-040.-
—040.—
Una pequeña azabache observaba la televisión con suma atención, después de todo, no había visto una en un mes. Era realmente grato para ella poder ver caricaturas en vez de preocuparse por el frío de su celda o si algún pedófilo se colaba a esta e intentaba hacer cosas indebidas.
— Si te comportas bien, tendrás esta clase de premios todo el tiempo, ¿entendido? —el hombre sonrió, acariciando la cabeza de la pequeña, quien, en aquel punto, ya miraba aquello como un gran detalle por parte de su secuestrador.
Ella asintió, sonriente, tomando la paleta que el hombre le ofrecía:— Si eres obediente, te protegeré de los otros chicos malos —volvió a hablar, antes de salir de la celda de la menor, la cual había sido pintada de color rosa como premio a su buen comportamiento en el entrenamiento de aquel día.
La hija de Akira abrió los ojos, confundida, mirando a sus alrededores y solo encontrándose con sus compañeros de clase, quienes observaban el pizarrón, algunos con atención y otros con aburrimiento.
La chica de orbes ónix se masajeo el puente de la nariz mientras apretaba los ojos con fuerza:— ¿Que mierda fue eso? —se preguntó a si misma, tocando su cuello mientras desviaba sus pensamientos a lo que haría aquella noche.
Akira se levantó de la camilla, confundida, mirando a sus alrededores:— ¿Pasó algo? —preguntó mientras observaba a Kanaye.
El doctor acomodó sus lentes, pasando su dedo por el lagrimal de su ojos y desviando su mirada al techo por un segundo:— Tu particularidad se debilitó por un minuto —dijo el hombre, cansado, después de todo habia estado despierto toda la noche, intentando ayudar a Kai para que recuperase sus brazos.
— ¡¿Que?! —exclamó la mujer, alterada.
Kanaye cerró sus ojos, cansado, rogando por tener un minuto de paz:— No te preocupes, sigo sin recordar en que momento acepté hacer una orgía contigo y tus otros esposos —dijo el hombre, suspirando mientras observaba la carpeta con el expediente médico de su esposa.
— ¿Que pasó? —preguntó la mujer, tomando su teléfono rápidamente.
— Debes dejar de tomar drogas potenciadoras para tu quirk, le está haciendo daño a tu cuerpo y a tu mente, esa es la razón detrás de tu vértigo y tu debilidad general —el albino sacó una pequeña linterna de su bata, moviendo esta unos segundos y observando la dilatación en las pupilas de su esposa—. Recuerda que esas drogas fueron creadas por el mismo hombre que creó balas antiquirk.
Akira suspiro mientras su esposo revisaba que todo su cuerpo estuviera en buen estado:— No puedo hacer eso, Kanaye, no puedo bloquear los recuerdos que le quité a _______. Se repiten en mi mente cada vez que cierro los ojos —la mujer masajeó el puente de su nariz, intentando evitar que lagrimas salieran de sus ojos—. Temo que, en algún punto, ella recupere esos recuerdos.
El albino observó a su esposa por un instante antes de suspirar:— drogarte no es la solución, esas drogas tienen muchos efectos secundarios, el cansancio y la debilidad constante son unos cuantos. En algunos casos la persona que ingiere la droga pierde el conocimiento cuando sus efectos desaparecen —el hombre tomo su bolígrafo, comenzando a escribir en el expediente de su esposa—. Si quieres que tu particularidad sea tan fuerte como para reprimir esos recuerdos debes dejar de controlar las mentes de otros, entre más mentes controlas mas débil es el control que ejercias en mentes posteriores a esas. Un ejemplo claro son los recuerdos que intentas suprimir.
Akira suspiró, cansada, sintiéndose derrotada ante tal situación, intentando analizar el mejor plan de acción que podía tomar:— La salud mental y la seguridad de mi hija es lo primordial, dile a Akim que prepare un escuadrón, lo enviaré a asesinar a un par de personas para aligerar la carga que tengo al controlar sus mentes.— Kanaye asintió, sin mirarla siquiera un instante, mientras se mantenía escribiendo.
Akira, por otro lado, tomó entre sus manos el relicario plateado en forma de corazón que colgaba de su cuello, abriendo este y sonriendo medianamente al observar las dos fotos en este. De un lado, el relicario tenía una foto en la que ella abrazaba a su hija, cuando esta a penas tenía dos años de edad; del otro lado, había una foto de la misma chica, sin embargo, era una foto actual en la que ella sonreía medianamente, distraída.
— Haré el mundo más seguro para ti, pero, por ahora lo único que puedo hacer es hacerte más fuerte —susurró, para luego cerrar el relicario y plantar un pequeño beso en este.
Kanaye levantó la mirada, para luego suspirar y seguir con lo suyo.
Las botas pesadas resonaban contra los tablones de madera del suelo de aquel bar, mientras un cigarro repasaba sobre sus labios y el humo de este salía fácilmente de su boca, Touya observó a su ex novia, recostada en uno de los sofás de aquel mientras varias miradas hambrientas se posaban sobre su cuerpo.
Dabo gruñó, observando a quienes la miraban con tal odio que no pudieron evitar desviar la mirada rápidamente:— ¿Sabes que llamas mucho la atención? Todos en este bar pagarían por acostarse contigo, mejor vamos a otro lugar —dijo Touya de mala gana, al estar cerca de la menor.
