~25~
Jimin salía del cubículo del baño y se disponía a lavarse las manos cuando vio un reflejo extraño en el espejo, pero al enfocar la vista, enseguida se hizo conocido. Un escalofrío le recorrió el cuerpo entero y le hizo temblar poquito. Era él.
—Hola, Mochi... ¿Me extrañaste?
Solo su voz causaba estragos en el pobre Omega, cuya voz le falló al hablar.
—¿Q-Qué haces aquí?
—¿No es obvio? —El peliplateado sonrió amplio, sus hoyuelos marcándose profundamente—. Vine por ti.
—Márchate, J-Jooheon —dijo el rubito con toda la confianza y seguridad que pudo aparentar—. Mi Alfa n-no tendrá compasión contigo si…
La risa que soltó su hermano le heló la sangre.
—¿Tu Alfa? ¿En serio, Jimin? ¿Dónde está su marca? Creí que después del intento de secuestro te marcaría pero ya veo que no lo hizo. Es un flojo y un cobarde que no sabe proteger a su Omega —se burló otra vez.
—¡No es cierto! ¡No hables así de él! N-Nuestro lazo es más fuerte que una marca y no podrás separarme de él.
El semblante del Alfa se volvió más serio de pronto.
—Si tanto lo defiendes… no querrás que nada malo le pase, ¿verdad?
Jimin palideció.
—¿Qué estás t-tratando de decir?
—A ver, ¿cómo te explico? Tu Alfa —mencionó despectivamente— será muy poderoso y muy fuerte, oh, qué gran líder... pero no creo que sea a prueba de balas...
El rubito tragó en seco y retrocedió el paso que el contrario avanzó, su espalda baja chocando con la encimera de los lavamanos tras él.
»Te lo podré más fácil, Jiminie. —El mayor arrastró las palabras y se acercó hasta que solo centímetros los separaban—. Si no vienes conmigo ahora, ese Alfa no sobrevivirá la noche.
No. El miedo se apoderó del Omega y le hizo tambalearse un poco.
—¿Por qué me haces esto? ¡¿Por qué?! —sollozó.
—Porque tu lugar es a mi lado, Jimin —Le puso una mano en la mejilla pero el chico la apartó de inmediato—. Entonces, ¿qué será? ¿Por las buenas...?
—Iré contigo —susurró después de unos segundos en silencio—. Solo, no lastimes a nadie... por favor.
—Así me gusta —concedió su hermano.
Jimin lo vio sacar un pañuelo de su bolsillo y con este le cubrió el cabello y lo ató bajo su mentón.
»Es solo por precaución, no quiero que nadie te reconozca.
Luego se quitó la chaqueta y se la pasó por los hombros.
»De más está advertirte, Mochi, que si intentas escapar... muchas personas pagarán por tu culpa —comentó el Alfa mientras le hacía caminar hacia afuera.
Y Jimin pudo comprobar que hablaba en serio cuando vio con horror que el cuerpo de Jackson yacía tendido en el suelo, en medio del pasillo.
—¿Qué le hiciste? —preguntó apenas con un jadeo de sorpresa.
—Descuida, es un dardo tranquilizador de esos que utilizan en el zoológico, son muy efectivos pero no letales.
La cafetería estaba prácticamente vacía, ya que el espectáculo de los faroles iba a comenzar. Afuera les recibió una oscuridad casi total, solo las figuras gigantes iluminaban un poco el pavimento. La mayoría de las personas se congregaban a la orilla del río para cumplir con la tradición como cada año, ajenos a las siluetas que caminaban hacia un callejón y se subían a un auto.
—Líder Min, han llamado de la mansión —le comunicó Kai—. Jooheon ha escapado, señor.
—¡¿Qué?!
Yoongi frunció el ceño, la furia poco a poco envolviéndolo en un aura como una capa que descansaba sobre sus hombros; pero luego su semblante cambió con brusquedad.
»¿Dónde está Jimin?
—Dijo que iría al baño —comentó Jin, un poco alarmado al escuchar la noticia.
—Está con Jackson, señor. Cruzaron a la cafetería de enfrente —intervino Yugyeom, otro miembro de la escolta.
—Comunícate con Jackson de inmediato —exigió el pelinegro mientras se disponía a cruzar el parque lleno de gente y entrar en aquella cafetería.
Mientras caminaba deprisa, pensamientos asaltaban su mente. Tenía que haber ido con él, se confió demasiado. Ese maldito de Jooheon seguro lo tenía todo planeado. Debió sospechar desde el inicio pues lo atraparon muy fácilmente cuando llevaban meses detrás de él.
El Alfa apuró el paso, varios escoltas detrás y un Kai preocupado, tratando de obtener respuesta del intercomunicador, pero solo recibía silencio del otro lado. Jackson no respondía.
La furia de Min aumentaba a cada segundo. Jackson no daba señales y encima el supresor que Jimin había tomado hacía que no pudiera sentir su aroma ni rastrearlo. Se sentía tan impotente y desesperado. Los demás le habían seguido de cerca, pues era preocupante la actitud del líder y nada buena la noticia de que Lee había escapado, y de la propia mansión, o sea, en sus propias narices.
Hoseok y Namjoon movilizaron al resto de la escolta con rapidez y se dio aviso en algunos establecimientos que encendieron de inmediato sus luces e iluminaron las calles antes en penumbra. También estaban en proceso de revisar los alrededores de la cafetería y las grabaciones de las cámaras de seguridad.
Sin embargo, Yoongi tenía el mal presentimiento de haber llegado tarde.
Y lo supo, lo supo en cuanto vio el cuerpo de Jackson en el pasillo que daba al baño. Supo que Jimin ya no estaba.
Otro miembro de la escolta, Wonho, se acercó al Alfa tendido en el suelo y con sus dedos índice y corazón revisó si tenía pulso y al comprobar que estaba vivo, buscó luego heridas visibles.
Sin tiempo que perder, Yoongi revisó cubículo por cubículo, descartando la posibilidad de la ventana pues era muy estrecha y alta. El resto se adentró en el baño con cautela, adivinando lo acontecido. No había rastros de Jimin ni de su hermano.
—Yoongi... —musitó Seokjin.
—Necesito ver a Mark —masculló el líder entre dientes.
Al llegar a la mansión, Yoongi echaba chispas. Hoseok le pidió que se calmara pero el pelinegro estaba bloqueado y con solo un objetivo en mente.
Con fuerza estampó los barrotes de la celda del traidor.
Mark Tuan era ahora solo el débil cascarón del hombre que una vez fue, mejillas ahuecadas, con ojeras y completamente demacrado; lucía los efectos de un lazo roto y la pérdida de su familia. Pues al no dar nunca con el paradero de su Omega y sus hijas, dieron por sentado que habían sido asesinadas.
—¡Mírame, imbécil! —rugió Yoongi, y cuando tuvo la reacción deseada, continuó—: ¡¿Le diste los planos de la mansión a Lee?!
—¿Q-Qué? —murmuró el otro.
Mark observó a su alrededor como si no comprendiera por qué estaban todos allí mirándole. Y es que no sabía la gravedad del asunto y que a todos les preocupaba el cachorro desaparecido.
—¡¡Los planos de la mansión!! ¡¿Alguna vez se los diste a Lee?! —repitió el pelinegro mientras apretaba la mandíbula y contraía las manos en forma de puños.
El pelirrojo pareció pensarlo un poco.
—S-Sí... Hace tiempo me pidió los planos y la ubicación de todas las cámaras de seguridad... —confesó cabizbajo, ya no tenía nada que ocultar—. Supuse que era para intentar secuestrar a ese Omega... pero luego… me usó a mí para eso.
—¿Sabes de algún lugar a dónde pueda haber huido? ¿Dónde se esconde? —preguntó ansioso Yoongi.
—N-No lo sé.
—¡Mientes, maldito! —Golpeó los barrotes varias veces y trató de moverlos con violencia.
—Hyung, cálmate, así no resolverás nada —intervino Hoseok, quien siempre tuvo los nervios de acero—. Sabes que ya lo interrogamos y no sabe nada de un posible escondite.
Yoongi gruñó y se volteó colérico. Lo sabía, en el fondo lo sabía. Tenía que tranquilizarse, pero no podía. Con impotencia se acercó al escritorio frente a la ventana y bruscamente lanzó todo su contenido al piso. Laptop, documentos, pisapapeles, bolígrafos y algún que otro adorno terminaron destrozados. Se inclinó hacia adelante un poco, trató de respirar hondo y destensar sus hombros y brazos pero sus manos apretaron el borde de la madera del escritorio, que crujió bajo la presión de sus dedos y garras.
Todos permanecieron en silencio y prácticamente en estado de shock, nunca habían visto al líder perder así los estribos. Fue su mejor amigo, Namjoon, quien se acercó para poner una mano sobre su hombro, pero se ganó una tosca sacudida por parte del mayor. Y cuando este giró la cabeza, el cabello azabache cayendo sobre sus ojos, Namjoon pudo observar con claridad el escarlata brillante que anunciaba la presencia de su lobo.
—Yoongi...
El aludido torció el cuello audiblemente, como si sus huesos se estuvieran quebrando. Su cuerpo tembló, sus ropas se hicieron pedazos y terminó mutando hasta perder por completo su figura humana, dando paso a su temible forma lobuna de espeso pelaje negro y ojos inyectados en sangre.
Con un ágil movimiento, el animal se subió encima de la mesa, luego se giró para gruñirle a los presentes y sin previo aviso saltó por la ventana, rompiendo los cristales y con certeza lastimándose en el proceso. Su silueta se perdió con rapidez entre los arbustos más cercanos, se dirigía al bosque detrás de la mansión.
Todo sucedió tan repentinamente que nadie tuvo tiempo de reaccionar. Y otra vez fue Namjoon quien dio un paso al frente para intentar seguir el rastro de Yoongi. Sin embargo, una mano lo detuvo.
—¿A dónde vas? Estás loco si crees que podrás encontrarlo en ese bosque. —Jin lo miró con el ceño fruncido.
—Tengo que ir por él. Todavía hay gente fuera en el festival y podría terminar lastimando a alguien.
—Tú también podrías terminar lastimado, Namjoon… No vayas —imploró su Omega— Enviaremos un equipo de búsqueda y...
—Será demasiado tarde, Jin —interrumpió—. Solo está asustado y triste.
—Entonces que vaya alguien más… —Se notaba el desespero en su voz.
Hoseok trató de intervenir pero el pelimorado lo detuvo con un gesto de su mano para luego acercarse a su esposo con pesar.
—Hobi se queda al mando ahora, tiene que organizar más equipos de búsqueda, revisar las grabaciones de las cámaras, interrogar a testigos, alertar al líder Moon y a los líderes de los territorios más cercanos para que la policía y las fuerzas especiales nos apoyen —explicó con voz calmada, como quien habla con un niño testarudo—. Además, Yoongi es mi mejor amigo; lo traeré de regreso sano y salvo.
—¡¿Y qué hay de ti?! —estalló el castaño— ¡¿Qué hay de mí?! ¿Acaso no piensas que...?
—Seokjin, ¡¡basta!!
El Omega abrió los ojos de par en par, su lobo obedeciendo a la voz de mando de su pareja.
Namjoon suspiró arrepentido pero no se echó atrás.
»Todo estará bien. Volveré con Yoongi lo más rápido posible. Quédate tranquilo y no estreses a nuestra cachorrita, ¿sí? —Trató de suavizar su tono pero ya el daño estaba hecho.
Jin tragó en seco mas no dijo palabra. Con lágrimas contenidas, sus ojos siguieron la figura de su Alfa, quien apoyó su brazo en el alfeizar de la ventana y saltó como minutos antes lo había hecho su hermano Yoongi. Cuando se perdió de vista, el Omega cayó sentado en la primera silla que encontró cerca, Taehyung se acercó a rodearlo con sus brazos, seguido de un preocupado Jungkook.
—Todo estará bien, Jin Hyung. El Kim Namjoon que conozco es más fuerte y testarudo que Yoongi Hyung. —Intentó consolarlo sin éxito.
Y el Omega solo derramaba lágrimas en silencio.
Namjoon corría lo más rápido que le permitían sus largas piernas, aunque sabía que nunca sería lo suficientemente rápido como para alcanzar a un lobo adulto. Solo podía pensar en lo que debía estar pasando Yoongi, y esos sentimientos casi le asfixiaban. De pronto sintió calor, mucho calor, tal vez por correr tan rápido; encima su cuerpo comenzó a doler y sus dientes a picar un poco. ¿Qué demonios le sucedía? Ni siquiera llevaba corriendo diez minutos.
Tuvo que detenerse a recobrar el aliento pues estaba jadeando sin control. Cayó de rodillas sobre la tierra, se llevó una mano al pecho y apretó como si su corazón doliera, pero no era solo ahí, sino todo su cuerpo, su cabeza, extremidades, todo dolía como si sus huesos fueran a partirse. Y así lo hicieron.
En aquel tupido bosque, bajo la tenue claridad de la luna en cuarto creciente, Kim Namjoon cayó al suelo retorciéndose de dolor, y aunque parecía que llevaba horas así, en realidad su transformación había durado menos de un minuto; pero al ser su primera vez fue muy dolorosa.
Un gran lobo con pelaje marrón se alzó en sus cuatro patas y arañó el suelo bajo estas, removiendo un poco las ropas rasgadas que yacían sobre la tierra y sintiéndose extraño en aquella piel, pero al mismo tiempo en sintonía con su lado animal. Sus ojos brillaron en un rojo pálido, tenue; luego regresaron a su color natural.
Y entonces echó a correr, su sentido del olfato y la audición ahora más agudizados que nunca, por lo que al instante localizó el rastro de olor del pelinegro y con destreza esquivó arbustos, ramas de árboles y raíces que sobresalían del suelo.
En poco tiempo alcanzó al lobo negro, que era poco más grande que él. El animal ya no corría, más bien deambulaba como perdido y sin rumbo específico en un pequeño claro que se abría paso en el espeso bosque de coníferas.
Trató de llamarlo a través de su conexión mental, cosa que Namjoon no había hecho nunca pero se imaginó que existiría algo como eso en la antigüedad, cuando era más común que Alfas y Omegas mutaran.
—Yoongi...
El lobo negro se volteó enseguida, sus ojos brillando en rojo intenso; el instinto de lobo primando por encima del humano.
»Hyung... —Otra vez.
Un bufido de su hocico fue la respuesta del lobo de pelaje oscuro como la noche. Tal vez una especie de advertencia para que el otro se alejara, tal vez solo quería estar solo y sumergirse en su dolor.
En su subconsciente, Yoongi supo que aquel lobo desconocido era alguien importante para él, su aroma a coco y ciprés se lo decía; pero justo ahora estaba demasiado dolido y frustrado como para tratar de averiguarlo.
»Hyung… entiendo cómo te sientes, pero necesitas calmarte y calmar a tu lobo… o las cosas podrían salirse de control.
Namjoon dio un paso adelante pero esto le ganó un ladrido acompañado de varios gruñidos. Se preguntó cuánto más podría tentar la suerte frente a un poderoso lobo que se encontraba en un estado tan vulnerable. No lo culparía si lo atacaba.
Se arriesgó una vez más y acortó la distancia entre los dos, sin embargo el lobo negro enseguida se puso a la defensiva y además de gruñirle con los afilados colmillos fuera y la lengua entre sus incisivos frontales, comenzó a avanzar lentamente, listo para atacar.
El menor retrocedió entonces, no quería pelear, por supuesto que no. Pero al parecer, su amigo no pensaba lo mismo y en un abrir y cerrar de ojos se lanzó hacia él tratando de morder una de sus patas para que continuara retrocediendo y se marchara.
»¡¡Yoongi Hyung!!
Nada, el contrario no razonaba y atacaba con furia y sin miramientos. Namjoon solo atinaba a empujarle con su cuerpo y tratar de derribarlo pero sin atacar directamente, no quería lastimarlo a pesar de que las intenciones del lobo negro fueran las opuestas.
Sin embargo, era casi imposible no luchar contra alguien que te ataca sin cesar y con obvias intenciones de hacer daño. Yoongi estaba fuera de sí, y encontrarse con un lobo extraño que nunca había visto antes acrecentaba su descontrol, lo ponía alerta y en modo ataque. Por lo que Namjoon no pudo evitar terminar enredando su cuerpo con el contrario en una lucha sin descanso que drenaba sus fuerzas y le adentraba más entre los árboles, sacándolos del claro.
Y una de las tantas veces que el lobo marrón se defendió, Yoongi giró su cabeza para morder el hombro contrario con fuerza inhumana, haciéndole chillar de dolor; luego lo levantó en peso y lo lanzó contra el árbol más cercano.
Con un último gruñido, el mayor iba a marcharse sin más; pero Namjoon se levantó a duras penas y logró mirarlo a los ojos con firmeza, a pesar de la sangre en su pelaje, a pesar de sus costillas probablemente rotas.
»Jimin… —murmuró, haciendo al mayor retroceder un par de pasos mientras sus orejas se alzaban curiosas.
Las pupilas dilatadas y alertas del lobo negro parecieron reaccionar ante aquel nombre.
»Jimin te necesita… hazlo por él…
Y los ojos rojo brillante de Yoongi se empañaron con lágrimas de angustia, permitiéndole poco a poco regresar a su color natural. Y en cuestión de segundos su cuerpo se estremeció con un aullido lastimero abandonando su boca, y la forma humana de Min Yoongi cayó al suelo de rodillas.
Su cuñado le siguió, aunque su transformación resultó un poco más lenta y dolorosa; ya su cuerpo estaba más que cansado y adolorido. Y aún con una mordida abierta y visiblemente desgarradora en su hombro derecho, sosteniendo su costado por el dolor de un par de huesos rotos, se acercó al tembloroso cuerpo del pelinegro.
—Nam… —El susurro de Yoongi rompió no solo el silencio del bosque sino también el nudo en su garganta.
El pelimorado también cayó de rodillas para recibir en sus brazos al mayor, quien ahora lloraba con desconsuelo y volvía sus manos puños impotentes.
Yoongi quiso pedir perdón, quiso decirle que lamentaba haberlo lastimado de esa manera y que nunca se perdonaría el haber perdido el control así. Sin embargo, todos sus pensamientos y emociones se canalizaban hacia un mismo objeto: Jimin, su Omega.
»Lo he perdido, Nam… Mi Jimin… y-ya no está…
Un apretón en su pecho acompañado del dolor más grande que había sentido alguna vez, fueron el clímax de su sentimientos. Dolía como el infierno, sentir que como Alfa le había fallado a su destinado era la peor sensación del mundo. La Diosa Luna se avergonzaría de su comportamiento, el Omega que le había entregado estaba sufriendo y no había nada que él pudiera hacer para evitarlo.
La voz rota del pelinegro le transmitió a Namjoon todo el dolor, el miedo y la incertidumbre que sentía. No tenía que explicar nada, ni excusarse por lo sucedido. No había sido su culpa.
—No, Hyung… lo encontraremos —le aseguró—. No importa cuánto tiempo nos lleve.
A ninguno le importó que estuviesen desnudos, a Namjoon ciertamente no le importó que su mejor amigo le hubiese atacado y herido, y al pelinegro tampoco le importó llorar en brazos del menor. La luna en cuarto creciente y el bosque en completo silencio, fueron los que presenciaron la triste escena.
»Volvamos a casa, Hyung —dijo el pelimorado después de que los sollozos del mayor se habían ido apagando.
Jimin recobró la conciencia poco a poco, mas cuando intentó abrir los ojos descubrió que solo veía completa oscuridad. Sentía que algo le vendaba los ojos, y aunque su cuerpo estaba algo adormecido podía sentir una ligera vibración. Y el amarre en sus manos y pies le trajo desagradables recuerdos que jamás pensó volver a experimentar.
Trató de zafarse de lo que apretaba sus muñecas, pero esto solo le provocó dolor.
—Tranquilo, Mochi. —La voz calmada de Jooheon, probablemente a su lado, le advirtió—. Relájate, pronto terminará.
Editado: 29.09.21
*Nota*
Espero les guste este capítulo.
Gracias por leer, dejen su estrellita y comenten por favor.
Les pido perdón de mil maneras por la demora, pero el tiempo se me va volando y apenas puedo sentarme a escribir. Lo hago por fragmentos en mi teléfono pero luego lo paso a la computadora para poder editarlo, y soy tan ridículamente perfeccionista que leo el capítulo más de diez veces para que quede lo más pulido posible.
Y bueno, habrán podido imaginar que ya estamos en la recta final de este fic, pero la aventura todavía no termina. El siguiente capítulo estará intenso y turbio y complicado y... hahaha.
❤ heartu for you
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