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⊰⊹ฺ ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ 3 ⊰⊹ฺ

“¿Algo importante?” se cuestionó Jungkook “¿Qué será importante en la mente de un ser celestial?”

— Te escucho — contestó en tono suave.

El ángel asintió — Sabes… ¿Por qué estoy aquí? — preguntó mirando a la lejanía.

Jungkook no pudo desviar la mirada del perfil de Taehyung. “Eso no me lo esperaba” agachó su cabeza.

— No, no lo sé — Negó — He visto ángeles antes, seres extraños y deformes y dejé de cuestionarme el porqué de su existencia y el propósito de ella. Sin embargo, es la primera vez que hablo con alguno de ellos, por lo que no sé el propósito de tu estadía aquí — finalizó mirándolo de nuevo.

Taehyung se sentía nervioso, mientras de reojo, miraba la lámpara de Jungkook.

“Queda un día como máximo” suspiró “Debo decirle, aunque no sea lo correcto ni el momento”

— Dios te dio un don — decidió comenzar con eso, para darle vueltas al asunto y explicarle de la misma forma que hicieron con él — Me dijeron que tienes la capacidad para cargar con esa responsabilidad — Jungkook lo observó con curiosidad — Sin embargo, la responsabilidad no es eterna. La mayoría de las veces, el papel que desempeñamos es doloroso e incierto, aun así, no hay forma de cambiar nuestro pasado y a esta alturas, tampoco el futuro — Tae respiró profundamente — Por ello, Jungkook, quiero darte la opción de elegir tu destino.

Jungkook se sorprendió ante lo último y sintió temor dentro de su corazón.

— ¿Qué? — “¿Destino? ¿Qué significa eso?” — ¿Elegir mi destino? Te refieres a… ¿M-muerte?

Cuándo Taehyung percibió el susto en la voz de Jungkook, lo miró.

Era completamente contradictorio.

En los libros de Vida, Jungkook ocupaba uno de los lugares más recurrentes en el ser humano que desde corta edad, ha pedido morir.

Por alguna razón, en un accidente cuándo tenía 5 años de edad, un ángel le otorgó más años de vida, interrumpiendo el destino.

Por ello permanecía errante, sin saber qué hacer.

Porque esa parte de su vida, no estaba escrita.

Estaba a la intemperie, hasta que esos años otorgados llegaran a su fin.

— Jungkook… — murmuró su nombre con dulzura — No voy a matarte — dijo más para sí mismo que para él contrario, quién escuchó — No puedo hacerlo, aunque fui encomendado para ello — le sonrió y sus ojos, le dieron una clara señal de que estaba por llorar — Somos iguales en nuestras diferencias.

Jungkook asintió — Te diste cuenta ¿no?

— Era imposible no hacerlo — contestó — Ambos pasamos por momentos similares, nuestras reacciones fueron parcialmente iguales aunque estamos en diferentes entornos, rechazo, desprecio, rumores, malos tratos, entre otros — Jungkook comprendió lo que decía, pues él también lo había pensado, luego de que Taehyung le contara sobre él, noches atrás — ambos sabemos de primera lo que es eso.

Jungkook asintió — Quería librarme y más de una vez, pedí morir en vez de tener este don.

— Sin embargo, alguien interrumpió tu deseo y te otorgó más años de vida — dijo, aprovechando la oportunidad de confesar todo, así fuera de forma torpe.

Jungkook guardó silencio por un momento, procesando las últimas palabras dichas por el ángel.

— ¿Debía haber muerto ya? — Taehyung, lentamente asintió. Jungkook lo encontró divertido y sonrió — Y tú estás aquí ¿para que muera?

El castaño negó — No estoy aquí para matarte, se supone, que debías haber muerto hace tiempo. Sin embargo, estoy aquí para darte el descanso eterno que mereces, mientras yo, consigo liberarme de la maldad que acecha mi cuerpo — sonrió sin gracia — Egoísta ¿verdad? — ambos se miraron — No puedo hacerlo, aunque no te queda mucho tiempo.

— Taehyung…

— Pero existe una forma de librarte de ello — Jungkook guardó silencio, dándose cuenta de la desesperación que vestía al ángel. Una desesperación que no lo invadía a él, como la víctima — Sólo debes confiar en mí.

— Lo hago — respondió sin titubear, dejando sorprendido a Taehyung — Si no confiara en ti, no te habría contado mi vida aunque ya la supieras, ni cómo me sintiera, ni cómo me he sentido. Nunca había tenido el privilegio de tener una persona en la cual confiar, que no me juzgara por mi condición.

— Pero, Jungkook...

— No, nada de peros. Si Dios, como dices, me dio este don, le agradezco a última hora por verme como candidato, gracias a ello te conocí a ti — Taehyung no pudo retener las lágrimas y éstas bajaron sin permiso alguno — Gracias por hacer mis últimos días inmerecidos, mucho mejor que en mis años de vida. Gracias por regalarme uno de los mejores dibujos, un maravilloso recuerdo y un sentimiento que no había sentido en mi vida — Jungkook secó las lágrimas con el dorso de su mano — Tae — susurró — Permíteme irme con una agradable sensación.

— ¿Cuál? — Jungkook sonrió y sin titubear, se acercó a los labios del ángel, quién estupefacto, cerró sus ojos abriendo el sello que la diaconisa le había indicado.

— Un vínculo sincero, te permitirá acceso a su alma. La misma se unirá a la tuya y la puedes encapsular, sellándola y así, poder darle la vida que deseas.

Ambos se separaron con ojos brillosos y aguados, Taehyung tenía las mejillas sonrojadas y Jungkook tenía una sonrisa en sus labios.

El pelimorado se dio cuenta que sus manos poco a poco desaparecían.

— Taehyung, quiero que sepas algo, jamás lo olvides.

— Dime, Jungkook.

— Moriría en tus manos, todas las veces que sea posible — y sonrió.

Taehyung se sorprendió por sus palabras y cuando tocó la mejilla contraria que poco a poco desaparecía, se dio cuenta que la cápsula estaba vacía.

Asustado, miró lo que quedaba de Jungkook.

— ¡No! _ tocó y manipuló la cápsula cerrada, rompiéndola en el proceso.

Desesperado, miró a todos lados.

Los cuadernos estaban en su lugar, junto con los lápices.

El cuerpo de Jungkook yacía en los brazos del Ángel de la muerte, quién lo reconoció al instante.

— Niño ángel.

— No puedes llevártelo — dijo entre lágrimas — Está sellado con mi alma.

— ¿Estás loco? — le  contestó con voz deformada — No puedes sellar un alma si no has pasado el mandato especial, niño. ¿No conoces tu propio mundo?

“¿Qué?” Taehyung se quedó sin respiración, su mente conectó todos los puntos y recordó lo dicho por la diaconisa.

— Pero—

— Tampoco puedes sellar a alguien, cuyo destino está culminando.

Taehyung cayó al suelo y todos sus recuerdos pasaron como una película frente a sus ojos.

Vio como la diaconisa negociaba la posibilidad con los superiores, observó todos los sucesos que no pudo presenciar en vida, dándose cuenta, que todo fue una trampa para desterrarlo al infierno.

La ira se movió en su interior, sus alas se extendieron en la colina y el lugar tembló “Me mintieron”

Los gritos no eran angelicales, eran desgarradores y llenos de odio. La colina se sacudía con fuerza, agitando a los árboles y desarraigándolo con sus sauces.

El río cerca se desbordó, llevándose las pequeñas casas a su paso.

La gente gritaba y pedía ayuda, pero Taehyung, estaba en un trance de agonía, sus lágrimas se habían convertido en sangre.

Gritaba y gritaba al sentir miles de agujas traspasar su piel y sus alas, éstas crecían cada vez más, derramando sangre y tomando un color negro espeso y brillante, uniforme y homogéneo. Sus vestiduras se tornaron negras, los bordes se rodearon de sangre, sus ojos se colorearon de rojo al igual que su cabello.

El ángel de la muerte lo miraba, sintiendo temor en lo profundo de su ser. “Usted es astuto, Señor” pensó, escuchando una risa victoriosa en su mente.

Cómo pudo, tomó el cuerpo cansado del pequeño ángel, convertido en demonio contra su propia voluntad.

“Malditos del cielo. Lo hicieron adrede. Nunca le prometieron ser celestial, sino que lo forzaron a ser un demonio asesino” pensó llevando ambos cuerpos.

En sus manos llevaba una joya mitad blanca y mitad negra que había caído en medio de la transacción de Taehyung.

Dentro tenía un juramento y un simbolismo. Jungkook simbolizaba la parte blanca y Taehyung, la parte negra.

Al final de todo, Taehyung se corrompió al confiar por completo en los seres que siempre lo despreciaron. Y Jungkook, consiguió su eternidad a raíz de la penumbra.

Esa joya representaba una promesa, una que había jurado Taehyung antes de corromperse.

“Te encontraré, Jungkook. Lo juro.” Y con la predominancia de la oscuridad y la culminación del mandato, selló sus almas para encontrarse de nuevo.

Todo siendo supervisado por Lucifer, quién desde el principio conocía los planes y había otorgado más vida a Jungkook.

(…)

En una ciudad atestada, los hospitales no se daban abastos. Los médicos corrían, las enfermeras y enfermeros se encontraban angustiados, los camilleros azorados por la cantidad de pacientes en agonía.

Emergencia y otros departamentos estaban llenos por el caos que se vivía.

Una peste repentina hizo que colapsara el sistema sanitario a nivel mundial.

En ese caos, en una sala de parto de un pequeño pueblo, nacieron dos niños.

Dos pequeños hijos de diferentes madres.

El grito desgarrador de ambas progenitoras provocó un de repente en la humanidad. El sol se detuvo, la luna no brilló ese día, los vientos huracanados destruyeron todo a su paso, los tornados aparecieron en las ciudades, una tensión oscura se sintió ese día.

La doncella celestial sonrió y el señor del inframundo también.

El universo se detuvo, creando un nuevo día.

Sólo dos niños nacieron en ese caos, en lo que se podía decir mañana.

Ambos con una pequeña cicatriz en su clavícula.

El ying y el yang que tanto el infierno había esperado.

Porque Taehyung prometió que se vengaría de la orden celestial y encontraría a Jungkook, para darle el destino que merecía.

Desde ese día, la guerra empezó.
Empezó, un 32 de diciembre, a raíz del ángel corrompido de oscuridad.

END

ᴍᴜᴄʜᴀs ɢʀᴀᴄɪᴀs ᴘᴏʀ ʟᴇᴇʀ, ɢʀᴀᴄɪᴀs ᴘᴏʀ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ.

ᴇsᴘᴇʀᴏ ʟᴇs ʜᴀʏᴀ ɢᴜsᴛᴀᴅᴏ ʏ ʜᴀʏᴀɴ ᴅɪsғʀᴜᴛᴀᴅᴏ ᴅᴇ ʟᴀ ʟᴇᴄᴛᴜʀᴀ.

ᴄᴜɪ́ᴅᴇɴsᴇ ᴍᴜᴄʜᴏ. ♡
ɴᴏs ʟᴇᴇᴍᴏs ᴘʀᴏɴᴛᴏ 🌻

ᵍᵉᵍᵉ

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