𝟑𝟎;; 𝐕𝐢𝐯𝐞 𝐭𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚
— Si... No se ha levantado, no sé cuánto tiempo ha estado en el nido. No sé exactamente cuando lo hizo.
Jisoo abrió un poco la puerta para mirar hacia la cama, al cuerpo hecho un ovillo bajo las sábanas.
— Está dormida ahora, estuvo llorando un buen rato hasta que durmió.
Habían pasado las horas, era casi la medie tarde, Sooyoung no había regresado y tampoco contestaba ninguna de las mínimo diez llamadas que le había dejado, ni había leído los mensajes.
Escuchó al médico suspirar.
— ¿Todavía no la marcaste, Kim?
— No— dijo, bastante bajo.
— ¿Qué esperas?
Jisoo no quería hablar, no quería hacerlo.
— No quiero marcarla sin que ella quiera— dijo la primera excusa que se le pasó por la mente.
— Si te refieres al tema del amor, Kim, eso puede esperar, pero la vida es algo más importante, chica — habló el médico—. Ya tendrán tiempo para enamorarse, pero para eso Jennie tiene que sobrevivir, debes hacer el lazo.
Jisoo negó, por más que el doctor no la viera.
Sin querer decir nada, la joven alfa colgó, se giró a la puerta y la miró un momento antes de entrar al cuarto.
Se acercó a la cama, viendo el tranquilo vaivén de la respiración de la omega.
Jisoo apoyó una mano en el hombro de la chica.
— Jennie... Despierta, tengo algo importante para decirte... — Jisoo movió un poco su cuerpo, pero la chica no reaccionó—. Jennie... ¿Jennie?
Corrió las sábanas que la cubrían, viendo el tranquilo rostro de la omega al dormir, y como sus labios se moviendo un poco con su lenta respiración.
La peli negra apoyó el dorso de su mano sobre la mejilla de la omega, estaba muy fría.
Jennie ya no tenía rubor en el rostro, al contrario, su piel casi parecía papel, con oscuras y moradas ojeras bajo sus ojos, además de sus labios tenían un tono azulado.
El corazón de Jisoo se aceleró por la preocupación, la chica se veía mucho peor que antes.
Subió a la cama, olvidándose en romper el nido,y como si Jennie hubiera sentido eso comenzó a negar con la cabeza, y su expresión tranquila cambió a una desesperada, aunque no tenía fuerza para abrir los ojos, sus pestañas se aleteaban, apretaba los ojos y apenas abría una rendija para ver, aunque no pudo mirar bien a la peli negra.
— Tranquila, Jennie— Jisoo la tomó por los lados, apretandola contra sí en un abrazo firme, aunque la omega se agitó para intentar liberarse.
— N-No... — murmuró.
La mirada de Jisoo fue hacia el cuello de la omega, viendo su lechosa piel, imaginando una marca en su lugar correcto.
Sin su total consentimiento, sus manos fueron hacia el cuello de la castaña, la omega se sobresaltó, como si supiera lo que la mayor estaba pensando.
— No, no, no...— pidió, apenas con un hilo de voz, sintió las lágrimas caer—. No serás mi alfa, mi lazo no es contigo, no...
Jisoo se alejó para mirarla.
— Yo tampoco quiero, Jennie— murmuró.
— ¿Entonces por qué mierda lo haces? — soltó, con sus ojos apenas abiertos.
Jisoo se detuvo, y por un segundo admiró a aquella omega con todo su ser, aún estando tan débil y enferma, Jennie mantenía su postura, y estaba dispuesta a pelear incluso sin poder moverse.
— ¿Sabes que estás muriendo, Jennie? — dijo, casi en un susurro.
Jennie se congeló un momento, su labio inferior comenzó a temblar, negó suavemente.
— No voy a morir— murmuró—, mi alfa no va a dejarme...
— ¿Tu alfa?
Jennie asintió, las lágrimas caían, aún así, sonrió.
Jisoo recordó las conversaciones con Sooyoung.
— Tu alfa... ¿Park Roseanne?
Jennie volvió a asentir.
— Estuviste con ella cuando te creíamos perdida, ¿Verdad?
Jennie asintió de nuevo.
— Ella me cuidó— murmuró—. Y me prometió que estaríamos juntas, así que vete.
Jisoo suspiró.
— Jennie, tú... ¿Ves a Park Roseanne por aquí?
— Ella vendrá...
— Estás muriendo, Jennie, y yo puedo salvarte.
— No me estás salvando— la castaña hablaba con seguridad, a pesar de sonar débil—. Me estás condenando a vivir.
Kim Jisoo no pudo decir nada.
— Te estás condenando a vivir también— agregó la omega—. ¿No puedes vivir por tí misma? ¿Al menos en una vida? Por qué no pruebas vivir tu vida, Kim Jisoo...
La peli negra no tenía palabras.
Los ojos de Jennie se cerraron, dejó de forcejear y Jisoo recargó su liviano cuerpo sobre ella.
La respiración de la omega estaba agitada, casi como si hubiera corrido varios kilómetros, se había agotado en esa discusión.
— Déjame dormir— murmuró la omega, en su pecho—. Y no hagas nada.
Jisoo tardó un segundo en hacerle caso a Jennie, la dejó en la cama, cubriéndola con la sábanas y volviendo a acomodarla torpemente el nido, salió del cuarto sintiéndose un poco mal.
Caminó por el pasillo, intentando borrar la idea de que Kim Jennie moriría por su culpa.
Escuchó la puerta de la entrada abrirse, y frunció el ceño.
Escuchó pasos apresurados y al llegar a la escaleras vió a tres personas en su sala.
— ¿Lili? — murmuró, sintiendo su corazón agitarse al ver a la rubia de flequillo.
Las tres alzaron la vista hacia ella, pero un llanto las hizo mirar más allá.
Un sollozo como el de un animal, viniendo desde detrás de la última puerta del pasillo.
— ¿Jennie?
Un intenso olor a café la hizo voltear de nuevo, viendo a la única de las tres que no conocía, una chica rubia, alta y pálida, subiendo las escaleras rápidamente.
Su fuerte olor y el bajo gruñido de la chica la hizo apartarse del camino, pegando su espalda a la pared.
Al pasar a su lado, ahora captando el olor a pino, pareció golpearla por su intensidad.
Vió a aquella alfa rubia entrar al cuarto de Jennie, cerrando la puerta rápidamente.
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