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➥ 𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝐼𝑉• ᵖᵗ ²

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Minutos antes

Jungkook se apoyó contra la pared del pasillo, manteniendo la vista fija en Lisa, que se encontraba en la distancia. Un grupo de amigas la rodeaba, riendo y charlando animadamente, creando un halo de alegría y camaradería en el que se notaba cautivada.

Sin embargo, Jungkook no pudo hacer un contacto visual completamente con la escena, sino que se centró únicamente en la joven. Poco a poco, una idea comenzó a tomar forma en su mente. Su rostro, que había estado tranquilo y aparentemente indiferente, se iluminó con una gran sonrisa, aunque en el fondo llevaba consigo un destello de travesura apenas perceptible.

La sonrisa creció mientras se alejaba de la pared y se dirigía hacia el grupo de féminas, atrayendo inmediatamente la atención de todas como un imán.

—Disculpen la interrupción  —comentó en un tono amable y educado. Lisa se giró hacia él, mostrando curiosidad en su rostro—. Eres Lisa, la amiga de TaeHyung, ¿no es así?

—De hecho... hasta cierto punto  —respondió, suspirando casi de inmediato. Jungkook notó la forma en que los ojos de la joven se suavizaron al mencionar el nombre de TaeHyung.— Pero, ¿qué motiva su pregunta?  —inquirió, escudriñando el rostro del desconocido ante sus ojos.

—Tengo un mensaje para ti  —dijo, portando una sonrisa que carecía de sinceridad.— Me comunicó que desea verte cerca de los baños en diez minutos aproximadamente.

La fémina se sintió intrigada; su ceño fruncido reveló su confusión—. Es curioso, él se marchó sin mencionar nada  —manifestó en un tono ligeramente dubitativo.

Permaneció pensativa por unos instantes, evaluando la situación. No obstante, tras una breve vacilación, decidió que no valía la pena darle más vueltas al asunto.

—No hay problema, gracias  —respondió finalmente.

Jeon se inclinó con moderación en una reverencia respetuosa y, acto seguido, se despidió de manera cortés antes de retirarse.

En el momento en que su rostro quedó fuera de la vista de los demás, su expresión facial cambió radicalmente. La máscara de educación y cortesía se había desvanecido, revelando una mirada intensa y pensativa.

Sus ojos se fruncieron ligeramente, reflejando un esfuerzo por analizar cada detalle de la conversación reciente. La mención de TaeHyung por parte de Lisa había sido como un rayo de luz que destellaba un rincón oscuro de su mente, revelando una verdad que no quería admitir. La forma en que Lisa lo había mencionado, con esa combinación de cercanía y admiración, despertó en su interior una chispa de celos que no podía controlar.

Niña estúpida.

La fina sonrisa que había mantenido hasta entonces estalló, dando paso a una exhibición ferviente de excitación y entusiasmo. Su corazón latía con fuerza y su pulso se incrementó bajo el peso de la expectativa de lo que estaba por venir.

En su mente, la escena que estaba a punto de protagonizar se desplegaba como un cuadro viviente, repleta de detalles y sentimientos. La euforia que lo consumía era casi avasalladora, una mezcla que apenas alcanzaba a reflejar la magnitud del fervor que nacía en lo más profundo de su ser.

[...]

Oculto en las sombras, Jungkook esperó el momento perfecto para poner en marcha su plan. Su objetivo, TaeHyung, se acercaba sin sospechar nada, ajeno a la trampa que se le tendía. La débil luz del pasillo iluminaba su presencia, destacando la confianza con la que avanzaba.

En el instante en que el pelirrojo ingresó al baño, Jeon se movió con rapidez y sigilo hacia el frente de las instalaciones. Con una sonrisa astuta en su rostro, extendió las manos y, sin dudarlo un segundo, cambió las señales de las puertas del baño. El letrero de "Damas" ahora adornaba la entrada al baño de caballeros; mientras que el letrero de "Caballeros" fue trasladado a la entrada del baño de damas.

La transformación ocurrió de manera rápida y silenciosa, asegurándose de no ser visto por nadie. Con un gesto de satisfacción, sus dedos se cerraron alrededor del pomo de la puerta, provocando un escalofrío helado que recorrió todo su antebrazo y levantó cada vello de su piel.

La sensación era intensa, pero no fue una respuesta derivada del miedo o la incomodidad. Jeon Jungkook, conocido por su temple y confianza, rara vez experimentaba tales emociones.

El motivo se atribuyó a la adrenalina que se desató en su organismo, desencadenando un caudal interminable de emociones. Era como si su corazón se hubiera escapado de su pecho, galopando sin freno y llevándolo hacia un torbellino de sensaciones intensas; similares a las de un adolescente al filo de un despertar cargado de deseo. 

──── ◇◆◇ ────

Actualidad

La puerta del baño se abrió y se cerró con un suave clic. Jungkook sonrió para sí mismo, su confianza creció al percatarse de que la persona que había entrado al baño era Lisa, validando así el éxito de su estrategia.

—Lo sé  —habló la fémina, soltando un suspiro que conservaba un dejo de pesimismo—. Quizás le ocurrió un imprevisto en el camino. Aprovecharé la espera para realizar mi maquillaje  —continuó, dejando su teléfono en el lavamanos y activando el altavoz para escuchar las palabras de su amiga mientras buscaba los cosméticos en su bolso.

TaeHyung se recargó contra la pared, observando la escena con preocupación. Su corazón se exaltó con una cadencia irregular, advirtiéndole que algo malo ocurriría.

—La situación es bastante simple, cariño...  —en un movimiento sutil y calculado, Jeon se apegó al cuerpo del menor, susurrándole al oído en voz baja—. Solo escucha con atención.

Mientras sus palabras se desvanecían en el aire, sus dedos se movían con una intencional lentitud, deslizando los anillos que los adornaban, uno por uno y hallándose en cada gesto un acto de liberación.

—Si emites un solo sonido, si intentas resistirte, si Lisa sospecha siquiera, estarás condenado —aviso con una sonrisa cruel, al mismo tiempo que levantaba al menor de su regazo con una delicadeza que contrastaba con la amenaza en sus palabras.

Sin pensarlo dos veces, tomó al pelirrojo por los hombros, obligándolo a arrodillarse frente a su entrepierna. La posición forzada hizo que el joven pelirrojo se sintiera vulnerable y expuesto.

—Mis castigos no son para tomar a la ligera  —continuó en un tono amenazante—. No te conviene perder uno de mis juegos. Ahora, chupa  —ordenó, sacando su notoria erección de su ropa interior y colocándola sobre los labios del ruborizado chico.

La proximidad y el calor de su piel envolvieron a TaeHyung, generándole una sensación de intimidad y vulnerabilidad.

—Por supuesto que no te la voy a chupar con ella a-aquí  —intento alejar el miembro de sus labios, pero Jungkook se encargaba de restregárselo con insistencia por todo el rostro—. Ya basta, Jungk-Jungkook.

—Chupas o de lo contrario, abriré la puerta.

El pelirrojo llevó nuevamente su atención a la puerta, donde vislumbró a la chica a través de un pequeño espacio. Estaba completamente concentrada en perfeccionar su maquillaje, sumergida en su música con los auriculares puestos y el volumen al máximo. Parecía no percatarse de lo que sucedía a su alrededor.

Probablemente, esto se presentaba como una oportunidad potencial para participar en el juego sucio de Jungkook. Sin embargo, ¿debería continuar? ¿Realmente estaba considerando el curso de tal acción? Kim TaeHyung se sentía atrapado en una vorágine de emociones contradictorias.

Su cuerpo, traidor, se entregaba sin resistencia a las insinuaciones provocativas del otro, como si una fuerza invisible hubiese tomado control de sus sentidos. El calor que se extendía por sus venas, al igual que un fuego lento y persistente, creció en intensidad en cada contacto y mirada.

Fue en ese entonces cuando el corazón del mayor comenzó a latir con una intensidad creciente en su pecho, al momento de observar cómo el otro daba un paso que lo dejó perplejo. Kim, decidido y sin vacilar, abrió la boca y permitió que el miembro ajeno cruzara sus labios.

Inicialmente, TaeHyung se acercó con cautela, ofreciendo algunas lamidas suaves y tentativas. Su mano temblaba constantemente mientras sostenía el miembro, y su mirada se encontraba en los ojos de Jungkook, buscando señales de aprobación para continuar. Al momento de escuchar el primer suspiro por parte del mayor, una ligera erección comenzó a formarse en su ropa interior.

Maldito Jungkook.

—A-ahh~  —un suave gemido se escapó entre sus rojizos y húmedos labios de Jungkook—. ¿Por qué tienes una lengua tan quisquillosa?

Sus gruñidos fueron un sonido extrañamente deleitoso que resonó en los oídos sensibles de TaeHyung, avivando un deseo que luchaba por liberarse.

La voz de su conciencia clamaba en su interior, advirtiéndole que se trataba de un acto reprensible, inmoral y ajeno a sus principios y valores. A pesar de eso, el estado de arrobamiento se negaba a ser ignorado, creciendo en su interior con cada expresión melódica que escapaba de los labios de su acompañante.

Kim se sentía consumido por un estímulo irresistible, ansioso por continuar en ese acto pecaminoso a cambio de seguir escuchando esa música sensual que parecía hipnotizarlo.

Dejándose llevar por un impulso desenfrenado, se tomó el atrevimiento de meter todo el pene de su acompañante hasta el fondo de su boca, saboreándolo de igual manera que un dulce. Recordando la inocencia de un niño pequeño al descubrir nuevos sabores.

El azabache lo observo y enseguida una sonrisa se extendió gradualmente en sus labios, iluminando su rostro y revelando una confianza renovada.

—Hmm, un poco más despacio~ uh, uh  —su respiración se tornó pesada a causa del calor envolvente que emanaba de la boca que lo estimulaba.

Bajó su mirada y captó el instante exacto en que una parte de él desapareció entre los labios del otro, alimentando aún más su necesidad de llegar al límite.

La lengua de Kim rodeaba el miembro de Jungkook en una sensación táctil y delicada. Lamiendo y succionando desde la base hasta la glande, sintió a Jungkook empujar sus caderas hacia adelante, buscando una mayor profundidad.