Ella movió su pie de forma juguetona, mientras mantenía sus ojos cerrados:— Lo sé, simplemente, no me importa —respondió, abriendo uno de sus ojos mientras observaba con este a Touya y una sonrisa ladina se curvaba en sus labios.
El de cabellos tinturados se sentó a un lado de la menor, observando con frialdad a quien se atreviera a mirarla de forma lasciva.
Por otro lado, Kotaro se removió incómodo mientras sentia varias miradas sobre él, miradas que lo hacían sentir incómodo, de tal manera que queria abrazarse a si mismo para protegerse. Eran miradas tan llenas de lujuria que no se sentía seguro.
— Hola, guapo, ¿quieres que te invite a un trago? —preguntó una mujer, acercarse a él.
— No —respondió, mientras observaba con asco como aquella mujer ponía una mano sobre su hombro.
— Vamos, cariño, no te hagas de rogar —insistió, curvando sus labios.
Antes que el menor lograra responder, una mano tomó la muñeca de la mujer que agarraba su hombro, apretando esta y acto seguido alejando a la femenina de él:— Deja de acosarlo, ya te dijo que no, ve a mostrarle tus tetas a alguien más, porque si veo que te acercas a mi hermano de nuevo te las desinflaré. Ten un poco de dignidad y lárgate —amenazó la hermana mayor del chico, observando a la mujer con desdén, mientras que Dabi intentaba adivinar como logró moverse tan rápido desde el sofá hacia donde se encontraba Kotaro.
Kotaro se llevó las manos al rostro, sonrojado e intentando evitar la mirada de su hermana mayor, estando realmente agradecido por aquel gesto y sintiéndose realmente amado por lo rápido que está reaccionó ante el suceso.
《¡Me ama!》, pensó, emocionado, mientras una sonrisa de felicidad se curvaba en sus labios y el color carmín teñía sus mejillas.
— ¿Estás bien? —el chico apretó sus labios y, sin mostrar su sonrojado rostro, asintió en respuesta a la pregunta de su hermana mayor—. Bueno, como sea, quédate conmigo. Yo te protegeré.
El chico gritó internamente ante aquello, sintiendo como su hermana tomaba su mano y lo llevaba al sofá en el que estaba recostada anteriormente, mientras, el simplemente no podía levantar la mirada, su emoción en aquel momento era demasiada como para poder ocultarla. Kotaro sentía que su corazón se saldría de su pecho gracia a lo rápido que este latía.
— ¿seguro estás bien? —el menor suspiró, asintiendo e intentando reprimir la avalancha de emociones que le hacían casi imposible mirar a su hermana a los ojos.
— Si —pronuncia el menor, a penas audible, quitando las manos de su rostro y sonriendo tímidamente, aún con un sonrojo notorio.
En aquel momento, ella le regaló la sonrisa más perfecta que Kotaro creía haber visto, razón por la cual él se permitió unos segundos para admirar sus perfil, soltando suspiros al agregar otro punto a su larga lista de razones por las que amaba a su hermana mayor.
Él desvió su mirada, colocando sus manos n sobre sus rodillas, golpeando las yemas de sus dedos contra estas mientras sonreía y se perdía en sus pensamientos.
La femenina, por otra parte, bostezó, tomando su teléfono y leyendo los mensajes en este, sonriendo al leer un mensaje enviado por Shinso.
"Si adorarte fuera un pecado, yo mismo me lanzaría a lo más profundo del infierno."
¿Acaso no soy romántico?
Seria mucho mejor si me permitieras ser tu novio.
Por obvios motivos, ella no planeaba responder, deseando que la intriga incentivará aún más a aquel chico que ella se había encargado de que cayera en sus garras, después de haberlo dejado marinar en su amor platonico por un tiempo.
Con pereza, ella pasó al siguiente chat, el chat de Denki.
¿cómo estás, ama?
¿Ya cenaste?
¿Quieres que pasé un rato a visitarte?
¡solo si lo deseas! Sabes que no haré algo que no me pidas.
Espero hayas comido algo realmente delicioso.
¡No olvides que te adoro! ♡
《¡Joder! Por fin.》, pensó, celebrando internamente aquello que, para ella, era realmente beneficioso.
— señorita Enchantress —habló alguien frente a ella, haciendo que levantará la mirada de mala gana, tomándose con un par de orbes color café, pertenecientes a un hombre usaba un pasamontañas para cubrir su rostro—. Siempre es un placer verla.
Atsuhiro hizo una corta reverencia frente a ella antes de tomar la mano de la menor y plantar un pequeño beso en el dorso de esta. La menor levantó las cejas con sorpresa, más por la rareza del gesto que por el gesto en si, después de todo ella y aquel hombre solo habían intercambiado un par de palabras.
— Igualmente, Mr. Compress —respondió de manera educada, manteniendo sus oscuros orbes sobre los ojos cafés de Atsuhiro, quien terminó por desviar la mirada gracias a que no podía aguantar mucho la intensidad con la que ella lo observaba.
— Shigaraki no tardará, tuvo unos cuantos asuntos urgentes que atender y me pidió que le enviara sus sinceras disculpas —dijo él, observando a Dabi con confusión, después de todo era la primera vez en meses que lo veía en aquel bar.
— Ya me imagino cuán sinceras son —respondió ella, desviando la mirada mientras sonreía.
《¿Lo asusté tanto la última vez que ahora cree que debe disculparse por todo?》, pensó la azabache, deshaciendo el moño alto que se había hecho en el cabello pensando que tendría algún trabajo que hacer por parte de Tomura.
