ᑕᗩᑭí丅ᑌᒪᗝ #34
—Estirándose y no se dio cuenta de Jungkook—. ¿Qué haces?
—¿Qué hace quién? —miraba para todas partes—. Yo no hago nada, ¿y tú? —mirándolo—. Vine a ver si estabas bien, cómodo y descansando. ¿Estás a gusto? —Se ríe recordando lo pasado—. Creo que, a partir de esta parte, nunca lo olvidé.
—Me estás tocando —mirándolo—. Mmmm, no, no estoy a gusto, quiero estar en mi casa, ¡JUM! —se ríe, mirándolo—. Creo que yo tampoco...
—¿Quieres seguir con la actuación? —Se mordió el labio—. Mentirosito, creo que sí olvidaste detalles. Yo no te toqué en ningún lado, estabas soñando, ¡eh! —mirándolo—. ¿Vamos a dormir? —Siguió mirándolo y se acuesta a su lado—. ¡Buenas noches!
—Se ríe—. Claro, dijimos que volveremos a recordar —levantó la ceja—. ¡NO estaba soñando, me tocaste! ¿Dormir? ¿Tú vas a dormir conmigo?
—Qué mal hablabas en ese tiempo, recuerdo y me enojo —se ríe—. Además, un omega de clase no debe hablar del modo que lo haces tú. Mañana te mandaré a tomar una clase de buenos modales y de mesa, por si acaso —mirándolo y se acomodó en la cama—. ¡Ay, no! No tengo cuarto ni cama; quiero dormir en la cama más cómoda y es esta, así que aquí me quedo.
—¡Qué vergüenza! Pero no me importa, así hablo —riéndose Jimin de su carácter de mierda—, yo hablo como se me pegue la puta gana, así que no me mande, qué alfa mío, no es usted, por lo tanto, déjame en paz y váyase a dormir allá en otro lado.
—¿Por qué esta vez no te paraste a irte de la habitación? Según tú querías irte —se ríe—. Recuerdo que estaba cerrada la puerta y no la podías abrir —muerto de risa—. Sigue hablando así que ya te dije, mañana será el primer día de clases. Hablas bien mientras estás cerca de mí —con seriedad—. ¿Y cuál es la cosa contigo de comportarte así conmigo? ¿Te estoy formando guerra o algo así? Para nada, te trato muy bien —mirándolo fijo—. Te dije que me gusta esta cama y dormiré aquí, te guste o no —agarra a Jimin, lo acerca a él, abrazándolo fuerte, inmovilizándolo.
—Mmmm, ¿en serio? —riéndose—. Pues, porque no quiero que te me acerques, quiero irme a mi casa. ¿Qué parte de eso no entiendes? Suéltame, no soy nada de usted.
—Serio—. Recuerdo que no solo quería la cama, a ti también te quería, ¡fíjate! Y, además, si piensas gritar, recuerda que nadie te va a escuchar. Relájate, tranquilo, que aquí no pasará nada que no te guste —mirándolo con ojos pícaros, se acercó a los labios pomposos que tanto le gustan y rozó sus labios con los de su omega—. ¿No quieres dejar que te vea? ¿Quieres que lo haga yo solito?
Jungkook ya tenía cara de intenciones negras.
—Soy virgen, ¿no captas eso? —mirándolo y trataba de no reírse.
—Hoy tú quieres que yo me siga riendo, ¿verdad? —ríe sarcástico—. ¿Tu virgen? En tu vida pasada, omega, tu cuerpo no es de alguien virgen; los distingo muy bien, esos a mí no me atraen, a mí me gusta ser la graduación de los omegas —le sacaba la sábana de un tirón y se le trepaba encima—. No me aguanto, ¿qué vas a hacer? —Le aguanta las manos por encima de la cabeza.
—¡Ay, ya! ¿Acaso tengo cuerpo? Pues, no. ¿Y si no me gusta cómo lo haces?
—¡JIMIN, CÁLLATE!
El alfa mafioso nunca se podía aguantar a jugar, se cansó de actuar sin poder tocar su manjar con sabor a melocotón que estaba ronroneando por atención.
No se sabe cuándo la poca ropa que tenían voló, cuando comenzaron a besarse con lujuria y cuando ya estaban pegados uno al otro, amándose.
Jungkook no se contenía de gemir en el cuello de su omega, con sus manos aguantando las de su muñeco por encima de la cabeza, poseyéndolo como suele hacerlo, entrando y saliendo con gran pasión.
Jimin gritó su nombre extasiado, pero para su alfa mafioso particular no es suficiente.
—¡Mierda! Más fuerte, pequeño, vamos, quiero escuchar mi nombre de nuevo —vuelve Jimin a gritar su nombre con un gemido y empala con fuerza—. Vamos, Mimi, córrete conmigo, precioso.
Ese «precioso» infarta, aviva y enamora a Jimin todavía más. Las dulces y a veces dolorosas embestidas de Jungkook tocan el fondo del agujero palpitante y lleno del lubricante natural de su Mimi, quien siente su cuerpo contraerse en esa fina línea entre el dolor y el placer.
—Kookie, tranquilo, soy, mmmm, soy tuyo.
—Gime en mi oído, grita, nene —besos—. Quiero que tu orgasmo solo me pertenezca a mí.
El omega dominante está caliente, muy caliente. Dando una última embestida e inmovilizándose, el alfa suelta un gruñido de esos que a Jimin le hacen vibrar. Se desploma sobre el cuerpo del más pequeño, corriéndose al unísono.
Jungkook abrazó a Jimin y recuesta su cabeza en su pecho.
—Mimi, ya lograste que mis deseos y placeres lleven tu nombre —besos—. Te amo, cariño.
Jimin curvó la comisura de su labio y, dándole las nalgas jodidamente sexy que posee su alfa, le susurró en su oído.
—Usted me pertenece, señor Jeon, yo le pertenezco completamente. Ha logrado doblegar el rebelde que habita en mí.
JKBOSS sonríe y Jimin sabe que esa sonrisa trae amor incluido.
Después de algunos besos cariñosos. El alfa carga a Jimin por el pasadizo secreto, llevándolo al cuarto oscuro; ya era hora de revivir la primera, la segunda y todas las veces que habían estado allí en tan corto tiempo de conocerse.
Entra, cierra la puerta tras de sí y deja a Jimin parado frente a él.
—Tranquilo, Mimi, no voy a pegarte, ni a azotarte, si eso es lo que te asusta.
—No me asusta, simplemente no me gusta.
—Vamos, dame tus manos.
Jimin supuestamente estaba asustado, pero le estrechó las manos divertido y sonriendo con picardía. El alfa le ata sus manos a cada poste y hace lo mismo con sus pies. Puede gustarle al omega, pero no deja de sentir nervios cada vez que Jungkook le hace eso.
El alfa se mueve por el cuarto oscuro con destreza, con poca luz, y sabe dónde está todo, así que abre una gaveta y saca una mordaza, se acerca al omega nuevamente colocándosela en la boca, se acerca a su oído y le susurra.
—Sabes las reglas, el código para detenerme; haga lo que haga, no gimas. Lo harás solo cuando yo te lo ordene.
Manosea los pezones del omega con la pluma y, de tanto juego previo, lo va a hacer infartar. De un santiamén, quedó desnudo, atado y amordazado ante el alfa.
Derrama sobre el delgado cuerpo algo con un rico aroma. Hace lo que Jimin nunca pensó que ese hombre presumido le haría.
Esparce el aceite por cada centímetro de su cuerpo, masajeando su piel con lentitud, y sus manos se resbalan por sus muslos y la cara interna de ellos.
Jimin no conocía esta parte sensual y erótica de Jungkook; solo había mostrado que folla duro, nada más, ¿o sí?
Jimin muerde sus labios moviéndose con deseo.
Jungkook besa la entrada del omega y da una pequeña y dulce mordida. El omega siente sus dedos rozar y cuando hace un amague para buscar su cuerpo, las cuerdas se lo impiden.
Ese salvaje de 1.90 posa sobre el glande de su omega un artilugio frío y metálico y ya siente el pobre que no podrá con tanta tensión. Lo enciende y las vibraciones instantáneamente hacen gemir a Jimin como un loco satiriasis. En eso es lo que comienza a convertirse, en un loco satiriasis (adicto al sexo o ninfomanía en hombres).
Jungkook lo conduce directo al límite del placer. Jimin intentó cerrar sus piernas, pero las ataduras se lo niegan. Muerde sus labios hasta herirlos y aun así le da placer sentir que todo eso el alfa lo provoca en él. Se electrifica al estar a un paso del éxtasis. Y así fue, su mafioso lo hizo venirse con majestuosidad.
Sonrió mordiendo los labios de su omega. Cuando Jimin pensó que ya el maratón sexual había terminado. Su mafioso particular entra y sale de él con vivacidad. No se equivoquen, que este JKBOSS es una caja de sorpresas que nunca acababan. Pellizca los pezones de Jimin, quien chilló entre risas.
—No entiendo, ¿no que hoy era día de "no sexo" para mí?
—Tus labios y tu cuerpo, jodidamente tentadores, nene, logran que rompa mis propias reglas, mierda. —Jadea.
Jimin le acaricia la espalda baja a Jungkook y lo oprime contra él. Se dibujaba una perfecta "o" en los labios del omega mientras le agarraba a su alfa sus firmes y atléticas nalgas.
El hombre, macho, alfa y lomo plateado, mira a Jimin reacio a que las toque, pero al omega dominante le vale madre. Y no le bastó con agarrarlas, también le clavó sus uñas en su carne, haciéndolo chillar.
—AHHH, OHHH, joder, Koo-Koo, más fuerte, ¡qué rico! —Jimin demostraba cómo Jungkook lo ponía.
Las embestidas de Jungkook se sincronizan con los gemidos de Jimin y solo pudieron ver sus ojos oscurecerse y sus rostros contraerse.
Por lo que el alfa entró nuevamente con su fuerza bruta e hizo gritar de placer a Jimin, para luego él anudarlo y permanecer juntos por un buen rato, entre besos y posiciones no tan cómodas. Pero qué les recuerdan que solo así el alfa anuda, sin estar en celo. Y Jimin ama sentir eso.
Jungkook suelta a Jimin, se dan una ducha, sin emitir palabras; solo estaban con el vapor del agua cayendo en sus cuerpos y la relajación del momento.
Después de salir y ponerse las batas de baño, fueron a la cama, esperando que Jimin se acueste, y él se acostó de lado, acercando al omega a él.
—Mmmm, ¿fue igual, regular o mejor que la primera vez? —besitos en la fuente de aroma de su omega, resopla liberado—. Mmmm, me gusta esta casa, siento que aquí soy libre —piensa.
—¡RIQUÍSIMO! —se ríe, mordiéndose el labio—. Me encantó, mejoramos en cada follada. —Jimin, a veces, es tan ordinario—. Esta casa también a mí me relaja, me da tranquilidad.
—Se ríe, pícaro—. Mmmm, qué bueno saberlo, mi amor. Soy el mejor alfa del mundo, ¡dilo! —piensa—. ¿No crees que aquí soy diferente que en Queensland o en mi vida normal? Por cierto, quiero mostrarte algo, ya que eres mi omega oficial —mirándolo.
—Eres el mejor alfa del mundo y eres mío —besos—. Y sí, lo noté la última vez que vinimos, aquí eres otra persona —mirándolo—. ¿Qué me vas a mostrar?
—¿En serio? Mmmm, pues debemos de vivir aquí —sonríe y besos—, aunque si no fuera en el fin del mundo, no lo dudes que ya estaríamos aquí —ríe—. ¿Te gustaría ver por qué me quieren matar?
—Ya sé —se ríe supertierno Jimin—, aquí estamos lejos de la civilización —mirándolo —. Bueno, me gustaría saber.
—Sí, mi amor, por eso es por lo que lo pienso. Está TAN lejos, así que nuestra nueva casa será perfecta, como comenzar desde cero, ¿qué crees? —besitos—. Mmmm, te voy a mostrar la razón, ¿quieres saber o no? —mirándolo.
—Soy feliz, porque comenzaremos de cero y juntos nuestra historia de amor —mirándolo—. Caray, Koo-Koo, quiero saber, pero no me asustes, ¿qué es? —ya lo tenía en estrés.
—No te asustes, mi amor, aquí estamos muy custodiados y no nos pasará nada, pero es algo muy simple y peligroso para mí —se levanta de la cama y le extiende la mano—. ¿Me acompañas? Pero será un secreto entre tú y yo; nadie sabe dónde está.
—Muy bien, mi amor, espero que no pase nada —sonríe—. No solo soy tu omega, soy tu abogado y confidente —dándole la mano—. ¿Nos vamos desnudos? —se ríe.
—NO, ¿cómo crees? El pijama, ¿qué te pasa? —Le da una nalgada y se ríe—. Vamos, quiero que lo veas, es mi bebé, algo que quiero mucho.
—Se colocaba el pijama—. ¿Y tú? Vístete —levantando la ceja—.
Jungkook, por su parte, solo se puso su bóxer que parece un short ceñido al cuerpo y una camisa negra.
—Ya, ya me vestí, ¡vamos! —Lo toma de la mano—. Saldremos de la casa; es de noche, pero es mejor ir así.
Salen por una puerta secreta que da al exterior de la casa, llegan a una especie de gazebo cerrado con rejas, las abre y bajan unas escaleras.
—Está oscuro, ¿verdad? —le sonríe a Jimin para que se relaje un poco.
—¡Ok! Está demasiado oscuro —mirándolo.
—Ten cuidado con las escaleras, son muy incómodas, Mimi.
Bajaban con la luz de una linterna y llegaron a un lugar cerrado, algo húmedo, con una pequeña piscina y en el medio, había una columna con un cofre.
—¡Llegamos! ¿Ves aquello que está allá, mi amor? —señalando con el dedo.
—¿Dónde estamos, baby? —mirando a su alrededor.
—Estamos debajo de la casa. Ahí está el diamante rojo, mi amor —mirándolo—. Por lo que me andan buscando para matarme y robármelo, es lo que muchos quieren de mí. ¿Quieres verlo?
—¿QUÉ? —se ríe, porque le dijo que estaban debajo de la casa—. ¡Madre luna, pero lo tienes más custodiado que a mí! —piensa—. ¿Es el único que tienes?
—Se ríe—. ¿Te gustaría estar en un lugar así encerrado? —mirándolo—. Y sí, es el único que tengo; ahí a su lado hay algunos pedazos.
Jungkook se acerca a la pequeña piscina y por un botón sale una especie de puentecito, por donde él caminó y tomó el cofre, abriéndolo.
—Míralo aquí, mi amor —mostrándoselo.
—Madre Luna, ¡qué hermoso! Es un rojo hermoso —mirándolo—. ¡Ay, Koo-Koo! Entrega esos pedacitos, así merman las cosas.
—No te creas, mi amor, ellos saben el tamaño, cuánto pesa, cuánto cuesta el diamante que tengo. Yo puedo darle un pedazo a cada uno y, la verdad, no es suficiente —mirándolo—. ¡Me los llevaré! —recoge los pedacitos y los mete al bolsillo—. Mmmm, ¿de verdad crees que todo culminará por esos pedacitos?
—No es que culminara, baby, pero esos pedazos ellos los venderían en millones, porque NO todos tienen pedazos de ese diamante; creo que saldrán beneficiados todos...
—Sí, ellos pueden venderlos en millones, pero no garantizo que no seguirán jodiendo con mi persona. Te complaceré a ver qué pasa, ¿ok? —mirándolo—. Es que nadie tiene un diamante como ese, mi amor, por eso lo hace raro y único. Ya me traje los pedazos; veremos cuando lleguemos a Queensland qué puedo hacer. Hablaré con Taemin y con Namjoon, ¿ok?
—Orgulloso de que su alfa le hiciera caso—. Solo compláceme, alfa —mirándolo—. Quizás yo tenga razón y se calman las cosas.
—¡POR LA LUNA! —Resopla—. ¿Qué hago contigo? Haces que yo haga cosas que antes no hubiera hecho ni por la madre mía —le daba una nalgada—. Voy a mandar algunos pedazos a esta gente, vamos a ver cuánto tiempo dura la paz —piensa.
—Riéndose—. Pues sencillo, AMAME y admite que te gobierno —besos.
—Se ríe y le da besos—. Mmmm, pues yo te amo hace rato, pero si dices amarte como yo solo sé, pues no tengo ningún tipo de problemas. Bueno, yo me llevaré estos pedazos en el bolsillo, me los llevo a Queensland, se los dejo a Taemin antes de irnos de viaje. Espero que las cosas mejoren después de esto. Confiaré en mi gobernante —se ríe y le muerde el labio—. Además, tengo una idea: me quedaré con un pedazo y haré algo para ti, ¡ya verás! —besos.
—Sonríe—. Muy bien, mi amor —besos—, yo también te amo. Por favor, quiero un viaje relajado, así que confía en mí —piensa—. Me gustaría saber qué me harás con ese diamante rojo. —Emocionado, ama cada cosa que Jungkook le regala con diamantes.
Jungkook lo besó y fue a dejar el cofre en donde estaba, quitando el puente.
—¿Qué te pareció el diamante rojo, mi amor? —mirándolo y revisando que todo estuviera bien—. Estos cocodrilos están bien gorditos —se ríe y lo miraba—. AMO cuando me dices que me amas; te escuchas tan tierno. Lo más bello que tengo eres tú, mi flaco —besos—. Mi amor, el viaje será tal como te lo prometí, relajado, sin celular y sin nada, solo nosotros disfrutando por los próximos 31 días —le guiña el ojo—. Confío en ti, así que tú confía en mí, ¿ok? —Lo toma de la mano, subiendo de nuevo.
—Hermoso ese diamante, de verdad que ya entiendo por qué lo quieren —sonríe—. Es que tengo que enamorarte y si decirlo es suficiente, lo haré siempre —se ríe, besándolo.
—¿Ya ves? Ahora sabes por qué estoy enamorado de ese diamante: es solo mío, es de mi mina, no se lo robé a nadie, eso es lo que me jode —besos y sonríe—. Mmmm, me encanta escuchar las cosas que dices, mi amor. A ver, tú siempre has sido así, romántico, o es ahora cuando te tengo inspirado, ¿ah? ¡Eso de que me enamores todos los días, me gusta! —Besos.
Jungkook con Jimin y ya estaban en la superficie. El alfa se dirige a sus custodios y ordena que cierren bien y sigan vigilando, agarra a su omega de la mano caminando hacia dentro de la casa, vuelven a entrar por otro pasadizo secreto y el Jimin con la boca abierta, creía que eso era más que en las películas.
—¿Qué pasó, mi amor? —se ríe.
—Se ríe—. ¿En serio tantos pasillos así? —no podía dejar de reír—. Yo sé, mi amor, pero mira, ya no le des más nada, que se conformen con las sobras del diamante y ya —piensa—. Y no, nunca he sido romántico, solo que tú me inspiras y todo tú también —besos.
—Mmmm, la verdad, tengo muchos pasillos secretos y si vinieran a matarme, tengo por dónde irme, sin que me encuentren —mirándolo—. No te burles de mí, ¡jum! —Le da una nalgada—. Es que no le pienso dar más nada, ni a mi madre le dio un pedazo más —se ríe.
—Amor, pero está bien que tengas este laberinto —ríe—. Pues, a mí me darás un pedazo de diamante. —Le saca la lengua.
—Claro, Mimi, por mi seguridad y la de las personas que trabajan aquí, además el laberinto ahora también es tu seguridad —se ríe y piensa—. Mmmm, solo a ti te daré un pedacito, porque eres mi amor, ¡eh! —besos.
—Ah, ok, entonces, los que trabajan aquí saben lo del laberinto, ahora entiendo por qué salen de cualquier parte —hasta dolor de cabeza le dio—. TE AMO —besó.
—Sí, ellos saben en dónde está todo aquí, por eso tú ves que ellos se quedan aquí y nunca los cambio, son de mi extrema confianza. Algunos guardaespaldas que trabajan aquí trabajaron antes para el FBI —caminaban hacia la habitación a descansar.
—Sonríe—. Entiendo, mi amor, que son de una extrema confianza y eso está bien. Yo soy bueno dando ideas, casi trabajo para el FBI; tú solo piensas y no haces nah, hay que empujarte a la maldad —ríe—. Vamos a descansar al fin, AMO amanecer juntitos y felices —besos.
—Tú sabes que yo digo que lo voy a pensar, pero lo hago. A ver, no me dijiste que nos mudáramos, ¿y qué hice? ¿Ah? ¿Ah? ¿Ah? —besos y más besos hasta que cayeron en la cama—. Así que voy a pensar ahora lo que me dijiste de darle más trabajo a Taemin, ¡caray! Mmmm, ¿qué más me falta pensar? —piensa gracioso y se ríe—. Claro, omega, das unas ideas espectaculares para TU beneficio —se ríe más—. Así que me llevaré parte de este personal para nuestra nueva casa. Allí pondré más seguridad por el lugar, pero sé que pasará desapercibida la casa, gracias a tu idea. —Besos—. Amo nuestros amaneceres.
—Sí, sé que me has hecho caso, pero sabes por qué jodo con lo mismo siempre —se ríe—, así que sigue pensando que, en caso de que se te olvide, voy a recordártelo.
—Aquí mando yo, Jimin, no me hables así —pone los ojos en blanco—. Te hago caso igual, tarde, pero seguro, eso vale, así que no te quejes, ¡eh! —se ríe—. Además, para eso te tengo, mi amor, para acordarme; sin ti no soy nadie, ¡recuérdalo! —besos—. YA a dormir...
—No inventes, que ya lo de rudo no te sale —se ríe—. Me quejo, porque no lo haces rápido —pone los ojos en blanco—. Ah, baby, cómo amaneceremos juntos y lo rico que sería hacer el amor en ese amanecer, piénsalo —se ríe—. No, si te lo doy a pensar, no lo haces —bufándolo.
—¡JIMIN, BASTA! —ríe—. ¿Cómo que no me sale? Claro que me sale, ¿quieres que lo practique de nuevo contigo? —con la ceja levantada—. Ay, mi amor, me tardo, pero lo hago, por tu culpa lo hago —serio y todo según él—. Haremos el amor al amanecer. Vamos a dormir, mi amor, ¡te amo! —besó, quitándose la camisa.
—Muerto de la risa, pero decidió no molestarlo más—. Sí, sí, sí, te sale lo rudo —ríe—. Descansa, amor, lo necesitamos —acomodándose.
—Se acostaba y Jimin pegadito a él—. Vamos a despertar y hacer el amor, si uno por ahí se despierta, porque cuando duerme no hay quien lo levante —ríe y besos—. Que descanses, mi amor bello.
—Se ríe—. Vamos a dormir, mi amor, te amo, que descanses... — Cerrando los ojitos.
—¡Descansa, mi muñeco!
Al poco rato los dos quedaron rendidos; estaban agotados de su viaje.
Así pasaron miércoles y jueves en la MANDALAY HOUSE, muy plácidos, encantados, alejados de la sociedad, dándose mucho amor y amaneceres relajantes.
Pero, como siempre, lo bueno no dura para siempre, de vuelta a la realidad...
Era viernes, 10 de enero de 2025.
Como a eso de las 9:00 a.m., después de desayunar y ponerse algo cómodo, Jungkook y Jimin fueron rumbo a Queensland, ya que se van de vacaciones en la noche junto con Namjoon y SeokJin.
Llegaron a Queensland a eso de las 11:00 a.m.
Jungkook quería llevar a Jimin a almorzar fuera, pero mientras esperaban en el aeropuerto que les trajeran el auto, le hace una llamada a Taemin.
¡Hola Roommates!
Espero que todo esté bien y la estén pasando felices ʕ • ́؈ • ̀)
Aquí tenemos un nuevo capítulo, delen mucho amor, espero que lo disfruten y no se olviden regalarme ★'s y comentar que tal les pareció.
¡Hasta el próximo capítulo!XOXO♥ ᒍOᗩᑎ
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