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𝑫𝒊𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒆𝒕𝒆

Era una mañana soleada y los ventanales del cuarto se lo hicieron saber al par de amantes desnudos sobre la cama.

Estando ella con su espalda pegada al pecho ajeno, él la rodeaba con sus brazos; uno bajo su cabeza y otro sobre su cintura.

La sábana apenas y los cubrían hasta la cintura pues sus enredados pies tenían partes al descubierto.

Pero ni siquiera aquellos rayos de Sol lograron que despertaran.

No del todo.

Es decir, les molestaba la luz, pero lo único que hicieron al respecto fue acurrucarse más el uno al otro, teniendo ella que darse la vuelta, dejando que el muchacho ocultara el rostro en su cuello.

Sin embargo, no era un día para quedarse dormidos y acurrucados en la cama.

Y el incesante sonar del celular del SoRa se los hizo saber.

Soltando un gruñido que logró hacer que el muchacho sonriera aún si apenas despertaba, SoRa se alejó de su unión para tomar su celular sobre la mesa de noche y contestar la llamada.

-¿Qué quieres, Park HaNa?-volvió a gruñir y esta vez el chico soltó una risilla, aprovechando la oportunidad para sentarse sobre el colchón.

-Sé que aún estás molesta conmigo por no haberte dicho que TaeHyung y yo ya éramos novios oficialmente, pero no creo que sea correcto llegar tarde al trabajo.

SoRa abrió sus ojos con amplitud y miró la hora en el reloj de la habitación, maldiciendo por lo bajo.

-Vale. Enseguida voy para allá.

Y colgó.

Esa manera de actuar con HaNa era fingida.

La cosa era que tanto HaNa como TaeHyung le habían ocultado a SoRa y JungKook respectivamente que lo suyo era oficial y, a modo de venganza, ellos tampoco le dirían de lo suyo, que apenas llevaba una semana, y los trataban mal, pero sólo lo hacían para verlos rogar por su perdón.

Ciertamente se divertían haciéndolo, pero desde hacía un tiempo que venían queriendo dejar aquella "broma" de lado.

-Esto es tu culpa, Angel-gruñó la chica, mandando millones de balas a su novio con tan sólo mirarlo.

El muchacho se mostró ofendido y posó su mano en su pecho desnudo, abriendo su boca.

-¿Yo?¿Qué hice ahora?

-Seducirme-entrecerró los ojos y el chico soltó una carcajada.

SoRa finalmente sonrió y besó los labios de su chico antes de que ambos comenzaran a alistarse para irse.

Como ya era costumbre, JungKook acompañó a SoRa y, como siempre, entraron tomados de la mano a la comisaría.

Muchos los saludaron, incluido el señor DongHyuk y una vez llegaron al puesto de SoRa, junto a HaNa, se acercaron a la aludida.

La pelirroja volteó a verlos y sonrió algo incómoda ante la seria mirada que recibía de su parte.

Por supuesto. Eso era sólo teatro. Morían por reírse de la cara de la pelirroja en ese instante.

-Hola. Lamento haber llamado y molestado. Pero como amiga y sustituta de JiMin, tuve que hacerlo-soltó un suspiro.

Ninguno de los otros dos chicos pudo evitar más el reír y eso hicieron.

HaNa, comprendiendo que todo había sido una broma, también rió con ellos y se quejó porque la estaban haciendo sufrir.

El trabajo siguió como de costumbre y HaNa notaba cada vez más cariñosos a JungKook y SoRa, empenzando por el hecho de que él había ocupado el asiento a un lado de SoRa ya que el compañero no había ido y tenían sus manos unidas.

Si bien ellos dos ya desde hacía como una semana que llevaban teniendo dicho comportamiento, esa mañana estaban un poco más melosos de lo normal.

Cosas de pareja, suponía HaNa.

Y ahí cayó.

¿Pareja?

-Ya son pareja y no lo han dicho por venganza ¿verdad?-habló de repente, provocando un ligero sobresalto en JungKook y SoRa, mas al cabo del rato estos rieron-. Seh. Ya me lo imaginaba.

-El karma~-canturreó el chico.

Y el debate hubiese seguido de no ser por el alboroto que se escuchaba en la entrada y el revuelo de oficiales que, a simple vista, intentaban detener a alguien que planeaba pasar más allá de la recepción.

-¡Necesito hablar con mi esposa!¿¡No entienden eso!?

SoRa se tensó y apretó el agarre de la mano de JungKook.

Tanto ella como HaNa habían reconocido la voz de HonSeok y a JungKook no le hizo falta analizar mucho la situación para darse cuenta de quién era el escandaloso.

Por eso, cuando aquel hombre entró al área de trabajo, buscando a SoRa cual bestia a su presa, se colocó de pie junto a ella y, en vistas de la tensión de SoRa, se decidió a hablar él.

Para su fortuna, no tenían mucho público.

-¿Se le ofrece algo?-habló amablemente-. Ya que se tomó la molestia de violar el protocolo de entrada al lugar, como mínimo debería decir a qué a venido.

Ni SoRa, ni HaNa, así como tampoco los que veían la escena, pudieron evitar sonreír, aunque fuera de lado.

JungKook estaba dispuesto a dejar a HonSeok en su lugar con todas las de la ley.

HonSeok reparó en JungKook y la figura que a un lado suyo, tomándole la mano, estaba.

Sus ojos se ampliaron y apretó sus puños. La ira se estaba apoderando de él.

Pero SoRa no le tenía miedo, JungKook mucho menos.

-Es él ¿cierto?-bramó hacia SoRa.

-¿Y eso te afecta en algo?-JungKook enarcó una ceja-. Hasta donde sé te crees muy cojonudo por haber estado engañando a semejante mujerón y ahora vienes reclamando algo que ya no te corresponde-bufó y HonSeok se fue acercando a él lentamente-. Lo mejor y único que tienes que hacer es acabar de firmar el divorcio. Ya que no te dignaste a hacer los papeles por tí mismo por andar llorando por tu ego herido y SoRa se tomó el trabajo de hacerlo todo, un mínimo de sentido común has de tener ¿no?

-¿Quién te crees, mocoso?-se burló-. Deja de meterte en asuntos de adultos, niño. Esto es entre mi mujer y yo.

-Te equivocas, Kim HonSeok-negó con una sonrisa irónica-. Kang SoRa es mi mujer así como yo soy su hombre ¿Sabes por qué? Porque yo le doy el cariño que durante años le faltó, la consciento, la ayudo hasta en lo más mínimo y le hago el amor cada jodido día para hacerle saber lo amada y deseada que es.

HonSeok se quedó en su lugar y tragó saliva.

-Haz el favor de dejar de ser un idiota machista y egoísta del siglo pasado y acepta que aquí ya no pintas nada y sólo volverás a vernos el día de la entrega de los papeles del divorcio-volvió a decir el pelinegro y sonrió de lado cuando la otra mano de SoRa escaló un poco más arriba en su brazo.

HonSeok reparó en ella y gruñó.

-Donde hubo fuego, cenizas quedan.

SoRa se echó a reír y a los demás, exceptuando a su ex esposo, claro, luchaban por no hacer lo mismo.

-¿Y quién te dijo que lo nuestro fue fuego?

HonSeok estaba rojo de la rabia y se mordía la lengua porque sabía que con SoRa tenía las de perder.

-Creo que ya no tienes nada que hacer aquí-intervino HaNa-. No me obligues a meterte en una celda-sonrió burlona.

HonSeok, hecho furia, dió media vuelta y se fue, bajo las burlonas miradas de todos aquellos que habían  presenciado la escena.

SoRa dejó escapar un largo suspiro y se aferró al torso de JungKook, sintiendo cómo este rodeaba su cuello con sus brazos y besaba su coronilla.

Pero siempre está el encargado de hacer que la tensión se esfume.

En este caso, fue una encargada.

-¿Es verdad eso de que hacen el amor todos los días?-curioseó HaNa, codeando a su amiga, alzando y bajando ambas cejas.

A su alrededor todos habían vuelto a sus asuntos, pero rieron pues llegaron a escuchar a la pelirroja.

SoRa se escondió en el pecho de JungKook y este rió.

-¿Tengo cara de ser un mentiroso?

-¡JungKook!

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