La chica de orbes negros cerró los ojos, apoyando su cabeza en el hombro de Dabi, quien sonrió, comenzando a acariciar el largo cabello de la chica, pasando un mechón largo de cabello por detrás de su oreja, mientras sus rostros se encontraban a escasos milímetros y ambos mantenían el contacto visual.
— Eres preciosa —soltó de repente, haciendo que ella soltara una risa.
— Lo sé, gracias —respondió—. Tú no estás mal.
El hombre bufó, tomando un pechon de cabello de manera delicada, besando este mientras sonreía y la miraba.
— Tal vez hay que llevarte a un optometra, hermana —dijo Kotaro mientras sonreía.
La mayor soltó una risa mientras que su ex novio fulminaba con la mirada a su hermano menor:— Pronto te dejaremos en una guardería, no te preocupes, cuñado —la femenina apretó sus labios, observando aquello con diversión.
— Si vuelves a decirme cuñado haré que te tragues tu propia lengua —amenazó el menor, mientras su anterior sonrisa burlona desaparecía.
En aquel momento, un cuchillo voló hacia el rostro de Kotaro, sin embargo, la azabache lo agarró en el aire, justo a un escasos centímetro del rostro de su hermano menor, quien observó el objeto con sorpresa.
La chica reposó sus brazos sobre el espaldar del sofá, cruzando sus piernas elegantemente, observando con detalle el cuchillo en su mano mientras sonreía:— Tan dulce como siempre, Toga —dijo ella, jugando con el cuchillo, cuidando de no cortar su mano.
— ¡Enchantress! —exclamó la rubia con felicidad y un notorio sonrojo.
La mencionada observó a Dabi, quien observaba aquello con confusión:— Hicimos una misión en conjunto hace poco, así que, convencí a Toga de que podíamos ser muy buenas amigas —dijo ella, guiñandole el ojo a la rubia, quien soltó una pequeña risa, avergonzada.
Touya levantó las cejas, cerrando sus ojos por un segundo para poder asimilar aquella información.
— Enchantress-san, lamentamos mucho la espera, tuvimos un par de inconvenientes con algunos héroes mientras hacíamos la misión —agregó Kurogiri, apareciendo en aquel lugar.
La chica solo observó al Nomu, curvando sus labios mientras observaba como Shigaraki aparecía:— Ustedes son los que pagan —se encogió de hombros, observando como Kotaro estiraba sus brazos y piernas.
Tomura la observó por un instante para luego hacer un ademán con la cabeza, indicándole a la femenina que debía seguirlo, lo cual hizo, mientras observaba al villano caminar rápidamente hacia su oficina, cerrando la puerta al encontrarse los dos dentro, completamente solos.
— Te detesto —soltó el villano de repente, mientras, ella solo desvió la mirada con indiferencia, recargando su espalda contra una de las paredes cercanas a la puerta—. Me pareces una mujer realmente desagradable y no me agradas, pero...
La azabache lo observó, levantando una ceja y haciendo un ademán con su mano, indicándole al mayor que continuara, lo cual hizo:— ¿Podria darte un abrazo? —preguntó, tomando a la mercenaria por sorpresa, después dr todo, esperaba cualquier cosa menos eso.
— Supongo que si —respondió con cierta incomodidad, sintiendo casi de inmediato como los brazos de Tomura la rodeaban, apretandola con necesidad.
Aquello le dejó más que claro que Tomura estaba realmente necesitado de afecto, su hipótesis era que, debido a que su particularidad estaba siempre activa, Tomura no podía tener esta clase de contacto con cualquier persona. Siendo ella una obvia excepción.
《Interesante.》, pensó, correspondiendo el abrazo y acariciando la espalda de Tomura.
— Maldita sea —gruñó la azabache, llevándose la mano al rostro, observando como la sala común de la clase c tenía decoraciones de halloween por doquier, incluyendo un gran letrero que decía: "feliz cumpleaños."
Sakura, sonriente, y ciertamente nerviosa, se acercó a su mejor amiga, colocando una corona sobre la cabellera azabache de esta, mientras hacía presunción de un gorro de fiestas y llevaba en sus labios un kazú.
— Te doy cinco minutos para explicarte —dijo la muchacha, suspirando mientras quitaba aquel ridículo gorro de la cabeza de su mejor amiga.
— Bueno, pensé que este año podríamos celebrar tu cumpleaños, dado a que nunca lo celebras y aún no me dices porque —se explicó la rubia, jugueteando nerviosamente con sus dedos.
— ¿dónde está Inuko? Normalmente ella te ayuda con esta clase de estupideces —preguntó la azabache, mientras se dirigía al comedor.
— durmiendo, probablemente, dijo que quería morir de causas naturales y por eso no me ayudaría esta vez —dijo Sakura mientras seguía a su mejor amiga.
— Chica lista.
La más alta se sentó, observando la gran cantidad de aperitivos frente a ella, y como la mayoría de sus compañeros le sonreían y la felicitaban amablemente. Ella solo se limitó a tomar un tenedor y apuñalar brutalmente a un pan, llevandoselo a la boca, después de todo, no quería ensuciar sus manos al sostenerlo, después de todo, se había dado un baño hace cinco minutos.
Sakura se sentó a su lado, comiendo tranquilamente su cereal y pensando en las posibles razones por las que alguien como Majakutsu no quisiera celebrar su cumpleaños, porque, de hecho, ella no era abierta con respecto al tema.
— ¿Ni siquiera quieres pedir un deseo? Puedo hacerte un pastel, si quieres —preguntó la rubia, desanimada, normalmente su mejor amiga la llevaba de compras o algún lugar costoso durante sus cumpleaños, ella siempre había querido hacer algo especial para ella para contribuir con todo lo que le regalaba.
— No, Sakura, estoy bien así. Gracias —respondió, levemente irritada ante la insistencia de la rubia, a pesar de ello, quería mantenerse controlada.
La mencionada suspiró, rendida, comenzando a jugar con los cereales, hundiendo estos uno a uno en la leche antes de meter una cucharada a su boca.
— Sabia que esto pasaría —dijo una voz femenina a espaldas de la rubia y la azabache, quienes no se molestaron en voltear al saber de quien se trataba— feliz cumpleaños, bruja.
La azabache le regaló una sonrisa de boca cerrada a su otra mejor amiga:— prefiero el término, encantadora o hechicera —respondió, ignorando la parte en la que era felicitada por el día de su nacimiento.
— Como sea, veo cierta ironía en que tu cumpleaños sea el día de las brujas —sonrió Rina, sentándose al otro lado de Majakutsu mientras observaba como esta se llevaba otro pan a la boca con ayuda de un tenedor—. ¿Que te hizo el pobre pan para merecer ese desprecio?
— aparecer en mi vida cuando no quiero ensuciar mis manos —respondió.
Al terminar de desayunar y prepararse para ir a la escuela, estando en la puerta para salir de los dormitorios, la azabache levantó sus cejas al observar la avalancha de globos de colores con la que se encontró al abrir esta, teniendo que navegar entre estos para encontrar a quien los sostenía.
Denki sonrió ampliamente al ver a la chica, quien miró a sus alrededores antes de centrarse en el rubio sonriente frente a ella, quien aún conservaba sus ojeras marcadas y piel pálida, la única diferencia entre cuando terminaron y en aquel momento, era que Denki cuidaba un poco más de su aspecto.
— ¡Feliz cumpleaños! —exclamó, abrazando a la chica, quien, incomoda, le dio un par de palmadas en la espalda.
El rostro sonriente de Denki cambió inmediatamente a uno asustado al ver la expresión de la femenina:— No te gustaron —afirmó, susurrando y alejándose un poco de ella—. Lo siento, debí traer algo menos ostentoso, iré a la residencia y compraré algo más.
Antes de que el aspirante a héroe pudiera irse, ella tomó su mano, acariciando esta para calmarlo un poco:— No, Denki, no se trata de eso —dijo—. No me gusta celebrar mi cumpleaños, es una cuestión algo personal.
Kaminari, un poco más calmado, la observó, dudoso, rodeando su cintura con sus brazos, abrazandola mientras ella suspiraba y acariciaba su cabello.
El rostro de Majakutsu cambió una expresión de horror al ver a sus padres, incluida Akira, en la entrada a Yūei, sosteniendo varios globos y una caja, donde ella suponía que había un regalo.
— Matenme —susurró, antes de acercarse a sus progenitores, quienes la recibieron con una amplia sonrisa—. ¿qué mierda hacen aquí?
— Cuidado con tu tono —amenazó su madre—. Hoy es tu cumpleaños, pensé que lo mejor sería venir a visitarte y celebrarlo.
La menor frunció el ceño:— Pues pensaste mal, no quiero saber nada de ti, mucho menor hoy —escupió, con evidente odio a hacia su madre.
— No me hables así, ________, puede que me odies, pero sigo siendo tu madre y merezco respeto —al escuchar aquel regaño, el rostro de la menor enrojeció, estaba realmente enojada—. Celebraremos este día, y, no quiero que me vuelvas a dejar en ridículo.
La azabache apretó los puños, haciendo que sus nudillos se pusieran blancos:— Ya no soy una niña que obedece tus órdenes, puedo hacer lo que me de la gana, recuerda que dejaste de ser mi representante legal hace unos meses —respondió, susurrando, con una sonrisa de superioridad.
Algunas personas se habían detenido a observar la escena, estando entre ellas Todoroki, quien anteriormente pensaba que la relación que su prometida y su madre tenían era buena.
— ¿Se puede saber porque estás haciendo este berrinche? —preguntó Akira, rendida, haciendo que la menor le mostrara una sonrisa ladina.
— ¿Eres tan cínica como para preguntar algo como eso? ¿Lo olvidaste? —Akira frunció el ceño— No me digas que olvidaste como arruinaste nuestra familia cuando tenía nueve años, justo el día de mi cumpleaños.
Con incredulidad, ella soltó una risa, levantando las cejas y observando a su madre con asombro mientras sonreía:— Lo olvidaste —dijo entre risas, pasando una mano por su cabello perfectamente atado, desordenado este.
— No lo olvidé —negó la mujer, mirando a su hija con un rostro realmente neutro.
— Entonces eres lo suficientemente descarada como para ignorarlo —susurró.
— Solo...entra a la escuela, resolveremos esto cuando vayas hoy a casa —dijo Akira, suspirando, mientras su esposos soltaban los globos, dejándolos volar y escaparse.
— ¿ir a casa? Te equivocas, que quieras comportarte como una madre ahora no es mi problema —respondió la menor, desviando su mirada al escuchar a sus espaldas el claxon de un auto.
No pudo sentirse más aliviada al ver a Touya, cuyas quemaduras habían sido curadas por Kanaye, conduciendo un convertible rojo mientras la observaba con una sonrisa, haciendo un ademán con su cabeza para que subiera.
— Y ¿sabes que? Estoy cansada de todo esto —dijo, lanzando su mochila al suelo, corriendo hacia el auto y pasando por encima de la puerta del asiento de copiloto, sonriendo a su madre mientras Touya pisaba el acelerador.
La chica soltó un suspiro, sonriendo ampliamente mientras cerraba sus ojos y se relajaba en su asiento.
— Toma, compré una hamburguesa de esas que te gustan, ya sabes, las que tapan arterias —Touya le extendió a la menor una bolsa, la cual, ella recibió alegremente.
Al encontrarse con un semáforo en rojo, Dabi se detuvo, colocando una mano en el espaldar del asiento del copiloto, observandola con una sonrisa ladina:— Te salvé de una grande, creo que al menos merezco un beso —dijo.
Ella lo observó fijamente mientras masticaba y una pequeña mancha de salsa se depositaba en la comisura de sus labios:— olvidalo —dijo, limitandose a reir y limpiar aquella salsa con su dedo y llevarse este a los labios, limpiando su dedo y re dirigiendo su vista al camino.
Al tragar aquel primer bocado ella sonrió:— ¿y si vamos por helado? —preguntó, llevándose una papa frita a la boca, no sin antes darle una al mayor, quien comía lo que ella le daba mientras conducía.
— ¿a dónde crees que vamos? —preguntó, observandola un segundo con una sonrisa, haciendo que ella igualmente sonriera— también traje un par de almohadas, están en el maletero, siempre te da sueño después de comer. Aún me pregunto porque cada vez que salimos debe haber comida involucrada.
— Es porque la comida te da energía, la meta la pones tú —la menor metió otra papa a su boca, sonriendo.
La chica de orbes negros, luego de masticar su último bocado, fijó su vista en el maletero del auto por un instante:— ¿quién está en el maletero, Touya? —el mencionado amplió su sonrisa— Touya...
— solo una persona muy molesta, seguramente está cómodo, ahi están tus almohadas —respondió, sin poder mentirle.
— ¿No te dije que debían llevarse bien? Touya, saca a Hawks de ahí —al escuchar aquella orden el albino suspiró.
— cuando lleguemos a la heladería —dijo.
Ella soltó una risa:— Usted es realmente una mala persona, señor Todoroki —dijo, juguetona, encendiendo la radio.
— y a usted le gustan mucho los hombres malos, señorita Majakutsu —dijo él de la misma manera, aunque odiaba a su familia, cuando la azabache juguetona de aquella forma no podía evitar seguirle la corriente.
Cuando la música comenzó a sonar, luego de poner su emisora favorita, la azabache sonrió, comenzando a cantar:— Can't count the years on one hand. That we've been together —al observar a Touya este sonrió, aquella canción fue la que sonó minutos antes de decirle a Majakutsu "te amo" por primera vez— I need the other one to hold you. Make you feel, make you feel better.
— It's not a walk in the park to love each other. But when our fingers interlock Can't deny, can't deny you're worth it —siguió él, sonriendo mientras observaba a la azabache simular que tocaba una guitarra—.‘Cause after all this time I'm still into you.
— I should be over all the butterflies
But I'm into you —ella apuntó a Touya, quien levantó las cejas con sorpresa ante aquel gesto, teniendo en cuenta que su ex novia conocía a la perfección la letra de aquella canción—. And, baby, even on our worst nights. I'm into you.
Aunque, sencillamente, ella solo se estaba dejando llevar.
— Let 'em wonder how we got this far
‘Cause I don't really need to wonder at all —siguió Dabi, sonriendo mientras usaba el volante como batería—. Yeah, after all this time. I'm still into you.
— Recount the night that I first met your mother —Touya levantó las cejas, haciendo una mueca—. And on the drive back to my house. I told you that, I told you that I loved you.
— You felt the weight of the world. Fall off your shoulder —ella sonrió, soltando su cabello por completo mientras sonreía, después de años estaba experimentado un sentimiento que pensaba haber olvidado, la libertad—. And to your favorite song we sang along. To the start of forever.
— And after all this time. I'm still into you.— cantó él, mirándola con dulzura.
— I should be over all the butterflies
But I'm into you —la chica apuntó a un punto inexistente en el aire, sonriendo mientras cantaba—. And, baby, even on our worst nights. I'm into you.
— Let 'em wonder how we got this far. ‘Cause I don't really need to wonder at all —cantó Touya—. Yeah, after all this time
I'm still into you.
Cuando hubo un semáforo en rojo ambos cruzaron miradas y sonrieron:— Some things just. Some things just make sense. And one of those is you and I —cantaron al unísono, mientras ella fingía tocar una guitarra y el golpeaba con sus dedos el volante del auto—. Some things just. Some things just make sense. And even after all this time.
En el momento en que ambos acercaron sus rostros, sonrientes, un golpe fuerte en el maletero del auto hizo que ambos salieran de "su mundo" y fijarán su atención en el lugar del cual provenían los golpes.
Luego de unos segundos su contacto visual y, por más que Dabi lo quiso, no pudieron recuperar aquel momento que el héroe encerrado en el maletero había arruinado sin saberlo.
