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ϴᏟᎻϴ

Como bien lo habíamos planificado, JungKook llegó bien temprano en la mañana a buscar a Kiara.

Admito que fue gracioso verlo cargarla en su hombro tal cual saco de papa y lo mucho que ella se quejó y pataleó, mas no la bajó hasta que estuvieron en las puertas del auto. La pobre, casi vomita al chiquillo que llevaba en el vientre.

Se fueron, no sin antes agradecerme por ayudarlos, y cuando entré a la casa, JaeByul me recordó que era mi día de salón de belleza, así que simplemente me vestí y me dejé llevar por él. Por supuesto, debía retocar mis uñas y cabello como de costumbre cada dos meses (aunque las uñas era sólo una excusa para estar más tiempo en el salón pues yo misma suelo arreglarlas cada dos semanas) y eso demoraría bastante, así que JaeByul simplemente me dejó en la entrada del local con uno de sus guardaespaldas y se fue, no sin antes advertirme que no intentara nada en su contra.

Ingenuo.

La cosa es que al orangután no lo dejaron entrar al salón (y tampoco es como que pusiera mucha resistencia gracias a todo lo sagrado) y bueno, me guiaron a la zona VIP, en la que sólo estaban dos señoras ya mayores y que, por lo que veía, estaban a punto de terminar e irse.

Suspiré y me senté en el tocador vacío, enviándole un mensaje a RyuJin (pues es ella quien siempre ha hecho mis citas en el salón de belleza) en el que la maldecía por haberme acordado tal cita cuando yo no tenía ánimos para ello.

Sin embargo, sólo me contestó con un: Tú sólo déjate llevar.

Bufé y dejé caer mi espalda por completo en el respaldo de la silla giratoria.

-¡Vaya!¡Mi primera clienta en este lugar y viene de mal humor! ¿Será que podemos arreglarlo?

A pesar del tono afeminado que acompañaba aquella masculina voz, mi cuerpo se estremeció al reconocerla.

Alzando mi cabeza, mis grises irises coincidieron con unos castaños tan conocidos como anhelados, y a pesar de las lágrimas que se acumularon en mis cuencas y que me obligaron a morderme los labios para evitar sollozar, quería reírme a carcajadas.

Ese era el efecto de Kim TaeHyung en mí.

Porque él estaba allí, sí. Justo apoyando sus manos en mis hombros y mirándome a través del espejo. Con su cabello de un rojo brillante, estaba vestido con el uniforme del local y además del pañuelo en su cuello y la innumerable cantidad de gangarrias en sus manos y brazos, estaba maquillado; evidentemente eso de disfrazarse le queda divino porque su interpretación de un peluquero gay le estaba quedando divina.

Quería llorar en honor a la añoranza y la alegría que me daba volver a verlo, pero quería descojonarme de la risa al verlo así vestido y maquillado.

-Veamos, bonita. Mi nombre es Kim TaeRa, y soy nueva así que no sé si eres cliente frecuente de por aquí, y por ende, no sé lo que sueles hacerte.

Tragándome todas mis emociones, me coloqué lo más neutra posible, mas no podía dejar de sonreír.

-Soy suya. Todo lo que haga me gustará, se lo aseguro.

-¡Perfecto!-tuve que reír ante ese gesto ¡Es que no parecía que aquel hombre que aplaudía y caminaba como si fuera una especie de diva, era el mismo que me sometía a su voluntad con tan sólo un par de besos y una intensa mirada!-. Espera aquí, que enseguida traigo todo lo necesario.

Increíblemente, TaeHyung sí se dedicó a arreglar mi cabello, como si fuera un profesional, cosa que me hizo afirmar que, en efecto, había estado preparándose para ese momento. Mientras cortaba y teñía mi ya larga cabellera, platicábamos y las preguntas y respuestas respecto a mi vida durante sus dos meses de ausencia fueron en lenguaje clave, mas ambos supimos entendernos perfectamente.

Es que simplemente estamos hechos a la medida del otro.

