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Desde años atrás, Corea del Sur siempre se caracterizó por ser un país conservador, con abundantes tradiciones y llena de prejuicios. Sobre todo, con los homosexuales, que mayormente presentan dificultades para encajar en la sociedad.
Los hombres que no pueden mostrar por completo su masculinidad, para los demás que conviven a su alrededor les resulta raro. Empiezan a hacer comentarios fuera de lugar que provoca aún más que se sientan avergonzados consigo por gustar de su mismo sexo.
Es normal que el gobierno surcoreano quiera mantener un estado estable, sin sufrir ninguna alteración por parte de los habitantes. Tienen como propósito protegerlos a todos, con tal de evitar el deterioro o pérdida de sus costumbres, las cuales consideran extremadamente sagradas.
Las personas homosexuales particularmente no suelen recibir el apoyo de sus familiares. Se han dado casos positivos, pero generalmente son muy escasos. Casi siempre la mayoría son rechazados y hasta humillados.
Es comprensible que se sientan presionados. Algunos piensan que es mejor ocultarlo de sus propios padres. Con tal de no recibir un severo castigo que fácilmente conlleve a expulsarlos del hogar o que manchen el apellido de sus progenitores.
Cuando logran enfrentar su situación y son capaces de salir de una vez del armario que los oprime, la familia puede considerarlo un verdadero crimen.
Hoy tu recuerdo volvió, tan triste se ha puesto mi corazón, pero así viviré y respiraré en cada ocasión.
Para un hombre amar a otro durante el siglo XX, era un terrible error.
HangSu y JungGuk sabían que estaban jugando con fuego, pero la manera en que sus miradas conectaron y los latidos de sus corazones se sincronizaron, desde un principio les hizo saber que querían estar juntos.
Aunque eso significará, terminar quemados.
Tengo que intentar estar bien. Tengo que intentar tener fe, así estaré bien.
Regresa a mí cuanto antes.
Debo ser fuerte y seguir esperando por tí.
Enamorarse perdidamente de alguien no es un delito, sin importar su género correspondiente.
No es una maldición, no es una abominación, nadie le está haciendo daño a nadie, aunque digan lo contrario.
La persona que ama, sabe la razón del porqué.
Quiere luchar por ello, siente la necesidad de tenerlo, sin importar cuantos disgustos y cuantos criterios sean dichos. Sentir amor no nos hace miserables, no hace sentir que estamos vivos.
A veces puede ser injusto.
Todos tenemos los mismos derechos de querer a una persona. Existen mil maneras diferentes de expresarlo.
Es cierto que el arcoíris sigue un mismo patrón, pero los colores son variados. Igual que la esencia reflejada en cada corazón.
No quiero volverme un ser vulnerable.
Fui cobarde.
No pude soportarlo más.
Sé que ahora ya no hay vuelta atrás.
Sentir temor es frustrante. Ocultarlo también se vuelve insoportable. Mientras más uno intenta alejarse, cada vez más logra acercarse.
La provocación es algo que no se puede controlar. Uno se vuelve adicto con lo que anhela. Despierta el deseo sin previo aviso, del cual es imposible escapar.
No quiero que mi amor me abandoné ni se haga daño a sí mismo.
Contra los recuerdos yo no podré ganar.
No existe manera de regresar.
Tenemos ciertas inquietudes a veces cuando hacemos viajes a la memoria, sin importar cuán dolorosos hayan sido los recuerdos, uno atesora los buenos que permanecieron en esa línea del tiempo.
Acurrucarnos por un momento en el pasado puede provocar que nos sintamos afligidos por no ser capaz de volver a repetirlo.
Lo que más deseo en este mundo es que nunca me olvidé.
Espero que nunca me borré de su memoria.
Yo nunca tendré el valor de hacerlo.
Hay que procurar nunca perderse.
Sabemos que lo que se deja atrás, permanece guardado para siempre. La pérdida es difícil sobrellevarla, pero se debe seguir hacia adelante.
Por muy fuertes que hayan sido los golpes, tenemos la necesidad de cambiar y de prosperar.