Como resultado de esta acción, las mejillas del pelirrojo se hundieron, produciendo sonidos de chasquidos que escapaban por las pequeñas aberturas de las comisuras de sus labios.

En el instante que Jungkook percibió como la boca de Kim empezaba a aflojar su pene, su mano se cerró alrededor de la cabeza ajena, inmovilizándolo sin previo aviso. Su agarre estaba firme e inflexible, lo que causó que TaeHyung se sintiera atascado.

En el rostro de Jungkook se dibujó una sonrisa, sabiendo que tenía el control absoluto de la situación. Disfrutaba del poder que ejercía sobre el menor, del modo en que su presencia parecía dominar el espacio y la atención del otro.

La sorpresa inicial se transformó en una sensación de pánico cuando el azabache comenzó a presionar duramente, forzando al otro a abrir la boca y tragar su gran pedazo de carne.

El movimiento fue tan enérgico que Kim experimentó una inundación repentina de un líquido tibio en su boca. Jeon se había corrido directamente en su garganta, desencadenando una explosión de sabores y sensaciones que lo desestabilizaron internamente.

Una oleada de calor se esparció por el cuerpo de TaeHyung, dejando un rastro de fuego y pasión que lo embriagaba. Sus ojos se cerraron, incapaces de resistir la fuerza del momento y entregándose a la sensación casi extática que nublaba su vista y hacía que su mente se desvaneciera en un torbellino de excitación.

La brusquedad del gesto lo había dejado un poco atontado, con la sensación de que el mundo se había detenido en ese instante. Su boca estaba medianamente abierta, con los labios hinchados y sensibles por la fuerza con la que Jungkook lo había obligado a tomar su semilla.

Sin tener ninguna oportunidad de recuperarse, Jungkook lo atrapó por la muñeca con una fuerza constante, pero controlada, acercándose hasta que sus cuerpos se unieron en un contacto íntimo. La proximidad era mínimamente surrealista, envuelta en un estado de tensión y un siniestro presagio.

Un escalofrío recorrió el cuerpo del menor, acompañado de una punzada en el pecho. La cercanía de Jungkook era arrolladora; su calor corporal irradiaba hacia él como un incendio devorador.

—Esto puede doler un poco  —advirtió, llevándose unos cuantos dedos a la boca y pasando su lengua alrededor de ellos, succionando cada rastro de su piel—. Servirá de lubricante  —comentó, manifestando una considerable desesperación por profanar al contrario—. Sé que lo disfrutarás.

TaeHyung no tuvo tiempo de reaccionar cuando su ropa interior fue arrancada de su cuerpo, dejándolo expuesto. Antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, sintió un dedo impactando en su agujero, enviando de inmediato una descarga de dolor y ardor que se extendió por su cuerpo.

Su mente, aturdida por la sorpresa y aflicción, luchaba por mantenerse prudente ante la situación en la cual estaba atrapado. Pero su cuerpo ya había reaccionado, contraído en un acto reflejo para protegerse del dolor que lo consumía.

Antes de que cualquier sonido escandaloso pudiera escapar de sus labios; cubrió su boca con ambas manos, tratando de contener el grito que amenazaba con liberarse.

Los ojos de TaeHyung se llenaron de lágrimas, generando un nublado en su mirada. En su búsqueda de consuelo, su mirada titilante se encontró con la de Jungkook y en efecto, la mirada del mayor fue su ancla.

—Calma, bonito  —sus ojos resplandecieron con fuerza, provocando que el otro se sintiera totalmente desnudo frente a él y como si un beso oculto abrazara su cuerpo con extrema delicadeza.

—Jungkook, me duele. Sá-sácalo  —susurró, escondiendo su cabeza cerca del cuello ajeno. La timidez se apoderó de él, y su rostro se sonrojó de igual manera que una puesta de sol.

—Pronto el dolor se convertirá en placer.

El interior del pelirrojo era sorprendentemente estrecho, un espacio diminuto que parecía un desafío para introducir cualquier cosa. Sin embargo, con un poco de suerte, el dedo de Jeon sería capaz de danzar con libertad.

De pronto, Jungkook sintió cómo las manos de TaeHyung se aferraban con firmeza a los bordes de su camisa. La tensión en los dedos más jóvenes era perceptible; notando claramente cómo este luchaba por reprimir cualquier sonido que pudiera revelar su vulnerabilidad

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez? Estás tan apretado que apenas puedo moverme dentro de ti  —una risa suave escapó de sus labios, complacido por la sensación del interior de la persona que poseía al frente.

Con la mano restante, el azabache abrazó la cintura de TaeHyung, rodeándolo con seguridad. La presión de su abrazo fue suficiente para mantener al menor en una postura firme y recta.

—¿P-por qué estás haciendo esto? A-ah~  —balbuceó Kim.

El hecho de que Jungkook estuviera profanando su entrada, de que lo estuviera tocando y sosteniendo en ese momento, llenaba por completo esa sensación de vacío que había llevado consigo mismo durante tanto tiempo.

—¿Te gusta?  —preguntó, moviendo su dedo en direcciones circulares—. Claro que te gusta. Deberías ver tu expresión, casi al borde de las lágrimas por solo un dedo.

TaeHyung se estremeció y su cuerpo se sacudió por el estímulo que lo invadió, dejándolo sin aire. La sensación era abrumadora, un maremoto que lo arrastró sin remedio, sumergiéndose en un océano de placer.

Sin más ceremonias, Jungkook, con movimientos precisos; profundizó su exploración, introduciendo su segundo dedo en la entrada del contrario. La invasión fue delicada, pero un poco dolorosa.

El pelirrojo se sintió consumido por una pasión intensa, aparentemente su cuerpo había tomado el control. No sabía en qué momento había renunciado a su autoridad, pero ahora era esclavo de su codicia.

Repentinamente, su cuerpo se arqueó, ansiando una interacción más profunda, lo que le hizo comprender que había traspasado un límite. La pasión había oscurecido su percepción, cegando su criterio y haciéndole olvidar las adversidades que lo rodeaban.

Como consecuencia a su acción, un grito agudo se escapó de sus labios, el cual traspasó las paredes del lugar. 

—¿Hola?

La joven se detuvo, retirando uno de sus auriculares con intranquilidad para después escanear su alrededor con la mirada. Sus ojos se movieron con rapidez, buscando el origen del ruido que había interrumpido su concentración.

La quietud del baño se había roto, y su instinto de alerta se había activado. Con determinación, sus pies comenzaron a moverse, dispuesta a abrir cada cubículo, cada puerta, para descubrir al intruso.

Lentamente se acercó al primer cubículo, extendiendo su mano para tomar la manija—. ¿Hay alguien aquí?  —su voz sonó ligeramente temblorosa, mientras su mano apretaba el auricular como un talismán.

TaeHyung se petrificó en su lugar cuando la puerta del baño contiguo se sacudió. Su rostro pálido reflejaba el miedo y la ansiedad comenzaba a invadirlo; sus ojos se desorbitaron, mostrando una exagerada expresión de terror que parecía haber sido causada por la visión de un espectro.

En contraste a la circunstancia, Jungkook se sumergió en el vórtice emocional que rodeaba a TaeHyung, absorbiendo cada estremecimiento con la avidez de una esponja sedienta.

Sus ojos, profundos y magnéticos, se fijaron con intensidad en el rostro frente a él, analizándolo con el mismo compromiso de un crítico de arte ante una obra emblemática. Él era el observador, el maestro que manipulaba los hilos de la situación, mientras que TaeHyung era el objeto de interés y el estudiante que se sacudía bajo sus pies.

Lo que ninguno de los dos jóvenes alcanzaba a comprender era que la cercanía de Lisa representaba una amenaza asfixiante, capaz de destruir en un instante el delicado secreto que tanto se estaban esforzando por proteger.

Dentro del silencio exhaustivo que se instauró, TaeHyung fijó su mirada en Jeon, con la esperanza de encontrar alguna muestra que le garantizara que todo estaría bien.

Jeon sonrió astutamente y liberó su agarre en la cintura de TaeHyung, únicamente para tomar su barbilla con una fuerza sorprendente, forzándolo a enfrentar su mirada impetuosa y burlona. Los dedos del mayor parecían quemar la piel de TaeHyung, transmitiendo una energía eléctrica que recorrió todo su cuerpo.

La voz del mayor, baja y serena, apenas susurró un simple "tres", pero su efecto fue devastador. La palabra cayó como una piedra en un estanque tranquilo, generando ondas de tensión que recorrieron todo el cuerpo de TaeHyung.

Un vacío absoluto se apoderó de la habitación. El aire se había congelado, y la única cosa que parecía moverse era la mirada cautivadora de Jungkook. La resistencia del pelirrojo, inquebrantable hasta ese entonces, se disolvió ante la intensidad de esa mirada. Era como si sus músculos, tensos y rígidos, se negaran a obedecerle, dominados por una fuerza incomprensible que emanaba directamente de los ojos del mayor.

En ese momento, Jeon se asemejaba a una estatua: inmóvil y silenciosa, pero con una mirada que ardía con violencia. Luego, con la misma agilidad de un felino, uno de sus dedos se movió flexiblemente, introduciendo el tercer dedo con una rapidez casi mágica. La yema de su dedo bailaba sobre la piel ajena, trazando un camino de fuego que consumía completamente la voluntad del otro.

TaeHyung se sintió atrapado en una espiral de placer y dolor. El azabache lo había llevado al borde del abismo, y ahora lo estaba impulsando hacia las profundidades de la oscuridad, un lugar donde no había retorno. Cada toque era una provocación, un desafío a su resistencia, lo que fue un elemento factor que lo arrastró a contemplar como su autocontrol se deslizaba por una pendiente de la rendición.

Por un instante, una ola de energía eléctrica se infiltró en el delgado cuerpo del menor, haciendo que su corazón palpitara con una intensidad desbordante. Un grito de terror estaba a punto de escapar de sus labios, pero su instinto de supervivencia lo detuvo. No podía permitir que alguien los descubriera, no ahora que habían llegado tan lejos.

La desesperación se apoderó de él, y su mirada se clavó en Jungkook, su único refugio en ese momento. En un arrebato de desesperación urgente, sus instintos prevalecieron. Abrió la boca y hundió los dientes en el hombro del mayor, mordiéndolo con fiereza para sofocar el grito que amenazaba con surgir.

El dolor fue instantáneo, pero Jungkook no se movió, comprendiendo la emergencia de la situación. Ante el movimiento desesperado de Kim, su cuerpo se tensó en respuesta; sin embargo, esto no lo detuvo. Continuó explorando y aplicando presión, mientras tenía unos dientes encajados en una parte de su cuerpo.

Por otra parte, la gélida temperatura del baño parecía cerrarse en torno a Lisa, amplificando su ansiedad y agudizando sus sentidos hasta el punto de que cada latido de su corazón resonaba en sus oídos como una cuenta regresiva. Su mano, apenas temblorosa, permanecía detenida frente a la última puerta, sosteniendo el picaporte con una fuerza que parecía menguar por momentos. Una maraña de pensamientos contradictorios ocupó su mente: ¿debería abrir la puerta o simplemente retirarse?

Pero de repente, un ruido vibrante llenó la escena, disipando la atmósfera de inquietud. Su teléfono comenzó a sonar, y con movimientos acelerados, lo extrajo del bolsillo. Al observar la pantalla, sus ojos se clavaron en el nombre que aparecía, y su semblante cambió al instante.

—Mierda  —mencionó ligeramente asustada por el repentino ruido, mientras se apoyaba en la puerta del baño.

Lisa, ¿dónde estás? La clase está por volver a empezar   —dijo la voz al otro lado de la línea.

— Estoy en el baño  —respondió con voz un poco temblorosa e intentando ocultar su inquietud—. Me distraje un poco, en unos segundos regresos.

La joven trató de mantenerse al margen de lo que había percibido fugazmente, tragando saliva con dificultad y esforzándose por apartar aquella situación de su mente. Rápidamente, guardó el teléfono en el bolsillo de su pantalón mientras su mirada se dirigía por inercia hacia el último cubículo. Vaciló apenas un segundo, atrapada entre la tentación del misterio y el impulso de marcharse. Finalmente, sacudió la cabeza, aceptando que la curiosidad se desvaneciera por completo. Sin mirar atrás, giró sobre sus talones y salió apresuradamente del baño, dejando tras de sí cualquier interrogante que se ocultase tras aquella puerta cerrada.

El corazón de TaeHyung, que había estado latiendo con una expectación febril, comenzó a relajarse en el momento que observó a Lisa alejarse sin mirar atrás, dejando atrás el sentimiento de zozobra sembrado en un angustiado joven al imaginar las consecuencias devastadoras de haber sido descubierto. A medida que Lisa se perdía a la distancia y su figura se desdibujaba lentamente contra el resplandor de la luz, TaeHyung se sintió inundado por una combinación de alivio y distensión que lo englobaba totalmente.

Pero los ecos persistentes de su encuentro reverberaban en su mente como una sinfonía inacabada. TaeHyung había sido consciente desde el principio de los peligros que la situación implicaba; no obstante, al comprobar que se encontraba finalmente a solas con la presencia de Jeon, permitió que un atisbo de calma lo envolviera.

Un momento, ¿debería eso hacerlo bajar la guardia?

—Casi nos descubren por tu culpa  —reprendió Jungkook, conservando una actitud seria y autoritaria—. ¿Acaso necesitas que te enseñe a cómo comportarte?  —sin siquiera dar tiempo de responder, su mano fue a parar en el culo del menor, aplicando una serie de azotes fuertes.

—¡Ah!  —los golpes provocaron que su cuerpo se inclinara hacia adelante, creando más espacio para los dedos de Jungkook en su entrada—. ¿Qué mierda ha-haces?  —sus ojos se cerraron momentáneamente mientras los dedos ajenos se aceleraban con intensidad.

—¿Yo? Nada  —la tonalidad de su voz parecía indicar que se estaba burlando del pelirrojo—. Tú eres el que me anima a continuar follandote de esta forma.

Al haber terminado de pronunciar dichas palabras, TaeHyung levantó la mirada, desenmascarándole a Jeon una expresión que alternaba entre frustración y euforia. Estallando en sus ojos una tormenta emocional y lasciva.

Este gesto había hipnotizado al azabache, dejándolo sin palabras. Su mirada se clavó en la belleza que se desplegaba ante él, completamente atrapado en un hechizo. Los ojos del pelirrojo brillaban como estrellas en una noche oscura, emitiendo una luz cálida y acogedora que parecía cubrir a Jungkook en un abrazo.

"Quiero quedarme aquí para siempre", pensó Jeon, sintiendo su corazón palpitar con emoción. "Deseo verlo siempre de esta forma, con esa pasión y satisfacción visible en su rostro".

—Estás abriéndote de manera perfecta para mí  —su mano descendió nuevamente hasta su propio miembro, realizando un movimiento breve que alarmó a TaeHyung cuando también agarró su pene, fusionando sus movimientos y empezando a masturbarse ambos—. ¿Se siente bien?  —inquirió con curiosidad y con un leve tono de urgencia, deseando escuchar una respuesta.

TaeHyung asintió de manera involuntaria y sin poder articular un solo término, pero sí un gemido que logró liberarse de su boca como una indicación positiva de que su cuerpo estaba gozando mientras recibía una estimulación vigorosa.

El azabache se esforzaba intensamente por rodear a los dos miembros que, con ansias desenfrenadas, buscaban culminar. En cuestión de segundos, el ambiente se impregnó de un fervor palpable mientras sus figuras se acercaban con un magnetismo imparable. Las respiraciones entrelazadas, las perladas frentes con un sudor sutil, y las bocas sincronizadas en finos jadeos que emergían en respuesta a la excitación creciente.

—Mmmh ~ Jungkook. Un poco más fuerte  —fue lo único que su pensamiento pudo expresar, totalmente saturado por el placer. Se sentía agobiado por la sensación de ardor en la zona de su estómago.

Estas palabras danzaron en la mente del mayor como un anuncio rojo, desligándose de cualquier atisbo de autocontrol que aún pudiese mantener. Con determinación, ajustó cada movimiento, asegurándose de que cada gesto estuviera cargado de intención y propósito, entregándole por completo placer al menor, tanto por delante como por detrás.

Con lentitud, se acercó a los labios temblorosos de Kim, sintiendo el calor de su aliento y la anticipación que se acumulaba entre ellos. Luego, con suavidad, sujetó sus labios entre sus dientes, experimentando el calor de sus lenguas entrelazándose.

TaeHyung, de manera simultánea, rodeó el cuello de Jeon con ambos brazos, siguiendo el ritmo del beso y moviéndose al unísono con el contrario, entregándose por completo a la pasión y la intensidad del momento.

Con suavidad, acarició el rostro de Jungkook, dejando que la calidez del momento los envolviera. Sus corazones latían al unísono, creando una melodía que solo ellos podían escuchar. El beso se volvió más profundo, cargado de emociones que no necesitaban palabras para ser comprendidas. Ambos sabían que, en ese instante, el tiempo parecía detenerse, permitiéndoles disfrutar de la conexión que compartían.

—Estás tan mojado por ambos lados  —comentó al abrir apenas los labios—, Y solo por mí.

Las manos de TaeHyung se aferraron con desesperación al cabello del contrario, entrelazando los dedos en las hebras suaves y sintiendo el calor de la piel debajo.

Su cuerpo comenzó a temblar, sacudido por espasmos que parecían arrancarle la noción de su entorno. Sus piernas experimentaron una sensación de incapacidad, sintiendo los músculos vibrar bajo la piel como si estuvieran al filo de derrumbarse, anhelando caer al suelo. Pero Jeon no lo permitiría; con un gesto enérgico y determinante, presionó sus cuerpos contra la puerta, aprisionando el cuerpo del otro en una cercanía íntima y apasionada.

Jungkook no estaba dispuesto a dejar que TaeHyung se saliera de su control; con una mirada intensa y apasionada, lo mantuvo sometido contra la puerta, intensificando los movimientos de sus dedos y profundizando el contacto entre sus cuerpos. La puerta sólida detrás de ellos parecía absorber el sonido de sus respiraciones entrecortadas, creando un silencio tenso y expectante.

Sus dedos se deslizaron con intensidad, recorriendo cada textura y rincón como si intentara grabar en su memoria cada centímetro del espacio que exploraban.

—¡Jungkook!  —exclamó sin poder contener el volumen de su voz.

Un fulgor de regocijo abrumador lo había noqueado de forma inmediata, robándole el aliento y sumiéndose en un éxtasis incontrolable. Ahora, su anhelado orgasmo estaba en las manos de la persona que lo había conducido a esa cúspide de sensaciones.

Jungkook no se quedó rezagado; al contemplar el estado en el que había sumido a TaeHyung, dio los últimos movimientos, logrando que todo culminara en un instante y quedará satisfecho con la perfección de su juego.

—Fui sincero cuando dije que lo disfrutarías  —susurró, acariciando suavemente la mejilla de TaeHyung.

El silencio que siguió fue denso y lleno de significado, cargado de la tensión emocional que había surgido entre ellos.

—¿Me dejas limpiarte?  —Jeon preguntó, sonando calmado.

El joven de cabello rojo mostraba una sensibilidad excesiva como para moverse o reclamar. Aunque era consciente de que no había nada que reclamar, después de todo, él mismo había permitido que las cosas llegaran a ese punto. Fue cuestión de segundos para que asintiera con la cabeza, inhalando profundamente para manifestar su agotamiento emocional.

Tomó la mano de Jungkook, permitiéndole guiarlo hasta el lavabo con una suavidad que contrastaba con la intensidad de sus emociones. Con una sonrisa confiada iluminando su expresión, los ojos del mayor brillaron de satisfacción al haber logrado algo que había estado esperando durante mucho tiempo. Retiró un paquete de paños húmedos de su bolsillo trasero y procedió a eliminar delicadamente del semblante de TaeHyung las evidencias de sudor.

Al terminar con su rostro, se inclinó hasta quedar frente a la parte íntima del contrario, limpiando y dejando un beso delicado en cierta parte de una de las piernas.— Estás perfecto  —mencionó cerca de la piel.

El roce del aliento con la piel resultó ser suave y acogedor, lo que para TaeHyung culminó en un cerrar de ojos, seguido de un escalofrío que se extendió por su espalda.

Jungkook enderezó la postura para luego deslizar su mano suavemente por el brazo de TaeHyung, antes de avanzar hacia adelante y depositar un beso suave en su mejilla. Aunque el contacto de sus labios fue breve, el impacto en el más joven fue significativo.

Al retirarse el mayor de su lado -claramente luego de habarse limpiando tambien-, TaeHyung abrió los ojos y lo observó caminar hacia la entrada, pero se detuvo brevemente antes de salir. Esa pausa, aunque efímera, le pareció una eternidad al menor.

—Te veo en el teatro  —dijo antes de que su presencia se desvaneciera una vez que cruzara la puerta.

TaeHyung quedó perplejo, contemplando su reflejo. Su mente se encontraba en un estado de vacío, aun procesando lo acontecido y tratando de gestionar los residuos del placer que todavía reverberaban en su cuerpo, dejándolo expuesto y vulnerable.

Cuando el azabache se retiró, TaeHyung se giró lentamente saliendo de su trance. Su mirada se encontró con su propio reflejo, y se quedó perplejo, como si estuviera viendo a una persona desconocida por primera vez. La imagen que se reflejaba en el espejo era la de un hombre expuesto y vulnerable, con ojos que parecían haber visto demasiado y una expresión que parecía haber sido tallada por una emoción lasciva.

Su mente se encontraba en un estado de confusión; aún procesando lo acontecido. Su cerebro luchaba por poner en orden los pensamientos y emociones que se agolpaban en su interior.

—¿Qué mierda hice?  —murmuró, llevándose las manos a la cabeza mientras sentía la angustia invadir sus pensamientos.

[...]

La expectación llenaba el ambiente mientras Rose, la asistente del director, hacía su aparición sosteniendo una hoja blanca en sus manos. Con movimientos delicados, la dobló cuidadosamente antes de entregársela al hombre mayor.

El director, cuya presencia imponía respeto, carraspeó brevemente para captar la atención de todos. Con tono firme y autoritario, declaró que, tras un proceso exhaustivo y detallado, habían encontrado al candidato ideal para ocupar el papel de uno de los protagonistas.

El salón quedó sumido en un tenso silencio, donde cada persona parecía contener el aliento. Con calma medida, el director desdobló el papel, dejando que ese instante de expectación aumentara el suspenso. Sus ojos escanearon la habitación lentamente, hasta detenerse en la figura de Jungkook.

—El individuo seleccionado es... el joven Jeon Jungkook.

Una combinación de aplausos estalló en la sala, convirtiéndose en mezcla de sonidos sinceros y otros más artificiales. Algunos aplaudían con fervor, cautivados por el atractivo del joven de cabello oscuro, mientras que otros lo hacían por mera cortesía.

El mencionado previamente avanzó hasta al escenario para recoger su guión, e inclinándose con respeto cuando sus manos rozaron el papel. Su rostro se iluminó con una sonrisa cautivadora, proyectando su carisma a todos los que lo observaban.

—Su trabajo es realmente impresionante  —destacó el hombre—. Tiene un dominio excepcional de las expresiones y emociones. Debería pensar en la posibilidad de convertirse en actor  —mientras le ofrecía un apretón de manos, añadió:— La capacidad que posee para involucrar a la audiencia con los sentimientos que pretende expresar es digna de mención. Tengo confianza en que su interpretación en la obra será sobresaliente, joven Jungkook.

—Aprecio su apoyo, señor  —dijo con sinceridad—. Me esforzaré por cumplir con sus expectativas.

—Director  —interrumpió Rose, evidenciando una clara urgencia y preocupación en su tono de voz—. Lamento interrumpir, pero tenemos una situación crítica que requiere su atención inmediata.

—¿Qué sucede?

—La enfermera acaba de presentar su renuncia y, para empeorar las cosas, tenemos dos estudiantes que no se encuentran bien; su estado es preocupante y necesitamos actuar con rapidez.

El hombre de canas se giró, encontrándose con la presencia del azabache, quien aún continuaba parado ahí; escuchando toda la conversación con un interés que rayaba los bordes de la curiosidad.

—Si me disculpa, debo atender un asunto.

—Adelante, sin problema  —respondió, despidiéndose con una ligera inclinación de cabeza.

Fue cuestión de minutos para que los demás estudiantes comenzaran a abandonar el salón de clase, dejando atrás el murmullo de las conversaciones y el crujido de las mochilas cerrándose. Cuando el salón quedó vacío y el silencio se hizo presente, Jungkook se dirigió inmediatamente hacia TaeHyung, quien lo observaba desde un rincón del salón con una expresión aparentemente neutra.

Pero Jeon sabía que esa expresión era solo una fachada, una máscara que ocultaba una complejidad emocional que solo él parecía percibir.

—¿Qué?  —preguntó el mayor—. ¿No estás contento de que haya conseguido el puesto y que, gracias a mis esfuerzos, aprobarás con éxito la materia que estabas a punto de reprobar?

—No, no se trata de eso  —TaeHyung lo miró sin cambiar su expresión al mismo tiempo que encogía los hombros—. Solo pensé que no obtendrías ese papel

Jungkook soltó una ingenua y pequeña risa, emitiendo un sonido cálido y contagioso antes de acercarse más al individuo más joven.

—Auch, me dueles  —se llevó la mano al pecho, simulando dolor, pero su mirada pícara revelaba su verdadera intención—. Pero ya no tiene relevancia. Ahora dispondré de un motivo más para mantenerme cerca de ti.

Kim se quedó inmóvil, sintiéndose amenazado por la energía pesada que emanaba del mayor, una energía que envolvía todo su ser. No obstante, a pesar de la incomodidad que sentía, no podía negar la atracción que lo invadía, una atracción que tenía vida propia y que parecía un territorio desconocido.

En silencio y de manera rápida, Jungkook se inclinó para robarle un beso, pero TaeHyung fue más rápido y le cubrió con la mano la boca.

—¿Estás loco?  —le susurró al azabache, apartándose de él mientras un ligero rubor aparecía en sus mejillas—. No aquí, hay demasiada gente.

—No importa. Lo único que quiero es toda tu atención  —recuperó su postura inmediatamente, pero su mirada nunca abandonando la de Kim.

TaeHyung exhaló en un suspiro profundo, sintiendo la frustración acumularse en su pecho como una presión que amenazaba con explotar en cualquier momento. La sonrisa de Jungkook era una provocación, un desafío que no sabía si estaba listo para aceptar.

Con un movimiento brusco, el pelirrojo rodó los ojos, intentando desviar su atención de la figura que lo estaba retando—. Como sea  —dijo finalmente—. Gracias por hacerme este favor, Jungkook. Te prometo que lo recompensaré.

El mencionado asintió con la cabeza, mientras se acercaba más de lo apropiado al rostro del menor, aplastándolo contra la pared. Su respiración cálida y pesada envolvía el rostro del otro, haciéndolo sentir atrapado y pequeño.

—No te preocupes por nada, cariño  —susurró Jeon, en un tono bajo y seductor—. Ya he ideado todas las formas en las que puedes devolverme el favor. ¿Olvidas nuestro trato?

Justo cuando la tensión entre ellos alcanzaba un punto crítico, una voz llamó desde la distancia, rompiendo el hechizo que los había mantenido suspendidos en el tiempo.

—Oye, TaeHyung  —llamó Namjoon—. Tenemos hora libre. ¿Vamos a las canchas de baloncesto?

TaeHyung se giró hacia la voz, encontrándose con Namjoon, Jackson y Bogum en la puerta del aula.

—S-sí, sí quiero  —su rostro se iluminó con alivio, agradecido por la interrupción.

Jackson exhibió su nuevo balón de baloncesto con orgullo—. ¡Genial! Jugaremos un partido. ¡Vamos a ver quién es el mejor!  —exclamó con entusiasmo.

En medio del constante bullicio, Jungkook no daba señales de querer unirse a la conversación. En su lugar, enfocó toda su atención en TaeHyung, admirándolo fascinado por cada gesto que se dibujaba en su rostro. Estaba completamente cautivado por cada pequeño detalle que sus ojos lograban captar.

—Jungkook, apártate, por favor  —solicitó Kim, intentando mantener la calma, pero su voz tembló ligeramente.

—No tan rápido, cariño. Todavía no hemos terminado nuestra conversación.

Namjoon se acercó, expresando una mirada de alerta mientras evaluaba la presión de la situación—. ¿Todo bien, Tae?

El nombrado asintió, intentando sonreír, aunque su rostro aún revelaba la tensión anterior—. Sí, todo bien, solo me estaba despidiendo. ¿Verdad, Jungkook?  —interrogó, buscando una confirmación.

—Sí, lo siento  —reconoció, forzando una sonrisa y no quedándole más remedio que apartarse lo suficiente como para dejar que el pelirrojo se alejara de su cuerpo.

Los tres jóvenes se congregaron alrededor de la escena, observando con curiosidad e intercambiando miradas y susurros. La sola presencia de Jeon Jungkook impregnaba el ambiente, mientras los demás no podían resistirse a la atracción ejercida por la enigmática aura que lo envolvía.

—¿Quién es? Qué tipo más extraño  —comentó Jackson, arrugando la nariz y mirando la figura de Jeon con cierta desconfianza.

—No creo que tú puedas tener el derecho de juzgar eso, Wang  —río Namjoon, pero luego guardo silencio al recibir un pelotazo en la espalda.

—¡Oye!

—¿Podemos irnos ya?  —intervinó TaeHyung, repentinamente nervioso. Quería escapar del desasosiego que lo rodeaba.

—Vamos a la cancha A, todas las hermosuras de las porristas estarán ahí y es la oportunidad perfecta para lucir mis mejores movimientos  —celebró Jackson, haciendo un pequeño y ridículo baile improvisado.

—Larguémonos antes de que se quite el pantalón de nuevo  —afirmó Bogum, con una expresión desagradable y empujando a los otros chicos a irse antes de que sucediera otra vergonzosa tragedia.

El grupo soltó carcajadas y comenzó a caminar hacia la cancha de baloncesto, dejando atrás a Jungkook, que aún observaba a TaeHyung con tenacidad.

—No volveré a dejarte ir...

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Pido perdon por si hay errores, los tqm 🙌💗.

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