El villano detuvo el auto, poniendo mala cara mientras abría el maletero, escuchando un golpe seco:— ¡¿Que te pasa?! —gritó el héroe desde la parte de atrás, subiendo a duras penas y notando quien se encontraba sentada a un lado de la persona que más odiaba— ¡Señorita! Es un placer verla, ¿cómo ha estado su día? ¿Quiere que vayamos a algún lado?
Ella sonrió, acariciando el rostro del rubio y haciendo que este sonriera mientras se sonrojara:— Estoy muy bien, Keigo —dijo antes de besar sus labios, haciendo que el mayor se derritiera en los asientos de atrás gracias a las sensaciones que la mercenaria le hacía sentir.
La chica, quien afortunadamente siempre llevaba su teléfono en el bolsillo de su falda, mismo que Sakura había cosido para ella, tomó el aparato, notando las miles de llamadas perdidas que tenía de Denki y Shoto y Shinso, junto el millar de mensajes de preocupación.
Estoy bien, gracias por preocuparte.
Ese fue el mensaje que le reenvió a todos, jusnto a una foto suya, demostrando que realmente estaba bien. Al hacer aquello, ella simplemente bloqueó su celular y metió en la guantera del auto de Touya.
— Llegamos —anunció Touya, observando como la azabache mantenía un ceño fruncido.
Al encontrarse en el autoservicio del lugar, ellos simplemente avanzaron, encontrándose pronto con el empleando que tomó su pedido:— Un helado de vainilla con galleta de oreo encima y una barra de chocolate y un helado de chocolate —ordenó, observando como la menor mantenía el ceño fruncido.
— Yo quiero un helado de fresa —agregó Hawks, sonriente, golpeando la cabeza de Dabi com sus alas y haciendo que este frunciera el ceño y golpeara el rostro del héroe.
Antes de que Touya pudiera cancelar el helado de Hawks, el empleado se fue a prepararlos, haciendo que el hombre gruñera con molestia:— usa esas estupida alas y lárgate —dijo el hombre.
— No quiero —respondió el rubio, encogiéndose hombros.
Justo cuando Touya estaba por usar su particularidad, el empleado de la heladería apareció con su pedido, acto seguido, el albino pagó, no sin antes entregarle su helado a su malhumorada ex novia, quien sonrió al observar aquello.
— Uh, también compraste de fresa —la chica como el otro cono, pasando su lengua por la crema congelada de color rosa—. Está delicioso, pero prefiero la vainilla y las galletas.
Acto seguido, la menor le pasó el helado al rubio, quien lo recibió con felicidad, agradeciendo por aquello. Ella sabía que Dabi nunca le habría entregado aquel helado a Hawks, por lo tanto, decidió hacer aquello para despistarlo.
Touya, quien lo notó, miró a la chica de mala manera, ella por otra parte, sonrió con inocencia, comiendo gustosa de su helado con galleta y chocolate.
Cuando el auto estaba saliendo del establecimiento, la menor hizo que Dabi se detuviera:— ¿ese no es Geten? —preguntó, señalando a un par de hombres que se acercaban a ellos.
Al estar lo suficientemente cerca del carro, Chisaki, a quien Kanaye le habia cambiado el rostro ligeramente, bajó su mascarilla, sonriendo:— El señor Kanaye dice que somos tu regalo —el hombre levantó las manos, sin guantes.
Aquellas eran sus manos reales.
— ¡Kai! Me alegro por ti —dijo con felicidad, tomando las manos del castaño, quien sonreía mientras ella tocaba sus manos— suban, iremos a comer algo.
— ¿Otra vez? —preguntó Touya— ya comiste una hamburguesa, papas y un helado ¿acaso no te llenas con nada?
— Yo gasto muchas energía com mi particularidad a mis entrenamientos, aunque no uso la primera, nunca está de más tener lípidos de reserva —explicó ella con una sonrisa—. A demas, si puedo llenarme, aunque no necesariamente de comida.
Aquel semblante coqueto hizo que Touya riera mientras los otros dos hombres entraban al auto, dejando a Hawks en medio.
— ¿Puedo hacer una sugerencia, señorita?— preguntó el héroe, levantando la mano.
— No —respondió Dabi.
— Claro —dijo ella, notando el fastidio de Dabi cada vez que escuchaba la voz de Keigo.
El rubio sonrió:— Podriamos comer pollo —sugirió, la chica desvió la mirada por un instante, para luego asentir con la cabeza y sonreír— ¡Usted es la mejor, ama!
Hawks besó la mejilla de la menor, haciendo a esta sonreír.
Las botas de cuero de Dabi y los tacones de su ex novia resonaban mientras caminaban por la residencia de Akira mientras Keigo, Geten y Kai caminaban detrás de ellos. Ella se habia detenido en una tienda, antes ir a cenar, para comprar algo de ropa y zapatos y, así, no tener que estar todo el día con el ostentoso uniforme de Yūei.
— dichosos los ojos que te ven —habló una voz femenina detrás de ellos, haciendo que la menor se detuviera, enfrentándose directamente a su madre—. Pensé que ibas a pasar todo el día escondiéndote de mi.
— No eres el centro del universo, madre, por más difícil que sea de creer —respondió, notando como sus padres se asomaban desde el interior de la habitación de Akira.
La mujer se masajeó el puente de la nariz, molesta:— ¿Puedo saber que tengo que darte para que me perdones? Era joven y tonta, hija, pero desde entonces siempre te he dado lo que quieres. Te he dado una vida de lujos —la menor levantó las cejas, sorprendida.
— No es cierto, mataste a mi padre y sobornaste a mi novio, la única persona que amaba, para que terminara conmigo y rompiera mi corazón —aquellas palabras fueron como sal en la herida para Akira, porque, definitivamente ella no estaba orgullosa de lo que hizo— la verdadera pregunta es ¿qué tengo que hacer para que me dejes en paz?
》Me has exigido lo imposible y he intentado ser todo lo que querías que fuera —la menor suspiró, observando a su madre mientras mordía su labio inferior— he intentando...he intentado...
— Lo sé, hija, lo sé —interrumpió Akira, sin embargo, la azabache no lo tomó mucha importancia a lo que había dicho.
— He intentado ser como tú —siguió, haciendo que la mujer levantará las cejas, sorprendida—. Cada prueba, cada examen, yo siempre fui la mejor, y, aún así, no soy suficiente.
— Nunca dije eso, cariño...
— y después de todo lo que me has hecho, lo he intentando porque quiero que te sientas orgullosa, eso es lo único que he querido siempre —los ojos de la chica comenzaron a enrojecer, advirtiendo que pronto comenzarían a brotar lágrimas de estos—. Pero lo único que parece provocarte todo lo que hago es querer hacerme daño.
— Oh, _______...—sin poder contenerse, la mujer se lanzó a abrazar a la chica, cuyas lágrimas brillaban cual diamantes mientras corrían por sus mejillas.
Fue allí cuando Akira realmente se percató que su particularidad estaba fallando, porque, de hecho, ella la usaba para controlar sus propias emociones. El hecho de sentir cosas como la tristeza dejaba muchas cosas en claro, y, una de ellas, era que debía solucionar aquel problema com urgencia antes de que los recuerdos de su hija volvieran.
Y, por más que le doliera en aquel momento, Akira rompió el abrazo:— no sabia que había criado a alguien tan débil —al ver el rostro de decepción de su hija, el corazón de Akira se rompió aún más, sin embargo, tuvo que seguir con aquella farsa de la "madre malvada" después de todo, creía que su hija debía ser fuerte.
No como ella.
Akira se alejó, sintiendo como su corazón dolía, adentrándose en su habitación. Al ver como su madre se marchaba, la menor suspiró, limpiando sus lagrimas y cambiando por completo su semblante triste.
— ¿Estás bien? —preguntó Chisaki, quien era el que se encontraba más cerca.
— Si, de hecho, solo quería sacarmela de encima —respondió, acomodando su cabello mientras caminaba—. Aunque saqué algo realmente interesante de todo esto.
La menor tomó del brazo a Kai, quien se sonrojó ante aquello, si bien había estado antes con un par de mujeres, nunca había estado con alguien como su "amiga de la infancia", dudando que realmente existiera otra persona como ella.
— Habrá un ligero cambio de planes en la velada de hoy —susurró ella en el oído de Kai, mordiendo el lodulo de este y haciendo que el mayor se tensara—. Geten, tú decides, únete a la diversión o quedate encerrado en tu habitación.
Cuando la villana extendió su mano, el albino dudó un poco, sin embargo, después de un rato, tomó la mano de la chica, quien sonrió abiertamente, después de todo, aquella seria la noche en la que terminaría por conquistar el frío corazón del hombre de hielo.
Adolorida, la muchacha de largos cabellos negros entró discretamente a la residencia de su clase, notando que sus mejores amigas se encontraban dormidas en el sofá, casi de inmediato, ella las acomodó a una postura un poco más cómoda, quejándose brevemente ante el dolor en sus caderas, pero, sin embargo, no tardando mucho en buscar con que cubrir los cuerpos de sus amigas para que no se resfriaran.
Al terminar, ella se sentó en su lugar en el sofá, observando el pastel en la mesita en el centro, cortando un trozo de este y comenzando a comer, observando como sus amigas dormían plácidamente y disfrutando del sabor de la vainilla.
Eran las dos de la madrugada del día primero de noviembre y, pronto, las vacaciones llegarían con el invierno. Cosa que esperaba impacientemente.
Dos golpes en una de las ventanas la alertaron, haciendo que su corazón se sobresaltara, a fin de cuentas, el hecho de que la residencia y sus alrededores estuvieran relamente tranquilos hicieron que ella bajara su guardia un poco.
Pese a aquel susto, sus tensionados músculos se relajaron al observar una cabellera peliverde. Izuku sonrió al ver que lo había notado, sin embargo, no pudo evitar sentirse nervioso al ver como ella se acercaba a la puerta.
— Hola, Izuku —su sonrisa solo hizo que el corazón del aspirante a héroe se acelerara aún más.
— Majakutsu, buenas noches —tartamudeo con nerviosismo, intentando buscar las palabras adecuadas para no parecer un acosador.
— En realidad es de madrugada —dijo ella con una sonrisa, notando el nerviosismo de Izuku, regodeandose internamente.
El nervioso chico soltó una risa, algo aguda, cosa que realmente lo avergonzó:— ¡Estoy aquí porque no apareciste en todo el día y estaba preocupado! —soltó, sin que ella le hubiera preguntado. Al darse cuenta de aquello Izuku golpeó su frente mentalmente.
Ella sonrió con ternura:— Gracias por preocuparte por mi, estoy bien, quien vino por mi a la escuela era mi primo —mintió con agilidad y rapidez.
