

—Será mejor que te vistas y te vayas —habló tranquilo, colocándose una sudadera que agarró del interior de su bolso.

—¿Qué?

—Se acabo, Shiho —se lo veía determinante— quiero que dejemos esta locura de tener sexo cada vez que nos vemos, a ninguno nos sirve. Solo hará que nuestras familias sufran si se enteran de la verdad.

—¿Ahora vienes a darte cuenta de eso?

—¡Siempre lo supe! Pero por lo que teníamos quise arriesgarme —la miró a los ojos, indagando si aún quedaba algo más, pero no— ya no quiero hacerlo.

—¡Tú no lo decides! —siseó indignada, conteniendo las lágrimas. JungKook soltó una risita nasal.

—Si puedo, de la misma manera en que tú decidiste por mí en su momento, de llevarme a todo esto sin mi consentimiento —levantó sus brazos, señalando— no lo niego, me encantaba follarte, cumplir tus caprichos y que cumplieras los míos, pero ya no más, quiero algo real —se sinceró, lo haría en realidad— quiero una mujer a mi lado con la cual pueda compartir momentos, salidas, cosas simples y tontas, quiero una mujer con la cual compartir una cena y una conversación, una con la cual pueda dormir sin la necesidad de usar la cama solo para el sexo.

El rostro de Shiho era todo un poema.

—Esto es absurdo, JungKook.

Se encogió de hombros, mordiendo su labio inferior.

—Es lo que quiero ahora y como tú no me darás eso, quiero salirme de todo esto —volteó, con la intención marcharse, pero las palabras de Shiho lo detuvieron.

—Hay otra, ¿verdad?

JungKook giró para mirarla, negando rápidamente, jamás le diría a ella la verdad, la conocía muy bien.

—Me canse de seguir siendo tu títere, te lo repito, quiero algo real —cruzó sobre su hombro la correa del bolso jugando con su lengua en el interior de su mejilla— será mejor que hagamos como si nunca paso nada —avanzó, abriendo la puerta y añadió con medio cuerpo afuera— de todas maneras, a ti te sale mejor que a mí.

Apagó la luz luego de su rutina de baño, skincare y peinado su cabello en una trenza, entró a la habitación tomando asiento en la cama, la pantalla de su celular se iluminó, pero hizo caso omiso a todo. Quería dormir y descansar, mañana tendría otro día agotador de trabajo.

Suspiró sonoramente una vez apagó el velador de la mesa de luz, se cobijo y cerró lod ojos feliz de poder dejarse caer en los brazos de Morfeo. Error. Su celular comenzó a vibrar con una llamada entrante, frunció el ceño sin abrir los ojos, dió media vuelta en el edredón ignorando eso, se detuvo, sabía que su madre no podría ser porque habían hablado hace unas hora atrás; del trabajo, sería demasiado poco profesional molestar a la una de la madrugada.

Otra vibración, está vez más persistente. Resopló con obvia molestia sentándose por el respaldo de la cama, sosteniendo el aparato entre sus manos. Sus ojos se agrandaron de más al leer el nombre en la pantalla. Jeon JungKook.

—¡Sabes la hora que es, cómo...

Oh, princesa, princesa, me contestaste —notó al instante como arrastraba las palabras, parecía muy eufórico, era obvio que estaba borracho— ¿Por qué me haces llamarte cuatro veces? Eres muy mala conmigo —alejó el aparato un momento, dirigiéndose a la barra de notificaciones encontrando las llamadas perdidas del pelinegro.

—Kook, ¿dónde estás?

No te lo diré, eres mala conmigo, Yeon Maelie —se repitió tener paciencia a si misma— pero, te lo diré si vienes a buscarme —rió nasalmente, se escuchó otra voz— cabeza de coco, te dije que… ssshhh, hyung basta, estoy hablando con mi princesa, no me interrumpa… deja de decir estupideces, kook, vamos...

—¿JungKook? ¿JungKook?

¿Qué? No me grites así.

—Pásame a quien tengas al lado, por favor.

No, te enamorarás de hyung, es muy guapo, pero el idiota tiene novia hace años y aún no le pide matrimonio —dijo con una voz aniñada, se quejó al parecer alguien lo había golpeado, y seguido de eso se rió— yo hace rato estaría casado si fuera usted, hyung.

Escuchó un forcejeo, voces diciendo incongruencias que no captó, no entendía porque no le cortaba y se dedicaba a descansar, pero le preocupaba en cierto punto y se le estaba acabando la paciencia.

—¿Dime dónde estás? —voceó sin paciencia.

Te dije que no me grites, Yeon Maelie —rodó los ojos, parecía un niño de cinco años— sálvame, princesa, sálvame del ogro malo, ven por favor.

Eso fue lo último que dijo antes de cortarle. Minutos después recibió en un mensaje la ubicación exacta de dónde JungKook se encontraba. Maelie no conocía muy bien la ciudad de Seoul, por eso se estaba llamando loca por comenzar a alistarse en busca del pelinegro. Pero a la vez se sintió aliviada de saber que el lugar no se encontraba muy lejos de donde vivía.

Pagó el taxi y bajó, cruzó la calle desolada revisando el mapa con la dirección que le habían enviado, se paró frente a un edificio de ladrillos negros con el nombre del lugar, uno con luces de neón fucisa. Dyonisus. Seguramente una discoteca de esas muy interesantes y que solo frecuentaban la gente de dinero, se dijo a si misma. Afuera no había nadie más que un tipo alto y fornido de casi dos metros observándola. Con duda se acercó a él y habló amablemente.

—Ahm, buenas noches —se inclinó en forma de saludo— me han dado la dirección de este lugar para buscar a alguien.

El tipo la observó de arriba abajo, soltó una risita incrédulo y maldijo para sus adentros al joven bailarín, la suerte que tenía de enredarse con hermosas mujeres. Le iba dar acceso al interior, pero la salida brusca de dos hombres por la puerta principal llamó más la atención.

—¡Dije que te llevaré yo a casa!

—¡Y yo te dije que no quiero!, no, no y no —lanzó su bolso al suelo.

El más alto se percató de la nueva presencia y miró por encima del hombro del pelinegro a la chica, este último volteó al ver la incógnita en el rostro de su hyung y su rostro cambio por completo.

—¡Maelie! —chilló JungKook, lanzándose a abrazarla fuerte por los hombros descansando su cabeza— menos mal viniste, hyung quería llevarme a casa y no me creía que tú vendrías.

—Ya estoy aquí —murmuró, rodeando con sus brazos la cintura del pelinegro.

—Disculpa, tú eres Maelie —ella asintió a duras penas soportando la fuerza que el otro ejercía en el abrazo, como si no quisiera soltarla nunca— un gusto, Kim SeokJin.

—Yeon Maelie, un gusto.

Extendió la mano para que el chico de hombros anchos le correspondiera, pero la de JungKook lo impidió.

—No la toques, ya tienes novia, ve con ella y déjame a mí con Maelie —trastabilló, casi llevándose con él a la rubia al suelo.

Tanto el guardaespaldas como Jin ayudaron a sostenerlo. Iba mucho más que ebrio. Hizo un puchero con sus finos labios. Jin solo negó, cansado de tener que cuidar al menor, pero era su debilidad, él y los otros cabezas de chorlito.

—¿Cómo viniste? —preguntó el mayor a la chica.

—En taxi —señaló, hacia la calle— pero ahora será muy difícil encontrar uno, es muy tarde.

—Yo los llevo a dónde me indiques, ven.

Miró la fachada del lugar por última vez, tomó el bolso de JungKook del suelo y siguió a los tres hombres hasta la esquina donde el auto de Jin esperaba dentro de un estacionamiento.

Lo depositaron sobre la cama, Maelie se aseguró de quitarle las botas y Jin de acomodarlo de costado para que no se ahogue o desmaye si llegase a vomitar. Lo cubrieron y salieron hacia la sala en completo silencio.

—Siento mucho tener que dejarte con la carga, pero no podía llegar a su casa así —se disculpó, por tercera vez— sus padres lo matarían.

—Lo sé, no te preocupes, yo sé muy bien que pasaría si eso ocurriese, aquí estará bien por ahora.

—Gracias —sonrió— Kook tiene suerte de tener una amiga como tú, realmente estaba muy mal.

Durante el viaje Jin le había comentado a Maelie que JungKook comenzó a beber sin control, que había estado muy raro desde que llegó y que no quería hablar con nadie. Mintió claramente, no le diría a la chica que después de su show de stripper, se había encontrado con la amante para pelear y luego beberse hasta el agua de los floreros ignorando, inclusive, los regaños de los demás y que además, el chico no dejaba de hablar sobre la rubia y sus sentimientos desencadenando en esas llamadas.

Volvió agradecerle, Maelie lo acompañó hasta abajo cruzando algunas simples palabras. Ambos se habían caído muy bien. Subió de nuevo con la intención de buscar donde dormir, armaría algo en el piso del living, pero la aparición de JungKook tambaleándose hacia ella detuvo todo plan. Rodeándole por los hombros.

—¿Qué haces levantado? Tienes que descansar, Kook.

—Me gusta que me digas, Kook, suena bonito —se separó para mirarle, sonrió tontamente y acunó la cabeza de esta tomándole desprevenida cuando le besó las mejillas— tan linda tú —volvió apretarla entre sus brazos, Maelie tenía su rostro muy cerca del cuello de JungKook, a pesar del olor al alcohol, podía sentir también su perfume, uno dulce y encantador.

—JungKook —movió todo pensamiento que la distrajera— debes irte a dormir. Mañana no habrá poder humano que te levanté, ah pesas —jadeó.

—No hagas eso —su voz ronca golpeándole el cuello le erizo la piel. Se alejó un poco conteniéndose en preguntar— no me hagas esto, princesa. Intentó controlarme, pero no me lo facilitas.

—¿De qué hablas?

—Tengo que seguir detrás de ti para que te des cuenta —su ceño se frunció y arqueó una ceja, sus ojos pardos tenían un brillo que a Maelie se le hizo bonito, pero que no entendió que significaba— no importa, no te dejaré ir jamás —chilló, con una sonrisita boba.

Maelie quiso reír, se veía muy tonto, su actitud era demasiado infantil. Con pasos torpes lo guío hasta la habitación, lo recostó en la cama y en el proceso fue jalada quedando de espaldas hacia él, en modo cucharita.

—Déjame ir, tengo que quitarme la ropa y ponerme el pijama.

—No me hagas esto, princesa —chilló, escondiendo su rostro en la nuca de Maelie, apretando más el agarre de sus brazos alrededor de la cintura femenina— no entiendes que me vuelves loco, no entiendes que me encantas y tú vas y dices que te vas a desnudar. Yeon Maelie, ¿por qué juegas así con mi débil corazón?

—¿Qué? —si el corazón del chico se ponía así, el de ella iba a un ritmo aceleradísimo ante esas palabras que eran más que obvias.

Los borrachos no mienten.

—Shhhh, te diré un secreto, pero no sé lo digas a nadie —susurró, levantando la cabeza de su escondite, Maelie ladeó la suya mirándole y esperó, JungKook se acercó lo más que pudo y le susurró— ella aún no lo sabe, pero… algún día será mi esposa —rió divertido, cubriéndose la boca con las manos.

Y dejando a Maelie confundida y atónita. Negando lo innegable.

Movió la cabeza atraído por el olor exquisito de la fresa y el durazno. Dos combinaciones muy conocidas para él. Sintió su cuerpo pesado, por lo cual se le dificultó moverse sintiendo la suavidad y la comodidad debajo suyo, gruñó, el dolor de cabeza lo atacó ni bien intentó abrir los ojos. Se mentalizo, se dijo jamás volver a beber de esa forma cuando sabía cuál sería el final.

Hizo un esfuerzo más abriendo sus pesados párpados, se quedó pensativo al echar un vistazo a su alrededor, ¿por qué se le hacía familiar esa habitación? Por qué ese olor tan divino mezclado con el suyo lo tenía en un letargia agradable a pesar de la resaca. Y a su mente vino el recuerdo de la vez pasada. Tomó asiento bruscamente sobre el colchón.

—¡Mierda! —chilló entre dientes sosteniendo su cien. Masajeó lentamente la zona observando el espacio, por entre las cortinas pudo vislumbrar el sol naciente, sus ojos viajaron por todos lados buscando su celular o bolso, no teniendo ninguno a su alcance.

Se levantó a duras penas saliendo hacia a la sala, silencio, se metió al baño para mojarse la cara, se veía horrible a través del espejo y olía mal, aunque el aroma de ella estaba sutilmente impregnado en él y eso le encantaba. Salió dirigiéndose a la cocina, agarró una botella de agua de la nevera dando así con el desayuno completo encima de la isla.

Tomó el papel con un mensaje y lo leyó con una sonrisa en sus labios.

“Te deje algo de comer, siento no poder acompañarte, pero debo ir a trabajar, por favor deja todo cerrado cuando salgas, espero lo disfrutes.

P.D.: mi madre dice que la sopa Haejangguk, es muy bueno para la resaca. Come bien” ^_^

Inconscientemente llevó aquella nota a su pecho, observó con atención los platos colocados sobre el mármol. Todo se veía exquisito, tenía su cuenco con una buena cantidad de arroz, otro con kimchi y algunas con guarniciones diferentes. Estaba ordenado con esmero y eso a JungKook le encantó. Tomó asiento, percibiendo estrellas brillantes ante el primer bocado. Estaba mucho más que encantado.

Leyó el contenido de la agenda a través de la tablet marcando los horarios que habían pasado junto a las actividades hechas. Les quedaba una reunión para las cinco de la tarde con el tema de corroborar los últimos detalles para el desfile de la Fashion Week que se llevaría a cabo en uno de los hoteles más famosos e importantes de la ciudad con cientos de invitados.

