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~29~


Mochi…

Jimin despertó asustado y se sentó con brusquedad en la cama. Sus ojos rápidamente notaron una figura acercarse a él por lo que retrocedió hasta la cabecera de madera y se abrazó a sí mismo poniendo sus bracitos alrededor de su vientre, tembló poquito cuando se dio cuenta de quién se trataba.

—Jiminie… —La voz suave de Yoongi le hizo mirarlo, mas el pelinegro no se le acercó.

El Omega lo miró con horror, no pudiendo evitar que los recuerdos de lo sucedido le invadieran y le provocaran revoltura de estómago. Se levantó tan rápido como pudo y salió disparado hacia el baño por el lado opuesto en el que se encontraba el mayor.

Yoongi también fue hasta el baño con la intención de ayudarle pero el rubito le había pasado el seguro. Lleno de impotencia y exhalando pesadamente, colocó sus manos en la dura madera y llamó con suavidad.

»Cachorro…

No recibió respuesta, pero lo escuchó vomitar y tirar de la cadena. El Alfa se mantuvo allí unos instantes, con su cabeza inclinada y pegada a la puerta y sus puños apretados; sintiéndose insuficiente y débil ante el hecho de no poder consolar a su Omega cuando más lo necesitaba.

Flashback

Seokjin salió de la habitación cuidando de cerrar la puerta sin hacer ruido. Llevaba el ceño fruncido cuando enfrentó la mirada consternada de Yoongi; el pelinegro no había querido entrar.

—Hay señales… de que fue forzado… —comentó su hermano en voz baja, su angustia siendo casi tan grande como la del Alfa—. Se nota que se defendió, aunque el daño fue bastante superficial.

El pelinegro se pasó una mano por el rostro hasta culminar en su barbilla, las lágrimas que había contenido hasta ahora acumulándose en sus ojos.

»Yoongi-ah…

—Va a odiarme… lo sé —susurró—. No llegué a tiempo… E-Es mi culpa, Jin Hyung.

—No digas eso. —Su hermano lo abrazó como pudo—. Si hay algún culpable es ese maldito de Jooheon y nadie más.

El menor sorbió por la nariz contra el pecho del Omega gestante.

»Escucha. —Jin lo separó un poco para verle el rostro—. Sé que es difícil. Lo único que puedes hacer ahora es estar ahí para él y ser muy paciente. Querrá apartarse de todo, incluso de ti.

Yoongi se mordió el labio inferior mientras escuchaba con atención la explicación de su mayor, quien con toda la delicadeza que pudo le advirtió de los posibles efectos que podría experimentar Jimin a largo plazo.

El pequeño podría revivir las escenas otra vez, ya sea en sus sueños o en alucinaciones en medio de la realidad. Evitaría cualquier situación o sentimiento que remotamente le hiciera recordar lo sucedido. Y también podría llegar a sentir vergüenza, culpa, depresión, miedo y hasta rechazo. Y aunque de cierta forma estaba seguro de que el rubito no querría verlo, como su Alfa debía mantenerse cerca de él y brindarle estabilidad emocional a su lobo.


Después de haber llorado a mares y haberse restregado hasta que su piel ardió y se puso colorada, Jimin salió de la bañera para envolverse en un suave albornoz blanco. Agradeció no poder verse al espejo porque el vapor del lugar lo había empañado sobremanera, observar su reflejo ahora era algo que no podría soportar.

Abrió la puerta poquito, mas encontró la habitación vacía. Con lentitud avanzó hasta el gran closet para buscar ropa que ponerse, e inconscientemente terminó con un afelpado suéter del Alfa y un pantalón de chándal que le quedó bastante holgado. El fuerte aroma a uvas y lluvia enseguida lo envolvió y le hizo aguar los ojos.

Volvió a abrazarse a sí mismo en un gesto natural para confortarse, pero no quiso ir a la cama pues sintió que no era digno de volver a ocupar ese lugar. Por eso se dirigió al ancho alféizar de la ventana, y a pesar de que se colaba un poco de aire frío por entre las cortinas prefirió quedarse allí recostado observando la luz del sol bañar el paisaje cerca de la mansión. ¿Cuánto tiempo habría pasado?

Un rato después escuchó cómo llamaban a la puerta y después de unos pocos segundos esta fue abierta. Era Yoongi.

—Jiminie… te traje de comer… —murmuró el pelinegro mientras se abría paso con una pequeña bandeja en mano y algunos refrigerios.

Se animó un poco al ver que el rubio tenía puesta su ropa, pero podía sentir el lazo tenso y cargado de tristeza. Por eso no se acercó más de lo necesario.

El Omega lo miró un momento para luego desviar la cabeza y continuar mirando por la ventana. Sintió vergüenza de que su Alfa lo viera; incluso después de un baño se sentía horriblemente sucio. Sin embargo, había algo que tenía que preguntar.

—¿Está m-muerto? —inquirió aún sin mirarlo.

Y el pelinegro se congeló por un momento. No sabía cómo decirle.

Flashback

Yoongi llevaba casi una hora conduciendo a toda velocidad, al ser de madrugada no había autos en la carretera y poco le importó llevarse la roja un par de veces. Yoonkwan le había escrito un mensaje de texto diciéndole que se encontrarían en el camino y a decir verdad el pelinegro estaba más que desesperado.

Las luces de un vehículo que venía en sentido contrario le hicieron cerrar los ojos momentáneamente. Tenía que ser él.

Detuvo su auto con rapidez y se bajó mientras que el conductor contrario hacía lo mismo. Y al acercarse más lo notó, el aroma de Jimin era bastante fuerte e indicaba, sin dudas, que su celo estaba de vuelta. Yoongi se maldijo internamente por no haberle advertido a su hermano, pero eso era lo último que tenía en mente en el momento en  que le pidió ayuda.

Antes de poder acercarse más, fue interceptado por el otro Alfa.

—Yoongi, espera, espera… —pidió Yoonkwan.

El pelinegro lo observó con ansiedad pero no hizo ademán de moverse.

»Escucha, no sé qué sucedió antes de que yo llegara… pero aquel Alfa está muerto —reveló—. Creo que Jimin lo apuñaló, no hay otra explicación.

Y Yoongi abrió sus ojos de más ante lo dicho por el mayor, quien suspiró con pesar.

»Tengo algunos contactos y gente que me debe favores. Así que no te preocupes por el cuerpo o la evidencia, yo me encargaré de todo.

El menor aún estaba sin habla, asimilando todo de una vez.

»Hey…

Ante el llamado Yoongi alzó la cabeza; y su hermano le puso ambas manos en los hombros.

»Ya todo terminó… Tu Omega está a salvo.

—S-Su celo… —El pelinegro reaccionó por fin.

Yoonkwan sonrió un poco, tal vez para calmarlo, tal vez imaginando lo que cruzaba por la mente de su hermano menor en ese momento.

—Tranquilo, no me afectó tanto porque tengo a mi pareja… —explicó—. Pero deberías darle un supresor.

El menor asintió aliviado y regresó a su auto para tomar un kit de primeros auxilios que le había proporcionado Jin, y que estaba seguro tendría un par de inyecciones.

»Si quieres puedes tomar mi auto, para que no tengas que moverlo y despertarlo.

Yoongi volvió a asentir.

—Yoonkwan… yo… —balbuceó—. G-Gracias…

—Ve a casa, hermanito. Ya tendremos tiempo de hablar con más calma.


Con lentitud, el Alfa depositó la pequeña bandeja sobre la cama.

—Cachorro…

—Lo maté… ¿no es cierto? —interrumpió el menor con voz queda.

—Fue en defensa propia, Jiminie… —Y notó como el rubio se encogía poquito—. No pienses en eso ahora, por favor. Ya todo acabó.

Sin embargo, Jimin estaba seguro que no había terminado, porque su pesadilla estaba a punto de comenzar.

Logró comer solo un poco, pues no quería terminar devolviendo la comida en el baño más tarde. Supo que había pasado solo un día después de lo sucedido, por lo que todavía estaba en celo y necesitaba de su última inyección. Y cuando Jin entró a la habitación después de tocar a la puerta, Yoongi se retiró silenciosamente con la pequeña bandeja que había traído.

—Hey, Chim —saludó el Omega mayor una vez solos.

—Hola, Jin Hyung —murmuró el rubito, pues no quería ser descortés.

—Tengo que inyectarte un supresor, pequeño —habló con dulzura el castaño—. Es el último, no te preocupes.

Jimin asintió sin mirarlo, sus ojos perdidos otra vez en el paisaje a lo lejos. Sintió como el mayor subía la manga de su ancho suéter y como limpiaba la piel antes de insertar la fina aguja, ardió un poco.

»Listo —comentó el mayor mientras le acomodaba la prenda.

Al ver que el pequeño se mantuvo en silencio, continuó:

»Chim… sé que ahora mismo no quieres hablar con nadie… pero no te cierres, cachorro. Estamos aquí para ti. Somos tu familia.

Una lágrima corrió por el rostro del menor, mas este la enjugó con rapidez. Él no merecía una familia como esa, y mucho menos merecía a un Alfa como Yoongi.

El pelinegro no sabía qué hacer, Jimin había pasado todo el día junto a la ventana, abrazando su cuerpo y en completo silencio. El sol comenzaba a ponerse y hacía más frío que antes. El Alfa al menos logró darle una gruesa manta para que se cubriera un poco. No quiso molestarlo pero tampoco quería dejarlo solo, por lo que se sentó en el pequeño sofá que estaba cerca de la ventana hasta que comenzó a caer la noche.

—Jimin-ah… —murmuró para llamar su atención, pues no quería acercarse de más y asustarlo.

El pequeño dio un brinquito y lo miró con ojos bien abiertos.

»Ya es tarde, cachorro, deberías ir a la cama… —Lo vio tensar los hombros un poco, por lo que se apuró a decir—. No te preocupes, yo dormiré en el sofá.

Con esto logró que se relajara, y se apartó al ver que el Omega bajaba por fin del alféizar y se metía entre las mantas.

Jimin en realidad no quería dormir, mucho menos en aquella cama que tenía tan lindos recuerdos. Sabía que tendría pesadillas, por la Diosa, estaba seguro de que las tendría. Sin embargo, había pasado mucho tiempo junto al frío de la ventana y en una posición algo incómoda; ahora su cuerpo estaba adolorido y sentía su naricita picar un poco.

—Buenas noches, cachorro —escuchó decir al Alfa, quien fue lo suficientemente bondadoso como para dejar la lámpara de noche encendida.

—B-Buenas noches… —musitó.

Y luego de al menos tres horas, el rubito, quien se había mantenido despierto y alerta, comenzó a sentir los efectos de la falta de sueño. Sus ojitos se cerraban y era cada vez más difícil mantenerlos abiertos; además, estar rodeado por el olor del Alfa le relajaba sobremanera, incluso si no quería. Y así fue como terminó rindiéndose ante el sueño.

Hola, Mochi... ¿Me extrañaste?

Sabes que no me gusta que seas desobediente.

No sabes cuánto esperé por esto…

¿Te gusta, Mochi?

No de nuevo, por favor, no de nuevo. No importaba si huía, si se escondía, si gritaba o si lloraba. Podía sentir sus manos sobre él, su aliento caliente cerca de su cuello, su miembro presionando contra su entrada.

Antes de escuchar el grito, el lobo de Yoongi le despertó con brusquedad y se apuró en llegar al cachorro, quien forcejeaba entre las mantas.

—¡Jiminie!

El cachorro estaba fuera de sí, incluso sus ojos se habían vuelto azules en señal de que su lobo había tomado el control; y el pelinegro no tuvo más remedio que dejar salir al suyo.

¡Omega!

El menor reaccionó de inmediato a la voz de mando, quedándose quieto y mirándolo fijamente.

—¿Alfa? —jadeó poquito—. ¡Alfa!

Terminó lanzándose al cuello de Yoongi y envolviéndolo con brazos y piernas, pero enseguida comenzó a llorar desconsoladamente.

El mayor se quedó de piedra por un instante, mas con lentitud alzó los brazos y rodeó el tembloroso cuerpo del rubito como mejor pudo en aquella posición sentados. Tenía miedo de que Jimin volviera a alejarlo si lo tocaba, pero también tenía miedo de alejar al pequeño si no lo tocaba. Ni siquiera tenía sentido lo que pensaba.

Y es que el pelinegro no podía imaginar siquiera la horrible pesadilla que debió haber despertado al menor, pero al menos se alegraba de poder estar ahí para él. Aunque se arriesgara a ser rechazado una vez más.

Luego de unos minutos, cuando el llanto y los temblores habían cesado, Yoongi sintió al Omega tensarse un poco y finalmente romper el abrazo.

Jimin se alejó lentamente y por instinto se cubrió de más con la manta. Sus ojos habían vuelto a su color natural y observaban al Alfa con cautela. Como si se diera cuenta de que su lobo había actuado impulsivo buscando el apoyo de su pareja, cuando claramente él no quería ceder.

El mayor quiso decir algo, mas estaba seguro de que no marcaría la diferencia. Jimin obviamente lo necesitaba cerca, pero no tan cerca; por lo que hizo ademán de retirarse a su improvisada cama en el sofá.

—Hy-Hyung… —le escuchó murmurar y se volteó para mirarlo—. Perdóname… Todo… T-Todo fue mi culpa…

—Cachorro…

—No debiste traerme de vuelta…

Y aquello le partió el corazón al Alfa.

El rubito no esperó respuesta, se volteó en dirección opuesta al pelinegro y se acomodó hecho una bolita sobre el mullido colchón. Sin embargo, en pocos segundos el mayor estaba en su campo de visión otra vez, metiéndose en la cama para acostarse de lado frente a él, manteniendo una distancia considerable.

—¿Acaso olvidaste mi promesa, Jimin-ah?

Por la Diosa, claro que no la había olvidado. ¿Cómo podría?

—Sin importar lo que suceda… —murmuró el Alfa con voz rota.

—Siempre seré tuyo… —terminó el Omega con lágrimas en los ojos.

Y Yoongi lo miró con tanto amor y tanta dulzura que dolía. ¿Por qué? ¿Por qué el amor dolía tanto? Sus padres, su madre adoptiva, su destinado; le habían amado y Jimin solo les había retribuido dolor.

—Ya no te merezco, Yoongi… —confesó angustiado.

—Mi adorado Omega —musitó el mayor con una mezcla de melancolía y ternura—. Incluso si no fueras mi destinado… te habría elegido a ti… porque tienes mi corazón en tus manos desde el momento en que te vi por primera vez… Soy tuyo, Jimin… Siempre he sido tuyo…

Incapaz de retener las lágrimas por más tiempo, Yoongi cerró sus ojos para que estas brotaran.

Entonces, el cachorro extendió su manita sobre el espacio vacío entre ellos, y el mayor acercó la suya con lentitud para luego entrelazar sus meñiques.

Un pequeño roce que hacía de puente en aquel abismo que los separaba.

El lazo entre Alfa y Omega se forjaba una vez más, porque sin importar lo que sucediera sus lobos se reconocían y se necesitaban con un ansia inexplicable. Y tomaría tiempo sanar todas las heridas, las de la piel y las del corazón, pero había esperanza para aquella pareja escogida por la Diosa Luna.


Editado: 29.09.21





*Nota*
No estoy llorando, tú estás llorando.

Espero les guste este capítulo.

Supe que hubo revuelo por lo de la compra de Wattpad y la fusión con Webtoons, pero pienso que ese proceso se va a demorar así que no se asusten. Tengo copia de todas mis historias y también voy a registrarlas en Safe Creative por si acaso, y si las cosas se ponen malas siempre podemos mudarnos a otras plataformas como Inkspired o Sweek.

Gracias por seguir aquí conmigo y por todo el apoyo y amor que me han dado en estos meses. Les amo.

Chim Chim siendo secuestrado 🥺🥺🥺

😘🤗 Besitos y abracitos.

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