— Gracias a Dios, pensé en muchos escenarios posibles cuando te vi saltar al auto de ese hombre, aunque no era el único preocupado, Shinso parecía realmente alterado cuando te fuiste, incluso creo que debe estar buscándote ahora, Todoroki, por alguna razón, también estaba preocupado, lo cual es muy raro —comenzó a susurrar.
— Izuku...—ella intentó sacarlo de sus ensoñaciones, sin embargo, el sucesor de All might continuó.
— Uraraka-chan definitavemnte estaba preocupada, todas las chicas lo estaban, por alguna razón Sero parecía inquieto, al igual que Kirishima y Bakugo. Creo que Kaminari casi se puso a llorar...—siguió.
— ¡Izuku! —gritó, sobresaltando al mencionado— lo siento, comenzaste a susurrar.
El más alto levantó las cejas, sorprendido y apenado:— ¡Oh! Si, lo siento, sucede aveces.
— Lo sé —respondió, sonriente.
Encantado por aquella sonrisa, el de cabellos rizados soltó un suspiro, y pese a que en sus pensamientos lo se encontraban rondando al rededor de aquella sonrisa, Izuku no tardó en recordar que, para su desgracia o para su felicidad, ahora tenía novia y debía evitar tener sentimientos por alguien que no fuera ella, pero, sin embargo, no tardó en lanzar aquella pregunta que lo atormentaba.
— Majakutsu, si te hubiera gustado alguien más mientras eras novia de Kaminari ¿qué hubieras hecho? —la chica ladeó la cabeza.
Pensándolo un poco, ella respondió:— Si mis sentimientos por la otra persona eran claros y fuertes, hubiera terminado con Denki, no puedes estar con alguien si tus pensamientos están con alguien más. Aunque no parezca le estás haciendo daño a esa persona —ante aquella respuesta Izuku suspiro.
Ochako, quien se encontraba allí con las mismas intenciones del peliverde, escuchó aquello, sintiéndose completamente identificada con lo que aquella femenina había dicho. Si algo era claro para ella, era que solo admiraba a Izuku y lo quería como a un hermano, porque, en realidad, ella amaba a una chica.
Ella quería estar con ________.
La castaña, quien se había escondido, se fue tranquilamente, reflexionando sobre lo que haría con respecto a su relación con Izuku, quien, se encontraba en el mismo predicamento.
— Deberias ir a dormir, debio ser un día duro para ustedes si están despiertos a esta hora —dijo ella, abrazándose a si misma gracias al frío otoñal.
— ¡Oh! Lamento tenerte así —se apresuró a decir Izuku, rodeando a la chica con su brazo para darle algo de calor—. Acabamos de terminar nuestras vigilancias.
— No te preocupes, descansa, Izuku. Nos vemos en la escuela —dijo antes de adentrarse de nuevo a su residencia.
Izuku, quien se acababa de percatar de lo que había hecho, se sonrojó, llevando sus manos a su rostro ante la vergüenza y la emoción del momento, sintiendo como su corazón latía rápidamente mientras se alejaba de residencia de la clase c.
El otoño pasó y, al llegar el invierno, junto a las vacaciones, llegó algo totalmente inesperado:— Nos vemos en dos semanas —susurró ella en el oído de Sakura, quien la abrazaba dulcemente.
— no se te olviden mis dulces —dijo Inuko con una sonrisa, haciendo que la más alta sonriera.
Akira, por primera vez en la vida de su hija, había decidio sacarla de Musutafu y llevarla a Rusia, al fin y al cabo, al sobreprotegerla, no había permitido que saliera de su ciudad natal hasta aquel momento.
— Te traeré algo de ropa si me sueltas —dijo, haciendo que Sakura la soltara casi de inmediato.
— tomas fotos y me las envías antes de comprarlas —dijo ella con una tierna sonrisa.
Dudosa, la azabache se acercó a Shoto, quienes encontraba allí junto a su padre, aunque realmente no había sido obligado a estar allí, ya que, por alguna razón, sentía que debía despedirse de su prometida.
— Hola —dijo la femenina con una sonrisa, tomando al gato entre sus brazos, el cual, ronroneaba cuando ella acariciaba los laterales de su cuello—. Que lindo eres, Big bang.
— Big bang Andromeda Supermova Sonic —corrigió el aspirante a héroe con seriedad, haciendo que la más baja sonrienra.
— Claro, extrañaré eso —dijo entre risas, confundiendo un poco a Shoto.
— también te extrañaré —respondió Shoto, sorprendiendo a la asesina, quien pensaba que le tomaría más tiempo darse cuenta de sus sentimientos por ella— eres la madre de mi gato y mi prometida.
Ella suspiró, decepcionada, entregándole el gato a Shoto al ver que su padre, Akim, la llamaba:— Nos vemos cuando terminen las vacaciones —dijo con una sonrisa, acariciando el rostro del más alto y plantando un beso en su mejilla, haciendo que se sonrojara un poco mientras la veía marcharse.
Y así fue como, mientras Sakura la despedia con un pañuelo, ella se embarcó en el avión de camino a Rusia, sin intensiones de devolver antes que sus vacaciones terminaran y su tercer año en Ua comenzara.
Espero les haya gustado.
Me preguntaba ¿les gustaría que la Rayis tuviera un nombre propio?
Dejenlo en los comentarios.
Gracias por leer 🥀
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