Nuestro futuro debemos mejorar.
Otra vez en mis sueños aparece y lloró sin pudor.
Nuevamente regresa el dolor cuando viene a visitarme en mis sueños.
Me levanto y abro los ojos para buscarlo, pero ya se marchó.
No hay salida de este sufrimiento.
Es así como en un determinado momento, las sensaciones positivas que una vez llegó a sentir HangSu por JungGuk desaparecieron.
Fue increíblemente angustiante permanecer bajo la incertidumbre y la ambigüedad, provocando un inmenso daño tanto físico como mental.
Lo que una vez nos prohibieron, algún día será eterno.
Saborear la fruta prohibida es excitante, deseable.
Volvió la relación más apasionada a pesar de la presión que sobrecayó entre ellos por la oposición de sus familiares.
La necesidad de superar cualquier obstáculo intensificó más los sentimientos, por un breve instante la emoción se mantuvo plena, hasta que después de un tiempo fue vedada.
El amor verdadero, no fue fácil dejarlo ir cuando las circunstancias estaban en contra de ambos.
Nadie debería aceptar una orden que no quiere seguir, pero la época donde vivían HanSung y JungGuk era complicada, demasiado. Aun cuando quisieron proteger su amor a toda costa, salieron perjudicados.
Taehyung sostenía aquel diario en sus manos completamente abierto de par en par. Con cuidado y como si se tratase de una valiosa reliquia, se mantuvo todo el camino leyendo cada línea de algunos pequeños textos. Sabía un poco más acerca de la vida de su antiguo propietario, por lo que se quedó realmente satisfecho.
Acariciaba las hojas con delicadeza y aprecio, como si en realidad le perteneciera aquel objeto. Tuvo por supuesto precaución de no romper ni arrugar ninguna página.
El anciano que se había comportado tan amable con ellos cuando estuvieron en su casa, prometieron volver a visitarlo. Quién sabe, hasta le podían echar una mano con el jardín de la enorme mansión en sus tiempos libres para ayudarle. También hacerle algo de compañía, pues notaron que era una persona bastante solitaria. Durante su estadía pudieron comprobar que no tenía muchos cuadros donde saliesen sus familiares o amigos.
Quizás ya no tenía a nadie que se ocupará de él, tal vez lo habían olvidado y por su edad ya avanzada, lo mejor será que tenga algo de supervisión.
Jimin y Yoongi se mantenían pegados a cada lado de Taehyung, curiosos por leer también el contenido que desde hace rato tenía ensimismado al castaño.
Una vez que llegaron nuevamente a la entrada principal de la casa, escucharon un fuerte grito proveniente en el interior, ocasionando que pegaran un salto del susto que les provocó.
Como era ya de noche, supusieron entonces que Jungkook y sus demás compañeros debían de estar adentro realizando el desafío.
—Eh...—Taehyung se quedó confundido al ver como sus amigos se iban en otra dirección—¿Adónde pensáis que vais? —preguntó con indignación.
Se puso enfrente de ambos deteniéndoles el paso.
—La verdad es que no creo que vaya a haber ningún fantasma—respondió Jimin derrotado.
Aún sentía la necesidad de buscarlo, pero después de haber escuchado la historia que les había contado aquel jardinero, desistió por completo de su cacería. Si existe en realidad, lo correcto será dejarlo en paz.
Un espíritu que vaga con dolor, no debe ser jamás perturbado. De esta manera, se podrá preservar mejor la nobleza y la dignidad del alma errante.
Así fue como sus dos amigos decidieron retirar la idea de seguir buscando al fantasma. Fuese real o no, no debían de seguir causando molestia alguna que pudiera alborotar a las raras energías que habitaban en cada rincón de la casa.
Además, Jimin quería pasar un rato a solas con Yoongi. Después del disgusto que había cogido su novio, le pareció una buena idea regresar a su apartamento para pedirle disculpas.
En sus planes no estaba precisamente la mansión, para ser exactos, no podía hacer casi nada de lo que tenía en mente en este tipo de lugar.
—¿Estas bromeando, ¿no? —Taehyung dejó escapar una risita creyendo que su amigo estaba jugando con él, pero en segundos se esfumó aquella idea cuando notó que la cara de Jimin no presentaba ningún sentido del humor.
Es que no podía ser capaz de creerlo, ni siquiera de procesarlo. Su mejor amigo, aficionado de toda clase de supersticiones y fanático de las criaturas fantásticas ¿Se había rendido así como así?
Jimin tiene una actitud tenaz y determinada, no es alguien que fácilmente tiré la toalla.
—Te lo explicaré mañana. No es algo de lo que tengas que preocuparte—Jimin tranquilizo al atónito castaño dándole un golpecito en el hombro—Ahora el resto dependerá de ti—le brindó una coqueta sonrisa, indicándole con un movimiento de cabeza que observará la casa.
Taehyung se quedó pensativo al mirar la dirección que le señalaba su amigo, pero por mucho que intentó descifrar lo que quería decir aquel mensaje suyo, no lograba del todo comprenderlo.
—¿A que te refieres?—cuestionó de forma confusa dirigiendo su mirada otra vez en Jimin.
—Creo que todavía te falta pasar el reto de valor—carcajeó suavemente dando ligeros saltitos hasta quedarse cerca de su novio.
Entrelazó su mano con la de Yoongi, el cual decidió quedarse ajeno en la conversación.
—Jungkook te espera—terminó por decirle guiñándole un ojo.
Taehyung sintió un calorcito extraño brotando dentro suyo.
De tan solo escuchar aquel nombre, su corazón empezó a latir desenfrenado, bombeando más sangre de lo que regularmente su cuerpo le exigía. Se tocó las mejillas con tal de examinar la razón del porqué sentía que se estaban derritiendo, como si estuvieran expuestas a una vela. Por lo que pudo percatarse del notable rubor que estaba apareciendo en sus mejillas. Deben de estarlo convirtiendo en una flameante llama, tan rojiza como el color del tomate.
Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que en realidad Jimin le estaba tratando de comunicar.
Las inexplicables emociones que siente por Jungkook, sin duda son amorosos.
Al principio pensó que solo se trataba de una simple adoración hacia su persona, pero después de haber organizado con precisión cada uno de sus pensamientos, logró convencerse así mismo de que sus sentimientos eran románticos. Por años siempre los tuvo presente, lo que no sabía con exactitud cuáles eran sus significados, hasta que finalmente dio con algunos hechos demasiado evidentes.
Cuando veía a Jungkook a lo lejos, hacía todo lo posible por acomodarse su cabello, con tal de causarle una buena impresión al saludarlo. Cada vez que el azabache hablaba en tono suave enfrento suyo y notaba sus pupilas ligeramente dilatadas, se sonrojaba. Las conversaciones que mantenían eran entretenidas, nunca se mostraban aburridas. Todo el tiempo humedecía los labios al ver los de Jungkook entreabrirse. Sus piernas se movían inquietas al igual que sus manos, hacía movimientos de forma inconsciente sin notarlo. Y nunca faltó esa peculiar sonrisa de conejito que le brindaba inmensa felicidad.
La presencia de Jungkook en su vida era especial y eso bastó con hacerle saber lo muy enamorado que estaba de él.
Este es el momento que ha estado esperando y no piensa desperdiciarlo, lo aprovechará al máximo lo mejor posible.
Ahora que Jimin y Yoongi se han retirado, podrá estar a solas con Jungkook. Tendrá el chance de poder confesarse sin problema alguno, a no ser que esté acompañado de uno de sus amigos. Ahí si le resultará difícil, puesto que la timidez podría atacarlo y hacerlo frenar de pronto.
Agradece en lo más profundo de su corazón a Jimin, gracias a él se dio cuenta de que es ahora o nunca.
—Tienes toda la razón enano, siempre la tienes—murmuró Taehyung soltando un leve suspiro viendo las siluetas de Jimin y Yoongi alejarse poco a poco.
Jungkook es en realidad, el verdadero reto.
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