❛❛El miedo en tu mirada❜❜

Son las doce de la madrugada, la hora perfecta para mi, el momento justo y perfecto para salir a cazar mis presas.

Adoro ver como nace el pánico en sus ojos cuando saben que su miserable vida llegará a su fin, esa placentera sensación de hacerlos débiles ante mi me llena de júbilo.

Soy un artista, aprecio la belleza femenina con otro punto de vista. Para mi, están más bellas que nunca bañadas de ese líquido escarlata saliendo de sus estéticas cortadas hechas por mi navaja, mi compañera.

Camino por uno de los tantos oscuros y pútridos callejones de esta ciudad, esperando encontrarme un nuevo lienzo para esta ocasión. Siempre hay algún tonto que deambula por aquellos lugares, ignorando que Night Killer ronda por ellos, cobrando víctimas.

Sí, ese soy yo. Night Killer.

Distingo un barullo y unos cuantos pasos resonantes ante mi, al acercarme veo a dos hombres tratando de forzar a una chica. Escorias de la vida, alimañas que no merecen vivir.

—¿Qué se les ofrece, señores? —pregunto entrometiéndome.

—Ve a joder a otra parte, niño bonito. Estamos ocupados aquí —responde uno de ellos.

—Creo que no, la dama no se ve para nada cómoda con ustedes. Así que les voy a pedir amablemente que la dejen en paz —advierto con un tono grave en mi voz, aun que ya me están cabreando estos dos.

Odio cuando no hacen lo que ordeno.

—Aléjate si no quieres terminar mal —me dice uno de esos babosos y no puedo evitar soltar una carcajada irónica.

—¿Tú?, ¿a mi? —reí nuevamente—. Se ve que no sabes quién soy —digo ensombreciendo mi semblante y poniéndome justo frente a ellos.

Enfoco mi vista en la chica, es muy linda y está muy asustada. Rostro pequeño, perfilado, mejillas sonrojadas y labios gruesos. Su cabello castaño y lacio está un poco desgreñado, sus ojos están acuosos y percibo un brillo de terror reflejado en ellos. Se ve vulnerable y aterrada.

Me encanta.

Ya te encontré, pequeño lienzo.

Me dirijo a ella—Linda, puedes irte, yo me haré cargo de este par.

La joven no duda un segundo en salir corriendo, solo puedo percibir su cabellera perderse en la inmensa oscuridad.

Te dejo ir solo para reclamarte después.

—Ahora... ¿en qué estábamos? —me volteo hacia ellos que están en una esquina siendo acogidos por el miedo. Mi sola mirada los ha puesto así— Ya recordé, esta es la parte en la que corren por sus vidas y yo los persigo.

Dicho y hecho, los cobardes salen huyendo como par de dementes.

Llegó mi diversión, saco mi fiel navaja. A por ellos.

«...»

Dos cuerpos fueron hallados en el callejón Dakota esta mañana, sus cadáveres estaban prácticamente irreconocibles. Sus ojos fueron sacados de sus cuencas y numerosas puñaladas adornaban sus vientres. En las paredes, escrito con sangre se leía la prueba clave de quién fue el causante de semejante crimen. El mayor asesino que ha existido en la ciudad: Night Killer. Se suman dos víctimas más a su lista.

Nos preguntamos que está haciendo la Policía en estos instantes que no ha podido darle captura y permiten que siga matando por placer. Nuestras calles son menos seguras cada día...

Apago la tele una vez que vi la noticia, dos días después de que los maté fue que los hallaron metidos en un latón de basura.

Por otro lado, ya averigüé todo lo que necesitaba de mi nueva muñeca. Hoy será el día que iré en su búsqueda.
El reloj marca las once y media de la noche y el momento ha llegado.

Salgo de mi escondite, o más bien mansión, porque sí, ¿quién iba a imaginar que soy millonario y una figura pública?. A decir verdad, nadie.

Al rato de ir caminando la veo. Va saliendo de su trabajo de medio tiempo, se nota cansada y ojerosa, su ropa va desaliñada por el ajetreo diario de su trabajo. En una cafetería no debe existir la palabra descanso, así que imagino como se siente.

La sigo de cerca, va sumida en su teléfono.Ventaja para mi.

A una distancia pequeña pero considerable la observo, la analizo meticulosamente. Su belleza es etérea, casi idílica y única en el mundo. Resplandece más que el amanecer.

No se parece en nada a mis otras mueñecas que eran simples lienzos sin valor alguno, ella es especial y me encargaría de cuidarla y tenerla solo para mi.

De los pocos pero concisos datos que descubrí acerca de ella está su nombre: Baek InAh. También sé que vive con su padre, un borracho de quinta y que a demás, es un drogadicto.

Su vida no es muy fácil que digamos. Tiene una beca universitaria que mantener a base de buenas calificaciones, debe trabajar para mantenerse a si misma y al vago de su progenitor, tan solo con veinte años. Una lástima.

Su casa está un poco lejos del lugar donde trabaja y debe atravesar unos de los tantos callejones que tanto me gustan; estrechos y siniestros. El lugar indicado para obtenerla.

Casi estamos a la entrada del mismo, a pesar de la distancia que nos separa, su embriagante olor llega a mis fosas nasales, el cual reconozco: jazmín.

Las calles ya están desiertas y solo el silencio nos acompaña, como testigo de lo que sucederá en unos minutos. Casi puedo sentir la expectación y éxtasis en las yemas de mis dedos. Siento casi vibrar la navaja a mi costado, como si tuviera vida propia, ansiosa por enterrarse en su tersa y blanca piel. Poder ver su cálida sangre escurrirse entre mis falanges y presenciar ese sentimiento de dolor en sus orbes.

Lo mas placentero es ver su vida apagarse lentamente.

Ya estamos en mi territorio, en breve la haré mía.

—¿Quién eres?, ¿por qué estás siguiéndome? —su voz me hace parar en seco, ella se detiene a unos metros de mi

—Disculpa si te incomodé —digo para que confíe en mi—. Soy el chico que te ayudó hace unas noches. Impedí que te atacaran.

—¿Eres tú? —se gira a verme asombrada—. No te pude ver bien ese día por la poca iluminación.

—Sí, el mismo —afirmo—. No tienes que agradecer nada. Me hice cargo de ellos. Ya no te molestarán mas.

—Gracias, no sé que habría sido de mi si no llegas en ese momento —suspira aliviada.

—Si no es molestia, ¿me permites acompañarte? —pregunté relamiendo mis labios deseoso por su aceptación—. No me perdonaría jamás si te pasa algo.

—Mhm, está bien. Por mi no hay problema — dice sonriendo ampliamente—. Me gustaría saber acerca de mi salvador, mi héroe.

—¿Tú salvador?, ¿tú héroe? —inquiero asombrado.

De tantas cosas que me han llamado nunca he oído que me digan así.

—Sí, para mi lo eres —responde caminando a mi lado.

—Soy de todo menos eso. No te puedes confiar tan fácilmente de los desconocidos —le advierto.

—¿Por qué? —pregunta reparándo en mi rostro.

—Porque no sabes quién es capaz de hacerte daño —contesto.

—Dudo que vayas a herirme. Eres un hombre bueno.

Me sonrío de lado al oír su comentario. Soy de todo, menos bueno.

—¿Y qué me dirías si te dijera que no soy el bueno, que soy el malo? —susurro en su oído y esta se aleja un poco al notar mi cercanía.

—Pues, no te creería —contesta muy segura de sus palabras.

Bien, ya debo mostrárle mi verdadero yo y quitarme la máscara.

La arrincono en un rápido movimiento contra la pared y le hablo mirándole a los ojos.

—No, no. Respuesta incorrecta. Soy el villano, muñeca —me aproximo más para decir lo último en su oreja —. Soy tu peor pesadilla.

Su cuerpo comienza a tiritar, el pánico se apodera de ella y al verla percibo el miedo en su mirada. El miedo más placentero.

—Déjame ir, por favor —ruega con tono débil y trata de alejarme con sus manos.

—Ah, ah, ah —niego repetidamente—. Tú eres mi más preciado tesoro. No te puedo dejar ahora que te encontré.

—Prometo no decirle a nadie, pero por favor no me lastimes.

Sus lágrimas ya son notorias y bañan sus mejillas. Su anatomía sufre pequeños espasmos por su llanto. Música para mis oídos.

—Dime algo. ¿Qué crees que le hice a esos bribones que se querían aprovechar de ti? —mascullo por la bajo.

—No sé, señor. Déjame irme —suplica.

—Ya te dejé ir una vez, no volverá a pasar —avisé—. Y respondiendo a la pregunta... yo los maté.

—¿¡Qué!?

—Lo que oyes, ¿no te suena Night Killer?. Soy yo —me presento.

Me gusta que mis víctimas sepan quién los está dominando.

Un golpe bajo me hace retorcerme e InAh sale despavorida. Es lista, logró golpearme al estar distraído. Corre, yo te alcanzaré.

—Huye todo lo que quieras InAh, no podrás escapar de mi. La persecución es mi parte favorita —comento divertido.

Gracias a mi arduo entrenamiento y continuos ejercicios estoy en perfecta forma física, alcanzarla no será muy difícil.

Justo cuando iba a salir a la calle logro darle alcance, tomándola del antebrazo.

—Te atrapé —la sonrisa macabra que se dibuja en mi rostro hace que su expresión se contraiga. El pavor se forma en su cara. Las lágrimas corren como cascadas por sus mejillas—. ¿Lista para afrontar tu destino?. Jungkook, para que recuerdes el nombre de tu dueño —declaro por última vez—. Estaremos juntos por toda la eternidad, mi hermosa muñeca.

Y con un golpe en su cabeza su mundo se ensombrece.

La agarro antes de que caiga al suelo.

Solo somos tú y yo para siempre, mi lienzo perfecto.

FIN.