Luego, supuestamente nos dirigíamos al área de manicure, las cuales eran cubículos cerrados dado que al asistir a la zona VIP varias personalidades esa era la mejor solución para mantener su privacidad; y para el momento, eso a TaeHyung y a mí nos vino de maravilla.

Apenas cerró la puerta del cubículo, me lancé a sus brazos a besarlo, sin importarme mancharme con su lapiz labial.

Y sí. Soy consciente de que eso sonó muy raro.

-Babe. Te extrañé tanto.

Y el llanto que tanto estuve reteniendo explotó en su hombro, mientras mis brazos lo apretujaban tanto como me fuese posible.

-Pensaste que no vendría a por tí ¿cierto?

¿Para qué negarlo? Asentí, restregando mi frente en su cuello.

-Kiara me lo dijo.

-Ella pensaba que JungKook la engañaba contigo.

Su torso se agitó producto a la risa.

-Sí, también me enteré de eso. En mi defensa, lo estaba jodiendo porque así como yo le salvé el culo tantas veces, él me debía ayudar a rescatarte. Luego simplemente bromeaba diciendo que ahora que supuestamente soy mujer, podría divorciarse y casarse conmigo para así heredarlo todo yo como me correspondía. Pero tranquila, que ya viene un pequeño Jeon en camino y los planes se han cancelado. Me quedo con el papel del tío loco.

Reí a su par e hice puño mis manos en la parte trasera de su camisa.

Se sentía tan bien tener su calor de vuelta abrazándome y sus suaves labios besando mi rostro con cariño.

-También sé por todo lo que has estado pasando...y vengo a salvarte. Fuguémonos juntos.

Ahí comprendí las palabras de RyuJin.

Déjate llevar.

-En la entrada hay un guardaespaldas ¿Este local tiene salida trasera?

Con una amplia sonrisa, me la contagió y limpió mis lágrimas.

-Tranquila. Todo está perfectamente coordinado. Hay una salida lateral para que los trabajadores fumen y a unos metros dejé aparcado mi auto.

Apartándonos un poco, dejé mi cartera sobre la mesa llena de utensilios de manicure, y simplemente volví a pegarme a él, tomando su mano.

-Vámonos. Y que pase lo que tenga que pasar.

☆☆☆

La adrenalina que corría por mis venas era inmensa, y me hacía recordar una y otra vez que TaeHyung era quien estaba a mi lado, dándome las alas que me habían arrancado.

Con Locked Out of Heaven de Bruno Mars en la radio, cantándola a toda voz con las cuatro ventanas del lujoso auto complemente abiertas, TaeHyung y yo íbamos viajando por toda la carretera con un rumbo que hasta el momento me era desconocido.

De tan sólo sentir el viento chocar con mi cara y alterar mi recién cortado cabello, la sonrisa se me plantaba en el rostro hasta el punto de dolerme las comisuras.

Acabada la canción y empezada una un poco más suave, me quedé sonriente en mi asiento de copiloto y di un suave apretón a la mano de TaeHyung, la cual estaba aferrada a una de las mías, y logré llamar su atención.

-Ya dime. Todos fueron tus cómplices ¿cierto?

Soltando una suave risilla, asintió, aún con su vista al frente pues había cierto tráfico.

-NamJoon me ayudó a esconderme e idear el plan, y SeokJin le siguió-comenzó a explicar-. RyuJin. JiSoo y SoYeon se enteraron de los planes por ellos y me facilitaron datos necesarios para esta escapada como tu carnet de identidad que de seguro ni siquiera notaste que no estaba en tu cartera-impresionada, le dí la razón-, una laptop con todo tu sistema de trabajo para que lo hagas a distancia, y la reserva del salón donde se suponía debías ir. El siguiente en enterarse fue el señor Jeon, el padre de Kook . Él nos prestará su jet privado y usó su influencia para que todo fuera lo más legal posible. Luego le siguió el mismo JungKook, que está muy divertido con esto de TaeRa, y me ayudó a comprar nuestro departamento; y Kiara se enteró esta mañana.

-¿Kim TaeRa fue parte del plan desde el inicio?

-¿Para qué mentirte?-su carcajada me contagió-. Con la extrema vigilancia que tenía JaeByul sobre tí, la mejor opción era la del salón, así que simplemente me puse a obrar ello. Como ves, pasé un curso express de peluquería y ahora tienes un excelente nuevo corte y tinte de cabello.

-De ahora en adelante dejaré mi cabello en tus manos.

-¿No prefieres dejar otra cosa en mis manos? Mira que no sé cuánto me vaya a durar el alma de peluquera de Kim TaeRa.

Negando risueña con la cabeza, recosté la misma en el asiento y me quedé observando el perfil de mi chico.

Inlcuso con el maquillaje corrido y aquellas pintas de travesti, lucía de maravilla. Y lo peor era que seguía haciendo que mi corazón latiera desbocado.

Entonces me di cuenta de que definitivamente amaba a Kim TaeHyung, su cuerpo y su alma. Era él el indicado para mí. Era él quien me haría feliz por el resto de nuestras vidas.

-Por cierto-me surgió la duda-, hace unos momentos hablaste de un jet, algo legal, y la compra de un departamento-fruncí mi ceño ante su burlona sonrisa-¿A dónde vamos, Kim TaeHyung?

-Francia. Hasta que las aguas verdaderamente se calmen, estaremos allí. Ya hablé con tus padres y nos irán a buscar al aeropuerto.

Seguido de aquello, volvió a reír mostrando aquella cuadrada sonrisa, burlándose de mi rostro de sorpresa.

¡Y no era para menos!¡Había llegado a pensar que estaba sola luchando por un amor que quizás no fuera correspondido de la manera que esperaba y de repente llegaba él con todos esos planes, demostrando lo contrario!

-Ya sé, ya sé-por su tono, supe que se pondría a alardear-. Sé que soy increíble y que te he mostrado que lo que siento es verdadero. Yo también te amo. Ahora cierra la boca antes de que me antoje de detener el auto y llenarla con cierta masa caliente que no recibe mimos desde hace un par de meses.

Mis carcajadas no se hicieron esperar, mas se detuvieron al percatarme de cierta sonrisa traviesa en los apetitosos labios contrarios.

-Lo que sea que esté pasando por tu mente en este momento, elimínalo, Kim TaeHyung.

-Lo siento, nena. Demasiado tarde.

Y cuando su pie pisó a fondo el acelerador, estoy segura de que mis gritos se escucharon hasta del otro lado de la Tierra junto a mis rezos porque la carretera siguiera así de vacía.

-¡Kim TaeHyung!¡Te voy a matar, hijo de puta!

☆☆☆

-¡Mierda, SoRa! No me hagas esto.

-Culpa tuya, cariño.

Ignorando su suplicante expresión, seguí sonriendo y moviéndome sobre su dura erección.

Una vez llegados al jet del señor Jeon y hecho todos los trámites necesarios, no tardamos en partir rumbo a nuestro destino, pero como se trata de nosotros, entre beso y beso llegamos hasta donde estábamos en ese momento, yo disfrutando haciéndolo sufrir a modo de venganza por haberme hecho casi infartarme cuando estábamos en el auto y él suplicando porque me dejara de jueguitos.

Aunque no puse resistencia cuando se cansó de andar de sumismo y simplemente tomó la fuerza suficiente para levantarme y dar un par de pasos hasta dejarme recostada en la mesa que recién me percataba estaba frente a nosotros.

Malditamente amé cuando rasgó mi vestido y dejó que su boca se deleitara con la piel de mi cuello, senos y abdomen, y amé aún más cuando sus dedos se adueñaron de mis pezones y su lengua fue marcando territorio en la zona más sensible entre mis piernas.

Era un nuevo inicio para mí, y definitivamente lo estaba amando tanto como al hombre cuya cabeza se mantenía apretada entre mis muslos y me comía con devoción.

Kim TaeHyung había calado tan profundo en mi piel, al punto de que ni siquiera me importó cuando una de las sirvientas entró, vió la escena porno que estábamos montando, y rápidamente salió.

Fue entonces que con una sonrisa pensé: Después de todo, ser infiel no es malo. No cuando se trata de Kim TaeHyung.

☆ҒᏆΝ☆

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