Suspiró mordiendo su labio inferior, el ascensor se detuvo en un determinado piso, la gente que la acompañaba descendiendo y despidiéndose de ella, aún le faltaba para llegar el suyo, les correspondió con una sonrisa volviendo su atención a la pantalla sin percatarse de la nueva persona que subió. El elevador volvió a retomar su recorrido, un carraspeó fuerte, Maelie se mordió el labio inferior otra vez, llevó su dedo índice a sus labios en un gesto pensativo.

—Nunca había visto esa acción más sexy.

Dió un respingo del susto cuando lo escuchó hablar, recostado en una de las paredes de brazos cruzados. JungKook arrugó la nariz en una mueca divertida, sonriendo divertido. Maelie arrugó el entrecejo sintiendo su corazón bombear en su pecho a causa de la repentina aparición del pelinegro. Lo ignoró resoplando con sus labios.

—¿Te sientes mejor?

—Si, gracias a tu sopa mágica, estoy muy bien, gracias.

—Me alegro —levantó su rostro para sonreírle y preguntarle algo más, pero la sacudida que dió el ascensor los hizo saltar en sus lugares.

Todo se volvió oscuro al instante, a los segundos una luz roja iluminó el pequeño lugar, los botones se encendieron y la luz volvió tiempo después, pero seguían detenidos.

—¿Estás bien? —preguntó él, acercándose a ella al verla con la mano en el pecho.

—Si —respondió, respirando con dificultad. JungKook la observó atento, frunciendo el ceño, pensando que fue mala idea quedarse encerrados en un espacio pequeño.

—No tendrás claustrofobia o si.

—No, no es eso.

—¿Entonces?

Maelie lo miró por un breve instante, no le diría que quedarse encerrada con él le causaba cierta ansiedad mientras su cabeza rememoraba lo de anoche, sobre todo las palabras que este había dicho, la forma en como se aferraba a ella al dormir, la tranquilidad de su rostro. Negó, restándole importancia con un ademán de manos. Tecleó buscando alguna solución, maldijo en voz alta al caer en cuenta que no tenía su celular encima, lo había olvidado dentro de su bolso. Escuchó la risita baja de JungKook y lo miró entrecerrando los ojos.

—No sabía que podías maldecir.

—En ocasiones, cuando se me va la paciencia.

La ansiedad de Maelie solo divertida a JungKook cruzado de brazos, la observó mientras está intentaba llamar la atención a través de la cámara de seguridad, pero nada. Pasaron unos cuantos minutos cuando la típica canción de espera dentro de los ascensores se escuchó, ambos bufaron.

—Se supone que no hay electricidad y por eso el ascensor no se mueve —reclamó, indignada.

JungKook se encogió de hombros como negando a saber, ojeó a la cámara de seguridad disimuladamente y guiñó un ojo.

Repentinamente, comenzó a sonar los acordes de una guitarra, JungKook evitó sonreír o demostrar lo divertido que le parecía la situación, se acercó a Maelie quien parecía nerviosa moviendo una pierna. Sin palabras le quitó las cosas de la mano dejándolas con cuidado en el suelo. Sujetó su mano colocándola en su hombro, le rodeó luego por la cintura atrayéndola despacio a su anatomía, su otra mano la entrelazó con la de ella y se mecieron al compás de 'Give me your forever' de Zack Tabudlo.

Ninguno dijo nada, era agradable el momento, inclusive cuando sus ojos se mantenían fijos el uno en el otro. Maelie suspiró revuelta, con las palabras atascadas en su garganta y temía que por la cercanía que compartían él se diera cuenta de su corazón latiendo a mil.

—¿Por qué me buscas tanto?¿por qué yo?

JungKook inhaló y exhaló todo el aire dentro de sus pulmones rápidamente, rozando la yema de sus dedos por las mejillas sonrosadas de la chica.

—Porque me interesas, porque quiero acercarme a ti sin malas intenciones, Maelie —tragó saliva cambiando un poco su verdad— quiero ser tu amigo, que confíes en mí.

—¿Puedo hacerlo?

Dudó, era obvio que no podía confiar en alguien tan mentiroso como él. En alguien que guardaba tantos secretos, y que algunos de ellos eran lo suficientemente oscuros como para alejarla de su persona, pero…

—Si, puedes confiar en mí, siempre puedes hacerlo, princesa.

Ella asintió lentamente, sin apartar sus ojos de los pardos. JungKook se encontraba descubriendo detalles del rostro de Maelie que antes no había visto, cómo sus rasgos que distaban del coreano, cómo la sombra de sus párpados de color lila y los brillos que lograban acentuar sus enormes ojos de pupilas verdosas, que sus pómulos tenían un rubor natural muy bonito o los pequeños lunares a ambos lados de sus mejillas. Era muy bonita, era su bonita.

Había hecho lo correcto.

Capitulo dedicado a mi hermosa sister @liveforjk

💜💜💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro