Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🏴 𖠵 ˓ 11

Era ya muy tarde ese viernes, y Jungkook se decidió a visitar en el trabajo a su novio. Se acercó a la recepción de la estación, con nervios le preguntó a la mujer en dónde quedaba la oficina del oficial Min, y aunque ella le dijo que no podía interrumpirlo, el joven se las apañó para llegar donde su novio. Abrió la puerta suavemente y entró, su presencia llamó la atención del rubio que lo recibió con una sonrisa dulce en el rostro.

— Jiminie.

— Hola, ¿interrumpo?

Yoongi negó con la cabeza y le incitó a que se acercara. El joven con mejillas abultadas tomó asiento sobre el regazo de su pareja saludándole con un beso en los labios. Jimin era un novio muy cariñoso y sensible, le gustaba los besos y mimos, pero no era caprichoso, se conformaba con lo que le daban porque la vida le enseñó a ser agradecido con lo poco o nada que podría recibir. Ahora que tenía a Yoongi, le parecía que era demasiado, como si el amor que el rubio le daba fuese demasiado para un niño desnutrido como él.

— ¿Qué te trajo aquí?

— Pensé en visitarte, ¿te molesto?

— Nunca —le dio un beso en la mejilla izquierda.

— ¿Sales hoy muy tarde?

— No, hoy no estoy de turno.

— ¿Te gustaría ir a mi departamento? Puedo hacer la cena —ofreció con un dulce sonrojo en sus pálidas mejillas.

Yoongi descubrió hace tiempo que al ojeroso le encantaba hacer de comer, servirle una rica cena cada vez que llegaba en la noche a su departamento. Era un cgico bastante hogareño, a veces demasiado sumiso, mas eso a Yoongi no le molestaba en absoluto, su chico siempre sería perfecto.

— ¿Y tu serás mi postre?

Jimin, abochornado, ocultó su rostro entre el cuello del oficial y entre susurros le contestó:

—Sí.

Yoongi abrazó por la cintura a su pequeño chico y lo dejó reposar contra su cuerpo, tan cómodo como podía sentirse, Jimin realmente parecía un bebé, aunque algo falto de peso. En medio de su abrazo, interrumpió Jungkook entrando en el despacho del segundo al mando llevando entre sus manos una carpeta.

— Oh, yo..., lo siento.

— ¿Jungkook? —jadeó Park al erguirse lejos de Yoongi.

— ¿Park, qué haces aquí? —increpó el abogado al ver a su amigo en tan comprometedora situación con el oficial.

— Vine a ver a Yoongi.

Jungkook quiso decirle que, dado que Park sabía que él también trabajaba ahí, nunca antes fue a visitarlo, claro que, si se trataba de un hombre tan atractivo como Yoongi, el chico no se podía resistir. Claro, su orgullo estaba levemente herido pero entendía que Park quisiese hacer travesuras con su novio.

— ¿Se conocen? —murmuró Yoongi algo sorprendido.

El abogado dejó la carpeta sobre el buró del rubio y se retiró, la situación lucía algo tensa y no quería ser un extra en medio de la charla que la pareja llevaría a cabo. Jungkook suponía que Park no le había contado la verdad sobre ellos, lo que eran o su pasado, y aludía que esa era una charla demasiado importante como para él estar presente molestando.

— ¿Conoces a Jungkook? —gruñó Yoongi.

— Sí, él es...

— Es un mafioso —masculló entre dientes.

— Su familia lo es —rectificó nervioso al ver a su novio molesto, tan consternado por ello.

— ¿Y por qué, si lo sabes, eres su amigo?

Los ojos del chico se entrecerraron, ofuscado por el repentino cambio de humor y aún más por las acusaciones que el otro hacía.

— No son malas personas.

— Si lo crees eres muy ingenuo, Jimin, Ellos son mafiosos, matan, venden droga, y aún así parece no importarte.

— No los conoces.

— ¿Y tu te jactas de conocerlos mucho?

"Ellos son las mejores personas que conozco", pensó Park, y con ello intentaba reducir la molestia que se producía en su corazón por las palabras tan crueles que su novio soltaba.

A la memoria de Park llegaron los trágicos recuerdos de su vida, las penurias que pasó tantos años en las que no tuvo a nadie, hasta que se reencontró con Jungkook y con los padres adoptivos de este. Heechul y Momo fueron muy buenos con él, le dieron el cariño que nunca antes tuvo, y, lo más importante, un hogar. Nunca podría retribuirles, y mucho menos los despreciaría por su profesión, claro, si eran personas con una ética cuestionable y cuyas acciones dejaban mucho que desear, pero como sus padres jamás podría reprocharles nada, fueron los mejores y más.

— Yoongi, deja de juzgarlos si no los conoces —murmuró el joven, molesto y decepcionado por lo cerrado que podía ser Yoongi.

— ¿Qué han hecho por ti como para que los creas unos santos? —bramó el rubio frunciendo el ceño.

— ¡Ellos son las únicas personas que quisieron a un callejero en su familia, son mis padres! —le gritó, sin medir si sus alaridos serían o no escuchados por el personal a fuera de la oficina de Min.

El rubio se quedó perplejo, su boca abierta sin saber que decir, y esos ojos casi desorbitados. En su mutismo, Park masculló algo que ni entendió y se marchó dando un sonoro portazo. Su cuerpo se desplomó en la silla, cuando un jadeo se escapó de sus labios, sólo entonces su cerebro aceptó la información que su novio le soltó tan de golpe.

"Me metí con un mafioso..."

Jungkook vio a Park salir lloroso y molesto de despacho de Yoongi, mas cuando quiso hablarle el chico ni caso le hizo y se marchó. Le preocupó su triste expresión, y más aún cuando Park siempre trataba de mantener una linda sonrisa en su rostro. Se propuso llamarlo por la noche, cuando saliera de trabajar, para el caso faltaban poco más de dos horas, o bien podría visitarlo en su departamento. Entró al despacho de Taehyung.

— Te dejo el oficio que mandó el juez —informó, apoyándose contra el escritorio.

— Gracias, Kook. ¿Te irás temprano hoy?

— Saldré contigo —mencionó inocente—. Hoy no estás de turno.

— No, no estoy de turno, pero estoy pensando en quedarme un momento más —dijo el policía con una sonrisa pícara—, y espero que te quedes a ayudarme.

— ¿Con qué?

— Estoy duro, y pienso cumplir mi promesa.

— ¿Tu... promesa?

— Voy a follarte sobre mi escritorio, bebé.

Ante esa resolución, las piernas de Jungkook se sintieron brutalmente débiles, flaquearon a tal punto que tuvo que sujetarse fuerte del borde del escritorio para no caer. Taehyung lo notó y se quedó satisfecho con la reacción que causó. Esa carita tan dulcemente sorprendida hizo que el miembro de Taehyung doliera. Su pene casi podía saborear la humedad en la entrada de Jungkook, su cálida estrechez abrazándolo hasta la asfixia que loe llevaría a un glorioso orgasmo.

El cariñoso "bebé" se hubo convertido en uno muy común. A Taehyung parecía gustarle como las mejillas de su chico se coloreaban cuando lo llamaba así, o cuando le decía que eres una pequeño sucio mientras lo tenía bajo su cuerpo.

— Supongo que puedo ayudarte con eso.

— ¿Qué tanto piensas ayudarme?

— Tanto como quieras —finalizó con una sonrisa picarona antes de retirarse del despacho bajo la promesa de regresar cuando las horas laborables de los dos hayan terminado, y ninguno de los dos podía esperar.

Con solo imaginar a Jungkook con su desnudo culo al aire sobre su escritorio, rojo y desesperado por un par de nalgadas. Los labios de Jungkook jadeantes, rogando por que el miembro de Taehyung se clavara tan profundo que le hiciese llorar.

— Deberé darme prisa con mi trabajo si quiero disfrutar de mi bebé.

Park estaba sentado en el comedor de cuatro personas comiendo su cena, solo y deprimido como podía estar luego de haber peleado con Yoongi. Su ensalada con camarones y salsa le parecía poco apetecible, su copa de vino le sabia más amarga de lo usual. Los camarones, su alimento favorito, no sabían tan bien como antes; las lechugas parecían insípidas, al igual que el aguacate y las cebollas. La verdad era que todo le sabía a tierra. Y para aumentar su depresión, la puerta de su departamento se abrió y por ella entró Yoongi, con expresión cabizbaja y cautelosa.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

— Necesitamos hablar.

Park se puso de pie y caminó hasta el sofá, ahí tomó asiento e invitó a su, aún, pareja a imitarlo. El rubio se sentó a su lado, con las rodillas tocándose a través de la incomodidad del ambiente.

— Perdóname por exaltarme tanto en mi oficina, no quise agredirte.

— Está bien.

— ¿Me lo dirás? Sé que hay cosas sobre ti y tu... familia que no me has dicho.

Tragando duro, Park asintió y se dispuso a contarle a su novio la verdad, luego él decidiría si podían o no con esa relación.

— Yo... soy huérfano. Me abandonaron cuando tenía dos años en un orfanato cerca del límite de la zona urbana de Seúl, ahí conocí a Jungkook, y nos hicimos amigos. Ambos crecimos juntos ahí hasta que a él... lo adoptaron los Jeon, cuando él tenía siete años. Ellos intentaron adoptarme a mí también, pero no pudieron hacerlo, la fiscalía quiso apresarlos mientras estaban en Seúl y se fueron del país con Jungkook —dijo el doncel con una triste sonrisa en los labios—. El orfanato donde vivía se incendió un año después, todos los niños que vivíamos ahí huimos, igual, no nos iban a llevar a otro orfanato. A mi... nunca quisieron adoptarme, las personas pensaban que era muy enfermizo por mis mejillas y mi complexión tan delgada..., supongo que creían que sería una carga —dijo con la voz entrecortada—. Supongo que no a todos les gustaba, ¿no es así?

A Yoongi se le rompió el corazón saber que las personas podían ser tan crueles con un niño, un niño hermoso y de corazón tan noble.

— ¿Qué pasó luego de que el orfanato se quemara?

— Me convertí en un callejero. No tenía a nadie y no sabía cómo contactarme con Jungkook... Pasé varios años antes de que los Jeon me encontraran, yo vivía en un pequeño depósito abandonado en el área rural. Heechul y Momo me adoptaron y me convertí en su hijo. Ellos me estuvieron buscando por años hasta que me encontraron —tomó un respiro, dejó que sus lágrimas salieran y que el nudo en su garganta se disipara un poco antes de terminar—. Sé que son asesinos, sé que venden droga... pero son las únicas personas que me quisieron cuando los demás me despreciaron... son mis padres, Yoongi, y yo los amo así.

— Lo siento, pequeño —dijo el rubio abrazando a su lloroso novio—. Yo no lo sabía, perdóname, mi amor.

— No me odies, no tú —suplicó con la voz rota, entre hipidos.

— Eres la persona que amo, no puedo odiarte. Pero no creas que eres una falla, porque para mi eres el niño más bello que pude encontrar, eres perfecto.

— No es cierto —puchereó.

— Perdona lo que dije sobre tus padres. Ahora que sé lo que han hecho por ti, les agradezco haber cuidado de mi pequeño.

— Y-Yoongi.

— Shh, pequeño. No pasa nada, no llores. Yo te amo con tus cachetes y tu complexión, amo tus labios y tu corazón, nunca te avergüences de ti, amor.

gracias por leer y votar!

🪴; minnh-aye

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro