Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝑫𝒊𝒆𝒄𝒊𝒐𝒄𝒉𝒐

El tiempo volvió a correr y el período de vacaciones de JungKook había llegado a su fin, así como también había iniciado el de SoRa.

Él ni siquiera le había dicho nada y ella ya se estaba levantando temprano junto a él, alistándose también.

JungKook terminó de colocarse sus zapatos y, a sabiendas de que aún le faltaba colocarse el saco, se quedó sentado en la cama con sus manos hacia atrás, admirando la escena que aparecía frente a sus ojos.

SoRa había salido del baño con tan sólo una toalla cubríendola. Estaba maquillándose hacía minutos atrás pero era un maquillaje tan sencillo como la ropa que había dejado extendida sobre la recién tendida cama: unos pantalones negros, un suéter rosado oscuro y en el suelo estaban los tacones negros así como sobre la cómoda estaba su cartera negra.

Colocándose frente al espejo, dándole la espalda al chico, SoRa retiró su toalla, quedando simplemente con la parte inferior de su ropa interior.

Estaba terminando de acomodar un poco su cabello.

JungKook mordió su labio inferior y sonrió.

-¿Sabes lo mucho que me gusta tu espalda?

Con una sonrisa, mientras sostenía la toalla, SoRa se giró en su dirección y le sonrió.

-Me lo has demostrado muchas veces-le guiñó un ojo antes de dejar la toalla sobre la cama y tomar los pantalones.

Como buen e interesado novio que era, la ayudó con eso, además de que aprovechó para toquetearla un poco de más mientras ella se colocaba el suéter y lo miraba divertido.

-¿No llevarás sujetador?-frunció el ceño y la chica negó con la cabeza.

-¿Te parece que hace falta?-se dió media vuelta, mostrándole al muchacho cómo lucía aquella ropa en ella, destacando el hecho de que el hombro izquierdo del suéter estaba caído hacía un lado.

-No. Definitivamente no lo necesitas-negó sonriente-. Aunque corre el riesgo de que otros te vean, pero allí estaré yo para patear traseros.

SoRa soltó una estrepitosa carcajada y se acercó a su novio para besarlo.

-¿Me ayudas con los zapatos?

Una vez ambos listos, salieron del departamento con rumbo a Tannie Designs.

El clima estaba bastante fresco, por lo que sus ropas estaban acordes.

Entraron a la empresa tomados de la mano y, apenas en recepción, muchos se le quedaron mirando.

Lógicamente, el aclamado Jeon JungKook, el soltero de oro de la empresa, entraba de la mano de una preciosa muchacha y lo mejor, se atrevió a robarle un beso antes de llegar frente al buró de información para pedir un pase de visita para ella, sentenciando que se quedaría con él todo el día.

Luego de aquello, se adentraron al elevador y entraron en un área donde había, tanto burós como una que otra oficina encerrada en cuatro (o tres) paredes de cristal.

Una de aquellas oficinas aparte, era la de JungKook y, antes de dirigirse a ella junto a SoRa, la presentó a sus compañeros, quienes los miraban a ambos con duda.

-Buenos días-saludó con una sonrisa-. Ella es Kang SoRa, mi novia. Espero que no les resulte una molestia que esté conmigo el día de hoy...y probablemente los siguientes también-murmuró, aunque más para sí mismo.

Los cuchicheos no tardaron en escucharse mientras JungKook y SoRa caminaban de la mano hasta la oficina del mismo, pero eso les importaba muy poco, realmente.

Y es que todos reconocieron a la chica que se había llevado a JungKook de la mesa aquella noche.

En la única pared de concreto que presentaba la oficina, había un gavetero bajito y dos estantes largos a sus costados. Y los tres estaban repletos de libros y papeles regados.

Al frente estaba el escritorio del chico, una gran mesa que no dejaba a la vista más que el espaldar de la silla giratoria tras ella sobre la cual habían un par de cuadros, el monitor de la computadora y más papeles regados.

Por la forma, SoRa deducía que había una o dos gavetas más a los lados del escritorio.

Frente al mismo habían dos sillas y a ambos lados, en las paredes de cristal, habían cortinas así como la principal, donde estaba la puerta de madera blanca.

En una de dichas paredes, en la cima, estaba el aire acondicionado.

Todas las oficinas independientes estaban decoradas de aquella manera. Cada trabajador necesitaba su privacidad y además, en aquellas oficinas se realizaban múltiples reuniones con personal clasificado.

Mientras JungKook cerraba la puerta y le explicaba todo aquello a SoRa, la chica se paseaba por el lugar, mirando todo con detenimiento.

-Síendote sincera, tu oficina me parece algo aburrida-arrugó la nariz y el chico sonrió, acercándose a ella hasta abrazar su cintura.

-A mí también. Pero no me he tomado el tiempo de arreglarla-se encogió de hombros.

-¿Puedo?-la emoción de SoRa lo hizo reír. Parecía una niña pequeña.

-Haz lo que quieras, mi amor. Mi trabajo puede resultante aburrido y creo que al menos en eso te distraerás.

-Yo no lo llamaría aburrido. Más bien, menos interesante que el mío-corrigió ella, logrando sacarle una estruendosa carcajada al chico.

-Vale, entonces, haz lo que gustes. El lugar es tuyo-sonrió con amplitud mientras besaba cortamente los labios de su novia antes de sentarse en su escritorio.

-¿No te molestaré?-indagó la muchacha, sentándose en los muslos del chico, quien enseguida la acunó más contra su cuerpo.

-Por mí, puedes pasarte el día entero así, que no tengo problema alguno.

Ciertamente, se mantuvieron en dicha posición por un rato hasta que la chica decidió ponerse manos a la obra.

Primeramente, se dedicó a organizar los dos libreros, colocando cada libro según sus temas y por orden alfabético y luego recogió los papeles en el gavetero del centro.

Si bien no era una experta en el tema de las finanzas, supo organizar cada papel y carpeta según sus temas.

Hizo lo mismo con las gavetas a cada lado de JungKook.

El chico la miraba risueño pero cada vez que ella se detenía para reprocharle que se volviera a concentrar en su trabajo, no tenía más opción que obedecerle, pues sabía lo insistente que SoRa llegaba a ser. Prefirió mirarla de reojo.

En aquellas gavetas de las que SoRa sacaba cosas no había más que carpetas con documentos, bolígrafos, marcadores, repuestos de tinta, lápices, cintas adhesivas, papeles de nota de todos colores y tamaños, clips, grapas, y demás cosas de oficina que organizó impecablemente.

En la otra gaveta ya habían cosas de uso personal como un par de cepillos de dientes y pasta dental, un paquete de papel higiénico, una toalla, un pequeño botiquín (el cual también tuvo que organizar) y una muda de ropa.

JungKook está bien preparado, se decía a sí misma.

Cuando finalmente acabó con todo aquello, se dejó caer nuevamente sobre las piernas de su novio, acurrucándose en su pecho.

El aire acondicionado había impedido que su ajetreo la hiciera sudar en exceso, pero una que otra gota de sudor JungKook tuvo que quitar de su frente.

Sosteniendo bien a su chica, el pelinegro dió media vuelta en su silla y miró con asombro su oficina.

-Tu departamento no era el de un chico soltero, tu oficina lo era-se burló SoRa.

Ambos rieron por aquello y él depositó un beso en su frente.

-¿Tienes hambre? Porque ya es hora de almuerzo.

Ahora el turno de la castaña de quedar asombrada.

¿Había pasado casi tres horas organizando la oficina de su novio?

Aún en medio de su asombro, aceptó la invitación de su chico y se dirigieron al comedor del centro.

Por supuesto, los ojos aún estaban puestos sobre ellos.

-¡SoSo!-las risitas de una pelirroja y un castaño hicieron a la de grisáceos ojos y su novio alzar la cabeza.

-¡Hanie!¡Tae!-sonrieron SoRa y JungKook.

HaNa también estaba de vacaciones y JiMin ya había vuelto a tomar su puesto, así que a SoRa no le sorprendió mucho verla allí también junto a su novio.

Ambos se acercaron y se sentaron frente a la pareja contraria.

-Cuéntennos qué se siente ser el tema de conversación de todos en esta empresa-se burló TaeHyung, consiguiendo que su amigo rodara los ojos y SoRa se encogiera de hombros.

-¿Y tú que haces por aquí?-preguntó HaNa a su amiga-. Pensé que por estar de vacaciones estarías durmiendo a pata suelta hasta las ocho de la noche.

A excepción de SoRa, los otros tres en la mesa se rieron de su expresión de "odio" hacia HaNa.

-El verdadero milagro es verte a tí  aquí y no bebiendo hasta el coma etílico-se cruzó de brazos-. Me dijiste que eso harías en cuanto tuvieras tus vacaciones.

Y ahora era HaNa quien desfiguraba la expresión de su rostro.

-Bien. Tu ganas-rodó los ojos-. Creo que tener pareja implica cambiar ciertas costumbres.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro