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02


Dios la perdonara pero YiZhuo no evitó pensar en lo atractivo que se veía su raptor al conducir, aquel semblante inexpresivo le daba un toque extra de sensualidad.

Ninguno habló durante el trayecto hacía el departamento de JeongIn, pues, ambos se encontraban demasiados sumergidos en sus propios pensamientos.

JeongIn no supo en qué instante, decidió hacerle caso a Felix. Nunca en su vida ha sido niñera de nadie, menos de una niña rica como YiZhuo. No entendía las razones del rubio pecoso, pudieron fácilmente pedir un rescate con una jugosa cantidad de dinero, sin embargo, esa idea fue completamente descartada.

Estacionó el auto dentro del pequeño edificio, al tratarse de un barrio poco frecuentado (con vecinos ausentes la mayor parte del tiempo), le era más cómodo y privado. Nadie allí se detenía a imaginar que JeongIn fuese un delincuente, a nadie en realidad parecía interesarle la vida de quién vivía a su lado o pasara por el frente. Motivos suficientes para hospedarse allí de manera permanente.

Al bajarse, se dirigieron a la entrada, YiZhuo tuvo que sacarse sus tacones debido a que, subiría por medio de escaleras. Desconocía en qué piso estaba el departamento del pelianaranjado. JeongIn la guió desde atrás, llegando hacía el cuarto piso, doblaron a la derecha y se detuvieron en una puerta al final del pasillo.

Una vez dentro, YiZhuo halló un lugar diferente. No era espacioso ni mucho menos lujoso pero si ordenado. JeongIn cerró tras suyo, sacándose la chaqueta de cuero negra, fue a su habitación y buscó entre su vestuario, algo cómodo para su visita.

—Ponte esto, mañana mandaré a que te compren nuevas mudas de ropa—mencionó dejando el pantalón buzo y camiseta blanca sobre el pequeño sofá—. Bienvenida a mi mundo, señorita Ning.

YiZhuo aceptó dichas prendas, viendo a JeongIn darse la vuelta, llevó estas a su nariz. Sonrió bobamente, el perfume del mayor era exquisito.

—Oye, ¿y dónde dormiré?.—pregunta dudosa.

—En mi cama, yo dormiré aquí en el sillón—responde—. Mejor ve a cambiarte o de lo contrario, ese vestido terminará de arrugarse.

La menor de cabello azabache asiente, suspirando, ingresa al dormitorio de JeongIn. Cierra apenas la puerta, desvistiendose de espaldas a esta, bajó su vestido a la par que, desabrochó su sostén, quedando únicamente en bragas.

Con suma tranquilidad, se puso la camiseta. Mordió indecisa su labio inferior, pues, la prenda de arriba le quedaba ancha y grande, cubría hasta por debajo de sus muslos.

Toma una decisión, sin saber que, en ese momento JeongIn se encontraba mirándola.

En su opinión, aquella mocosa si es hermosa. Tenía un aura inocente, puro e inexperto que sólo causaba un efecto de calentura en el mayor. Si hubiera sido una de las zorras con las que suele frecuentarse, ni dos veces hubiese considerado follarla.

Negó, ella no es una de esas zorras. Ni siquiera sabe porqué pensó eso.

Salió de sus pensamientos y regresó hacía el living. Sentándose en el sillón, suspira y refriega su rostro cansino con sus manos. Tiene sueño, lo único que desea es dormir, sin embargo, parece que este se esfuma del todo con ver a YiZhuo parada frente suyo.

—¿Qué haces aquí? No te dije que te fueras a dormir.

—Es que...—muerde levemente su labio mostrando nerviosismo—. Me es difícil dormir sola, usualmente abrazo a mi hermana o un oso de peluche... T-tú puedes d-dormir conmigo... por favor.—pidió viéndolo fijamente.

JeongIn jadeó, ahora resultaba que la niña rica no puede dormir solita. ¡Increíble!.

—¿Y qué pasa si me niego, ah?.

—Si no quieres en tu habitación, puedo venir aquí y-

—Eres una niña terca y miedosa—dijo de pie—. Aquí no, es un sillón chico y no hay espacio para dos.

—Entonces... ¿vamos a la cama?.

Si no fuera porque lo que le contó anteriormente, JeongIn creería que tenía otras intenciones.

—Claro, ahora voy.—mencionó dándole el paso a la menor, quien, sonríe y va hacía la habitación de JeongIn.

Yang apaga las luces, cierra la puerta principal y con un último mensaje dirigido a Felix, fue a dormir con YiZhuo.

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Felix apenas recibió el mensaje, va a ver a MinJeong, la cual, dormía en su cama con aquel elegante vestido beige, mismo que resaltaba bien su figura de muñeca.

Decidió no molestarla, por ende, se ubicó a un lado de ella. No sabe la razón pero observarla tan detalladamente, generó un poco de curiosidad en el de pecas.

MinJeong es idéntica a una princesa sacada de un cuento. No hallaba otra descripción para semejante belleza.

Acarició el delicado rostro de la pelirroja, acomodando unos mechones de cabello detrás de su oreja, se permitió verla un rato más hasta que, él también quedó dormido.

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A la mañana siguiente, MinJeong despertó cerca de las nueve de la mañana. Olfateó el perfume de Felix en las sábanas, supuso que el rubio había pasado la noche con ella. No tenía puesto sus zapatos, ni él se encontraba ahí.

Oyó unos pasos aproximarse cerca, dos voces acompañadas de estos. Una era de Felix pero la otra, era desconocida para ella.

Una vez abrieron la puerta, ingresaron dentro de la habitación. Felix junto a una chica de cabello rosa, baja estatura y rasgos completamente chinos le sonrió  de lado, mostrando unas cuántas bolsas en mano.

—Hola, soy Song YuQi, amiga de Felix—se presentó—. Él me habló de tí anoche, fui de compras y te traje unos cuántos conjuntos que irán bien para tí.—dijo acercando estos a la cama.

MinJeong muda, gateó unos centímetros e inspeccionó las bolsas como toda chica curiosa.

—También compré calzado cómodo, tu talle de pie es un número menos que el mío y escogí los más bonitos. Espero te gusten.—alude amable.

No decía una palabra, sólo abstenia a mirar bolsa por bolsa. Aprobando prenda tras prenda, llegó a la parte del calzado. Vió zapatillas, sandalias, pantuflas, borcegos y botas. Una más bonita que la anterior.

Luego de verificar que todo estuviese bien, miró a ambos mayores frente suyo, elevó un pulgar hacia arriba y sonrió agradecida.

—Eso significa que le encantó, tengo buen ojo, eh—alardió YuQi—. Bien, creo vendré más tarde con Chae-ssi. Un gusto conocerte, MinJeong.—se despide con un ademán de mano para luego salir nuevamente.

—Vístete—ordenó Felix—. Chae-noona es estilista, cambiará tu imagen para que nadie te reconozca fuera. No te preocupes, es muy profesional en lo que hace—aclara—. Ah, y JeongIn envió un mensaje diciendo que tu hermana está bien.—finaliza cerrando la puerta tras suyo.

MinJeong asiente sin siquiera hablar, busca un outfit cómodo que vaya de acorde al día soleado y algo fresco.

Levantándose, fue hacía el baño. Lavó su rostro, desató y desarmó su peinado, dejando caer los leves rizos formados en las puntas de su cabello rojizo. Ya vestida, se vió al espejo una última vez antes de ir a desayunar.

El departamento de Felix era bonito, amplio y espacioso. A pesar de ser un ladrón peligroso y atractivo, también era una persona muy ordenada y limpia.

—Hice huevos fritos, pan tostado y café de desayuno, ¿te gusta?.—pregunta.

—Sí, gracias.—responde sentándose en el taburete puesto en la cocina.

Felix acercó los platos con huevos fritos y las tazas llenas de café. Puso la panera en la mesa con tostadas recién hechas.

—Oye, lamento haberte gritado anoche... es que, con YiZhuo hemos sido unidas siempre y-

—Puedo entenderlo, bueno, no tengo hermanos pero considero a JeongIn como uno. Los dos crecimos juntos en el orfanato, nunca tuvimos buenas actitudes y siempre causabamos desastre. Somos como unos antisistemas, además de-

—¿Ladrones? ¿Captores?.—interrumpe MinJeong.

—Bueno, no lo llamaría así—alude bebiendo un sorbo de café—. ¿Justicieros quizá? Digamos que no nos gusta mucho la arrogancia de las personas que tienen más. Creen que, por tener dinero, tienen poder sobre uno. Son todos unos malditos capitalistas inmundos y despreciables.

MinJeong al oír aquello, no evitó estar de acuerdo con Felix. Ella más que nadie se sentía una prisionera en su propio mundo.

—Creo que no estamos tan alejados del mismo pensamiento—dice comiendo una tostada con huevo frito—. No lo tomes a mal pero dentro de todo, siento que nos hicieron un favor en secuestrarnos, es como... si nos hallan liberado de nuestra propia mentira, con mi hermana nunca fuimos felices, aunque no lo creas, sólo éramos consideradas objetos de valor a las cuales no tardarían en vender al mejor postor. Les debemos la vida, Felix. Gracias.

Nueva actualización!!!!! Algo pedorra pero bueno, se hizo lo que se pudo jsjs

Espero les guste mucho el capítulo<3

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