𝟏𝟒;; 𝐑𝐨𝐬𝐢𝐞 𝐛𝐮𝐞𝐧𝐚, 𝐋𝐢𝐥𝐢 𝐥𝐢𝐧𝐝𝐚
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Smut, trío, g!p (p. rs, m. ls)
desde ya me gustaría aclarar que desde un principio está decidido quien será la delta, o sea, la versátil del trío, por así decirlo.
Apenas Lalisa abrió la puerta de la habitación de Jennie es que se dieron cuenta del ruido que había dentro y que no habían notado hasta entonces, quedándose de pie en la entrada con ojos grandes y bocas entreabiertas de la sorpresa. La omega estaba acostado boca abajo, su mejilla pegada a la almohada y sus caderas alzadas, su rostro enrojecido y sus dedos trabajando en su agujero; gemía bajito, su mano acariciando con fuerza su clítoris mientras su zurda se encargaba de estirar sus pliegues lubricados.
- Por favor... alfa... -se oía desesperada, moviéndose un poco para dejarles una mejor vista de su intimidad, la cual se contraía en busca de atención- Rosie... por favor.
La aludida tragó saliva ruidosamente, de pronto sus manos temblando de los nervios al ser llamada, sin estar realmente preparado. Lalisa le dio un pequeño empujón para que se adentrara a la habitación, y en cuanto la miró la de flequillo le asintió con una sonrisa que buscaba animarla. Aunque la alfa menor tampoco se veía demasiada segura.
- Rosie... alfa... -seguía murmurando, casi lloriqueando porque necesitaba aliviarse y la chica no se apuraba.
Así que, vacilante, Roseanne dio pasos pequeños llenos de timidez repentina, acercándose hasta colocarse detrás de la omega, quien separó sus nalgas ofreciéndose a sí misma. La alfa mayor tragó saliva de nuevo, llevando sus manos a la suave piel blandita de sus glúteos, donde acarició un poco antes de inclinar su cuerpo con la intención de subirse también a la cama, acercando su rostro. Jadeó cuando el aroma le pegó directamente en la nariz, la excitación comenzando a nublarle los sentidos poco a poquito, y con eso decidió lamerle cuidadosamente, ganándose un gemido gustoso ante la sensación del húmedo sinhueso tanteándole.
- Lili... -la omega llamó jadeante, mirando con ojos brillantes a la rubia menor que seguía parada apoyada en el marco de la puerta, gimiendo sin poder evitarlo cuando la alfa mayor introdujo su lengua- uhm... L-lili-ah...
La susodicha decidió acercarse también, sosteniendo la mano que le ofreció la omega e inclinándose cuando lo haló hacia ella; sus bocas se encontraron, ahogando un gemido que la mayor estaba por soltar cuando sintió un dedo travieso acariciarle antes de penetrar con delicadeza, la lengua volviendo a unirse. Jennie tanteó con sus manos la ropa interior de la menor hasta bajarla con rapidez, ni siquiera dándole tiempo de hacer nada cuando se apartó del beso y dirigió su atención al miembro ya medio endurecido entre sus dedos. Masturbó a Lisa, antes de engullirlo con su boca, gimiendo de nuevo cuando Roseanne aumentó un poco la velocidad del par de dedos que buscaban estirarla. La lubricación natural facilitaba el trabajo, y si bien algunos preferían saltarse ese paso, la rubia quería que la omega lo disfrutase sin demasiado dolor.
- Joder... -el murmuro ronco abandonó la garganta de Lalisa, sosteniendo el cabello suave de Jennie entre sus dedos cuando la omega la obligó a hacerlo, pues ella misma había llevado esa mano sobre su cabeza.
La castaña succionó su erección, un sonido obsceno escuchándose cuando la sacó de su boca, comenzado a repartir húmedos besos alrededor del falo hasta llegar al nudo desinflado y chuparlo, provocándole a la alfa un delicioso cosquilleo que le recorrió el vientre bajo y la hizo gemir.
Por su lado, Roseanne se alzó e inclinó sobre el cuerpo de Jennie para llegar a su hombro, donde besó con dedicación mientras sus manos seguían trabajando en su entrada. Llevó incluso su propia erección que había liberado hacia la separación de los glúteos, con la única intención de restregarse sin buscar penetrar. Y la sensación de piel sobando su sensible entrada hizo a Jennie temblar, gimiendo un poquito desesperada sobre el miembro de Lisa, quien no podía evitar sisear ante el placer que las vibraciones del sonido directamente en su piel.
- Rosé... Rosé-ah... por favor -podría haber parecido que rogaba, pero el tono con el que lo pedía se oía exigente, demandándole sin darle opción de negarse, mirándole sobre su hombro con ojos dilatados y profundos-... por favor...
- ¿Lo quieres de verdad, unnie? -la alfa no buscaba molestarla, en realidad quería estar segura que eso era exactamente lo que quería- ¿Lo quieres?
La omega asintió, cerrando los ojos. - Rápido... alfa... atiéndeme.
Lalisa se quitó, solo para bajar de la cama y buscar en el mueble de Jennie los preservativos que Dahyun había mencionado, encontrándolos con facilidad. Le lanzó una tira a Roseanne, quien la atrapó torpemente, un poco alterada porque la castaña no dejaba de mover las caderas sobre su desnudo pene en busca de más contacto. Y cuando por fin hubo abierto uno, trató de colocárselo lo más rápido que pudo al ver las intenciones de Jennie de penetrarse ella misma sin ninguna protección. Escuchó una queja desaprobatoria, pero trató de ignorarlo, sabía que la castaña no estaba en todos sus sentidos, y no quería ser regañada después por no tomar precauciones.
- Rosé-ah, ven aquí~ -lloriqueó un poco, volviendo a ofrecerse.
La aludida tomó una bocanada de aire, dirigiendo con manos nerviosas su miembro protegido hacia los pliegues dilatados para, poco a poco y con cuidado, acomodarse y empezar a introducirse. Fue lento, deteniéndose y saliendo un poco antes de volver, poniendo real atención a los sonidos que Jennie soltaba en busca de alguna incomodidad, y cuando no hubo ninguna decidió aventurarse a deslizarse por completo hasta que su vientre bajo estuvo tocando la piel de sus glúteos. Su erección pronto estuvo completamente rodeada de la calidez envolvente.
- ¿Estás bien, unnie? -preguntó preocupada, obteniendo un asentimiento lento. Jennie se alzó un poco, sosteniéndose con sus rodillas y manos, mirando directamente a los ojos de Lalisa en una expresión caliente que hizo tragar saliva a la de flequillo.
Roseanne empezó a moverse con lentitud, escuchando suspiros bajos, apretando el agarre de sus dedos sobre las níveas caderas hasta dejar leves marcas que se volverán rojizas después. Lalisa se sentó, su espalda pegada al respaldo de la cama, justo frente a Jennie, quien volvió a inclinarse para sostener la erección de la otra alfa entre una mano antes de comenzar a repartir besos por todo el falo; todo al mismo tiempo que era jodida por la alfa mayor. Y cuando la omega gimió alto al momento en que la alfa tocó una zona sensible, Lalisa siseó porque sus dientes rozaron superficialmente la hinchazón en la base de su miembro, y aunque dolió, también se sintió bien.
- Justo ahí Rosie~ -susurró sobre el nudo desinflado de la menor, jadeando cuando el aludido obedeció.
Sus caderas se movieron al mismo ritmo alternado entre rapidez y lentitud, con su boca jugueteando con la otra alfa. Su atención nunca ignorando a ninguna, su mente enfocada en satisfacer también a ambas chicas que estaban ayudándole. Favorecía a Park cuando sostenía la piel blandita de sus nalgas para separarlas y tratar de darle mejor acceso, con su otra mano libre masajeando con verdadero ahínco la polla de Manobal, sus labios paseándose por su grosor antes de engullirlo y mover su cabeza de arriba a abajo, sus mejillas ahuecándose y sus dedos apretando el nudo no lleno. La saliva haciendo un pequeño desastre al escaparse de sus labios y deslizarse por la virilidad.
Entonces Park se acercó a su cuerpo para besarle el hombro, sus brazos rodeando el vientre de la omega para balancear sus caderas con fuerza, ganándose gustosos gemidos y siseos llenos de placer que eran levemente amortiguados al su boca estar ocupada.
- ¡Roseanne! -Lalisa gruñó, porque la omega le había apretado cuando la alfa mayor comenzó a atender el clítoris de la castaña- ¡Sí, sí, sí~!
La de flequillo sostuvo la mandíbula de la omega con una mano, para levantarla y adueñarse de sus labios que la recibieron con gusto, tragándose los gemidos que soltaba ante el trabajo de Park. El beso fue duro, pero no se alejó del sentimiento cariñoso que hizo estragos en el corazón de Jennie; labios que demandaron sobre su boca, una lengua que buscaba explorarla, grandes manos que la masturbaban y un miembro que le llenaba de satisfacción. Las sensaciones fueron tantas que la omega no pudo durar demasiado, su sensible cuerpo se tensó y tembló cuando su orgasmo le llegó. Sus piernas se debilitaron y de su garganta se escapó un gritito.
Roseanne bajó la velocidad hasta que las paredes que se comprimieron involuntariamente alrededor de su miembro le impidieron seguir, encarcelándolo, y Lalisa se deleitó con esa expresión en el rostro de la castaña; ojos cerrados, cejas fruncidas y labios entreabiertos, mejillas pigmentadas y una frente perlada por la fina capa de transpiración. Una sonrisa pequeña que se dibujó después de que se acostara sobre el cuerpo de la rubia, un gruñidito bajo que soltó cuando Roseanne salió de ella, dejando una sensación vacía.
- Uhm... Rosie... buena -apenas pronunció entre murmureos agitados, restregando la mejilla en el pecho de Lalisa cuando la de flequillo le acomodó mejor, acostándola de lado para así volver a hacer un abrazo sándwich-... Lili... linda...
Ambas alfas se miraron, ignorando toda sensación de ansiedad por no llegar a sus propias liberaciones, solo concentrándose en mimar a la omega que entre ellas volvía a exigir tierna atención.
- Las quiero... cachorras alfas...
- También te queremos, unnie.
gracias por leer ('-ω-')
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