𝟙𝟚
- Gon - llamó satisfecho al haber acabado con las interminables cifras del día por fin -
- ¿si Joven amo? - contestó con ligero asombro al ver la pila de hojas con números infinitos -
Llevaba rato viéndolo borrar y escribir en esas hojas desde que terminaron el almuerzo y volvieron a la oficina.
- he estado pensando... - murmuró un poco indeciso en si decirlo o no -
- si? - animo para que continuará -
- no me termina de gustar tú uniforme - soltó sin resentimiento alguno -
El azabache bajo la mirada, captando la atención contraria.
Sin querer, muchos recuerdos de sus años escolares pasaron por su cabeza haciendo que sus ojos dejaran de brillar como solían hacerlo.
- lo lamentó - apresuró en decir - Kurapika no encontró de mi talla y—
- dejame terminar - le interrumpió un tanto extrañado por la actitud contraria - no me refería a que se te ve mal
El ojiambar levantó la mirada curioso.
¿A que se refería entonces?
- me gustaría que usaras el uniforme femenino - soltó al ver la incertidumbre contraria -
-... Eh?
- consulte con Retz antes de que se fuera y juntos encontramos uno de tu talla - siguió explicando con esa sonrísa peculiar para Gon - Quisiera que te cambiarás ahora, esta en tú habitación
El de tez acanelada quedó mudó.
Tenía muchas ganas de negarse pero... A diferencia de lo que pensó en un principio, Killua lo estaba tratando con mucha amabilidad, no quería hacerle enojar con su negativa.
Al ver que no respondía, el albino se sintió un poco culpable por pedirle semejante cosa, cuando estaba apuntó de arrepentirse y disculparse Gon lo interrumpió.
- esta bien, deme unos momentos y regresaré enseguida - se inclino en forma de reverencia para salir de la habitación rápidamente -
Sin dejarle hablar, cerró la puerta ocasionando más curiosidad en el albino.
- ¿que acaba de pasar?
- ¡santo cielo! ¿Enserio mis caderas son así de anchas? - volvió a mirarse en el espejo y en efecto el uniforme resaltaba su fina cintura - oh cielos...
Un sonrojo adorno sus mejillas.
No se veía mal ante sus ojos, se sentía hermoso por muy extraño que sonara.
Esos buenos pensamientos se vieron interrumpidos nuevamente por sus recuerdos reprimidos.
No parece hombre.
Es horrible.
Su cabello es extraño.
Ni para estudiar sirve.
Sintió sus mejillas humedecerse, ocasionando que sus pensamientos se disiparan y que por consiguiente reaccionara limpiandose las lágrimas.
- eso ya es pasado - murmuró frente al espejo - ya no estoy allí
Suspirando con fuerza, terminó de ponerse los botines, colocarse el delantal por encima del vestido y acomodarse el cuello.
Cuando fue a ponerse el moño que simulaba una corbata, escucho la puerta siendo cerrada.
Por inercia salió del baño para ver quién había entrado, al toparse con aquellos zafiros, no pudo evitar sonrojarse por milésima ves en el día.
- ¡p–perdón por la tardanza! y–ya me dirigía para allá señor - musitó mientras apretaba la tela negra del uniforme con nerviosismo -
Su corazón dio un vuelco al sentir unas tibias manos posarse sobre su cintura con suma gentileza.
- Te vez hermoso con ese uniforme - murmuró sin pudor alguno cerca del oído contrario - gracias por cumplir mi capricho Gon
El nombrado juraba estar temblando bajo el agarre contrario, pero al escuchar ese ronroneo tuvo la fuerza de voluntad para posar sus manos en la espalda contraria.
- g–gracias a usted p–por permitirme quedarme aquí señor Killua - susurró rojo como un tomate -
Los dientes de Killua rechinaron, asustando levemente a Gon.
- Me tienes intrigado Gon - con pesadez dejo caer su cara entre la conexión del hombro y cuello contrario -
Su instinto le exigia alimentarse de ese apetitoso mortal, pero su razón y conciencia no querían lastimarlo de más.
Por lo que optó por calmarse oliendo la fragancia que soltaba el azabache.
- eso debería decir yo - le escucho decir mientras acariciaba su espalda -
Y desde esa tarde en aquel cuarto, empezaron a surgir sentimientos que ninguno de los dos pensó que podrían tener.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro